Capítulo 9: Parte uno
Sonrisas y más sonrisas, ¿Acaso la gente no ve lo falso en ellas?
¿Dónde nos habíamos quedado?
Supongo que en la parte en la que Rodrigo y yo entrabamos en "Smile Neón".
O bueno más bien en la que casi acaban con nosotros.
Ya lo verás, hasta la mejor sonrisa esconde su tétrica verdad.
O hasta la peor verdad esconde la más cínica sonrisa.
Antes de todo, ¿Has escuchado hablar sobre la psicología del color?
El amarillo es energía, creatividad, locura y felicidad. Se asemeja a la época en la que mi mayor preocupación era perderme en el bosque.
El verde es optimismo, equilibrio, esperanza y naturalidad. Lo que representaba la gran estabilidad que tenía al tener seres queridos a mi alrededor.
El azul es tranquilidad, lealtad, honestidad, limpieza y fuerza. El color que jamás pude poseer debido a errores que no se tapaban fácilmente.
Así con todos los demás.
Un color acompañaba una fotografía y las tonalidades a una emoción.
Con ello, se creaban experiencias.
Con esa información, se contaba una historia diferente y lo conectaba con otra situación. Era un álbum de recuerdos, uno muy inigualable.
Uno decorado de personas conocidas.
Luego, llegó la adolescencia, con ella otro tipo de camino.
El rojo era la guerra que tenía conmigo misma y el peligro de que se descubriera la verdad.
El negro, la muerte de esas personas y el misterio que me rodeaba sin cesar.
Mezclemos estos dos últimos, añadamos el elemento del agua, con ello tendremos...
No, aún no debes saberlo.
****
—Sigo sin estar segura de esto— susurré, nos encontrábamos en una esquina debatiendo qué hacer. La escena en sí nos hacía parecer la típica pareja que discutía por cosas triviales, lo eran, o eso pensábamos.
Créeme, no era bueno juntar a una chica con la palabra no en la mente y a un testarudo impaciente.
—Parece ser gente amable— habló Rodrigo intentando, de nuevo, convencerme.
—No te creas, siempre hay alguna mancha por ahí...
—Dejemos de ser tan negativos, si tú te fuiste a la casa de un desconocido, ¿Por qué no podemos entrar a una insignificante fiesta?
Lo que pasa, es que yo sí conozco muy bien a ese desconocido. Quise decirle, pero las circunstancias no me lo permitían.
—Es...diferente.
—Diferente será entrar ahí y pasarla muy bien, ¿Acaso no quieres bailar conmigo, pequeña rubia?— sonrió, sabiendo que eso también me haría estar más tranquila.
¿Está intentando recurrir a sus encantos?
¿Y por qué la idea de nosotros dos juntos me gustaba?
—Lo único que digo, es que la abejita nos está mirando con una pinta de psicópata— le avisé señalando a la chica disfrazada. Lo mejor era distraer al contrincante, o evitar una teoría que estaba rondando por mi mente.
—Solo nos está invitado con la mirada.
—Claroooo— alargué sarcásticamente—. ¿Por qué hacemos esto?
—Hace un rato me pedías que mis pies me guíen, pues ahora deja que los tuyos lo hagan.
Lo fulminé con la mirada, porque en el fondo conocía lo que iba a decir.
¿Cómo se me ocurrió marcharme?
Lo peor, perdí el trozo de papel que había conseguido en el teatro.
¿Era una L.C o una F.C o G.C?
¡Julieta, eres un desastre!
—Bien, entremos— murmuré callando mi voz interior.
Después, suspiré agotada y sonreí a la chica que aún esperaba nuestra respuesta. Desde una cierta distancia parecía maja, lo que me desconcentraba era su manera de actuar. Nos miraba como los cazadores a su presa antes de atacar.
Debo estar alerta.
—Queremos entrar— informó Rodrigo una vez ya estábamos suficientemente cerca del local.
Lo que quiero, es llegar a casa y cuidar a mi abu.
—Una sonrisita primero...¡Dejad que os tome una foto de bienvenida!— exclamó enfocando la cámara que le colgaba del cuello—. ¡Decid Dounville!
El flash me cegó los ojos por instantes. ¿Qué necesidad había de tanta luz?
—¡Dounville!— grité falsamente—. Estamos haciendo el ridículo— hablé sin mover mi expresión.
La abeja no dejó de hacernos fotos, hasta que, afortunadamente, algo le hizo parar.
—Listo, podéis entrar. ¡Buena suerte!
¿Buena suerte?
Esto es una mala idea.
¿Por qué me habré ido de la casa de Joe?
¿Por qué vine?
¿Por qué?
—Hey— dijo el castaño captando mi atención—, no te preocupes, aún estamos vivos.
Iba a soltar mi típico comentario pesimista, hasta que él me agarró de la mano para entrar de una buena vez. El roce entre nuestra piel me hizo sentir extrañamente en paz. Así que decidí no resistir más y dejarme llevar.
Su mano estaba caliente, suave, acogedora...
Inevitablemente, me aferré a ella sin rechistar. Mi falta de equilibrio conmigo misma me hacía agarrarme a lo único que tenía cerca.
En ese momento no estaba James y me dolía.
Pero, estaba el castaño excitante y...¿Era reconfortante?
Además, no todos los días tendría a Rodrigo Wall agarrándome la mano.
Lo extraño, era que el gesto no me hacía temblar.
Si no él.
Eso ya no me gustaba tanto.
****
La entrada era un largo pasillo, el cual lo decoraban colores neones de una forma que te hipnotizaba y llamaba al cuerpo. Exactamente, la misma sensación que tenía un adicto al ver su droga a centímetros de distancia.
Fue raro, parecía estar destinado a aquello. A llevar adictos de la buena vida a una gran fiesta.
O a adolescentes que necesitan vivir un poco.
O a una Julieta que necesitaba ser libre, aunque solo sea por unas horas.
Observé muy bien el letrero, que se mostraban en total resplandor, entonces me di cuenta de algo.
¿El negro y el rojo, donde están?
Por más que miraba y volvía a mirar no se apreciaban ninguno de los dos.
Sí, era una tontería. Sin embargo, si no se encontraban ahí era por algo, seguro.
Todo en este mundo tiene un porqué. Si fuera lo contrario, no estuviéramos aquí.
El castaño excitante ni siquiera se había dado cuenta de ese detalle, así que fingí que yo tampoco.
Julieta Brown, experta en decir "me da igual", un placer.
****
Aluciné nada más pisar el suelo plateado.
Me encantaba examinar los lugares con paciencia, no obstante, aquel local era una bomba de distorsión, diversión y ¿rareza?
Era un paraíso, varias personas disfrazadas brillaban mientras bailaban. Entre todo aquello, había un humo que indicaba el camino a varias esquinas, y sin duda, lo que más me sorprendió, fue unos globos flotando por el lugar. No eran cualquiera, eran esos que brillan por dentro y fuera, exactamente globos led.
Como siempre, varios grupitos dividían el local, los "ricos", los "frikis", los "fuckboys", los "chicos malos", los "nerds" y las típicas "niñas de papi".
Lo digo entre comillas, ya que ninguno es realmente como dice ser o como la sociedad ha asignado que es.
Me sentía como si hubiera entrado en el mundo de Alicia en el país de las maravillas, sabía que Rodrigo tenía la misma sensación.
Lo que los dos no teníamos en cuenta es que, al igual que Alicia, íbamos a encontrar una reina malvada de corazones.
O ya la habíamos visto...
Por costumbre, dejé de pensar e intenté conectar con el ambiente.
Era bueno entrar en un mundo que se había vuelto desconocido para mí.
Uno lleno de euforia, alegría e hiperactividad.
Era rozar el límite de mis límites.
Y me gustaba.
Hasta que, nos avisaron que para participar en cualquier concurso, debíamos disfrazarnos.
Como era de esperarse, a mí me dio igual, a mi acompañante, en cambio, le entusiasmó la idea.
—¿Y podríamos alquilarlos?— preguntó el castaño intentando negociar con la dependienta.
Maldita sea la hora, en que le pedí que preguntara dónde está el baño.
Sí, había una tienda. Y era de disfraces, ¡Qué conveniente!
—Tan solo debéis darme vuestra foto, vuestro nombre y regalarme una sonrisa.
—Ya empezamos con lo de la sonrisa— murmuré en voz baja.
—No es bueno murmurar, linda— me avisó la chica—. Ve la vida un poco más con alegría, pareces una viejita amargada. Y a los chicos guapos no les gustan las aburridas, ¿verdad?— preguntó echando una mirada a Rodrigo.
—¿Te digo yo a ti lo que pareces?— contesté, acercando mis ganas de explotar al mostrador.
—Dilo, me gustaría discutir con alguien tan...¿Cuántos años tienes, quince?
—No cariño, quince son los motivos para mandarte a la...
—Ju, ¿Por qué no vas a por bebidas?— interrumpió mi amigo, finalizando mi casi discusión con "doña nunca dejaré de sonreír".
—Sí, será lo mejor— se entusiasmó ella al ver que les dejaría solos.
¿Acaso todo el género femenino le tiene ganas a Rodrigo o solo es impresión mía?
—Está bien, nos vemos luego— me despedí. Una vez él ya no me miraba, le di una sonrisa a la dependienta para después mostrarle mi dedo corazón.
¡Vieja lo parecerá ella!
****
¡La fila era larguísima!
Solamente para pedir un simple vaso de agua o alcohol...
Sin embargo, algunas bebidas derrochaban un sabor increíble y como todo en esta vida, había que esperar por ellas.
No ayudaba que estuviera repleta de jóvenes, incluso menores que yo.
Ni que tan solo hubiera un barman atendiendo, aunque era muy rápido, parecía un pulpo.
Lo admiré al ver como preparaba una mezcla entre vodka y algo muy raro. Solo se le escuchaba decir "para que no te pongas triste, cariño", cada vez que entregaba cualquier cosa.
Voy a envejecer aquí. Pensé cuando llevaba tan solo dos minutos.
Me estoy volviendo una exagerada total.
—¿Qué te apetece?— me preguntó el barman a pesar de que yo era la última de la fila.
—No es mi turno.
—Da igual cielo, desde aquí puedo oler tu negatividad— comentó fingiendo oler a la nada—. Deja que te anime un poco.
Con seguridad me acerqué a la barra, a pesar de recibir miradas de desprecio por los que aún esperaban.
Sorry, hoy me toca a mi ser la maldita que se salta la espera.
—¿No va a preguntar si soy mayor de edad?
—Aquí la edad solo es un número. ¿Qué quieres tomar?
—Tengo diecisiete años, sé que me dijo que no importa, pero...
—Pareces lo suficientemente madura para tomar cualquier mezcla. Además, he visto que has venido con un chico, si quieres que vaya a más deberías probar "delicias de la noche"— señaló una foto de una bebida con una buena pinta.
—No, dame "alegría de la noche" y para mí...agua.
—Cariño, te encantará lo que te he recomendado.
Dirigí mi vista a Rodrigo, quien ahora reía con la misma chica de antes.
Suspiré sabiendo que lo que iba a hacer no era buena idea.
—Dame "delicias de la noche", suena rico— le pedí con emoción, una que hacía tiempo me estaba faltando.
—Y lo es.
Me sonrió ampliamente y buscó unas botellas entre el estante, luego acarició su bigote de forma pícara e hizo una mezcla entre unas cuantas.
—Aquí tienes, para que no te pongas triste, cariño— me entregó mi bebida y la del castaño excitante con delicadeza.
Di unas cuantas vueltas hasta encontrar cualquier mesa. Una vez sentada, intenté sacar el teléfono de mi bolsillo, no obstante, un señor vino y me lo quitó.
—¿Qué le pasa? ¡Eso es mío!— chillé casi haciendo un berrinche. Era comprensible, me estaban robando.
—Aquí están prohibidos los móviles, distraen.
Ajá, no puedo creer que hayan puesto esa norma tan...
¿Inteligente?
—Tengo que hacer una llamada— pedí pensando en mi abu.
—La harás cuando te vayas, ahora disfruta.
Y se fue, con mi teléfono.
¿Se podría considerar robo, verdad?
Cuando menos me lo esperé, Rodrigo llegó con dos bolsas negras.
—Dime que no son lo que creo que son.
—Al final los conseguí por un precio bajo. Este es el tuyo— explicó dándome la bolsa más pequeña.
—Cambiémonos antes de que me arrepienta.
—Ya verás como estarás disfrutando al máximo en unos minutos.
Y sí.
—Como sea, ahí tienes tu bebida.
Él llevó con alegría la copa a sus labios y bebió con lentitud.
En esos microsegundos no pude evitar sentirme nerviosa por la reacción de Rodrigo, o por la forma en la que probaba la bebida con tanta...delicia.
¿Qué me pasa hoy?
—Está exquisito, ¿qué es?— preguntó relamiendo sus labios.
—"Alegría de la noche".
—Buen nombre, ¿Y el tuyo?
—No recuerdo— mentí.
—Oh, pruébalo.
—Sí, a ver que tal.
Agarré la copa con rapidez y la acerqué a mi boca. Sin preámbulos tomé un sorbo e ingresé en un mundo multicolor.
La mezcla entre la fresa, naranja, limón, hielo y ¿Vodka? Estaba a punto de desencadenar mis muros de aburrimiento.
¡Eso estaba jodidamente delicioso y caliente!
E iba a llevarme a la locura.
Entramos en unos baños, cada uno por separado, con la intención de probarnos los disfraces. Abrí la bolsa y me encontré con un gorro de vaquera rosa, que brillaba con intensidad, junto con un tutú del mismo color.
Parecía las animadoras a las que les pagaban para divertir a los niños. O una versión hortera de Jessie de "Toy Story".
El rosa brillaba tanto que cegaba mi vista, o era el efecto del alcohol...
Otra Julieta hubiera rechazado todo aquello y se hubiera quedado con su vestido corto.
Pero, esta Julieta sometida por "delicias de la noche", se lo puso sin rechistar.
A pesar de lo horrible que era.
El tutú me hacía parecer una niña, lo bueno era que me resaltaba las pequeñas curvas que llegué a heredar de mi madre. El sombrero solo complementaba la vestimenta, aun así le dio un total cambio.
—O estoy bien o hago el ridículo, en fin, no importa— me dije mientras me miraba en el espejo.
A continuación, salí del cubículo, encontrándome con un vaquero demasiado encantador.
—No fastidies— susurré fijándome en lo atractivo que lo encontraba.
—Me gusta— afirmó al verme—. Estás increíble, ¡Eres adorable!
—Llevo puesto un disfraz de vaquera rosa, ¿De verdad crees que soy adorable?
—Yo parezco Woody, así que somos una pareja. Si hacemos el ridículo, al menos lo haremos juntos. ¡No hay tiempo que perder!— exclamó llevándome a la pista.
Ahí es cuando el alcohol sí llego a mí.
****
Extrañaba esto.
Menos mal que no estoy en Vendonia.
La música que sonaba de fondo, animaba a mi cuerpo a bailar sin parar. Además las luces que se movían alrededor de aquella discoteca, me mareaban y a la vez me encantaban. Como me enseñaron una vez, llevé mis manos a mi cabello y luego las bajé lentamente por mi cuerpo, moviendo mis caderas en el proceso.
Solo éramos yo y la música, la mejor combinación.
—¡Voy a buscar más de esto!— me gritó Rodrigo para poder escucharlo claramente, debido al ruido.
Yo solo asentí rápidamente siguiendo con mi baile, hasta que vi algo que, en su momento, no me gustó nada.
—¡Hey, tú! Sonríe un poco cielo, no cuesta nada— grité señalando a un chico que se encontraba sentado entre la multitud.
Él solo me examinó con la mirada, para después darme una risa burlesca.
¿Qué se ha creído ese?
Sin pensarlo, me aproximé a donde él se encontraba, dispuesta a darle una lección de felicidad.
¿Ya dije "sin pensarlo"?
—Disculpa, aquí se viene a divertirse. Y tú no lo estás haciendo.
—Antes no, ahora que estás aquí un poco— comentó, señalando con la mirada el asiento de al lado que se encontraba vacío.
Me senté lentamente.
—Oh vaya, no sabía que era tu payaso.
—Yo tampoco, vaquerita.
—¿Tienes algún problema con mi disfraz?
—Bueno, te hace un poco de figura, pero...
—¿En qué momento pedí tu opinión?
El chico empezó a reírse con demasiadas ganas. Tenía una bonita sonrisa y una muy hermosa mirada.
El alcohol me está afectando. Ayuda.
—No necesito que nadie me dé permiso para hablar. Para tener puesto un traje de niña pequeña pareces bastante maleducada.
—Para tener cara de amargado pareces...No, eres un amargado.
Él forzó una sonrisa, a continuación volvió a depositar sus ojos caramelo en mí.
—Si me sigues mirando así, llegaré a pensar que quieres ligar conmigo.
—No te hagas ilusiones.
—Quisieras...
—¿Qué pasa, te rindes muy rápido, vaquerita traviesa?— preguntó volviéndome a repasar con su intensa mirada, por lo que yo rodé los ojos—. Lo siento, no puedo evitarlo, tu disfraz es...
—¡Ja! Como si tú estuvieras perfecto...¿De qué se supone que vas?
—Voy de la única persona que tiene sentido común, como para no participar en cosas de niños.
—Eres la amargura personificada.
—No, intento mantener mi dignidad. Y tú, vaquerita, no me lo estás poniendo muy fácil.
—No tengo tiempo para discutir contigo— dije acabando con la charla, mientras me levantaba para dar la vuelta y volver al centro del local.
Realmente era un imbécil, si quería seguir enfadado con la vida que lo hiciera, pero no conmigo.
Amargado.
Aburrido.
Antipático.
¡Pero el desgraciado estaba buenísimo!
****
Para ese entonces, yo ya había bebido como unas tres copas. Que aunque no eran nada, para alguien que no acostumbraba a beber como yo, era demasiado.
Rodrigo seguía sin venir. Sin embargo, no me impidió continuar bailando y pasarla bien en la pista. Además, unas chicas muy alegres se habían acercado a mí.
Uhhh...¡Todo da vueltas!
Luego de unas cuantas bebidas y algo de mareo, me sentía diferente. Seguí con mis pasos hasta que sentí que alguien estaba detrás.
—Has bebido mucho, ¿es tu primera vez?— dijo el amargado, quien se había acercado hacia ya unos segundos.
¿Acaso tengo un radar que atrae a chicos imbéciles?
—No.
—¿Me entiendes, verdad?
—No lo sé— contesté.
Tengo que salir de aquí.
—No suelo hablar con nadie, pero me agradas— murmuró.
—Nadie usa el verbo "agradar" para referirse a una persona— me crucé de brazos—. ¿Ahora quién es el que no tiene dignidad?
—Lo siento, a veces soy distante...
—Tengo que irme, el castaño excitante no viene y se puede haber perdido, es nuevo— expliqué, con dificultad, tomando mi cuarta copa.
—¿Quién?
—Nadie, nos vemos en otra vida...¿Tu nombre?— le pregunté interesada.
—Soy A...—habló intentando decirme su nombre—. ¡Mierda!— abrió los ojos con sorpresa y agarró un gorro que tenía sobre la mesa, desapareciendo en el proceso.
—¡Yo me llamo Jessie! Por si algún día te acuerdas de la vaquerita— finalicé nuestro "intento de amistad"
Te llamaré chico ceniciento.
Porque al igual que la princesa de Disney, ese chico había desaparecido.
Y en vez de un zapato, dejó su inicial.
Lo raro de aquello, fue el porqué se había ido. Como era obvio, había una simple razón.
Pero, yo tenía alcohol en mi cuerpo, así que hice la primera tontería de la noche.
¡Hora de buscar a Rodrigo!
No, definitivamente, ahí no era.
****
¡Aloha!
Empezamos Abril con buen pie, con un capítulo de BTT.
Estoy super emocionada por el gran apoyo que han estado dándole a mi primera historia❤🥺
¡LLEGAMOS AL 1K! Para los que no vieron mi anuncio, muchas gracias por todo chicxs, se le quiere, se les aprecia y se les adora <3
Estoy nerviosa...El 2 de abril publicaré el prefacio de Mirella y esta tan AHHH
Además, me sorprende mucho el hecho de que en nada me hago más vieja, (sisi super exagerada yo). Ya saben, como cualquier persona, ilusionada porque ya queda nada para que sea (el 2 de abril) mi cumpleee
Ustedes ya de por sí me alegran el día con sus comentarios y votos. Y si, siempre estoy desaparecida, pero hoy empiezan mis vacaciones, así que ya me verán por alguna historia ;)
Espero no tardar para la próxima actualización, ya que la otra vez quede así 🤡
Y que agárrense que vienen curvas...
Adelanto: No se asusten, nadie va a morir...¡Houston tenemos un problema!
Pd: Hay algo raro en alguien...
¡Tengan un lindo día, tarde o noche!❤
Los ama, Anahy🌹
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