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Un pequeño niño de cabellos castaños oscuros caminaba junto a un hombre alto del mismo color de cabello. Un peluche colgaba de su mano y la otra la tenía entrelazada con el hombre mayor. Llegaron al mismo lugar que solían visitar una vez a la semana.
Las paredes blancas, pintadas con suaves trazos formaban las raíces, ramas y hojas de un árbol grande tras un escritorio. Un señor con bigote y bien peinado a un lado, conservaba con el hombre que acompañó al niño.
Susurraban y miraban al pequeño jugar con su peluche, el Sr. Bigote —como solía decirle el niño— le realizaba diversas preguntas, ¿Qué juegas?, ¿Qué hiciste?, ¿Qué comiste? Y muchas más, pero el niño ya sabía las preguntas así que le respondía cuando notaba que los adultos estaban en completo silencio.
—Con mi peluche, Ver televisión, Un batido —respondía de manera apresurada.
El lugar tenía una gran estantería, en la que habían demasiados libros, pero hubo algo que le llamó la atención, era una foto. El señor bigote estaba junto a una mujer hermosa y un niño pequeño casi tan hermoso como la señora.
Observó la foto y supo que era una familia, sus ojos que siempre habían sido brillantes, se llenaron de lágrimas, mirar aquella foto, hacía doler su corazón y no sabía la razón.
—¿Es su familia Sr. Bigotes? —preguntó con voz débil.
El par de hombres se sorprendieron, el pequeño nunca hablaba o decía palabra, si no le preguntaban. Se miraron y el Sr. Bigotes tuvo que hacerle una señal al otro hombre para evitar que salga a consolar al niño.
—Si, es mi familia —dijo poniéndose de pie para acercarse al menor —. Ella es mi esposa y mi hijo —respondió señalando la foto.
El niño miró la foto, luego al Sr. Bigotes y finalmente al hombre que lo acompañó —que era su padre— y habló llorando.
—Yo también quiero una familia así, quiero ver a mi mamá al llegar de la escuela, que me regañe por no comerme las verduras y que me llene de besos diciéndome que soy el niño más hermoso del mundo —sollozó.
El pequeño Hoseok asistía a terapias desde hace un par de meses atrás, su padre tomó la decisión al observar el cambio de ánimo que tenía el niño, al encontrar a su madre tirada en el piso. Por las noches Hoseok solía tener pesadillas, se despertaba llorando y gritando a su madre que no lo deje.
Ahora, el niño que asistió a muchas sesiones solo tenía vagos recuerdos del Sr. Bigotes.
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Yoongi tenía un humor de los mil demonios, había pasado un mes desde que Hoseok no estaba en casa. Un mes donde había esperado en el sofá de la sala a que el castaño entrará por la puerta y le dijera que le disculpara por marcharse. Había estado tentado de hablarle a Namjoon y preguntarle por el castaño, pero su orgullo no se dejaba doblegar.
No hasta que escuchó a Jin preguntar por Hoseok a Park, no es que a Yoongi le gustara escuchar conversaciones ajenas, pero tenía su radar encendido con la palabra "Hoseok".
—¿Cómo lleva los ensayos Hoseok? —preguntó Jin.
Una cara de confusión mostró Chanyeol, ¿Acaso no les había dicho su decisión?
Sabía que tenían una buena relación con Hoseok.
—¿Hoseok? —preguntó con duda —. El no está en los ensayos, pensé que Namjoonnnn y tú lo sabían —respondió.
—¿Cómo?
—Si, le propuse que retome los ensayos, pero un día antes se negó —explicó.
—Espera —dijo Jin, haciendo un gesto con su mano —. ¿Nam lo sabía? —preguntó.
—Al principio no, pero luego se enteró cuando me preguntó por Hoseok —comentó —. Hasta creo que hablan.
—Déjame procesar la información —pidió Jin.
Park lo miró divertido, sabía que había metido la pata, pero pensó que estaba al tanto de la situación de Hoseok. Se despidió al recibir una llamada de su celular y alejó para contestar.
Mientras que Jin, estaba un poco desesperado por llegar al departamento y poder tener una pequeña conversación tranquila con su novio y futuro padre de sus perros hijos.
Yoongi se alejó cuando salió Park de la oficina donde se encontraba charlando con Jin. Ahora sabía que Hoseok no estaba con sus amigos, un lugar menos para buscarlo.
Y ese mismo día, se dirigió al departamento de Hoseok donde vivían la pareja. No sabía que decir o hablar, pero lo que él quería era saber dónde se encontraba el castaño.
Llegó al edificio y avisó que subiría, Namjoon no se había negado y ahora estaba subiendo en el ascensor al departamento. Tocó el timbre y esperó.
Namjoon abrió la puerta y lo miró, alzó las cejas, formó una mueca algo parecida a una sonrisa y lo invitó a pasar. Sabía los motivos de Yoongi, pero pensó que tardaría menos.
Yoongi entró, observando detalladamente la decoración del lugar y sus ojos se posaron en cierto jarrón que se encontraba en la esquina de la sala con unas flores frescas. Recordó cuando Hoseok llevó aquel jarrón, por impulso quiso tomarlo y salir huyendo.
Lo mejor era en su cabeza hasta diez.
Se sentaron en diferentes lugares de la sala, quedando uno frente al otro y empezaron a charlar.
—¿Quieres saber dónde está Hoseok? —preguntó Namjoon con tranquilidad, Yoongi asintió —. Yo tampoco sé.
—Quieres decir que no sabes nada —mencionó.
—Bueno, no sé dónde se encuentra, pero si se cómo está —aclaró y se percató que había hablado de más.
—¿Tienes contacto con él? —preguntó —. Necesito saber porque se fue sin decirme nada, solo una carta dejó —la desesperación se notó en su tono de voz.
Kim lo miró, como si tuviera tres ojos en el rostro y se preguntó si él rubio tenía un iq bajo.
—Me estás preguntando, ¿a mí? —se señaló —. Yo no he vivido con ustedes, pero Hoseok me ha contado tantas cosas que siento que también fui pareja de ustedes —gruñó —. Desde que se le metió la idea de salir contigo, le advertí. Pero como es un terco, no me hizo caso y mira ahora, lejos de sus amigos y padre, porque tiene uno, aunque no lo creas. Se marchó lejos, por tu culpa.
—¿Mi culpa? —preguntó —. El insistió en empezar la relación, solo me sentí presionado —soltó a la defensiva.
—No lo digas, no digas que fue por lástima —espetó —. Porque te partiré la cara —gruñó.
—No fue lástima, no podría explicar la razón —explicó pasando las manos por su rostro —. Pensé que lo aburriría, pero cuando me di cuenta ya estaba instalado en mi casa.
—Pero tenías que ser honesto Yoongi, si no querías nada con él —dijo —. Hubieras evitado romperle el corazón. Porque eso hiciste —aclaró con voz dura.
—Yo no hice eso —refutó.
—¿Cómo qué no? —preguntó —. Tú no lo quieres —aseguró.
—Si lo hago —afirmó.
—¡Tú no sientes nada por él! —gritó exasperado.
—Tú no sabes nada —escupió.
—¡Claro que lo sé! —apuntó con el dedo a Yoongi —. ¿Acaso sabes algún secreto, cosas que le gustan o que le da miedo?
—¡Cállate! —evadió responder —. No puedes decir que no siento nada por Hoseok.
—¡En serio! —lo miró enojado —. Dime algo que yo, su mejor amigo no sepa de Hoseok —espetó golpeándose el pecho.
Yoongi quedó en silencio, acaso no sabía nada de su novio. Lo sabía, convivieron por dos largos años.
—Además —agregó Nam —. No puedes quererlo si lo presentabas como tu compañero de departamento y no como tú novio. Acaso te da vergüenza de Hoseok o de lo que dirán porque te guste un hombre. No te entiendo Min, yo también tengo una relación con Jin, que es un hombre y siempre lo he presentado como es.
Namjoon se calmó y prosiguió —Sabes todas las veces que Hoseok me contó cómo se sintió cuando lo presentabas así, no te decía que lo grites a todo el mundo de su relación, pero al menos su círculo de amigos y familia merecía saberlo y Hoseok merece ese lugar.
—No es tan sencillo, soy una persona fría que demuestra afecto de manera diferente —susurró —. Abrazarlo por las noches, besarle la frente cuando lo tomaba, estar solos en una habitación mientras yo leía un libro y el trataba de llamar mi atención, son pequeñas acciones que yo hacía —explicó.
—Alguna vez le dijiste una palabra de afecto —Yoongi negó —. Me imaginé.
—Yo no lo veo necesario —dijo Yoongi —. Las acciones valen más que unas palabras que se las lleva el viento —aclaró.
—Pero no entiendes, Hoseok necesita que le digan — movió la cabeza negando —. Se nota que no sabes nada de él —prosiguió —. Necesitas dejar atrás a tus malditos demonios —suspiró —. Si quieres recuperar a Hoseok, claro.
Yoongi no pudo responder, el ruido de la puerta abriéndose los alertó y decidieron dejar la conversación para otro momento. Se despidió cuando Jin entró, excusando la charla por trabajo.
Yoongi estaba conduciendo a su departamento, la conversación se repasaba en su mente. Namjoon tenía razón, debía dejar atrás a sus demonios que lo atormentaban. Hablar con su madre sería lo primero y quizás, tratar el resentimiento hacia su padre, ya que no podía hacerlo en persona. La otra opción sería, buscar su alma en el purgatorio, sabía que su padre no se encontraba en el cielo o donde una vaya después de la muerte.
Esa noche mientras abrazaba la almohada, recordó los gestos y ruidos que hacia Hoseok cuando dormía, cuando pedía que lo abrace en las tormentas o cuando pedía comer solo frutas en sus días de depresión. Él sabía sobre su novio, no podía permitir que nadie haga dudar del cariño que le tiene a Hoseok.
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Recién salido del horno, en este capítulo no salió Hoseok, bueno salió de niño. Si hay alguna falta ortográfica no duden en decirme.
Gracias por leer♡.
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