Capítulo doce
«CAPÍTULO DOCE»
"Meeting"
—Bea.
Mi nombre sale expulsado de sus labios de manera firme y decidida. Trago saliva, sintiendo mis manos sudorosas y mis mejillas calentarse a medida que los segundos transcurren. Sólo lo miro, nada sale de mi boca, ni un "hola, tanto tiempo" o algo por el estilo.
Kyre, mi ex novio, está de pie justo frente a mí. Tanner, mi primo, me ve con una mueca de incomodidad y remordimiento, seguramente él fue uno de los que estuvo detrás de esto, aunque no puedo culparlo ahora, los extrañaba demasiado como para dejar que mi propio disgusto fuera el centro de atención.
Distingo otras voces a mí alrededor, puedo jurar que se trata de Dalton y Yoonmi, lo que me causa una enorme intriga, mas no creo que sea el momento para discutir su presencia aquí. El día que más esperé al fin ha llegado, y junto con ello ha traído visitantes inesperados.
Kyre mantiene las manos en los bolsillos de sus jeans celestes e intercala su mirada entre el piso y mis ojos. Paso la lengua por mis labios para humedecerlos y tomo aire para calmar el revoltijo que ha causado en mi interior.
—¿Qué haces aquí? —le cuestiono, quizás muy duro y cortante, luego me arrepiento. — Digo... no creí que aún mantuvieses una relación con mis primos.
—Bueno... estamos en la misma universidad, en la misma facultad con Tanner... —comienza diciendo. Es cierto, se me había olvidado por completo ese insignificante detalle. — Nos hemos vuelto muy cercanos, perdón si te incomoda mi presencia aquí, ellos me invitaron.
—Sólo me sorprende, ninguno me comentó algo al respecto.
—Luego de que terminamos las cosas se volvieron...
—Sí, lo sé —interrumpo. No quiero volver a revivir aquellos dolorosos recuerdos. — Pero bueno, me alegra de que estés bien, es decir, te ves bien. No es como si antes no te hubieses visto bien... t-tu entiendes ¿no? Bien de... de salud y esas cosas.
—Tú también te ves bien, Bea —ríe ante mi claro nerviosismo. Escuchar el sonido de su risa, luego de tres años es algo que me trae demasiados recuerdos. — ¿Quieres entrar? Ya está haciendo frío.
Me encargo de asentir y lo siguiente es emprender camino hasta la entrada de la casa, la puerta aún se mantiene abierta, desde aquí consigo identificar con precisión las voces de Dalton, Yoonmi, April, mis primos y nuevamente me debato, ¿Qué es lo que hacen ellos aquí?
—Así que... has hecho nuevos amigos —afirma.
—Oh, pues... sí —confirmo tontamente. Nunca imaginé topármelo bajo estas circunstancias, de forma tan sorpresiva, definitivamente me tomó con la guardia baja.
Antes de siquiera darle tiempo para contestar, puedo escuchar a mis espaldas una voz que reconozco de inmediato. Tan sólo volteo a verlo y allí está, abriendo sus brazos de par en par esperando a que vaya por él. No lo dudo ni un segundo, además me sirve como escape de la reciente conversación con mi ex.
Qué extraño suena eso.
Frankie me envuelve en la calidad de sus brazos, y yo por supuesto lo abrazo con gran intensidad y euforia contenida. Tanto Tanner como él, eran los hermanos que nunca tuve, siempre fuimos cercanos, inclusive teniendo una brecha de edad entre nosotros, nos comprendíamos como si fuésemos uno. Éramos el trío dinámico y la persona del otro, nos cuidábamos mutuamente, hasta que decidieron abandonarme para estudiar en una universidad en otra ciudad.
No me arrepentía de formar semejante vínculo entre nosotros, pero eso de alguna forma me convirtió en dependiente de ellos. Pasar de hacer todo juntos a un día no poder verlos debido a la distancia, fue un gran desafío. Quizá para ellos el cambio no sucedió de manera tan abrupta ya que se tenían el uno al otro, pero no fue así conmigo. Tuve que aprender a convivir sin su presencia y a pesar de que para algunos no sea la gran cosa, para mí sí lo fue y sigue siendo.
—Me estás abrazando por mucho tiempo, no te pondrás a llorar aquí, ¿verdad? —me suelto de su agarre al instante en donde dice aquello, lo observo con fastidio al mismo tiempo en el que le pego en uno de sus brazos.
—Eres un tonto, ¿acaso tú no me extrañaste? Oh, claro que no —contesto rápidamente —Seguramente ya encontraron mi reemplazo por esos lados.
—No seas celosa, sabes que nadie te reemplaza —se defiende, besando mi frente.
—¿De qué hablan?—Tanner se acerca hasta donde nos encontramos con una cerveza en la mano, apoya su codo en el hombro de Frankie mientras bebe de ésta.
—Oh ¿Ustedes conocen a Yoonmi? —esta vez le cuestiono bajando mi tono de voz ya que estamos más cerca de ellos. El asiente con la cabeza y mi duda incrementa. Sé que conocen a Dalton puesto a que es mi amigo y lo más seguro es que conociéndolo -debido a su personalidad extrovertida- no dudó ningún segundo en acercase y entablar una conversación. No así con Yoonmi, quien no parece ser la clase de persona que habla con extraños, no al menos como Dalton, quien le habla hasta una mosca.
—Una vez fuimos a una fiesta y nos encontramos con tus amigos. Tu sabes cómo es Tanner —me explica, riendo al final. — Ha dicho, "debemos invitar a los amigos de Bea para que no se sienta sola" y como ves, aquí están.
Mis ojos se desvían hasta el pelinegro que examina todo sentado en uno de los sillones, bebiendo una cerveza tranquilamente. Yoonmi vestía completamente de negro, jeans ajustados a sus piernas, zapatillas a juego, un suéter largo que tapaba sus manos y en su cabeza portaba una gorra que me parecía conocida. Sonrío inconscientemente al darme cuenta de que la gorra era aquella que le regalé por su cumpleaños. No dudo mucho y me acerco hasta donde se encuentra, sentándome en el sillón frente a él.
—¡Hola! —le saludo en una sonrisa, el alza su cabeza en forma de saludo, sin decir mucho. —¿La estás pasando bien?
Antes de que Yoonmi pueda contestar, sus ojos se desvían a algo en mi espalda, lo que me hace seguir su mirada y toparme con quien menos esperaba; Kyre.
—Bea, ¿podemos hablar?
—Uhm... Está bien —el pelinegro me observa con el ceño fruncido, pero asiente cuando le susurro que no tardo. Camino junto a Kyre siguiéndome, hasta un rincón vacío dentro de la casa, en donde podemos escuchar la voz del otro sin gritar.—¿Qué sucede?
—¿Cómo estás?
—Uhm bien, estoy bien.
—Que bien, eso me alegra.
—¿Eso querías hablar conmigo? —inquiero, desorientada.
—En realidad, quería disculparme por lo que sucedió cuando me fui.
—Eso pasó hace años, Kyre. No hace faltar revivir el pasado —señalo, incómoda.
—¿Estás con alguien?
—¿Eso que tiene que ver? —suelto al instante, comenzando a enfadarme.
—Bea, quiero que sepas que no me olvidé de ti en ningún momento cuando me fui...
—Kyre ya basta.
—Siento que sigue molesta conmigo.
—No estoy molesta, ¡solo quiero estar tranquila! Quizá esta conversación me hubiera servido hace tres años atrás, ya no. No te guardo rencor, simplemente estemos en paz, ¿bien?
El asiente, resignándose ante mis palabras y luego de esa corta afirmación, huyo del lugar lo más rápido posible. ¿Cuál es la necesidad de revivir un momento que para los dos fue triste y que nos provocó dolor? ¡Justo ahora! cuando quiero disfrutar de la instancia con mis primos luego de mucho tiempo sin poder estar a su lado.
Dirijo mis pasos hacia aquel chico que reía animadamente sobre algo en la sala, toco su hombro y me agacho hasta dar con su oído.
—¿Me acompañas? —sin estar segura de su respuesta, veo como encoge sus hombros sin cuestionarme el dónde ni mucho menos el por qué. Eso lo agradecía. Caminamos hasta salir de la casa y cuando nos alejamos un poco Yoonmi me detiene, sujetando mi brazo derecho.
—¿Qué...? ¿Dónde vamos?
Rasco mi cabellera haciendo una mueca, solo quería salir de allí sin dar muchas explicaciones de lo sucedido.
—Bueno... quería tomar aire —contesto, encontrando la excusa perfecta. Sonrío en su dirección para verme más creíble y bueno, él no duda mucho de mis palabras, simplemente encoge sus hombros de nuevo y sigue caminando. Al parecer está algo tomado, eso lo convierte en alguien mucho más dócil y me agrada.
Nos sumimos en el silencio mientras trazamos nuestro camino por las desiertas calles del barrio. A pesar de ser pleno invierno, la brisa helada consigue calmar el mar de pensamientos en el que me he hundido. Agradezco por este momento el tener a Yoonmi, quien no hace preguntas sobre lo que me sucede, no tengo muchas ganas de hablar al respecto, prefiero olvidarme del tema y no seguir dándole vueltas, al fin y al cabo es lo mejor para mí.
—¿Qué te pasa? —sus repentinas palabras me hacen pegar un saltito, eso y el hecho de que habla demasiado fuerte a pesar de estar a mi lado. —Estas muy callada, tú no eres así.
—Sólo estaba pensando —confieso, al fin y al cabo era cierto.
—No pienses tanto, hace mal.
No supe si iba en serio su frase, pero al ver que no reía supuse que realmente pensaba así.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —pareció pensarlo unos segundos antes de responder.
—¿Es estrictamente necesario? —Yoonmi arruga su nariz, yo asiento sonriendo esta vez de forma honesta al ver su tierna e inesperada expresión. —Bien, habla.
—Si tuvieras una novia... y tú por cuestiones externas debes irte lejos, ¿te despedirías de ella?
—¿Qué clase de pregunta es esa? —detiene su caminar para observarme con el ceño fruncido. —Yo creo que si... es lo más lógico, ¿no?
—A algunos no les gustan las despedidas...
—Es cierto —vuelve a pensarlo por unos segundos, o al menos eso es lo que creo. —Realmente depende, si hipotéticamente tuviera una novia y debo irme, pues sí me despediría de ella.
¡Claro! Yo también lo pienso, lástima que no lo pensó de la misma manera Kyre.
—Aunque si esa novia fueses tu, lo más probable es que no —¿Qué?
—¿Qué? ¿Por qué no?
—Porque tú tienes ese rostro con esos ojos extraños con los cuales consigues lo que quieres, probablemente no pueda irme si me miras de esa manera.
Dios... ¿el acaba de decir eso?
—¿C-cuales ojos? —titubeo de pronto nerviosa, aunque ni siquiera me estuviese mirando.
El gira para examinarme, de pronto hubiese deseado no preguntarle porque se aproxima hasta que su rostro está frente al mío, pestañea un par de veces, haciéndome tragar saliva.
—Allí está, ¿ves? —trago saliva nuevamente con dificultad. —Me miras de esa manera y yo... yo... si hipotéticamente, claro.
¿Si él qué? ¡Ha dejado la frase a medias! Maldito y bendito alcohol, no sé qué clase de Yoonmi es éste pero está más cercano y hablador de lo que acostumbra.
—Haces preguntas extrañas, ¿sabes?
—¿Has tenido novia?
— No tengo tiempo para eso —responde sin importancia, luego de largos segundos de intriga. —Además, las mujeres me consideran aburrido.
—¿De qué estás hablando?
—No tengo tiempo para dedicarle a alguien más —comienza explicando. Debía aprovechar este momento ya que dudo que algo así vuelva a repetirse —El poco que tengo lo utilizo para descansar. Nadie quiere una relación con alguien que no tiene tiempo y que es aburrido.
Sus hombros se encogen desinteresadamente. ¿Sería una fachada, o lo que dice es real? Estoy al tanto de su ocupada agenda, es claro que lo de no tener tiempo es cierto, pero dudo que sea una persona aburrida.
—¿Podemos volver ahora? Me estoy congelando.
Abro la puerta de la casa cuando volvemos con una tranquila sonrisa. El momento anterior me ayudó a calmar mis ánimos y sobre todo sentirme mejor. Aunque Yoonmi no fuese del todo consciente de lo que sucedía -por su estado y lo de Kyre-, agradecía que tuviera la voluntad para acompañarme.
—¡Bea! Ven aquí, vamos a jugar.
A penas entramos en la casa, Frankie tira de mi brazo sin dejarme decir nada y me obliga a sentarme a un lado de April, quien también fue una invitada inesperada en esta junta.
—¿Qué se supone que es esto? —le pregunto con gracia, ella encoge sus hombros riendo, bastante más risueña de lo normal.
Recorro con la mirada quien se encontraba en el pequeño círculo que habían formado, allí April, Frankie, dos chicos quienes desconozco y una chica que me parece levemente conocida, están sentados esperando a que el juego comience. No tengo idea de que trata, no obstante, me acomodo en el lugar esperando a que alguien hable. Por el rabillo del ojo veo como Yoonmi procede a sentarse en uno de los sillones que están en la esquina, cruza sus brazos y nos ve desde su posición.
Frankie saca -de no sé dónde- una botella vacía de whisky y la deja justo en medio del círculo que hemos formado. Puedo intuir hacia donde nos lleva esto, solo ruego interiormente de no maltratar mis oídos con información innecesaria por parte de cualquier persona.
—Jugaremos verdad o reto, ¿no es así? —cuestiono, y el asiente con su cabeza a modo de afirmación.
—La única regla es que no se puede repetir dos veces una verdad, ¿todo claro? —pregunta a los presentes y ya que nadie protesta, da la partida girando la botella. —¡Hailey! ¿Verdad o reto?
La chica quien me parecía levemente conocida, probablemente una antigua compañera de mis primos, es la primera que le toca responder. Por suerte ninguna información bochornosa sale a la luz, después de responder gira la botella y cae justo a mis pies.
—Bea, uhm... dime algo que te avergüence.
—¿Avergüence? —repito, pues... no sé si hay mucho que me avergüence.— Uhm creo que una de las cosas que me dan vergüenza son los apodos o sobrenombres en las relaciones.
—¿Qué? ¿Es broma? —April replica con ápices burlescos. ¿Y ahora qué? —¿Tú? ¿Bea Mason avergonzada por sobre nombres? ¡Pero si tú eres una ternura! ¿Cómo podría avergonzarte algo así?
—Pues si... me avergüenzan —confieso.
—Eso no fue lo que me decías hace un par de noches, muñeca.
¿Qué ha sido eso? Las miradas se apuntan hacia Yoonmi, me niego a creer que aquello haya salido de su boca, pero su expresión perversa apunta a que sí ha sido el causante.
—¿De que... de que hablas? —digo confundida. Hago el amago de tomar la botella, pero un nuevo comentario llega a mis oídos.
—Cariño, está mal mentir, ¿quieres que te castigue, preciosa? —sigue burlándose entre risas, intensificando el tono de voz, como si quisiera que todo el mundo se enterase. ¿Qué le sucede? —¡Bebé, no te sonrojes!
Y por si fuera poco, mi rostro no colabora, se empeña en demostrar lo avergonzada que me siento mediante mis mejillas. Lo bueno es que con la escasa luz de la sala no pueden notarlo, salvo que alguien lo mencione, tal como lo ha hecho Yoonmi hace segundos.
—¡Ya basta! No es gracioso —siseo entre diente. Me sonríe de lado, con malicia.
—¡Vamos, bomboncito! tu amas que te llame así.
—¡Yoonmi!
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