013*
Editado 13/01/22
La noche estaba cayendo y con ella el frío de otoño incrementó haciendo que Sophie temblara con cada corriente de aire que la azotó mientras observaba cómo llegaban cada vez más personas.
Se comenzaba a arrepentir de haberse colocado un vestido color vinotinto holgado que se le levantaba con el viento poniéndole la carne de gallina y la obligaba a aferrarse al abrigo negro, envolviéndolo alrededor de su cuerpo mientras intentaba mermar los nervios que la estaban volviendo loca.
Linda le acomodó el pin que indicaba el número de concursante y le palmeó los hombros con cariño.
—Anímate un poco, si Becca te ve a punto de desmayarte no va a querer ir a su concurso —susurró la mujer haciendo que la vista de Sophie se centrara en la niña que la observaba desde los brazos de su papá.
Se obligó a sonreírle y esperó que el gesto no se viera forzado, pero la expresión confundida de Becca le indicó que no había logrado su cometido.
—Maldición, creo que voy a vomitar —murmuró pasándose una mano por el cabello cuando sintió que la garganta se le cerró en una arcada.
Emmet se percató de ello, así que dejó a su hija con Linda y fue hacía donde Sophie estaba murmurando maldiciones.
—Sophie, cálmate, el concurso ni siquiera ha comenzado y luces como si estuvieses al borde del colapso —le dijo poniéndole una mano en el hombro para llamar su atención.
La rubia lo observó y se tambaleó como si en verdad fuera a perder el conocimiento. De inmediato, Emmet alargó los brazos para sostenerla, pero un hombre alto se le adelantó tomándola por la cintura.
Liam le dedicó una mirada cargada de repulsión y apartó a Sophie susurrándole algo en el oído.
—Vaya, de haber sabido que estarías tan nerviosa te habría comprado unas gotas para calmarte —bromeó Liam sacándole una minúscula sonrisa a Sophie.
—Lo siento, no estoy en mis mejores momentos, la verdad ni sé por qué demonios acepté inscribirme a esto si sufro de pánico escénico. ¿Cómo lo haces?
Liam la observó y levantó los hombros.
—Al principio era horrible, pero con el tiempo te acostumbras, sólo debes relajarte, porque donde sigas a sí seguro que no llegas a la mitad del escenario antes de echarte a llorar —replicó él con la mirada fija en Emmet que hablaba con su mamá.
—No sé cómo calmarme, mi papá siempre estaba cuando tenía presentaciones y me ayudaba, pero él está de turno y mis hermanas están en época de exámenes —se quejó frunciendo el entrecejo al notar que Liam no le estaba poniendo atención por estar mirando al padre de su estudiante.
—¿Lo conoces? —Preguntó hastiada de la forma despectiva en que Liam lo observaba.
—No, pero me gustaría saber quién es y por qué no ha parado de mirarte, ¿sabe que estás conmigo? —Liam tenía el rostro serio y las manos cerradas en puños a cada lado de su cuerpo.
A Sophie no le gustaron sus palabras y tampoco le sentó nada bien el que Liam creyera que estaban juntos. ¡Si apenas habían salido dos veces!
—No sé por qué me mira, ni me importa —respondió seca, tragándose todo lo que le quería decir prefiriendo dejarlo de lado hasta que pudieran reunirse para que le dejara las cosas claras con más calma.
En ese momento, Emmet y Becca se acercaron a donde Liam se la había llevado y la niña no tardó en saltar a los brazos de su profesora.
—Vas a ser la mejor —alentó la pequeña acurrucándose contra el pecho de Sophie y la mujer agradeció la distracción.
—Eso espero —le dio un beso en la coronilla y se percató de la forma en que los dos hombres se observaban.
—Lo olvidaba, Emmet, él es Liam —se volteó hacia Emmet sonriéndole.
—Y Liam, él es Emmet, el padre de Becca —levantó a la niña para que le viera la cara, pero ella no quiso y Sophie soltó a reír al verla tan penosa—, ella es mi estudiante estrella, —continuó.
Emmet y Liam se dieron un apretón de manos a modo de saludo, pero Sophie notó que las miradas de ambos carecían de amabilidad. Se confundió por ello y se sintió incómoda por la forma en que Liam se le acercó como si quisiera marcar territorio.
—Por favor, los concursantes ingresen por este lado —llamó un señor del staff y a Sophie le volvieron a entrar unos horribles nervios.
—Te irá genial —animó Linda que en cuanto escuchó el llamado salió corriendo a donde Sophie.
—Mucha suerte —le dijo Liam dándole un beso en la sien y Becca, que estaba viendo todo desde los brazos de Sophie soltó un quejido molesto al ver la acción haciendo que la rubia frunciera el entrecejo.
—Te quiero —susurró Becca antes de darle un beso en la mejilla y a Sophie se le estrujó el pecho.
—Yo a ti —le besó ambas mejillas con cariño y se acercó a Emmet para dejarla en sus brazos.
Él recibió a su hija y la tomó del brazo.
—Eres la mejor, confía en ti y verás que nada malo pasará —afirmó él antes de tirar de ella para envolverla en un abrazo al que Becca se unió aprovechando que estaba cerca.
Sophie cerró los ojos repitiendo las palabras de Emmet como un mantra en su cabeza, convenciéndose de que si hacía lo que decía todo estaría bien. Un nudo se le formó en la garganta mientras disfrutaba del abrazo y por un segundo se permitió relajarse y olvidarse de lo que estaba a punto de suceder.
Emmet le acarició el cabello y si no fuera por el hombre del staff que seguía pidiendo que los concursantes ingresaran, Sophie no habría tenido problemas con quedarse entre sus brazos hasta el día siguiente.
—Me tengo que ir —murmuró alejándose de él con pesar.
Él le dio un beso en la mejilla y le guiñó un ojo antes de guiarla hacia la entrada.
Sophie caminó por la multitud y antes de entrar se viró para ver al pequeño grupo de personas que había ido a apoyarla. Vio que Liam y Emmet parecían querer matar al otro con la mirada y rodó los ojos soltando una risita.
────・:✧∙✦∙✧:・────
Las manos le sudaron y la respiración se le aceleró cuando la participante que iba antes que ella salió al escenario.
Desde donde estaba había alcanzado a escuchar todas las interpretaciones de los demás concursantes y cuando el primero tocó las primeras notas de su canción Sophie supo que la competencia estaría reñida.
Cerró los ojos dejándose calmar por la conocida melodía de Love's Sorrow que estaba tocando la mujer menuda que acababa de salir a la tarima. Se centró en la música que estaba escuchando y se obligó a sí misma a calmarse cuando la canción llegó a su fin.
Una señora del staff que tenía el listado de concursantes llamó su número y Sophie sintió los nervios a flor de piel. Se quitó el abrigo, le pidió a la anterior concursante que acababa de entrar que se lo guardara y secó las palmas de sus manos con el vestido.
Caminó por los pasillos oscuros que había visitado junto a Emmet entrecerrando los ojos cuando las luces le cegaron la vista al entrar a la imponente tarima.
Jugueteó con el collar de dijes que le había dado su madre y aceleró el paso hasta llegar a un hermoso piano de cola que descansaba en medio del solitario escenario asegurando que ella sería el centro de atención de todos por unos instantes.
Las rodillas le flaquearon cuando se sentó en el sillín de cuero y tomó aire antes de poner los dedos sobre las teclas que se sintieron frías al tacto.
Sophie cerró los ojos aguantando las lágrimas que amenazaron por salir cuando la realidad de que su mamá no estaría ahí para verla la azotó de golpe. Se acarició el collar una última vez y decidida por dar todo de sí comenzó a tocar la melodía que sabía de memoria.
Había escogido una de las piezas favoritas de su mamá, el Op 27 No 2 de claro de luna, ya que fue de las primeras canciones que aprendió y se la sabía al derecho y al revés.
Se sintió en una burbuja y pronto, los nervios se disolvieron dando paso al vacío que la embargaba cada que pensaba en el fallecimiento de su madre. Acarició las teclas con fervor y sin quererlo unas cuantas lágrimas se le escurrieron por las mejillas mientras plasmaba su dolor en las notas que inundaron el teatro.
Cerró los ojos y elevó la mirada en tanto su cuerpo se mecía por los movimientos de sus manos que se encargaban de pasearse por el instrumento dejando a su paso el eco de las notas que componían la canción.
Dejó que la música fluyera y se sumió en lo que estaba haciendo, se aisló del mundo e hizo de cuenta que se encontraba sola en la comodidad de su casa practicando la canción que tanto le gustaba a su madre.
Para cuando la canción había terminado, Sophie se había quedado sin aliento y se levantó con las piernas temblorosas para volver al camerino notando la cara empapada de los rastros de las lágrimas que se le habían escapado sin su consentimiento.
La mujer que tenía su abrigo se lo devolvió y la felicitó mientras Sophie se secó la cara con cuidado de no correrse el maquillaje.
La rubia, que aún estaba muy conmocionada por todos los sentimientos que rondaban su cabeza se limitó a agradecerle y se sentó en un banquillo apartado hasta que llegó la hora de anunciar a los ganadores.
Todos los concursantes se levantaron de sus asientos en el espacioso camerino y muchos lucían incluso más nerviosos que ella, cosa que por alguna razón terminó de calmarla.
Anunciaron el primer puesto y un hombre rubio que destilaba arrogancia se encaminó al escenario, no sin antes dar una mirada de superioridad al resto de concursantes.
Sophie soltó el aire molesta por la actitud del hombre y se cruzó de brazos desanimada cuando anunciaron el segundo puesto y fue un hombre asiático desgarbado y con lentes que ni siquiera se inmutó cuando lo llamaron.
Luego llamaron al tercer puesto y Sophie abrió la boca con incredulidad cuando fue su nombre el que anunciaron por los altavoces. Pestañeó varias veces y caminó hacia la salida del camerino guiada por las personas del staff que la felicitaron antes de salir a recibir su premio.
Tomó los dijes del collar entre sus manos y un tumulto de emociones la inundaron cuando le pasaron un ramo de flores junto a un pequeño trofeo que ponía su nombre y el puesto en que había quedado.
Todo ocurrió demasiado rápido y después de que le pidieran que confirmara su número de teléfono y correo, estaba bajando la tarima a encontrarse con Linda, Becca, Emmet y Liam.
La sonrisa en el rostro de Sophie era imborrable y cuando bajó del escenario fue envuelta por los pequeños brazos de Becca junto a Emmet haciendo que los ojos se le iluminaran de la felicidad. Alzó a Becca cuando la niña le pidió que no la soltara y recibió la felicitación de Linda que tenía una sonrisa igual de deslumbrante a la de Sophie.
Finalmente, y aunque aún estaba un poco molesta con Liam por la escenita de celos que le había montado, Sophie recibió su abrazo, pero, su entrecejo se frunció cuando lo notó demasiado apurado y algo preocupado.
—¿Estás bien? —Le preguntó al notarlo en verdad alterado y llegó a sentir pena al recordar a forma en que lo había tratado. Pensó que quizás lo había incomodado con la forma en que le habló y se arrepintió por no haber sido más sensible.
—Lo siento, es que surgió un problema familiar y necesito irme —explicó él con la mirada desesperada y Sophie supo que algo andaba realmente mal.
—Claro, no te preocupes, gracias por haber venido. Espero no sea nada grave —lo abrazó en un intento de confortarlo.
—Gracias a ti por la invitación, en verdad estuviste increíble. Un día de estos te invito a tomar algo para celebrar.
A Sophie se le calentaron las mejillas con el cumplido, pero los ojos casi se le salieron cuando Liam le depositó un pequeño beso en la comisura de los labios antes de irse sin darle la oportunidad de reclamarle.
Había quedado asombrado después de haberla visto en el escenario y aunque él no era amante de la música clásica, no le molestaría escuchar cualquier pieza que ella tocase.
Cuando anunciaron que ella había quedado en tercer puesto Becca comenzó a saltar de la felicidad y Emmet se sintió orgulloso, ya que había sido él quien la había impulsado a hacerlo.
Todos rodearon a Sophie en cuanto bajó de la tarima portando una enorme sonrisa que le iluminaba el rostro en un gesto de felicidad completa.
Emmet y Becca fueron los primeros en darle un abrazo para felicitarla por su excelente interpretación y la niña se le quedó prendida a los brazos, obligando a Sophie a acomodarla sobre su cadera para recibir los saludos por parte de Linda y Liam.
El último, que lucía un poco apurado la envolvió en sus brazos susurrando algo que Emmet no alcanzó a escuchar, y ver la cercanía entre ellos le despertó unos horribles celos en él.
Para colmar la paciencia de Emmet, que desde que había sido presentado al otro hombre se sintió fastidiado con su presencia, Liam le dio un pequeño beso en la comisura de los labios a Sophie a modo de despedida.
Al ver aquello cerró los puños y contuvo las enormes ganas de separarlos, prometiendo que no dejaría que Sophie se le escapara y la determinación de poder tener algo con ella se intensificó.
Emmet supo que los celos que estaba sintiendo implicaban que aquella rubia le había comenzado a gustar más allá de lo físico y en ese momento puso en marcha su plan para atraparla a como dé lugar.
—Mamá, ¿puedes quedarte con Becca esta noche? —Le pidió a Linda que lo observó anonadada antes de subir y bajar las cejas en un gesto sugestivo.
—Por fin —celebró y Emmet la observó confundido.
Linda le dio una palmada en el hombro y lo empujó hacia Sophie que estaba cuchicheando con Becca entre sus brazos.
—A por ella —susurró su madre luciendo alegre.
Emmet suprimió la risa al ver a su mamá feliz y campante por lograr emparejar a su hijo con Sophie y caminó hasta la rubia.
—Te invito a tomar algo —le dijo llamando la atención de la mujer que se encontraba demasiado distraída con Becca.
Sophie lo observó dubitativa.
—Vayan, yo me llevo a la niña en el auto —ofreció Linda guiñándole un ojo a su hijo que esa vez no pudo ocultar la risotada que se le salió.
—Está bien —accedió Sophie aún sonriente.
Emmet estaba encantado por esa sonrisa que parecía no querer desaparecer de su rostro y por milésima vez se juró que haría todo lo posible por siempre verla así.
—Perfecto, yo invito.
Becca se desanimó un poco cuando Sophie le dijo que ya se iba, pero con la promesa de que otro día lo pasaría junto a Sophie, se fue feliz con su abuela que no dejaba de hacerle señas a Emmet.
—Ya llegó el Uber —dijo el hombre guiando a Sophie por la salida y apoyó la mano en su espalda baja.
Ambos subieron a la parte trasera del vehículo y él la observó tiritando del frío, por lo que se acercó a ella hasta pegar sus cuerpos.
—Para tener descendencia rusa eres muy friolenta —comentó sacándole una risa a Sophie que apegó más el cuerpo al de él en busca de calor.
Emmet jugueteó con las manos sobre su regazo ignorando las ganas que tenía de recorrerle las piernas para calentarla y se concentró en lo que Sophie le estaba diciendo acerca del ganador ególatra del concurso.
—Y volteó a mirarnos como si fuéramos una peste —refunfuñó cruzándose de brazos.
Él no pudo evitar pensar que se veía demasiado tierna quejándose y se tragó la risa que quiso salir de su boca al ver el puchero que se había formado en sus labios.
El auto se detuvo frente a un enorme bar que iluminaba toda la calle y ambos bajaron adentrándose en el lugar que estaba atestado de gente, muchos ya estaban borrachos y otros bailaban descaradamente en la pista.
—Ven —gritó Emmet haciéndose escuchar por encima de la música que retumbaba por todo el lugar tomando a Sophie de la mano para no perderla entre el gentío.
Caminaron hasta la barra y se sentaron a esperar que el bar tender le pidiera su orden.
—¿Y bien? ¿Qué se siente haber quedado de tercer puesto en tu primer concurso? —Cuestionó Emmet llamando la atención de Sophie que se encontraba distraída detallando el enorme lugar.
Sophie tuvo que acercarse a él para poder hablar con la música tan alta y la forma en que se inclinó hacia el frente le dio un gran vistazo de su escote al bar tender que se apresuró en atenderlos.
—Yo quiero un margarita —pidió ella ajustando el vestido para esconder sus pechos con la tela.
—Un whisky en las rocas —pidió Emmet sin quitarle los ojos de encima a Sophie que había comenzado a mecerse al son de la música con una sonrisa relajada en el rostro.
────・:✧∙✦∙✧:・────
Un par de tragos más tarde, Sophie había arrastrado a Emmet hasta la pista de baile y se encontraba moviendo las caderas de lado a lado frente al hombre a quien le ardían las manos por tomarla de la cintura y pegarla a su cuerpo para que bailaran juntos.
Emmet no podía quitarle los ojos de encima y verla bailar con soltura, contoneando el cuerpo y jugando con su cabello estaba haciendo estragos en su entrepierna. Además, el alcohol le estaba nublando el juicio y se estaba comenzando a plantear la idea de intentar acercarse a bailar con ella.
Sin embargo, un hombre que aparentaba unos cuarenta y tantos se le adelantó tomando a Sophie por detrás y restregando su pelvis contra su trasero sin pudor alguno. Ella intentó separarse, pero para ese entonces tenía más alcohol que sangre y se tambaleó haciendo que el hombre la apegara más a su cuerpo.
Al ver aquello Emmet se apresuró en separarla del pervertido que ya había comenzado a subirle la mano por debajo del vestido y suprimió las ganas de romperle la nariz cuando Sophie se colgó de su cuello para agradecerle.
Despegó la mirada del imbécil que la estaba manoseando y se encontró con los ojos azules de ella que ahora lucía un poco más sobria. La tomó de las caderas e intentó alejarla, pero Sophie no se dejó y comenzó a bailar pegándole el cuerpo incluso más de lo que estaba antes.
El aire se le quedó atascado en la garganta cuando la mujer metió una pierna entre las suyas y sin poder evitarlo sus manos se asentaron en su espalda baja pegándola más a él. Emmet también comenzó a mover el cuerpo, dejándose llevar por los movimientos de cadera de Sophie y aquel vaivén causó que su erección le rozara la pierna, endureciéndolo aún más en un instante.
Sus respiraciones se tornaron pesadas y la canción que sonó por los altavoces destilaba sensualidad, causando que los movimientos de ambos se tornaran aún más atrevidos.
Sophie pegó su frente a la de Emmet aferrándose a la espalda del hombre y sus miradas se quedaron pegadas. Ella entreabrió la boca y Emmet la sintió temblar cuando bajó la mano a su trasero por una milésima de segundo, antes de volver a subirla a su espalda.
—¿Qué estamos haciendo? —Le preguntó él.
La polla se le hinchó cuando Sophie atrapó su labio inferior entre los dientes y lo observó con la mirada oscurecida.
—Bailamos —se pasó la lengua por la boca y Emmet echó la cabeza para atrás cuando sin poder evitarlo fantaseó con tener esos labios envueltos en su creciente erección.
El hombre se comenzó a sentir atrevido, así que elevó su muslo rozándole la entrepierna a Sophie y se deleitó con el jadeo que soltó la rubia ante sus acciones. Le pasó las manos por toda la espalda y la sintió temblar nuevamente bajo su tacto.
De golpe, Sophie se dio media vuelta y pegó su espalda al pecho de Emmet quien juró que perdería la cabeza cuando ella restregó su trasero por su erección.
—Joder —susurró él en su oído.
La rubia le tomó las manos que descansaban sobre sus caderas y dejó una en su muslo, mientras que la otra la subió por sus costillas.
Emmet mordió su labio cuando Sophie le llevó la mano hasta su seno apenas rozándolo y de un tirón se soltó de su agarre tomándola por la barbilla obligándola a voltear la cara para mirarlo.
Sus rostros se acercaron hasta que sus respiraciones se volvieron una y en ese momento Emmet decidió que era ahora o nunca.
Lamió su boca y apegó el rostro al de ella preparado para juntar sus labios en ese beso con que llevaba días soñando.
¡Hola! Siento muchísimo la demora, pero con las fiestas me he atrasado.
Por cierto, les deseo una feliz navidad atrasada y pronto nos leeremos para desearle un feliz año.
Con cariño,
-Vale
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro