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VII

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Jungkook alzó su botella de agua y tomó un largo sorbo antes de levantarse de su sitio. El entrenamiento de ese día había sido mucho más complejo ya que se acercaba un partido importante, por lo que el entrenador había pasado la mayor parte de la mañana intentando probar al mejor equipo para poder llegar con su mejor planteamiento a la próxima fecha del campeonato local.

Uno que por cierto era muy importante y visto por millones de personas en todo el mundo.

Suspiró resintiendo la actividad de la jornada y sin esperar a nadie entró a la ducha.

Minho y Seungmin seguían comportándose como dos enemigos o al menos eso fue lo que él pudo apreciar cuando estuvieron todos en el campo de juego.

Y no entendía que había pasado entre ellos. Si Minho se comportaba de esa manera con el menor por lo que había ocurrido en los camerinos, en donde él había llorado por las hirientes palabras de Seungmin, o había algo más detrás de esas miradas cargadas de desagrado.

Cerró sus ojos para quitarse el shampoo de su cabello y cuando estuvo listo cerró la llave, se envolvió en una enorme toalla y salió para vestirse. Pero antes de entrar a la parte en donde todos los jugadores guardaban sus pertenencias escuchó murmullos que eran lo suficientemente fuerte para que él detuviera sus pasos.

—¿Qué pretendes?

—No seas entrometido mocoso y no te metas en mis asuntos.

—Tú dejaste de importar hace mucho Lee,  pero con él no quiero que juegues.

Jungkook tragó saliva y su pecho se apretó al reconocer aquellas voces. Se acercó un poco más porque la curiosidad era más grande que su raciocinio al estar escuchando una conversación, al parecer, privada.

—¿Quién te dijo que estoy jugando con él? Aléjate si no quieres ver el peor lado de mi.

—Cuando sepa tu secreto te va a odiar.

La voz de Seungmin salió cargada de malicia y Jungkook se estremeció ante aquello.

¿Que escondían ellos dos?

¿Seungmin sabía que entre él y Minho había pasado algo?

Jungkook sintió su cabeza explotar ante tanto enigma, él no era amante de los acertijos y estaba odiando ser un ignorante entre Minho y Seungmin, por lo que tomando valor entró hasta donde ellos estaban.

Ambos lo miraron sorprendidos y Jungkook se sintió un verdadero intruso entre ellos dos.

—¿Pasa algo?

Minho negó de inmediato y se alejó sin siquiera decir algo.

Seungmin le sonrió —solo conversábamos. No te preocupes Kookie.

El azabache entrecerró sus ojos —no me mientas.

—No hay nada ir decir, solo hablábamos. Me iré a duchar.

Jungkook observó al menor hasta que se perdió por el pasillo. Irritado por lo que estaba sucediendo caminó hasta su casillero asignado, se vistió rápidamente y salió del lugar luego de despedirse de sus demás compañeros.

Manejó hasta el lugar que más amaba en esa ciudad y se bajó de su deportivo de lujo para luego observar el mar.

La playa estaba desierta a esas horas de la tarde y es que el frío comenzaba a reinar en la ciudad. Se acercaban al invierno. El viento desordenó sus cabellos negros y él odió que todo se estuviera transformando a su alrededor.

Caminó por la fría arena y luego de algunos minutos se sentó. Miró por el lugar y el sentimiento de soledad una vez más lo invadió y la intranquilidad se alojó en su pecho, necesitaba respuestas a todas las dudas que se arremolinaban en su cabeza, pero a la vez era consciente de que no tenía derecho a preguntar, que si Seungmin y Minho tenían asuntos que arreglar él no tenía por qué invadir en dicho terreno. Pero aún así no se sentía bien o más bien, no se sentía correcto quedarse al margen cuando claramente ambos estaban hablando de él en los camerinos del estadio luego del entrenamiento.

Tomó un puñado de arena y dejó que esta se deslizara por sus dedos. Suspiró mientras veía las olas romper suavemente en la orilla y repitió una y otra vez la acción sintiéndose un poco más tranquilo a cada minuto que pasaba en esa desierta playa.

Su teléfono comenzó a sonar y a regañadientes lo sacó de su bolsillo. Estaba esperando la llamada de su manager ya que debían arreglar todo lo relacionado a su participación en el spot publicitario del perfume que debía patrocinar.

Observó la pantalla, no era su molesto manager quien llamaba, sino Minho.

Se llevó el teléfono a la oreja y respiró hondo cuando el hombre al otro lado de la línea comenzó a hablar.

***


Jungkook levantó su vaso y observó el rostro serio y tranquilo de Lee Minho frente a él.

A cambio Jungkook sentía un revoltijo en su interior y su corazón no había dejado de golpear de manera desenfrenado en su pecho desde que recibió el llamado de su compañero.

Habían decidido juntarse en un restaurante alejado del centro y el cual era muy diferente a los que él frecuentaba. Más bien era todo lo contrario, el restaurante elegido por Minho era pintoresco, sus paredes estaban atestadas de dibujos, colgantes de diversos colores y un sinfín de cosas que según su compañero eran todos regalos dejados por sus visitantes.

El lugar era de hecho un paso de turistas, ya que en el ambiente podía claramente escuchar una mezcla de idiomas que hizo que inmediatamente el lugar se sintiera acogedor.

—Gracias por haber venido, pensé que no lo harías —Minho se acomodó en su silla sin dejar de mirar los ojos del azabache.

Jungkook suspiró —creo que tenemos que hablar.

—Si, tienes razón.

El azabache asintió y bajó la mirada nervioso por que quería preguntar sobre Seungmin y lo que había escuchado en los camerinos. Nervioso por que también quería saber si los besos que habían compartido habían sido un arrebato o había algo más. Jungkook necesitaba saber si estaba siendo un idiota romántico por estarse ilusionando con la idea de que él y Minho pudieran tener algo en el futuro.

—¿Hay algo que me quieras decir? —dijo finalmente alzando la mirada.

—Muchas cosas, la verdad. —Minho estiró su mano por sobre la mesa ante la mirada atónita del otro —todo lo que dije en tu departamento es cierto. Mis sentimientos son ciertos y muy reales. Quiero estar para ti, quiero ser ese alguien para ti, pero te daré todo el tiempo que necesitas, acordamos eso, ¿Recuerdas?

—Si —murmuró bajando nuevamente la mirada, se sentía extrañamente cohibido ante esos ojos serios pero familiares. La mirada de Minho irradiaba seguridad pero también había un toque de cariño allí. Su mano fue dejada en libertad y él mordió su labio ligeramente ante aquello.

—Dijiste que yo tenía una oportunidad… ¿Hoy sigues creyendo eso? —Minho se pasó una mano por su cabello castaño —necesito saber si esto que estoy haciendo, que es prácticamente lanzarme sobre ti y decirte lo que he sentido todo este tiempo, necesito saber si realmente hay algo que ves en mi para convertirse en algo más.

Minho era brutalmente honesto y Jungkook no se sorprendió por aquello, el hombre era sin duda trasparente en sus palabras siempre y no tenía miedo en decir las cosas, no adornaba las verdades y eso sin duda era un tremendo punto a favor para el azabache.

—Lo veo —respondió mirando una vez más esos ojos penetrantes y gentiles —veo muchas cosas que me gustan de ti, pero sí me sorprendió el beso. No pensé que yo era tan obvio… Ya sabes, con mis gustos.

—No lo eres, para nada, no ante los demás al menos. Pero siempre había algo flotando cerca de nosotros —Minho sonrió —una especie de tensión, una que hacía que mi estómago doliera. Y eso no me pasaba hace muchos años.

Jungkook quería gritar.

Quería gritar como una chica enamorada, de esas que veía en las películas románticas que secretamente devoraba en el silencio de su departamento.

¿Podía ser que finalmente él había encontrado a una persona que lo quisiera?

Y aunque era prematuro pensar aquello, él quería hacerlo, llevaba años sin poder experimentar lo que era sentirse querido. Ya había olvidado lo que eran las mariposas en el estómago cuando la persona de tu interés te hablaba o un simple gesto que hiciera que tu mundo se diera vueltas y vueltas.

—Tus ojos son algo difícil de no leer... Y la manera en la que me miras me pone un poco inquieto.

Minho sonrió de lado. —Solo lo hago contigo y cuando estamos solos.

—Lo sé —Jungkook lamió sus labios mirando los ajenos. Ya no sabía qué hacer para no disimular las ganas que tenía de sentarse sobre el castaño y besarlo hasta que sus labios dolieran. 

Pero antes de siquiera avanzar un poco más, había algo que Jungkook necesitaba saber.

El mesero los interrumpió con la orden de comida. Les preguntó una y mil veces si necesitaban algo más y Jungkook se dio que los había reconocido, mas no le tomó importancia.

Ambos comenzaron a comer enseguida y no hablaron hasta que sus respectivas comidas estaban medianamente terminadas.

Jungkook estaba al tanto de lo mucho que Minho disfrutaba de la comida y él también lo hacía. Ese era otro gran punto a favor del arquero de su equipo.

—Me intriga que hables tan poco, pero estoy seguro que siempre quieres decir muchas cosas solo que ocupas demasiado tiempo pensando ¿No?

El azabache iba a comer y su mano quedó a medio camino, bajó el utensilio y asintió lentamente —eso es correcto. Sólo puedo estar más cómodo cuando estoy en confianza, ahí puedo hablar mucho y bromear también… De hecho contigo lo hago, conoces más de mi que mi manager y eso es decir mucho.

—Es por que me interesas, habría que ser un idiota para no darse cuenta lo fascinante que eres. —Minho suspiró —lo siento, no quiero ponerte incómodo.

—Está bien. Tú también lo eres… Eres impresionante, además de atractivo y me encanta que tengas tanto amor para tus gatos, es tierno, dulce y contrasta a la perfección con lo que muestras habitualmente.

Minho agachó su cabeza porque tenía la sonrisa más tonta y más grande del lugar. Su estómago le indicó que esas palabras le habían gustado demasiado y él solo quería que Jungkook le diera una pequeña oportunidad para quererlo. Estaba seguro que ambos podrían funcionar.

Cuando la comida finalizó ambos salieron del restaurante pintoresco pero antes de hacerlo dejaron sus autógrafos e incluso se fotografiaron con todo el personal de turno. Les comentaron que la fotografía iría directo al cuadro de celebridades que habían visitado el lugar, que no eran muchos pero que cada cierto tiempo tenían la oportunidad de poner una más.

Caminaron hasta el estacionamiento, ya era de noche y no muchas personas transitaban por el lugar.

Jungkook metió las manos en los bolsillos de su jeans negro y cuando llegó a su deportivo se apoyó en este. Minho llegó se paró frente a él en ese oscuro estacionamiento sin dejar de mirarlo.

—¿Tienes algo que hacer luego del partido del fin de semana?

—Tengo que grabar un spot publicitario, todavía no me han dicho el día, ¿Porque?

—Me gustaría invitarte a un lugar.

—¿Donde? —preguntó curioso y sonrió cuando Minho se acercó un poco más a él para susurrarle al oído.

—¿Te gustan las sorpresas?

Su cuerpo reaccionó de inmediato a la proximidad y de nuevo, el bendito perfume de su compañero nubló completamente sus sentidos. Jungkook cerró sus ojos cuando Minho comenzó a acariciar su rostro con su nariz.

Su pecho se oprimió ante lo mucho que deseaba besarlo. Pero no era el lugar y puso respirar tranquilo cuando su compañero se alejó lo suficiente para que pudieran verse frente a frente.

—No respondiste.

—¿Eh? —Jungkook todavía estaba medio flotando por lo que acababa de ocurrir. Era el gesto más romántico que había vivido en mucho tiempo.

—Te pregunté si te gustan las sorpresas.

—Oh, la verdad es que no mucho, pero todo depende de la sorpresa y quien la da.

—Tiene sentido… Pero si te digo algo más ya no sería sorpresa y por lo tanto eso arruinaría mis planes.

Jungkook asintió con una tonta sonrisa en los labios. Sabía que tenía que dejar de hacerlo, debía de dejar de estar feliz por algo como eso, pero su corazón de romántico empedernido le impedía no emocionarse con algo como eso.

—¿Me avisarás? Digo, por si tengo que cambiar mi agenda.

Minho avanzó hasta Jungkook e hizo lo que estaba muriendo por hacer desde que lo había visto esa mañana al llegar al entrenamiento.

Lo tomó por la cintura y se acercó lo suficiente para rozar sus narices. La brisa de la noche removió sus cabellos y él no se movió en ningún momento esperando por Jungkook.

Y no tuvo que esperar mucho para que ambos juntaran sus labios y se besaran sintiendo sus estómagos contraerse ante aquello.

Luego de haberse percatado que no hubieran personas alrededor se dieron un último beso, que fue un poco más largo que el anterior y que los dejó a ambos suspirando avergonzados por no haber sido cuidadosos ya que en ese lugar cualquier persona podría verlos.

Jungkook se subió a su deportivo y rápidamente se perdió por las calles poco iluminadas.

Minho caminó de inmediato hasta su camioneta y una vez dentro revisó su teléfono. El aparato no había dejado de vibrar en todo momento mientras él estaba en su cita con Jungkook y por respeto a su compañero no había querido sacarlo de su bolsillo.

Rápidamente revisó las llamadas y rodó sus ojos al ver quien lo había estado molestando. Con resignación devolvió la llamada.

—Por fin contestas, ¿Hasta cuando tengo que esperar a que vengas al club?

—Lo sé, lo sé...

—Prometiste ayudarme Lee, si yo te ayudaba tú me devolvías la mano ¿No recuerdas?

—Lo recuerdo, pero ahora no puedo… Ya no es necesario.

—¿No?

—No… Ya no es necesario atraer su atención de esa manera.

—Bien por ti, pero me debes todavía, pásate un día por el club y me ayudas con la logística, necesito de tus consejos, hombre.

—Iré, no te preocupes… Antes que cuelgues, no vayas a hablar con Seungmin si aparece por allá.

—¿Porque? Volvieron a discutir, pensé que lo habían dejado atrás.

—Ahora mismo no te puedo contar, estoy lejos de casa. Te llamo en unos días ¿Si?

Minho apoyó su cabeza en el respaldo del asiento y cerró sus ojos cuando la llamada finalizó.

La amenaza de Seungmin calando hondo en él.

Odiaba al mocoso.

Pero más odiaba no haber tenido el coraje necesario para haberse declarado a Jungkook sin haber recurrido a algo tan bajo como hacerse pasar por anfitrión en ese club solo para llamar su atención.

Caso aparte era todo lo que había hecho para obtener la información sobre los pasos de Jungkook y en donde había sido  descubierto por Seungmin en ese maldito club nocturno.

Ahora él tenía un secreto y tenía miedo de que este fuera descubierto por Jungkook, o que en su defecto Seungmin se adelantara y terminara contándole todo lo que sabía y que de alguna manera pudiera tergiversar sus actos.

Minho temía que el azabache lo mandara al diablo lo poco que había podido avanzar con él y estaba seguro que Jungkook no le perdonaría jamás aquella gran mentira.



***

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