XI
Jungkook firmó por uno de los equipos europeos más importantes del mundo e hizo su maleta sin mirar atrás.
Minho le pidió una oportunidad y una relación a distancia a lo que Jungkook se negó. Él no quería una historia de amor así, preferiría mil veces quedarse solo que tener una relación que a la larga solo traería dolores de cabeza.
Estaba huyendo como un cobarde y eso le hizo sentir una mezcla extraña dentro de él. Le gustaba su compañero pero a la vez sentía un poco de temor. No quería fracasar. No otra vez.
—¿Tienes todo?
Jungkook se giró y asintió mirando a Seungmin que había llegado esa tarde a acompañarlo.
La amistad de ambos había vuelto a ser la de antes y se visitaban a menudo para comer o ver partidos de fútbol sin tocar ningún tema sentimental. Jungkook agradecía eso.
—El resto lo compraré allá.
—Inglaterra —dijo el chico mirando por la ventana de la habitación —todos queremos ir allá alguna vez.
—No es tan difícil para nosotros llegar. Lo difícil es mantenerse, hacer las cosas bien y jugar. La competencia es enorme.
—Eso es cierto —Seungmin se giró y caminó hasta la cama y se acostó poniendo sus brazos detrás de su cabeza. —Estoy seguro que te irá bien. Pagaron una fortuna por ti.
—Y aún así puedo fracasar.
El menor rodó los ojos —¿Desde cuando eres tan negativo?
—Prefiero decir realista.
—¿Minho te ha llamado?
Jungkook dejó de hacer lo que estaba haciendo y miró a su amigo un momento antes de responder.
—Si, me ha llamado y ha venido muchas veces pero no creo que sea lo mejor hablar de eso.
—¿Porqué? ¿Crees que sigo enamorado de él?
—No lo sé y creo que el momento de hablar de eso ya pasó hace mucho.
—Él está muy enamorado de ti, pude verlo en los últimos entrenamientos que tuviste con nosotros.
Jungkook bajó la mirada nuevamente a su maleta y tomó una camiseta ya perfectamente doblada y la levantó para poder donarla nuevamente y así tener algo que hacer. Pero fue inútil ya que a los segundos tenía la prenda como correspondía por lo que cerró la maleta y la bajó de la cama. Se subió a esta y se acostó justo al lado de Seungmin.
—Me gusta él —dijo sincero —pero no creo que sea para mi. Me da un poco de miedo, creo que es demasiado avasallador.
—Lo es, pero no de mala manera, creo.
—No sé si me guste que sea tan intenso. Al principio pensé que si, que me gustaba que me arrinconara en cada pared para besarme pero luego de saber que me había seguido y que había hecho eso en ese club... —Jungkook arrugó su ceño ante lo que estaba diciendo, sonaba como una real mentira. Se quedó en silencio y giró su cabeza hacia el menor. No quería contarle ese episodio, le daba un poco de vergüenza admitir que Minho había hecho aquello solo para acceder a él. Para acostarse con él.
—Ya no hablemos de él. Creo que necesitas una distracción.
El azabache pareció pensarlo pero todo pensamiento quedó en nada al sentir la boca de Seungmin sobre la suya.
Un beso que comenzó tímido y que de a poco fue avanzando hasta que el chico se subió sobre él y tomó sus mejillas sin dejar que Jungkook pudiera moverse.
Los brazos del mayor alejaron el cuerpo ajeno y sus ojos destellaron sorpresa.
—¿Que estás haciendo?
—Buscando una distracción.
—No. No así. —Jungkook lo empujó y cuando Seungmin cayó a un costado él se levantó de la cama de inmediato huyendo del otro —vete.
Seungmin rodó los ojos —solo fue un beso, eres tan exagerado y dramático siempre.
—Mi amigo de la infancia me acaba de besar ¿Crees que estoy siendo dramático y exagerado?
—Si, eso creo. No dejas que nadie entre en tu corazón Jungkook, vas por la vida rechazando a todo el mundo, incluso si es por diversión ¿A qué le temes tanto?
—Vete, no quiero hablar contigo y tengo un puto avión que tomar en la madrugada. Necesito dormir.
Seungmin salió de la habitación y le gritó un buen viaje, aunque sonaba molesto e irritado.
Jungkook se quedó en medio de su habitación y cerró sus ojos un momento. El viaje llegaba en el peor momento pero tenía que ir a firmar los documentos correspondientes y hacerse los exámenes físicos. Iría por una semana para hacer aquello, y trataría de volver para despedirse.
Sólo había una persona a la cual quería decir adiós para irse en paz.
Salió de su habitación y caminó hasta su sala observando todo como si fuera la última vez que vería todo, tomó su teléfono y buscó el número de Minho.
Observó la pantalla largos minutos sin atreverse a marcar, por lo que metió el aparato en el bolsillo de su pantalón de deporte y caminó hasta la entrada. Se puso sus zapatillas, tomó sus llaves y salió del lugar.
Mientras esperaba el ascensor se sentía perdido, las palabras de Seungmin se repetían una y otra vez en su cabeza.
¿Él alejaba a todo el mundo?
No sabía la respuesta pero su soledad auto impuesta le decía que quizá Seungmin tenía razón.
Se paró fuera del departamento de Minho sin saber con exactitud qué hacía en ese lugar.
Había dicho que le parecía un tanto avasalladora la manera en la que Minho lo abordaba pero ahí estaba. Buscando más y más sin tener relaes ganas de soltarlo.
Ya se había negado a una relación a distancia y ni siquiera había aceptado los llamados o visitas del castaño. Jungkook estaba consciente de que podía ser enviado al mismo infierno por su comportamiento cambiante pero necesitaba dejar las cosas en orden con Minho.
Dejar su corazón tranquilo y poder partir de buena manera.
Golpeó la puerta dos veces cuando el ánimo fue el suficiente y esperó. Cabía la posibilidad que el portero no estuviera en casa, él había ido sin anunciar su visita por lo que a cada segundo que pasaba para Jungkook la posibilidad de tener una última conversación con Minho… O una última lo que sea con él se hacía cada vez más difícil.
No se fue y se quedó fuera del departamento media hora más. Se sentó a un costado de la puerta mirando el pasillo vacío. La idea de volver a su departamento y olvidarse de todo era muy tentadora pero una parte de él, quizá la más racional le decía que debía dejar todo en orden con Minho para poder partir sin rencores.
El azabache abrazó sus piernas y escondió su cabeza entre estas.
—¿Jungkook?
El mencionado alzó su cabeza y miró al hombre atractivo frente a él con claras muestras de no entender que hacía él allí.
—Hola.
Minho suspiró y caminó hasta su puerta. Jungkook se puso de pie cuando la puerta se abrió.
—¿Deseas algo?
—Minho…
—No. Te he buscado por semanas, me dejaste plantado cuando te invité a cenar, ¿Que haces aquí? Pensé que tenías un avión que tomar —dijo molesto entrando a su departamento.
Jungkook cerró la puerta detrás de él y se quitó el cabello de la frente. Ni siquiera se había peinado para ir donde el portero.
—Sé que te he estado alejando y por eso mismo vine a verte, antes de partir necesito que hablemos.
Minho se rió sin humor alguno y se giró para enfrentar a Jungkook —me equivoqué y lo asumí, te conté la verdad y aún así saliste corriendo, dime, ¿Que es lo que realmente quieres de mí?
Jungkook tragó saliva y su cuerpo se tensó completo ante la mirada seria del otro. Su ceja alzada, su mentón apretado y esa postura enojada hizo que el azabache desviara la mirada.
—Vine a decir adiós. —Jungkook se dio el valor suficiente y volvió a mirar a su ex compañero de equipo. —Cuídate ¿Si?
—No hagas esto —Minho dio un paso atrás —todavía no puedo creer que no te veré en quizá cuanto tiempo.
—Minho…
—Lo sé, es parte del trabajo ¿No?
Jungkook asintió y se acercó aún si Minho se alejó. Entonces no le quedó más remedio que tomarlo de la chaqueta que aún el dueño de casa no se quitaba para luego envolverlo en un abrazo apretado.
—Por más que quisiera una relación a distancia no iba a resultar, lo sabes ¿Cierto?
—Yo por ti hubiese hecho que funcionara Jungkook. Tú nunca vas a entender lo mucho que me gustas.
—No digas eso —Jungkook alzó su cabeza y miró al hombre frente a él. Se veía triste y sus ojos estaban llenos de lágrimas contenidas. —A pesar de lo raro que fue todo te agradezco el que hayas querido acercarte a mi. Tuve miedo, creo que nadie había hecho una locura por mi... Eso se sintió extraño y por eso me comporté así, por eso te alejé.
—No sirvió de nada. Te irás y ya no tendré más oportunidades de demostrarte que podríamos haber tenido una linda historia de amor, de esas que tienes en tu lista de Netflix.
—Oh dios —Jungkook sonrió apenado. —¿Porqué apareciste tan tarde?
—Ahora eso da igual, podría haber aparecido hace años y aún así nuestros caminos no se hubieran unido.
Jungkook sintió su mentón temblar. Cerró sus ojos y se acercó a ciegas buscando los labios ajenos y no pasó mucho hasta que estos fueron tomados suavemente y su cintura apretada entre unos fuertes brazos.
Sus propios brazos rodearon el cuello de Minho como cada vez que se besaban y esa ocasión no fue diferente. Lo único que iba a cambiar es que ya no habrían más de esos encuentros. No habrían más miradas cómplices en camarines, ni disculpas en medio de una ducha.
Jungkook jadeó en la boca ajena y se derritió un poco más cuando su ex compañero comenzó a tocarlo bajo su camiseta hurgando cada centímetro de su piel afiebrada.
Se separaron solo para tomar una bocanada de aire y fue Jungkook quien le quitó la chaqueta y luego la camisa botón por botón.
—¿Porqué siempre usas camisas? —susurró en los labios ajenos mientras trataba de quitarsela prácticamente a ciegas. Mientras volvía a besarlo.
—Me veo más guapo. O eso dice mi auspiciador.
—Podrías ponerte una bolsa negra de basura y te verías increíble.
Minho sonrió de lado y también le quitó la parte de arriba al azabache.
—Deberíamos buscar un lugar más cómodo. —Dijo el castaño mientras se quitaba sus zapatos de diseñador. Jungkook lo imitó y quitó también su calzado.
Jungkook fue arrastrado por la sala y trató de mirar el departamento pero no podía ver nada más que la fibrosa espalda de Minho y como su pantalón se acentuaba en cada curva del atractivo portero.
—Tienes buen culo.
—¿Recién lo notas?
Minho se subió sobre el azabache besando y mordisqueando su cuello y un poco más abajo.
—No, de hecho no. Sólo que ahora puedo decirlo.
—Tus muslos me vuelven loco. He soñado tantas veces con pasar mi lengua por ahí.
Jungkook gimió cuando la mano del castaño apretó su erección. —Puedes lamerlos ahora, eso me gustaría mucho.
Minho mordió sus labios lentamente mientras miraba al hombre bajo él —ni te imaginas las cosas que quiero hacerte.
Jungkook volvió a gemir y apretó entre sus dedos los mechones de cabello de Minho mientras éste bajaba por su pecho besando y lamiendo toda su piel hasta llegar a la cinturilla de su pantalón de deporte.
El azabache miró hacia abajo justo en el momento que Minho alzó su cabeza y quizás esa no era la mejor manera de despedirse, pero sería un recuerdo o más bien una pequeña probada de lo que ellos podían ser juntos.
O lo que pudieron haber sido.
El pantalón deportivo cayó de la cama y Minho se quitó el propio un poco rápido. Se sentía como un chiquillo en sus primeras veces, pero lamentablemente el tiempo corría y Jungkook pronto se iría del país.
El castaño acarició las fuertes piernas de Jungkook sintiendo la suavidad de estas y como se erizaba a cada centímetro que recorría. Se agachó entre estas y comenzó a besar los muslos para luego adentrarse a la parte interna escuchando los jadeos bajitos de Jungkook.
Lamió despacio y besó otro poco antes de llevar sus manos hasta la cinturilla del boxer que entorpecía la tarea de complacer al azabache y lo quitó lentamente.
Minho se arrodilló observando la carne dura y rojiza que ya quería probar. Entonces lo hizo. Besó nuevamente los muslos internos y lentamente se fue acercando hasta la erección de Jungkook para luego meterla dentro de su boca.
Escuchó un gemido y hambriento de más se lo quitó de la boca para luego deslizar su lengua una y otra vez por todo el tronco duro y palpitante hasta llegar a la cabeza y chuparla despacio pero sin detenerse en ningún momento.
Jungkook arqueó su espalda y sus manos se fueron nuevamente hasta el cabello ajeno. Apretó suavemente pero cuando el movimiento se hizo más rápido y miles de descargas atravesaron su cuerpo, él tiró del cabello de su ex compañero para que se detuviera.
—Minho —gimió tan fuerte que se avergonzó de inmediato. —Ha pasado un tiempo largo para mí.
El castaño se rió bajito y subió por su cuerpo besando y lamiendo el torso más maravilloso que hubiera visto alguna vez.
Todo en Jungkook le gustaba y no solo su apariencia que dejaba sin aliento a quienes tenían la posibilidad de verlo en persona. Sino que también su personalidad, la forma en la que sus ojos se arrugaban cuando sonreía, como reía cuando algo era demasiado divertido y no paraba de reír por mucho tiempo hasta que sus ojos se llenaban de lágrimas.
Minho también amaba lo cálido que era el azabache, él lo había visto en su trato a Seungmin, aunque el mocoso no lo merecía, Minho estaba al tanto de lo importante que era el menor para Jungkook. También había visto como se preocupaba de los demás aunque no fuera tan conversador él sabía que se preocupaba por quienes la pasaban mal dentro del camarín.
El castaño se apoyó en sus antebrazos y quedó frente a frente con Jungkook. Como siempre su pulso se aceleró y el solamente pudo besar al maravilloso hombre que pronto se iría de su lado.
Fue lento y suave. Jungkook cerró sus ojos y se dejó besar acariciando también el cuerpo del portero. Sus manos se deslizaron por su espalda y luego sobre el bóxer que ya quería quitarle.
Los minutos pasaron y luego de que Minho diera vueltas en su habitación buscando un condón y el lubricante volvió a la cama mientras no dejaba de mirar el imponente cuerpo de Jungkook y como las venas de su brazo se marcaban a cada movimiento mientras se masturbaba dándole la mejor vista que hubiese tenido nunca en su vida.
—Sexy.
Jungkook sonrió cerrando sus ojos levemente y dejó de tocarse para abrir sus piernas. —Ven.
Jamás una orden le había parecido tan sensual y sexy, pero no se sorprendía, viniendo de Jungkook todo le parecía de esa manera.
Y también tierna.
—Creo que me enamoré de ti —dijo Minho mientras se mecía dentro de él. Lento y suave como le había pedido el azabache.
Jungkook suspiró y se aferró aún más al cuello del otro mientras suavemente era embestido. Él sentía que lo quería demasiado, que Minho había logrado ocupar un lugar en su vida, pero no lo amaba.
Quizá si hubiese pasado más tiempo con él, fuera de todos los enredos, quizá se hubiese enamorado.
Pero no era el caso.
Le gustaba demasiado pero no lo suficiente para pedirle que se quede a su lado aún a distancia.
Lo mejor era separar sus caminos y guardar los buenos recuerdos.
Luego de un orgasmo que hizo que Jungkook abrazara tan fuerte a Minho que pensó que lo rompería se acomodaron bajo las sábanas sin hablar. Sólo sus reparaciones se escuchaban.
—¿Podré al menos llamarte?
—¿Quieres hacer eso?
—Si. Sólo si tú también lo quieres.
—Creo que estaría bien.
—Sé honesto conmigo. Te juro que no me voy a volver loco ni pensaré que somos una pareja solo por que tuvimos sexo. —La voz de Minho salió más herida de lo que él quiso.
Jungkook se giró y observó el perfil del castaño. Su estómago dolió por lo que diría a continuación.
—Creo… Creo que no es bueno que tengamos contacto. Si hablamos seguido vamos a querer hacer algo permanente y los dos sabemos que no va a resultar.
—No lo sabes.
—Tienes razón, no lo sé, pero aún así no quiero averiguarlo y sufrir.
Minho no dijo más nada y cuando la luz luna iluminó la habitación Jungkook decidió que era momento de partir.
Se levantó y buscó su ropa, un quejido bajito salió de sus labios luego del sexo alucinante que había tenido minutos antes. Su parte baja dolía levemente, pero a él le gustaba. Siempre había tenido un particular interés por el dolor.
Tomó su boxer y se lo puso rápido así como también su pantalón. Miró por el lugar buscando su camiseta pero no la encontró en el piso.
Minho desde la cama lo miraba sin siquiera pestañear. La verdad es que él quería grabarse muy bien la imagen de Jungkook en su habitación, en su departamento.
Quería a lo menos tener el vago recuerdo que alguna vez lo tuvo. Que alguna vez tuvo la suerte de tocarlo y besarlo.
—En la sala. Ahí quedó tu camiseta.
Jungkook alzó su cabeza y miró al hombre en medio de la cama. El cabello de este estaba revuelto y caía de manera sexy a un costado. Se veía atractivo, con esa mirada ardiente después una una buena follada.
Suspiró y salió de la habitación. En el camino observó a los tres gatos que dormían en sus casitas y cojines y que él no había visto al llegar al departamento.
Los observó un momento y algo así como nostalgia atravesó su pecho. Deseaba más que a nada establecerse con algún hombre.
En realidad no con cualquiera.
Sólo con Minho. Ahora solo podía pensar en él. Pero de nuevo, el viaje lo había cambiado todo.
—¿Pasó algo?
Jungkook saltó en su sitio cuando escuchó a sus espaldas la voz del castaño. Negó con cabeza y cuando encontró su camiseta se la puso enseguida sin mirar al hombre que nublaba sus racionales pensamientos.
—Bien, creo que me tengo que ir...
Minho asintió aunque su cabeza le decía que lo dejara partir, que mientras antes lo sacara de su corazón el daño sería menos a futuro, se acercó y lo tomó de las mejillas para besarlo.
Se aferró a ese beso como si fuera lo último que pudiera hacer y sabía que estaba llorando, que sus lágrimas caían por sus mejillas mientras trataba de retener a Jungkook.
El beso fue largo. Jungkook apoyó sus palmas en el pecho desnudo del castaño y suspiró en sus labios cuando su teléfono comenzó a sonar.
—Lo siento.
Minho lo dejó ir.
Jungkook observó por última vez a los tres gatitos dormilones y se giró para salir del lugar. Pero antes de llegar a la puerta miró a Minho y solo pudo tragar saliva ante la mirada triste y esos ojos llorosos que le decían lo importante que era para Minho.
Susurró un adiós y cerró la puerta dejando todo lo que pudo ser, atrás.
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No es un adiós sino un hasta pronto?
Nos vamos a Europa con Jungkookie 🤭
Espero que tengan un lindo fin de semana.
❤️❤️❤️
Gracias x seguir aquí a mis fieles lectoras 💕
Stream a BE 💜
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