Capítulo 2
Para su sorpresa el primer día de clases siguió su curso de forma amena. Profesores nuevos y otros pocos conocidos entraban y salían por esa puerta, aunque en su mente solo reinaba el nombre de uno en particular.
"Min Yoongi".
Jimin no sabía exactamente porqué el nombre de aquel profesor circulaba de forma constante en su mente, repitiéndose como si fuera una película sin fin, un loop interminable. Quizás era por el hecho de que jamás había tenido un maestro que fuese tan carismático, mucho menos en una de las materias más complicadas y tediosas (en su opinión).
Él nunca se había caracterizado por ser un alumno cien por ciento ejemplar, pero tampoco pasaba desapercibido. Contadas eran las materias donde Jimin era capaz de demostrar su potencial al máximo, ganándose de cierta forma el "cariño" de algunos de sus profesores.
Sin embargo, no era perfecto, pues existían otras asignaturas en donde su rendimiento iba de regular a pésimo (por ejemplo, Química, donde la profesora Lee era su verdugo).
—¿Joven Park?
El aludido quedó estático en su asiento, la voz del profesor Jeon logró sacarlo de su pequeña nube.
Vagamente consciente se encontró con la mirada de su profesor quien lo analizaba con semblante un tanto preocupado.
—¿Sí, profesor Jeon? —respondió de la forma más tranquila que su nerviosismo le permitió.
—¿Se encuentra bien? Parece... —interrumpiéndose a sí mismo, el profesor aclaró su garganta—. ¿Todo bien?
Ruborizándose al sentir la mirada de sus compañeros sobre su persona, Jimin asintió tímidamente.
Jeon sonrió.
—Retomando lo que estaba explicando, es de mi agrado informarles que se me ha encomendado ser su...
Jimin ya conocía al "profesor" Jeon.
El semestre anterior, gracias a un escándalo que él tuvo a consecuencia de Taehyung, Jimin fue obligado a asistir a una sesión con uno de los tantos psicólogos del Instituto. Por supuesto que jamás imaginó que algún día Jeon se convertiría en el nuevo tutor de su clase.
Recuerda con nitidez el día en el que entró por primera vez a esa especie de "consultorio". El profesor Jeon se encontraba sentado en un sillón con una pierna cruzada sobre la otra, de su cuello colgaba un gafete que dejaba ver una foto suya con su nombre de pila: Jeon Jungkook.
«Tú debes de ser Park Jimin, ¿verdad? Es un placer conocerte.»
Pese a haber tenido una charla "agradable" (si es que aquella pérdida de tiempo podía llamarse de esa forma) Jimin realmente no logró conectar con Jeon, absteniéndose a simplemente recitar pequeñas sílabas como respuestas a algunas de sus preguntas, así como quedándose en un silencio incómodo durante medianos periodos de tiempo.
Aún así, si algo le agradó de Jungkook es que jamás le presionó a "confesar" ni responder, mostrándose completamente paciente con su persona.
—Los veré cada Lunes y viernes, quizás algunos pensarán que será una pérdida de tiempo pues realmente esta "asignatura" no contará para su promedio, pero les aseguro que no se aburrirán durante mi hora.
El tutor parecía tratar de lograr lo mismo que el profesor Min: sus ademanes, la forma en la que buscaba ganarse la atención de la clase, su manera de hablar, de expresarse...
Sacudiendo la cabeza suavemente Jimin se dijo a sí mismo que dejara de ser ridículo, comparar a dos personas completamente distintas era una completa falta de respeto.
La campana resonó en las cuatro paredes del aula, dando por terminada la clase. El profesor Jeon le deseó a los alumnos un feliz inicio de clases y consecutivo a ello comenzó a borrar lo antes escrito por él mismo en la pizarra.
Jimin observó de soslayo a Taehyung quien parecía no tener intenciones de dirigirle la palabra, aquello era un poco preocupante, sobre todo porque el pequeño rubio era capaz de imaginarse los peores escenarios debido a la ansiedad que le provocaba saber que alguien tan cercano se encontrara molesto con él.
Aunque eso no lo detuvo para dar el primer paso.
—Tae... ¿quieres comer algo en la cafetería? Me pareció escuchar que hoy habrá pizza... ¡yo invito! —sugirió con una tímida sonrisa en su bello rostro.
El castaño observó a su amigo sin expresión alguna, rindiéndose ante él poco después. Dejando salir un suspiro, Taehyung asintió mientras le devolvía la sonrisa poco entusiasmado.
—Disculpe Park, ¿podría quedarse un momento?
Los amigos detuvieron sus pasos cuando escucharon la voz de su ahora tutor a sus espaldas. Taehyung miró por el rabillo del ojo a Jimin con una ceja alzada, murmurándole un suave: "te espero aquí afuera".
Cuando todos los alumnos abandonaron el aula, Jimin se acercó al escritorio donde Jeon se encontraba detrás de este.
—¿En qué puedo ayudarlo, profesor?
—Quería saber cómo te encuentras —sonrió amigablemente—. La última vez que nos vimos fue el último día de clases del semestre anterior, por eso... bueno, ¿todo bien?
Jimin frunció el entrecejo, le resultaba un poco extraño que mostrara interés en él después de tanto tiempo; aunque si lo pensaba mejor, Jeon ahora jugaría con el papel de tutor, quizás era obvio que el mayor sienta cierta curiosidad por los avances de su "ex paciente" ahora alumno.
—Demasiado bien, de hecho, mejor que antes.
Alzando ambas cejas, Jeon ladeó un poco la cabeza: —¿En verdad? Me parece una excelente noticia.
Obligándose a mostrar una sonrisa que más bien salió como una mueca, Jimin observó la puerta un poco (demasiado) obvio, enviándole una ilícita señal a su profesor de que realmente quería irse, indirecta que Jeon entendió al instante.
—Bien, no te entretengo más, Kim te espera seguramente para comer algo juntos.
—Gracias profesor —haciendo una pequeña reverencia, se dirigió a la salida, deteniéndose justo antes de abrir la puerta—. Por cierto, uhm, gracias por preocuparse y eso.
El menor no lo vio, pero Jeon asintió a sus palabras.
—Cualquier cosa, estoy a tu disposición.
Tras esas palabras, el menor salió del aula, claramente ignorando aquella mirada sobre su espalda.
—Un pésimo mentiroso...
[...]
La cafetería del Instituto parecía el salón de alguna mansión o palacio, siendo ridículamente estético.
El lugar contaba con al menos cuatro candelabros distribuidos en el lugar. Los azulejos del suelo se encontraban perfectamente pulcros, cualquiera podría fácilmente observar su reflejo en estos. En cuanto a las mesas, estas estaban hechas de roble al igual que las sillas, mismas que contaban con almohadillas para hacer mas cómodo el asiento.
—Hombre, cómo extrañaba la comida de este lugar —a Taehyung le parecieron brillar los ojos mientras observaba su trozo de pizza—. Solo por esto vale la pena soportar tanta presión.
Jimin rio, completamente de acuerdo con su amigo.
—¿Te tuvieron mal alimentado, Tae? —se burló un poco, recibiendo un pequeño mohín en respuesta.
—Mamá y papá me abandonaron la mayor parte de las vacaciones, ¡me dejaron solo con Namjoon! ¡Namjoon, Jimin! ¿Sabes lo que es tratar de no morir mientras comes lo que hizo tu hermano mayor?
Riendo a carcajadas, Jimin se preguntó por un segundo cómo sería tener un hermano mayor, quizás sería su mejor amigo o su mayor confidente.
—En fin, cuéntame de ti, ¿qué hiciste durante este último mes? No supe nada de ti en todas las vacaciones.
—Mis vacaciones fueron aburridas, a decir verdad, me quedé en casa porque mis padres decidieron que era mejor invertir mi tiempo estudiando —reteniendo un suspiro, Jimin continuó—. Aunque supongo que solo no querían verme el rostro.
Frunciendo los labios, Taehyung respondió: —No te perdonan que el director los haya citado, ¿verdad?
Jimin negó suavemente.
—Solo están un poco molestos debido al escándalo, se les pasará pronto, no lo sé.
Ambos quedaron en silencio, Taehyung se mordió la lengua, en el fondo sabía que era su culpa aquella situación.
Antes de que pudiera ofrecerle de nuevo sus disculpas, una presencia indeseada se acercó a su mesa.
—Pero si es la parejita inseparable del Instituto de Yonsei —Jae Choi se había unido a la conversación—. Kim Jimin y Kim Taehyung, ¿o debería decir Park Jimin y Park Taehyung?
Apretando una servilleta con su puño, Taehyung inhaló profundamente en un intento por controlarse.
—Te agradecemos por tratar de ser relevante, Jae, para tu desgracia el concurso de imbéciles aún no empieza, aunque te aseguro que ganarás el primer lugar.
El pelirrojo sonrió con sorna.
—¿Ese fue tu intento fallido para "ponerme en mi lugar"? —ladeó la cabeza, ignorando el bufido de Taehyung—. Lástima, no te ha funcionado.
—¿Qué demonios quieres, Choi?
—Solo quería saludar a mi pareja favorita, ¿es un pecado acaso? —sin permiso alguno, el mayor de los tres se sentó justo a lado de Jimin, quien había permanecido cabizbajo desde que el pelirrojo llegó —. ¿Por qué no dices nada, ricitos? ¿Nuestra bienvenida te dejó sin palabras?
Ante la carcajada de Jae, el rubio simplemente se encogió en su lugar. Los recuerdos de la escena del baño se hicieron presentes, provocándole una pequeña sensación de querer llorar. Aquello no pasó desapercibido por Taehyung.
—¿Bienvenida? —preguntó frunciendo el entrecejo, alternando su mirada entre Jae y Jimin.
—Tu novio me extrañó, por eso fue a buscarme —el pelirrojo rodeó los hombros de Jimin con su brazo izquierdo, pegándolo a él—. Yo, como el alma caritativa que soy, me aseguré de darle una afectuosa bienvenida.
—Suéltalo. Ahora.
—¿Qué? ¿Te dan celos? —provocándole, Jae tomó el mentón de Jimin, obligándole a verlo a los ojos.
—Jae, por favor... —Jimin se sonrojó, no porque le gustara lo que Choi estaba haciendo, sino porque la situación ya era demasiado abrumadora.
—Que carita tan más femenina, ¿no serás una chica?
—Suéltalo, no lo repetiré Choi.
Ignorando las amenazas de Taehyung, Jae acercó todavía más su rostro al contrario.
—Lucías aun más bonito con tu cabeza sumergida en el escusado —murmuró, pero siendo lo suficientemente audible para Taehyung.
El sonido de un grito agudo llamó la atención de los presentes quienes miraban sorprendidos la escena.
Taehyung se había abalanzado contra Jae.
Ambos cayeron al suelo, tirando los platos y arrastrando consigo el mantel que cubría la mesa.
Con una fuerza indescriptible Taehyung comenzó a golpear el rostro de Choi, desahogando su furia contra uno de los bullies de su mejor amigo.
Jimin, conmocionado por la escena, trató de separarlos, gritándole a Taehyung que lo dejara.
—¡Taehyung, por favor...!
Horrorizado, Jimin pudo apreciar en primera fila cómo Jae se encontraba devolviéndole el ataque a su amigo con una patada en el estómago, ambos rodaron en el suelo buscando la dominación sobre el otro.
—¡Te dije que si volvías a molestarlo te partiría la cara, bastardo! —exclamó furiosamente, golpeando la nariz de Jae.
—¡No es mi culpa que tu novio sea una zorrita masoquista, Kim! —respondió, devolviéndole el golpe—. ¡A ver si aprendes a satisfacerlo mejor!
Los golpes no se detenían, Jimin observaba desesperado a su alrededor, implorando con la mirada que alguien ayudara, sin embargo todos parecían estar ocupados observando la pelea, demasiado entretenidos como para intervenir.
—¡¿Qué está ocurriendo aquí?!
Jimin se paralizó, quizás había sido su imaginación, pero le había parecido escuchar...
—¡Jóvenes, deténganse de inmediato! —la figura del profesor Min se abrió paso entre la multitud, lucía enojado.
Como pudo, Min logró separar a Jae quien se encontraba sobre Taehyung. Cuando este se sintió libre, corrió hacia el pelirrojo con la intención de golpearlo, siendo detenido por un firme agarre sobre sus hombros.
—¡Taehyung ya basta! —Jimin había logrado detenerlo.
Completamente fuera de sí, Choi y Kim continuaron forcejeando, en sus ojos aún existía aquella flama latente de odio.
—¡¿No les da vergüenza?! —exclamó el profesor, reforzando su agarre sobre Jae—. ¡Están en una escuela, no en un cuadrilátero!
—Este estúpido empezó, profesor —dijo Taehyung entre jadeos descontrolados.
—¿Yo? ¡Fuiste tú el imbécil que se abalanzó sobre mí! ¡Maldito loco!
—¡Porque no parabas de molestar a mi amigo! —bramó, forcejeando nuevamente.
—¡Silencio, los dos! —frustrado, Min continuó: —. Si no se controlan, ambos serán suspendidos ¿Eso es lo que quieren? ¿El primer día de clases?
Min tomó el silencio como una negativa.
—Ambos me acompañarán a la enfermería, después irán con el consejero estudiantil.
Asintiendo con pesar, lentamente fueron liberados del agarre al que estaban siendo sometidos, resultando contraproducente cuando, en un arrebato, Jae lanzó el último golpe.
Sin embargo este no llegó a Taehyung.
—¡Jimin! —gritó preocupado el castaño, siendo testigo de cómo su amigo había sido golpeado en la nariz por protegerlo—. ¡Eres un...!
—Ya basta de tanto escándalo.
La multitud abrió paso para mostrar una figura de autoridad: la prefecta Joohyun.
Al verla más de la mitad de los espectadores desaparecieron pues sabían del lío en el que se podrían meter si Joohyun lograba identificar a alguno de ellos. Más de uno le otorgó telepáticamente sus condolencias al dúo que acababa de armar tremendo drama.
—Choi Jae y Kim Taehyung ¿por qué no me sorprende? Era cuestión de tiempo para que volvieran a hacer sus... escenitas, aunque no me imaginé que fuese tan pronto.
Ambos tragaron saliva mezclada con el metálico sabor de la sangre. Joohyun observó al profesor quien no parecía para nada sorprendido con su presencia.
—Gracias por tratar de hacerte cargo Min, por favor atiende a Park, yo tomaré el asunto de este par en mis manos.
—Como usted diga, prefecta Bae.
El profesor observó a los alumnos cubiertos de sangre en su rostro y uniformes seguir en silencio a Joohyun, ambos cabizbajos.
—¿Se encuentra bien? —con cautela, Min se acercó al estudiante, quien parecía seguir en un estado de shock—. Déjame ver...
Dejándose manipular cual títere, Jimin descubrió la zona golpeada. El profesor no indagó demasiado pues debían atenderlo lo más pronto posible.
—Lo llevaré a la enfermería.
Sin protesta alguna Jimin simplemente siguió en silencio a su profesor.
[...]
—Al parecer es un traumatismo simple.
El rubor en las mejillas de Jimin era entendible, Min estaba invadiendo notoriamente su espacio personal mientras le sujetaba suavemente la barbilla, analizando el golpe en su nariz.
Jimin era consciente de que el profesor lo hacía para analizar su lesión, que no había otra intención mas que la de un maestro preocupado, pero aun así no podía evitar sentirse ansioso ante su toque.
—¿Te molestan? —señaló los tapones que el menor tenía en sus fosas nasales.
—N-no, solo se siente un poco extraño.
Min sonrió, la voz de su alumno sonaba un poco graciosa debido a la nariz tapada.
—Recuerde mantener la cabeza erguida, si se cansa puede inclinarse un poco hacia adelante para evitar que la sangre se vaya hacia la garganta.
Jimin asintió, minutos después el profesor observó su reloj.
—Cielos, ¿cuánto más tardarán las enfermeras en comer? Ya deberían haber llegado hace media hora.
—Quizás la comida está muy buena... —trató de bromear, dándose cuenta de lo estúpido que había sonado poco después. Sin embargo, a su profesor pareció haberle causado gracia.
—Quizás —estuvo de acuerdo—. Voy a quitarle los tapones, el sangrado ya debió haberse detenido, de no ser así volveré a aplicárselos.
El mayor se inclinó, de nuevo acercándose al rostro del menor.
No era el momento, Jimin era consciente de ello. Sin embargo era imposible no notar aquellas pestañas largas, el atisbo de unas cuantas pecas que abarcaban las mejillas y parte del puente de su nariz.
Y por Dios que si su nariz no estuviese lastimada podría jurar que el perfume de Min inundaría sus fosas nasales.
—Al menos el sangrado se detuvo —suspiró con alivio—. Fuiste muy valiente por defender a tu amigo.
Suspirando con pesar, Jimin negó.
—No lo defendí, apenas hice algo por él. Debí haber detenido esa pelea desde antes...
El tono decepcionado del menor no pasó desapercibido para Min quien, comprensivo, le sonrió.
—A veces las situaciones pueden salirse de nuestras manos, incluso hay ocasiones donde ni siquiera está en uno mismo manejarlas —ofreciéndole una compresa fría para el golpe, Min se sentó a un lado de su alumno—. Lo que quiero decir es que seguramente hiciste lo que estuvo en tus manos para detener la pelea, si no salió como esperabas es natural sentirse mal, pero no deberías castigarte por eso, hiciste lo que pudiste y eso también es válido.
Sonriendo totalmente con sinceridad por primera vez en el día, Jimin retuvo un suspiro.
—Gracias por sus palabras, profesor —mirándolo finalmente a los ojos, Jimin se sintió hipnotizado.
Los ojos de Min eran penetrantes, gatunos, con ese mismo brillo que percibió cuando cruzaron miradas por primera vez.
Cayeron en un silencio que no sabía si debía ser así de cómodo, el rubio perdiéndose completamente en lo grisáceo de la mirada del mayor. Su rostro ardió al darse cuenta que el profesor había bajado la mirada repentinamente, alternando de sus ojos hacia abajo.
¿Acaso observará el golpe?
Antes de que pudiera averiguarlo la puerta de la enfermería se abrió de golpe, fue hasta que el profesor se apartó que pudo percatarse realmente de lo terriblemente cerca que se encontraban.
—Discúlpenme por la tardanza, hoy solo estoy laborando yo y ya saben, tuve que atender a los chicos que se pelearon —explicó la enfermera con cierta vergüenza.
—No se preocupe, revisé al joven Park y lo atendí dentro de lo que pude, pero creo que será mejor si usted lo checa.
—Gracias profesor Min, lo revisaré de inmediato.
Asintiendo a las palabras de la enfermara, Min volvió su atención al rubio: —Que se mejore, Park.
Jimin observó en silencio al profesor hasta que lo perdió de vista. Escuchó la voz de la enfermera llamarlo, pero solo podía concentrarse en la escena de hace un rato.
El sentimiento que surgió mientras se perdía en la mirada de su profesor era... extraño.
Demasiado extraño.
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