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10

El sonido de una alarma interrumpió el sueño de Hoseok, quién buscando con su mano el aparato para poder callarlo, sintió como su cuerpo era apretado por unos brazos, asustándose de inmediato.

¡Me acosté con un desconocido! —pensó con terror.  

Abrió los ojos, encontrando una rubia cabellera y una pálida piel. 

¿Se había acostado con Yoongi?

Eso no podría ser posible, no podía ser tan débil ante los encantos del rubio. Cerró los ojos con fuerza, si no lo veía, no había pasado ¿cierto?

Los flashes de la noche anterior llegaron, haciendo recordar como le había pedido que se quede.

—Buenos días —escuchó Hoseok. La voz grave de Yoongi le erizó la piel y sintiendo como el cuerpo del rubio se alejó para levantarse de la cama.

—Yo, yo te esperaré afuera —mencionó un poco nervioso —. Tu ropa se encuentra doblada encima de la silla.

La puertafue abierta y cerrado de inmediato, permitiendo pensar a Hoseok. Él no podía ser tan blando con el rubio, no debía permitirlo. Pataleó en la cama como un niño pequeño cuando hacía berrinche, pero su cabeza dolió, dejando de lado su intento de berrinche.

Salió cambiado y limpio de la habitación, encontrando en la planta baja a Yoongi conversando con Jimin. Se sorprendió ante el cambio del rubio, ya que nunca había intentado llevarse con sus amigos.

Después del desayuno, Yoongi esperó con paciencia a que Hoseok se despidiera. Una hora después y con un fuerte abrazo del par de amigos, que por cierto no fue del agrado del rubio, se retiraron de la casa para ir al hotel.

Hoseok casi corre cuando bajó del taxi, entrando al ascensor como una bala. Los demás huéspedes lo miraron sorprendido por su actitud. Ya en la comodidad de su habitación se relajó, tener a Yoongi cerca lo ponía nervioso.

Un toque en la puerta lo distrajo de su relajamiento. No recordaba haber realizado algún pedido de la habitación o algo parecido, pero decidió abrir, quizás era de parte del hotel y él, como hijo del dueño le obsequiarían.

No había ningún botones fuera, nada del uniforme de los trabajadores del hotel, solo una cabellera rubia y alborotada. Hoseok lo miró de pies a cabeza, queriendo comprobar que no se trataba de ninguna ilusión.

El primer impulso del castaño fue cerrar la puerta, pero el pie de Yoongi no lo permitió y un quejido soltó el herido.

—¡Mi pie! —lloriqueó bajo el rubio —. ¿Querías dejarme sin pie? —reclamó adolorido sin moverse.

—Nadie te dijo que lo uses como objeto para evitar que cierre la puerta —respondió cruzando los brazos.

—Tenemos una conversación pendiente, Hoseok —le recordó Yoongi.

—Estoy ocupado —se excusó el menor.

—¿Cuándo? —preguntó de inmediato.

—¿Cuándo qué? —volvió a preguntar sin entender nada.

—Puedes.

—No sé, quizás en una semana o nunca.

—Por favor —rogó —. Prometiste...

—Yo no hice aquello —cortó Hoseok.

—Solo escúchame —pidió con ojitos lastimeros.

—Está bien, dime —dijo como si no le afectara esa mirada y su voluntad no claudicara.

—¿Podría pasar? —empujó un poco más para poder ver si habíalogrado tocar la parte sensible que Hoseok tiene.

Hoseok lo pensó, no queriendo escuchar lo que él rubio le diga, pero tampoco quiere que los de más huéspedes se enteraran de su vida, así que sin más opción se hizo a un lado de la puerta y le permitió pasar.

Yoongi observaba la habitación, era igual a la de él, solo el juego de color de las sábanas cambiaba y la vista que se observaba por la ventana era del otro lado de la ciudad.

Hoseok permanece a una distancia prudente, no quiere percibir el perfume de Yoongi, o la crema que usa en su cabello o —O deberías dejar de divagar —le dijo su mente.

El rubio mira a Hoseok, tan cerca y tan lejos a la vez. Da un paso para cortar distancia, pero éste retrocedió, indicando que desde lejos lo escuchaba mejor. Y sin darse cuenta empezaron a un juego, de Yoongi acercarse y Hoseok alejarse.

Hoseok ríe despacio y empieza a huir.

—Por favor Hoseok —dijo lastimero.

—Dime —respondió huyendo.

—Por favor —repitió.

Hoseok sabe lo que pide, pero este niega. Sonríe y no sabe porqué. Cuando el castaño se percató, Yoongi atrapaba su mano. Este ríe, mientras que el mayor lo abraza, pero no se deja y forcejea un poco.

El bailarín ríe, pero de un momento a otro la risa se cambia a quejido y luego a llanto. Hoseok estaba llorando mientras que el rubio lo abrazaba por la espalda. Las lágrimas corren como cascada y los hipidos cada vez son más fuertes.

Yoongi lo abrazó más a su cuerpo, sintiendo los temblores de su novio. No dice nada, prefiere que se calme y sólo aspira el aroma del castaño. Extrañaba tanto tenerlo así junto a su cuerpo, aunque la noche anterior pudo tenerlo cerca, cada oportunidad vale oro para él.

—Por favor —susurró.

Hoseok no responde, sólo siente como su cuerpo es girado y notó la mirada triste de Yoongi.

—Perdóname —dijo abrazando de frente al menor —. Perdón.

Ambos lloran, sus sollozos se escuchan suaves, como una pequeña melodía. Sufren en silencio sin tener las intenciones de separarse del otro.

—Perdóname Hoseok —el nombrado intenta zafarse del agarre y taparse los oídos, pero Yoongi es más rápido y lo apretó más a su cuerpo —. Perdóname por ser un bruto, un insensible, un desconsiderado contigo, por no darte tu lugar como mi novio y dueño de mi vida, por hacerte llorar y sentirte inseguro de mi amor hacia ti, por no ventilar a todo el mundo que eres el hombre que amo y que sin ti no soy nada, por no intentar socializar con tus amigos y aceptarlos como los míos, pero sobre todo —sealejó un poco para tomar de las mejillas y que lo mire —. Por no saber amarte como tú lo haces.

Las palabras dichas por el hombre que ama son las que quiso escuchar Hoseok desde que se fue, pero ahora que ya lo hizo ¿lo perdonará? La respuesta sería no, porque no puede olvidar sólo con unas palabras bonitas y disculpas. ¿Qué si está siendo berrinchudo? Si, ¿Qué debería comportarse como un adulto y afrontar los problemas? No.

Hoseok no quiere afrontarlos, para eso no se marchaba del país, porque sabía si Yoongi llegaba pidiendo perdón, él cedería y el rubio no cambiaría y siguiera lastimándolo. Le pueden decir cobarde, pero prefiere alejarse de los problemas.

—Suéltame —murmuró —. Yoongi suéltame —intentó decir serio, pero su voz sale débil y se quiebra.

Yoongi niega, mientras derrama lágrimas, siente sus ojos pesados e hinchados. El castaño sigue forcejeando y colapsa.

—¡Basta! —se aleja dando un manotazo —. Es muy tarde para pedir perdón —limpiando su rostro con el brazo le reclama.

—Hoseok.

—¡No! Pasaron más de cinco meses y recién te dignas a buscarme—explotó —. Ni creas que con palabras bonitas o disculpas caeré.

—Lo lamento, mi intención no era demorar tantos meses, solo que no sabía dónde estabas y...

—Claro, como vas a saber si no conoces mi familia ¿cómo?

—Todo tiene una explicación y no es como tú crees.

—Y ¿Qué es lo que creo?

—Escúchame primero —pidió.

Hoseok se cruzó de brazos. —Te escucho, a una distancia prudente, como si tuviera alguna enfermedad contagiosa.

Yoongi suspira, nose atreve a moverse y empieza a hablar mirando los ojos marrones de Hoseok.

—No pude venir antes porque... porque estuve en terapia. No tuve una familia amorosa y nunca recibí cariño o afecto por parte de mis padres, por eso no sé cómo expresarlo o demostrarlo. Entendí que no todos son como yo, necesitan que les digan que los aman —decía mientras se acercaba —. Pasé meses difíciles sin ti, pero no son nada comparado al sufrimiento que te causé todos estos años. Comprendí cuánto me amaste y tuve que controlarme para no correr a buscarte sin antes dejar mi pasado y soltarlo.

Hoseok mantenía los ojos cerrados, prefería escucharlo y no mirarlo, no quería llorar.

—Ahora que te he encontrado y mi manera de amar es diferente, más expresiva y comunicativa, así que no pienso perderte. Quiero decirte todos los días cuan hermoso eres, lo mucho que te amo y lo perfecto que te ves cuando despiertas —estaba a un paso de Hoseok —. Quiero besarte el rostro, acariciar tus cabellos, percibir tu aroma, estrecharte contra mi cuerpo. No sabes cuanto extraño la intimidad de nuestros cuerpos desnudos, lo mucho que me encanta besar cada rincón de tu piel —susurró en el oído —. Mi familia sabe que te amo y quiero que todo el mundo lo sepa, que el hombre del que me he enamorado es Jung Hoseok —besó las mejillas húmedas y colocó un mechón castaño tras la oreja.

Hoseok se estremeció, abriendo los ojos y encontrando la mirada llena de esperanza del rubio. No pudo despegarla, observando como el mayor cortaba distancia de los escasos centímetros que los separaban para pegar sus labios en su suave toque, provocando que el contrario produzca un suspiro ahogado, siendo el detonante del autocontrol de ambos.

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