Capítulo 9: Parte dos
"Ni el extraño es tan desconocido, ni el amigo tan verdadero"
Dato curioso sobre Julieta, cuando bebe alcohol hace muchas locuras, ve cosas donde no las hay...
Recuerda, es obvio que recuerda cosas... Habrá alguien que disfrutará de aquella información.
En fin...
El alcohol...
Oh si, el apoderado alcohol.
El muy maldito...
Y a la vez bendito...
Aquel que anestesia las heridas del corazón, el que descontrola mentes o el que guía a adictos a su perdición. ¿Pero, quién no se ha dejado llevar alguna vez por sus efectos? Yo, sí.
De hecho, había formado una experiencia y conocimiento, que se habían alineado en cinco no tan sencillas fases.
En la primera te sueltas de la monótona vida que cargabas cada día. Entrando en un mundo magnífico, multicolor e incluso crees que todos son tus amigos...
En la segunda conoces a un tipo serio, pero desgraciadamente atractivo, al cual no vuelves a ver en tu vida. En la tercera haces una locura, de las grandes...Sueltas cualquier dato mientras disfrutas del momento, casi matándote en el proceso.
En las siguientes es cuando el pasado se apodera de tu cuerpo, para poder entenderlo mejor te lo explicaré más adelante...
El hecho es que el alcohol no es sano.
Tampoco es bueno confiar en cualquiera, y yo no hacía nada más que hablar con extraños, pero puede que esos desconocidos en un futuro lejano sean los únicos con los que te sientas segura. Puede que la vida te añada a personas en tu camino, con las que dices "no, jamás, ni pensarlo" desde un principio y luego piensas "¿Qué haría yo sin sus tonterías?"
O no y te hacen la vida imposible, para ello debo seguir contándote lo que pasó esa noche.
****
Llevaba media hora haciendo cola para entrar a un simple baño, que seguro olía a humanidad en todo su esplendor. Busqué a Rodrigo unos cinco minutos, como no lo encontré, me dieron ganas de hacer pis.
Mala idea.
Porque al paso que iba la cola, yo no esperaría más y caería en un sueño profundo. Dormir en una fiesta no era la mejor opción, obvio. Sin embargo, unas decisiones me guiaron a lo que buscaba desde hace tiempo. Por eso cuando la risilla de una chica, vestida de Harley Quinn, resonó en mi cabeza no dudé en descubrir que era lo que sucedía. Olvidándome de un asunto importante o metiéndome en otro.
Recuerdo con lujo y detalle cuando me giré despacio con la ayuda de mis pies, deseando mostrarme algo manipulable para conseguir lo que tenía en mente. Aunque, al observar a la dueña de la risa supe que iba a ser muy fácil. Su aspecto gritaba fuerza y superioridad por donde sea que mirases, tal vez el disfraz de Harley te podía hacer dudar durante un segundo, pero la postura de aquella chica conseguía callar tus pensamientos.
Como la tonta que era en ese momento, no pensé en que se vería raro quedarme embobada mirándola. No me malinterpretes, la chica era hermosa y su vestuario me había hecho desear que fuese amiga mía, su gusto para vestirse era lo más, tuve admiración por el simple hecho de que era ella misma y lo mostraba con tanto orgullo. En esas circunstancias yo no corría con la misma suerte de serlo.
—¿Tan bien me veo?— preguntó acariciando sus dos coletitas rosas y azules. He de admitir que su disfraz tenía un pequeño fallo, ya que, sin darse cuenta, ella había mezclado los dos colores por todo su pelo formando un violeta casi marrón caca.
—De hecho sí, me gusta como has conseguido caracterizar a Harley.
—Es una pena, porque yo odio estar vestida así.
Entonces, mi mirada repasó sus coletitas, su trabajado maquillaje, su particular collar, su camisa y chaqueta mitad roja y azul. Llegando a un short de cuero no tan corto que lo sostenía con un cinturón, unas medias con una suave tela que mostraban muy bien sus piernas hasta sus grandes tacones. Quizás yo no me lo hubiera puesto por el hecho de "vivir" en Vendonia, aunque el disfraz no tenía nada de malo.
—¿Qué es lo que no te gusta?
—Todo, ¿Has visto como me mira la gente? Con deseo, eso es lo que odio...Yo venía tan emocionada con esto y ahora solo tengo ganas de ponerme una sudadera enorme que cubra mi cuerpo— habló mientras señalaba sus piernas que estaban al descubierto.
—Tu disfraz es perfecto, me fastidia que te sientas así...Además se nota que has puesto tu creatividad para realizarlo, nadie tiene derecho a hacer que tus ánimos bajen— le dije con la única cordura que me quedaba, de hecho había realizado varias pausas al no poder hablar con claridad.
Ella dedicó un tiempo para procesar mis palabras y observarme. Me sentí algo nerviosa, porque a comparación de ella mi vestuario era algo improvisado e inusual.
—Ajá, lo que tú digas no me ayuda en nada— rodó los ojos e intentó alejarse de mí. Dudé un poco de su actitud hasta que, algo se me hizo extraño, la vi sacando de su bolsillo una pastilla. No una de medicamento, sino una con una figura extraña.
¿Una carita feliz?
—Esto te pasa por abrir tu boca— susurré dándole un buen trago al cóctel que conseguí minutos antes.
Joder, que rico estaba.
—¡Has picado!— gritó después de girarse bruscamente y abrazarme, casi asfixiándome en el proceso, sin duda su cara cambió drásticamente—. Gracias por alegrarme, estás radiante y tu falda es...¡Brillante! ¡Nos divertiremos mucho jugando con los animalitos del bosque!
¿Jugando? ¿Animalitos? Dios mío, ¿Con qué loca me has juntado?
Sus ojos están...¿Brillantes?
¿Por qué habla tan rápido?
¡Para que intento socializar!
¡Para qué he bebido más de la cuenta!
—Por cierto, ¿Quieres acompañarme a un lugar privado?— preguntó tan rápido, parecía que quisiera enredarme para acompañarla. Lo único que yo noté fue como dirigía de vez en cuando su mirada por el local.
—¿Un qué?
Vale, puede que a estas alturas creas que soy una tonta por irme con cualquier desconocido que aparezca...
Lo sé, yo también pensaría lo mismo...En mi defensa, esta vez estaba borracha y no entendía nada.
Y...tenía un plan.
Ella tan solo rio al mirar mi cara de confusión y extrañeza.
—Eres muy guapa, pero tengo novia ahora mismo...Así que no quiero ligar contigo.
—Oh— solté, realmente ya había perdido el hilo de la conversación. Lo supe nada más "descubrir" a elefantes de colores bailando por toda la pista. ¿Cómo llegaron ahí? ¿Se habrán escapado del circo o del zoo? Bueno, hasta los animales quieren desconectar de la realidad.
Olvidando mi extraña imaginación, noté como Harley movía sus labios mientras hablaba de algo raro, me limité a asentir y buscar al castaño excitante con la mirada, de nuevo. Las personas seguían en su mundo, bebiendo como si no hubiera un mañana y tocándose, lo único que deseaban era estar en un cuarto a solas o eso daban a entender. Creo que fue la noche en la que más desee que mantuvieran un poco de privacidad.
—¡Jessie! ¿Me escuchas, vaquera?— llamó mi atención Harley.
—Sí.
—¿De verdad te atreves a hacerlo?
—Sí...Perdona, ¿el qué?
Ella gritó una palabra indescifrable para después agarrarme con tal de alejarme de la cola. Su mano parecía débil, pero en ese momento me apretaba tan fuerte que sentí hasta dolor e incluso algo de temor, porque sabía que ella no me soltaría tan fácil.
¿Para qué habré aceptado beber esa cosa?
Bueno, en parte es culpa mía, por estúpida.
¿Por qué no puede dominarme el alcohol del todo ya? Así no pasaré más vergüenza.
Idiota, ¡Julieta no puedes dejar que cualquier persona te arrastre como un saco de patatas!
Al abrir mis ojos vi la luz de varios coches encendidos, tanto que cegaron mi vista, hasta provocaron un poco de mareo en mi pequeño ser. Aquella chica nos había encaminado a un paradero desconocido, bueno, era un simple parking de coches. No obstante, en el fondo, no era tan simple como yo creía. Ya que alrededor de ellos se podían visualizar personas desconocidas.
—¡Cielo! Nos volvemos a encontrar— comentó la voz que me había atendido hace un rato.
—¿El barman?— pregunté nada más tenerlo enfrente de mí.
—Los conocidos me suelen llamar Andrés, pero tú llámame Andy, de tu voz suena bonito— murmuró acercándose a nosotras.
—¡Ella ha aceptado el reto! ¿Te lo puedes creer?— exclamó la chica con alegría.
¿Qué yo que?
—Tienes agallas, seguro que ganas— soltó regalándome una sonrisa orgullosa, lo que me provocó algo de nervios, era normal, yo nunca recibía ese tipo de sonrisas.
—Disculpen, ¿Qué se supone que voy a hacer?— decidí intervenir, tampoco iba a hacerles creer que era tonta.
—Ser feliz— respondió la chica, cuyo nombre no descubría aún.
—Ven, vamos a ponerte un casco— dijo Andy posando su brazo sobre mi cuello.
—Yo solo quiero encontrar al chico...— pedí mirando al adulto que sostenía un cronómetro en la mano.
Se veía totalmente diferente, ahora había abandonado su uniforme para ponerse una camisa que derrochaba colores por doquier. Incluso, daba el aspecto de un cuadro al cual el artista había expulsado su arte. Lo que me sorprendió de verdad fue no ver su bigote...
—¿El chico de antes? Lo vi hace un rato frente a la villa de los olvidados— me explicó refiriéndose a Rodrigo.
—¿La villa de los que?
Sentí miles de nubes tapando mi cerebro sin dejar que pensara con claridad. El nombre en sí tenía una muy mala pinta, pensar que Rodrigo estaba ahí sin nadie que lo guíe me ponía mal. Inevitablemente le rogué con mis indecisos ojos que me conduzca hasta mi amigo, era extraño confiar en una persona que podía hacerme daño, no obstante no noté maldad en él. Aun así, iba con la guardia en alta.
—Hagamos un trato, tú participas en una carrera y yo te llevo a la villa.
Lo pensé, muy seriamente, con la única neurona que mantenía en funcionamiento y algo me dijo que debía a hacerlo. El chico con pinta de hippie supuso que acepte, así que me guió a una esquina en donde se podían ver autos pequeños y antiguos, mis ojos brillaron de alegría.
—Aquí tienes tu vehículo— señaló uno de ellos.
—¿En serio? Son magníficos, no es por presumir pero...— sonreí con seguridad.
Se me da muy bien conducir uno de estos.
Ups, detalle que omití antes.
—Hecho, correré, manejo perfectamente— afirmé a punto de entrar al coche.
—No vueles tanto cielo, no vas a conducir— me interrumpió apartándome de la puerta—. Esto es para ti— hizo un movimiento de manos mostrándome una dirección en particular.
Me di la vuelta e hice una mueca, no de desagrado, sino de temor. En ese preciso instante supe lo que era hablar más de la cuenta. Ante mis ojos se posicionaba sobre un árbol una bicicleta roja y normal, junto con un casco adornado por unas llamas naranjas con fondo negro.
—¿Voy a...?
—Sí, vas a participar en la carrera de bicicletas, tú sola. Si ganas te llevo a la villa, si pierdes tendrás que invitar a todos los concursantes a una copa de la bebida más cara del bar.
Oh mierda. No sé manejar bien la bicicleta, no tengo dinero y necesito ir a por mi amigo.
—Ya acepté, así que seguiré con el trato— dije resignándome, con el pensamiento de que lo estaba haciendo por Rodrigo.
—¡Eso!— gritó chocando nuestros puños.
De todas las cosas malas que he hecho en mi vida, esa fue una de ellas. Lo peor, fue la más increíble, la más exótica. Con la mirada en alta, el cuerpo balanceando y el alcohol en mis venas decidí subir a aquel vehículo infernal. Nada más tocar el asiento casi caí en el intento, pasé de "heroína" a "ridícula", las risas no faltaron, eso seguro. Dirigí mi vista a Harley y a Andy, ellos hablaban con seguridad, luego me dedicaron unas sonrisas de "tu puedes, Ju" que me hizo querer continuar.
—Tú solo sal ahí y gana la carrera, sé que lo conseguirás— exclamó desde lo lejos Harley.
—¡En unos segundos sonará la bocina!— avisó Andy a todos.
Como buena rival que era, examiné muy bien a mis oponentes, una chica disfrazada de Joker, un chico de Batman, una de unicornio y otro de dinosaurio. Todos se veían adorables, menos uno que iba de negro totalmente, se acercó a mí con velocidad y se burló nada más tenerme más cerca.
—No es muy cómodo correr con vestido, alguien podría mirar algo personal sin que te des cuenta— rio para luego posicionarse el primero.
—¡Ten cuidado, tanta estupidez puede cegarte la vista!
Yo sabía perfectamente que en cuanto a vestimenta yo iba muy por detrás de ellos, pero ese imbécil no tenía que decirme nada.
Ojalá se caiga o se estampe contra un árbol.
Lo increíble es como yo no lo he hecho aún, ¡Gracias alcohol por no dominarme y mantener un poco de mi cerebro intacto!
Andy me vio desde lejos, comenzó a hacer la cuenta atrás y en un abrir y cerrar de ojos tocó la bocina. Nada más pestañeé ya habían salido casi todos los oponentes, solo quedaba yo con cara de tonta. Harley me hizo señas para que me pusiera las pilas, así lo hice.
La adrenalina convirtió la situación en pura alegría, mis piernas se movían solas y el viento golpeaba mi cara con fuerza, sentía que estaba en un videoclip, ya sabes, en esos en los que la diversión no falta. Con unos cuantos tropezones pude llegar al tercer puesto, ahí decidí empezar con mi plan B. Cuando estuve bastante lejos cambié de rumbo hacía lo más oscuro, seguro que por ahí era ese lugar.
¡Muy bien Ju! Hacerte la tonta, conseguido.
Creer que vas a correr en esa cosa, conseguido.
Huir del camino, conseguido.
Solo tienes que buscar el cartel que dice Villa de los Olvidados, nada más.
Ya expliqué antes que montar en bicicleta no era mi mejor cualidad, entonces nada más intentar bajar cuesta abajo casi morí en el proceso, así que decidí ir por libre y arrastrando la bici conmigo. Con un par de pies cansados, algo doloridos también conseguí llegar a un lugar del cual una vez oí hablar.
Me detuve al encontrar a lo lejos la cabaña, muy elegante por cierto, y sonreí porque sabía que mi amigo estaba más cerca de lo imaginado. Así que tiré la bici, me quité todo lo que llevaba hasta que algo me agarró de los hombros, por un momento pensé en el demonio, pero...
—Eres una tramposa.
Me giré tan rápido que ni yo misma supe como lo hice.
—¡Pero a ti qué te pasa!— grité al ver a Andy delante de mí.
Deshacerte del chico este, no conseguido.
—Que por lo visto no sigues tus promesas y sabía que estarías aquí— dijo cruzando los brazos—. Eres inteligente, sólo te falta ser más escurridiza.
—No ganaría ni aunque quisiera, ¿Me has visto conducir?
—Sí, no ganarías, pero de una manera extraña casi quedas en tercer lugar. A pesar de no saber manejar bien los pedales.
—¿Tengo que seguir con la carrera?— pregunté imitando su postura.
—No, llegaste a tercer lugar, algo es algo— me regaló una sonrisa—. No te preocupes por las bebidas, ya me encargo yo...— habló y alzó su meñique— Solo quisiera que hicieras lo único que has estado haciendo, debes tener mucho cuidado, ¿Me lo prometes?
—¿Qué es lo que he estado haciendo?
—Hacerte la tonta.
—¡Eh!
En parte tiene razón...
—Bueno, ya sabes, tonta en el buen sentido. Solo cuídate.
Lo miré con prudencia, si supiera que yo no estaba en mis condiciones nunca habría dejado que me fuera sola a ese lugar. Aunque lo de la villa fue un comienzo raro de un juego estúpido entre el castaño y yo. En ese momento pensé que era pura exageración así que, con la mirada en un punto fijo, junté nuestros meñiques en forma de promesa.
—Juliette te promete salir viva— susurré.
Viva...
Algo que no tomaba muy en cuenta...
—Tu castaño está por ahí— señaló un camino largo, algo tenebroso a simple vista.
—¿Cómo sabes si es ese camino? ¿La cabaña no significa nada?
—Tú ve por ahí, créeme, es la mejor opción. Además, ahí verás a tu amigo.
—¿Seguro que es él?
—Sí, estoy viendo a un chico bastante guapo a lo lejos sentado en el suelo sin saber que hacer...Y ¿sabes una cosa? Es castaño...
Rodrigo...
—Muchas gracias, dile a Harley que ha sido un placer conocerla.
Andy me miró, de repente su cara dejó de ser amistosa, todo en él se había vuelto seriedad, tanto que daba miedo. Sin preámbulos, se acercó a mí y me abrazó, pero eso no fue lo importante, sino lo que me dijo o advirtió.
—Ju cuídate mucho...La puerta de las profundidades es el toque rojo, habrá un pasadizo, dará miedo...Tú solo debes seguir corriendo, no pares nunca— susurró con una voz rota— Y no dejes que te lleven...
Me separé de él por el gran asombro que mi cuerpo aún procesaba, lo miré con mi más sincera faceta. Andy solo agachó la cabeza y dio por cerrada aquella conversación. Tuve la necesidad de frenarlo a la hora de despedirnos, no obstante, no quise que siguiera en mi camino. Cuando tan solo llevaba unos pasos hacía adelante algo chocó con mi pie, una botella de agua. Revisé de donde procedía, al no hallar mi respuesta, decidí darle un sorbo, sin darme cuenta de que no era nada más y nada menos que alcohol.
Iugh.
La sed se invadió en mi diminuto cuerpo, haciendo que no pueda parar de beber. Una vez terminada la botella el mundo comenzó a dar vueltas alrededor de mí, ya daba mi conciencia por perdida, hasta que unos brazos sujetaron fuerte mi cuerpo. Mis odios pitaron tanto que ahogué un chillido de dolor, fue entonces cuando abrí mis ojos. Tan grande fue mi sorpresa al ver al castaño excitante frente a mí, acariciando mi mejilla con suavidad.
—Hola, pequeña rubia— sonrió a medias.
Hola, pedazo de imbécil.
Sí, así fue como consiguieron que dos presas caigan en la trampa.
****
¡Hola! Yo de nuevo, un mes después como siempre ;)
¿Qué tal? ¿Ya comieron o cenaron?
Lo primero que debo decirles es gracias ♡♡♡ Por lo 4,5K de visitas y 1,12K votos, yo de verdad lo aprecio demasiado. Hay días en los que me he desmotivado y he pensado en que no sirvo para esto pero mirar sus lindos comentarios junto con sus buenas palabras me anima a seguir escribiendo ✨
Bien, pff...
El siguiente capítulo está por la mitad, lo único que puedo decir es que un cuarto del cap va a suceder algo que cambia algo que otra cosa...
Y...algo más
Solo digo que hay una tensión que hasta para mí fue sorprendente :)
En fin, tengan lindo día, tarde o noche y sueñen con cositas bonitas 💕
PD: Short= pantalón, pantaloneta, pantalón corto.
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