El video duró menos de un minuto, pero era tan directo que sorprendió y no permitió procesar la información. La respiración de Hoseok se empezó acelerar, como si le iba a dar una crisis, aquellas que no tenía desde que visitaba al Sr. Bigotes. Corrió hacia el balcón para que el viento fresco de la noche golpee su rostro.

Sus sentidos regresaron unos segundos más tarde,empezando a calmarse, un par de minutos después varios minutos después se encontraba en su cama acostado mirando el techo. Sus manos entrelazadas reposaban encima de supecho, que subía y bajaba por las respiraciones pausabas que realizaba. Tenía la mente en blanco y no podía pensar en nada. Su corazón le pidió observar una vez más el video, pero su razón le dijo que no. Claro, si quería colapsar en una crisis, que lo hiciera sin miedo.

Caminó en círculos por la habitación, las náuseas querían llegar y el adormecimiento también, decidió refugiarse en el balcón, mirando el paisaje de la ciudad. No quería pensar en el rubio, pero lo sucedido lo sobrepasaba, llamó a servicio de la habitación para pedir un calmante y un té. La entrevista había sido grabada en la noche, el cambio de horario no le había afectado, pero justo ahora sabía que en Corea estaría amaneciendo y el recién se disponía a dormir. Después de medianoche y tras varios ejercicios de relajamiento, Hoseok logró al fin, quedarse dormido.

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—¿Qué Yoongi hizo qué? —preguntó Jin mientras desayuna con su novio.

—Lo que escuchas, llamó a una rueda de prensa ayer por la noche.

—¿MinSeok le permitió decirlo? —dijo con curiosidad.

—No lo sabía, por eso tomó de sorpresa a todos —respondió antes de masticar su pan integral con mermelada.

—Pobre Yoongi, tantos años encerrado tras una vida que no le permitía ser feliz —murmuró con pena el maquillador —. Lo bueno es que ya dio el primer paso, de una manera un tanto llamativa, pero bueno.

—Si, no me imaginé que lo haría de esa manera, pensé que demoraría más tiempo.

Seokjin se mantuvo observando a su novio mientras masticaba alcanzado el café para darle un sorbo y tragar. 

—Lo mejor de mi vida fue haberte encontrado chocolatito —sonrió enamorado Jin —. Quizás estuviera como Yoongi, escondido tras una máscara perfecta —murmuró triste.

Namjoon entendía a Jin, él era un chico que se declaraba Hetero, que tenía un noviazgo estable y una familia que lo adoraba, pero todo cambió cuando conoció al moreno. Su pequeña vida de muñecas y familia perfecta se vino abajo, al no tener el apoyo de nadie. Eran sólo los dos contra el mundo.

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Luego de salir de la empresa, llamó a su inmobiliaria para pedir información de casas en venta fuera de la ciudad. Quería estar en un lugar tranquilo, más cálido, un hogar para él y Hoseok, donde pudieran decorarlo ambos, escuchando opiniones, ayudándose mutuamente.

Decidió no salir de su departamento por algunos días, hasta que llegó el sábado por la mañana y con ello su primera sesión. Completamente cubierto y con ropa oscura se alistó, utilizó uno de sus autos de poco uso para pasar desapercibido. Agradecía vivir en un condominio bastante exclusivo.

Llegó con diez minutos de anticipación, esperó en el auto unos cinco minutos y se dirigió donde la secretaria, informándole ella que podía pasar. Entró y observó a un señor mayor tras un escritorio, éste con un movimiento le indicó que pase y siente al frente de él.

—Buenos días, soy el Sr. Min —Se presentó Yoongi.

—Buenos días, soy el Dr. Chong —respondió de manera amable.

Después de esa apresurada presentación, Chong le empezó a realizar preguntas y el verdadero motivo de su visita.

—Soy Homosexual.

—Sr. Min, si usted ha venido que lo cure de la homosexualidad déjeme decirle que es imposible porque...

—No quiero que me cure —explicó —. Quiero que me ayude a aceptarme.

—Entiendo, dígame cómo y con gusto lo haré.

—Bueno... —murmuró Yoongi —. Tengo algunos problemas que arrastro del pasado y sé que ellos tienen mucho que ver.

—Le escucho —dijo el doctor mirando con tranquilidad a Yoongi —. ¿Por dónde desea empezar Sr. Min?

—Desde el principio —contestó con un suspiro.

La siguiente hora, Yoongi le relató una parte de su infancia junto a sus padres y hermano. Anécdotas, recuerdo y momentos que le tocó pasar, no pudo contar todo en una sola sesión y le comentó que el rencor guardado le estaba haciendo daño a una persona que amaba.

Cuando terminó la sesión, se dirigió a su departamento, todos esos años se hizo daño y causó daño. Notando la lenta respuesta de la inmobiliaria el decidió buscar casas fuera de la ciudad, en otras agencias. Tras revisar por varias horas, páginas de agencias, escogió tres que le llamaron la atención, tenían un estilo cálido con una cerca de madera, un gran jardín delantero, algo que de seguro le encantaría al castaño.

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El sábado Namjoon llamó a Hoseok, bueno una video llamada para saber cómo se encontraba. No quería comentarle sobre Yoongi, le picaba la lengua por soltar el chisme, pero no quería ser un completo imprudente. Así que conversaron por varios minutos sobre lo que hicieron en la semana.

Hoseok le comentó que se encontraba en uno de los hoteles de su padre, pero sin revelar el lugar exacto. A él también le entró el bichito de la curiosidad y quería preguntarle si sabía de alguna novedad sobre Yoongi. Su corazón aún latía de emoción cuando pensaba en él.

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Yoongi estaba sentado mirando con detalle las fotografías del Dr. Chong. Se perdió tanto en una, que no escuchaba lo que le preguntaban.

—Yoongi, de que quiere hablar hoy.

—De cómo lo conocí —habló sin apartar la mirada de una foto en particular —. Luego de que me gradué, empecé a trabajar en una empresa donde hice mis pasantías, no fue por mucho tiempo, pero fue una gran ayuda para mí —recordó con una sonrisa alegre, pero su mirada demostrabadolor. —Varios meses después mandé mi currículum a diferentes empresas, donde me llamaron en el que trabajo actualmente. Un año después, tenía estabilidad económica, pero no emocional. Mi padre murió, solo asistí a su entierro y me marché —suspiró.

—Un mes después lo conocí —continuó—. Lo vi por primera vez cuando estaba ensayando una coreografía. Sus movimientos sutiles y delicados me embobaron, lo miré desde lejos para no llamar la atención, noté como conversaba con confianza con un antiguo compañero de la universidad y me imaginé que se conocían. Después me percaté que el me miraba, buscando si me encontraba cerca para darme una cálida sonrisa.

—Continua —habló el doctor cuando Yoongi se quedó en silencio por varios minutos.

—Empezó hablarme, tratando de entablar conversación, pero yo no quiera nada con él, sin embargo, fue muy persistente y logró tener una charla amena conmigo. No dejaba de insistir hasta que consiguió mi número telefónico, me escribía pidiéndome salir a cenar, almorzar, beber o simplemente conversar. Me negué varias veces, muchas, diría yo y él no se daba por vencido. No sé cómo, pero acepté una invitación, cuando me percaté continuamos saliendo por varias veces más —dejó de mirar la fotografía y ahora miraba las líneas que formaban una figura en la pared —. Me confesó de sus sentimientos y yo fui muy sincero con él, no me sentía igual, no quería nadie instalado en mi corazón.

—¿Cómo te sentiste cuando se confesó? —preguntó interrumpiendo.

—Un poco extraño, nunca se me habían declarado primero, tampoco es que tenga una lista de amoríos, con el que tuve en la escuela me bastaba y sobraba en ese entonces. Lo que no sabía o quería ignorar era que mi corazón lo quería, había caído ante los hoyuelos que se le formaban al sonreír, ante su cabello castaño brillante y sedoso —explicó con emoción en los ojos —. Se da cuenta que mi subconsciente dice la verdad y yo todos estos años no me percaté, me siento la peor basura que existe en el mundo.

El doctor le pide continuar con un gesto.

—En el tiempo que llevamos de relación no le hice cumplidos o le dije mis sentimientos, tenía miedo —murmuró.

—¿A qué? —preguntó el doctor anotando en una libreta.

—A qué me rompan el corazón nuevamente —suspiró y miró el cabello blanco del doctor —. Esa es otra de las razones por las cuales no puedo abrir mi corazón.