𝓑𝓮𝓯𝓸𝓻𝓮 𝓤𝓼
«PRÓLOGO»
Extrañamente su corazón se encuentra más inquieto que de costumbre, latiendo con una rapidez desbordante. Sus extremidades se encuentren pegajosas y sudorosas a causa de los nervios, quienes luchan por apoderarse poco a poco de ella.
La firme mirada del pálido chico, escudriñándola sin disimulo, impaciente por saber el porqué lo había citado, le estaba desesperando, mas, se le estaba dificultando soltar el discurso que previamente ensayó, y la penetrante mirada de su acompañante no ayudaba en lo absoluto. Aún le seguían causando unos ridículos nervios, tal como las primeras veces en donde se dio cuenta que le gustaba.
—Abrí mi corazón contigo. Me abrí completamente hacia ti y... —Bea se paraliza inmediatamente al ver como una burlesca sonrisa nace de los labios de su acompañante.— ¿Por qué...? ¿Por qué te estás riendo? ¡No te rías!
Detiene su discurso completamente al escuchar la ronca risotada que suelta sin escrúpulo, como si le hubiesen contado el chiste más divertido del mundo. Su entrecejo se frunce con molestia. Molestia que en cosa de segundos se esfuma al ver la tierna imagen frente a sus ojos. Amaba ver reír a Yoonmi, pero no era el momento adecuado, así que puso su mejor semblante de enojo, cruzó sus brazos y esperó a que éste al fin se calmara y se dignara a explicar qué le hizo tanta gracia.
—¡Lo siento! —se disculpa el pelinegro, aun riendo por la expresión de fastidio que la chica frente a él conserva. Estira su mano hasta rodear su brazo y la tira a su cuerpo, abrazándola por los hombros. — Eso suena muy sugerente y me puse a pensar en las cosas que previamente hemos hecho —le susurra en el oído, con el afán de molestarla. Claramente logra su cometido cuando ella lo empuja y chilla su nombre, haciéndolo reír con más ganas.
—Ya no me interrumpas, perderé todo el hilo de lo que tengo que decirte. ¿Puedes dejar tus sucios pensamientos de lado?
—Bien, adelante, seré una estatua ahora.
—Como te decía...—nuevamente Bea se prepara reanudar su discurso, siendo observada con la completa atención del chico en frente.—Me abrí hacia ti, y no exactamente de la manera sucia en la que piensas —se detiene a aclarar —Me refiero a que, te dejé entrar en mi vida, en mi espacio y es algo de lo que nunca me arrepentiré. Te dejé elegir como querías ser conmigo, a pesar de tu frialdad e indiferencia en ciertos ámbitos. Te di mi confianza en todo sentido, sea para bien o para mal. Pero ahora... quiero arriesgarme a pesar de no tener la seguridad si esto... resultará —la castaña moja sus labios antes de confesar por tanto tiempo estuvo rondando en su mente. Aprieta sus manos temblorosas en busca de calma y suspira diciendo: — Aquello que quiero probar eres tú; exactamente tú.
—¿Qué quieres decir con eso? —Yoonmi tarda un par de segundos en captar lo que sucede, su expresión demuestra desconcierto, sin rastro alguno de diversión o burla, estaba siendo sincero.
—Quiero que estemos juntos.
Difícil es descifrar lo que pasa por su mente en estos precisos momentos. Yoonmi es un chico del cual te puedes esperar de todo, y es exactamente una de las cosas que más le atraen de él. No obstante, dada la confesión y su pasada historia, a Bea le hubiese gustado tener algo de seguridad en las posibles respuestas que pudiese obtener. Sabía que él no era partidario del término noviazgo, pero algo dentro de ella estuvo molestándole por días y si no lo intentaba es seguro que se terminaría arrepintiendo.
El silencio que emerge entre sus miradas descompone por completo la confianza de la chica. Él, sin mover un mísero músculo de su rostro, logra inquietarla a niveles descomunales, tanto así que las ganas de echarse a correr y gritarle en el camino que olvide todo lo que ha dicho parece ser la opción más convincente.
Hasta que al fin, los indicios de una próxima respuesta se acercan. Yoonmi pasa de manera tortuosa la lengua por su labio inferior, mordiéndolo, manteniendo la vista clavada en la castaña durante todo el proceso, terminando por enloquecerla.
—Creí que ya lo estábamos —vacila minutos más tarde, cruzándose de brazos. Por unos segundos frunce el entrecejo, demostrando estar genuinamente perplejo ante lo que la chica acababa de pedirle. Pero luego de ver su expresión, totalmente atónita y sin palabras, esboza una sonrisa ladina, confirmando que estaba tomándole el pelo.
—¡Sabes a lo que me refiero! —protesta la chica ante su burla. Irritada por no ser tomada en serio, cruza sus brazos con molestia.—¿Por qué me haces tan difícil hacer esto? Sabes a la perfección de lo que hablo.
—¿Por qué estas tan sonrojada? —cuestiona el chico, acercando su mano a la mejilla de Bea, ignorando completamente lo que acaba de decirle, consiguiendo frustrarla aún más de lo que estaba. Sus largos y pálidos dedos acarician su mejilla con burla viendo como con cada segundo que pasa consigue sacarla más de quicio.
—¡Ugh! ¿Sabes qué? Olvídalo —con la indignación hirviendo su sangre, Bea se prepara para abandonar el sitio, tal como si se tratara de una infantil rabieta, murmurando cosas sin sentido mientras camina hasta la puerta principal.
—¡Bien! —grita Yoonmi en un risa, agarrando su antebrazo para frenar sus pasos. —Pensé que esperarías hasta que yo hiciera la famosa pregunta, pero por lo que veo, eres igual de impaciente por todo.
¿Eso había sido un sí? La sorpresa y felicidad eran difíciles de ocultar en el rostro de la castaña, mas no se aguantó en decirle un par de verdades por haber jugado con ella y su paciencia por un rato. Empujó su cuerpo cuando su acompañante pretendía acercarse peligrosamente hacia donde se encontraba y articuló: —Te odio Yoonmi.
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