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Capítulo 3

Actuar, actuar y seguir actuando

¿Qué es una obra de teatro?

Lo primero que tienes que saber, es que no voy a explicártelo usando toda la información de Google o de Wikipedia, porque para eso, mejor lo buscas tú y yo me quedo callada. Dicho esto podemos continuar, para mí una obra de teatro es magia, música, arte, bailes, luces, actuaciones estelares y cuentos bien relatados. Es vida, es muerte, es fantasía y es realidad.

Me encantaba ir cada martes al teatro junto con mi padre, nos sentábamos en la tercera fila, butaca quince y dieciséis, y comprábamos dulces. Él contaba chistes malos, mientras interpretaba dramáticamente a los personajes y yo reía, era una especie de tradición.

Los días de teatro esperaba enfrente de la puerta, impaciente a que él aparezca para poder irnos juntos. A pesar de que yo amaba ir ,para mi era especial por el hecho de pasar tiempo con mi papá.

Con eso mi yo de seis años ya era feliz, era mi motivo para sonreír.

¿Quieres saber lo que es para mí ahora una obra de teatro?

Es dolor, finales tristes, protagonistas muertos, villanos ganadores y por supuesto engaños.

He de decir que me gustaba más así, mi inocencia ya no era la misma, yo ya no era ingenua. Era una adolescente normal y corriente, que amaba ponerse delante del televisor, para observar cómo actuaban los actores. Siempre fueron una pieza clave para mí, los admiraba, sabían meterse en su papel, conectar con el personaje, interpretarlo correctamente...ellos fingían.

Y creo que en esta obra yo ya no soy tan buena protagonista...

—¿¡Estás hablando de Vanessa Leons?!— murmuré, asegurándome de que nadie estuviera cerca, no podíamos mencionarla.

—Sí, me contaron sobre ella, lo que me sorprende es no haberla visto en clase...

—Ya no está...aquí.

Rodrigo se paralizó, sus ojos se oscurecieron y un aire de pregunta se asomó por su bello rostro. Mientras tanto mi corazón me palpitaba a un ritmo no tan normal. Estaba nerviosa, él frunció el ceño, se acercó a mí y preguntó algo que yo misma había delatado.

—¿Qué es lo que te preocupa tanto? Te ves pálida y tus ojos están vidriosos...

Julieta, no llores.

Cuéntale el porqué de tu preocupación.

—Nadie puede hablar de ella, órdenes de sus padres. Tampoco me permiten soltar algún tipo de información.

—Pero...¿Está bien? ¿Dónde vive ahora?

—No volvimos a saber de ella.

—¿Nadie sabe de su paradero?

—Nadie.

—No quiero sonar brusco, pero ¿cabe la posibilidad de que ella esté...?

—¿Muerta? Muchos lo han pensado, fue el cotilleo del mes, por esa razón sus padres se molestaron y nadie volvió a hablar de ella.

—Entiendo, sé lo que es perder a alguien querido.

—Ya somos dos...

Aunque es más doloroso cuando....

—¿Sabes? Mi abuelo siempre dice que la muerte y la vida están enfrentadas entre ellas, la vida enfurece a la muerte, permitiendo que más personas nazcan y la muerte la entristece arrebatándoles la vida a los humanos y animales.

Entonces yo habré enfadado varias veces a la muerte.

—Mi abuela cree que la muerte le tiene envidia a la vida, ya que cuando alguien nace se festeja, no obstante cuando alguien fallece las lágrimas y el sufrimiento nos invaden. Pero ese es el ciclo de la vida...

—Son mayores saben de lo que hablan.

—Son sabios, han vivido lo que a nosotros nos falta vivir— respondí, dándome cuenta de que ya estaba en la entrada de mi hogar. —Supongo que nos veremos mañana.

—Supongo que sí, hasta mañana pequeña...

—¡Juliette te estaba esperando, hay noticias de...!— Mi abuela apareció corriendo, para unos segundos después parar. Primero examinó a Rodrigo, que se encontraba al lado mío, luego sonrió como si le hubiera tocado la lotería y finalmente me dio una mirada cómplice.— ¿Quién es este chico?

—Abu, él es...

—Rodrigo Wall, un placer.

—¿Son novios?— preguntó señalándonos con el dedo.

—Somos amigos— respondimos a la vez.

¿Tan difícil era notar que solo éramos amigos?

¡Además aún no conozco nada de Rodrigo!

No puedo ser su novia, si lo único que sé de él es que se apellida Wall y que duerme desnudo. 

Nada más.

—Ujum, las cartas pueden decir lo contrario...

—Abuela— suspiré.

—¿Qué es eso de las cartas?

Oh no, ahora estaremos toda la noche aquí.

—Dame tu mano o pasa dentro y te explico más a fondo aquel tema...

Sin pensarlo dos veces, el castaño excitante entró a mi hogar junto con mi abuela.

Yo me sequé las lágrimas, ahogué mi dolor y volví a ser Julieta Brown.

Sentí el peso de algo mirándome, sin embargo, al girarme solo había arbustos y rápidamente entre a mi casa.

El olor a vainilla hizo que suspirara relajadamente, conduciéndome a un mundo de paz y harmonía. Después de salir de mi tranquilizante trance visualicé todas las fotos que se encontraban en el recibidor.

¿Te cuento una curiosidad?

Ninguna de ellas era verdadera, nunca estuve en París, ni en Nueva York y mucho menos en Tokio, todo era Photoshop junto con montajes bien editados. 

Ahora que sabes esto, podemos seguir, si ampliabas tu vista unas grandes escaleras se colocaban en una esquina, pero si tu mirada iba a la derecha podías ver una mesa blanca, redonda, con cartas expandidas que "predicen tu futuro". No creía en ello, pero en ciertos momentos me hacían dudar. La cocina era de un estilo minimalista y ecologista, había pocas ventanas, en la sala había una butaca y un pequeño sillón, en donde James dormía a veces.

Éramos solo las dos y mi mejor amigo, era nuestro hogar, la casa que me recordaba a mi familia, o al menos una parte de ella.

—Voy a ponerme algo más cómodo, ya vuelvo. —Salí de la sala con lentitud, no creía en eso de las cartas, aunque me interesaba saber qué le decían al castaño excitante, quien esperaba ansioso sus resultados.

Mientras subía las escaleras, que eran enormes y me cansaban con facilidad, escuché la voz de mi abu que decía algo que me dejó muy confundida.

"Niño"

¿Niño? ¿Hablaba de la infancia de Rodrigo? ¿De su futuro? ¿Él tendrá un niño?

Y lo más importante.

¿A mí que me importa?

Desde ese instante, dejé de escuchar, para concentrarme en buscar, ¿en dónde había dejado el pijama?  Yo era una persona muy ordenada, y aunque no lo fuera mi abu me obligaba a mantener todo limpio. "La limpieza define a la persona" me decía. 

Ja, pues los vecinos de al lado eran pulcros, pero su vocabulario era más sucio que un charco de barro. No obstante, gracias a ellos mi diccionario de insultos era amplio, si no, seguiría insultando a alguien diciéndole que era tonto.  Así que gracias a ellos sabía defenderme, algún día espero poder agradecerles.

 En cuanto regresé a la sala, Rodrigo estaba por irse, agradeciendo a mi abuela, mientras reían de algo que habían dicho.

—¿Me voy dos minutos y ya son mejores amigos?

—Por lo menos yo he podido conseguir lo que tú aún no Juliette— habló mi abu.

—Hasta mañana, pequeña rubia. Nos vemos otro día señora Margareth. —se despidió mi amigo, me pareció que estaba un poco raro, se veía pensativo. Y en definitiva, lo estaba.

—Señorita Margareth— corrigió la nombrada.

El castaño excitante río, enseñándome, que una persona puede ser atractiva hasta haciendo un pequeño gesto.

¿Cómo lo hace? ¿Cómo es tan injustamente hermoso?

Minutos después se fue, dejándome con una gran curiosidad, ¿Qué le había pasado?

—Me gusta ese chico Juliette, creo que haríais buena pareja.

—¡Abu! ¡Solo somos amigos! No puedo abalanzarme sobre él, ni siquiera sé nada de su vida...

—¿Acaso yo dije que lo tienes que besar? Sobre el tema de no saber nada, pregúntale, es gratis.

—Abu...—suspiré—¿Qué es eso de señorita Margareth?— dije sacándole la lengua.

—Me hace sentir joven, a ti él te dice pequeña rubia y yo no he dicho nada.

—Ajam, iré a ducharme...—avancé hacia al baño, pero me detuve en medio camino— Por cierto...

—El pijama está en el segundo cajón del lado derecho del armario.

—¡Lo sabía!— Solté en cuanto entré al baño.

****

El agua caía en pequeñas gotas como mis lágrimas, luego se juntaban y se deshacían lentamente como el vago recuerdo de alguien que te faltaba.

Lloraba porque por más que intentes esconder algo, acabara él escondiéndote a ti. Por más que intentes tapar la herida, seguirá ahí. Hagas lo que hagas siempre estará ahí. 

Mi cabeza era un torbellino de teorías y mi estabilidad era baja, diablos.

¿Quién se había atrevido a hablar de ella?

¿Quién quería que Rodrigo estuviera enterado de lo de Vanessa?

Al salir de mi no tan relajante ducha, lo primero que hice, fue terminar de ponerme mi pijama rojo que contenía un gato que decía "miau". 

A continuación, ahogué un grito al ver a mi mejor amigo acostado en la cama, leyendo una revista de moda, tan tranquilo.

—¡James! ¡Podría haber estado desnuda y tú aquí como si nada!— grité, pero él ni se inmutó.

—Yo también estoy contento de verte, señorita linda. Además, si hubieras estado desnuda no hubiera mirado, aunque no lo parezca soy un caballero inocente y bueno— me guiñó el ojo para después sonreír coquetamente.

¡Inocente y bueno!

¡Qué buen chiste!

La inocencia de James era menos inexistente que el trozo de chocolate que me comí ayer.

—¿Qué haces aquí? ¿Por dónde entraste?— pregunté. Mi abuela siempre me llamaba si teníamos alguna visita, aunque no fuera deseada. Ella no me avisó de que James estaba ahí, lo que significaba que no lo había visto.

—Recuerdo que me dijiste que podía quedarme una noche. ¿Me vas a seguir interrogando o puedo abrazarte ya?

—¡Podrías haber entrado por la puerta! Espera, ¿por donde te has colado?— volví a preguntar al ver mis ventanas cerradas. Era imposible entrar por alguna de las dos.

¿Acaso tiene un túnel secreto?

—Apuntado, desde hoy entraré como una persona decente. Ahora ven aquí. — murmuró abriendo sus brazos para que yo me acurruque entre ellos.

Decidí hacerme la dura, rechacé su abrazo e intenté ir por mi cena. Una tarea difícil, porque él se interpuso en mi camino acorralándome.

Mi mirada conectó con la suya, su color azulado se veía extraño, estaba intentando decirme algo, y yo no lograba descifrar el qué.

—James.

—Sí, aún la recuerdo.

Por supuesto que lo hacía...

—James...

—Lo sé, no vale la pena, ella no existe, nunca lo hizo.

—¡James!

—¿Qué?

—No te muevas...

—¿Por qué?

Me apegué a mi pelinegro favorito, una vez lo tuve suficientemente cerca, mi respiración y la suya aumentaron. Un destello hizo que me detuviera a observar el rostro de James.

Memoricé en ese instante sus labios que me regalaban muy pocas sonrisas, su nariz recta y bien formada, sus oscuros ojos mar que casi nunca mostraban lágrimas, sus mejillas tan suaves.

Su cara te hacía no querer dejar de mirarlo, él era tan adictivo.

Mi mano lo acarició. Él relamió sus labios, acto seguido yo repetí el movimiento.

Estábamos bajo una burbuja en donde, solo nosotros existíamos, entonces limpié la mancha que tenía cerca de su labio y noté lo poco que nos quedaba para romper nuestra promesa.

—¿Has ido a comer sin mí?— pregunté haciéndome la tonta.

James se quedó quieto durante un rato, luego empezó a reírse.

—¿Qué? ¿Qué te pasa, te dio un ataque de estupidez o vas a empezar a trabajar de payaso?

—¿Qué fue eso?— consiguió decir.

—Yo...no lo sé.

—Tal vez nos extrañamos, lo necesitábamos.

¿Necesitaba a James?

Compartimos una mirada cómplice y reímos juntos.

¿Necesitarnos?

¿Era en serio?

Solo somos amigos.

—Estás rojísima, ¡No me puedo creer que yo haya causado eso en ti!

—¡Mentira! Yo no me sonrojo, es por la risa.

El tonto de mi mejor amigo siguió ahogándose a carcajadas. Me tapé la cara con las manos, seguro que estaba roja, pero no lo iba a admitir.

—Me recordaste a alguien...

Lo sé, sé a quién te recordé.

—¿Sí?

—Sí.

—Iré a por la cena, tu pijama está en el cuarto de invitados, las sábanas están sucias, tendrás que dormir aquí.

—¿Aquí? ¿Contigo?

—No, en el suelo.

—¿Es una broma, verdad?

—Claro que no, te dormirás en el colchón y yo en mi cama.

—Está bien, antes de dormir, ¿podrías dejarme un rato estar a tu lado?— hizo un puchero y puso unos ojos adorables.

—No puedo creer que aún te funcione eso, si te acabas toda la cena, me lo pensaré.

—Trato hecho señorita linda, la comida no se desprecia — besó mi frente y salió corriendo del cuarto.

Tragón.

El resto de la noche fue normal, mi abu y James conversaban mientras yo estaba en mi mundo. Quería saber sobre Rodrigo, me lamentaba no haberle pedido su número de teléfono, por otra parte ella seguía en mi mente, detestaba recordarla, era hacerme daño internamente. Sintiéndome un poco mareada, me levanté y fui a mi balcón.

Me estoy hundiéndome en mi gran vaso de agua.

¿Alguien podría salvarme?

—¿Te sucede algo?

—No, nada estoy bien, ¿podemos dormir ya?

Mi pelinegro favorito asintió, él sabía que algo andaba mal, pero era mejor ignorarlo que enfrentarse a mi intento de silencio. Él ya estaba sobre mí, abrazándome mientras yo disfrutaba de su hermoso olor. James olía a hogar, a familia y a seguridad. Él acarició mi cabello húmedo, miró mis ojos y aproveché para acariciar su pecho, sintiéndome protegida. No recuerdo en qué momento caí en un sueño profundo, pero sí haber escuchado algo salir de su boca...

—Yo también la extraño.

****

Un día distinto en Vendonia, tarde lluviosa, los alumnos llegaban tarde a propósito a la escuela, los padres esperaban hacer cola para quejarse, etc.

Te preguntarás ¿por qué?

El motivo por el que todos odiaban esta semana era muy simple, comenzaban los castings para la gran obra de teatro, que se celebraba cada año. Ya éramos bastante grandes para eso, era gracioso ver a jóvenes de dieciséis y diecisiete años actuar como niños, pero para mí no lo era, yo amaba esa semana, tal vez no era la única.

Sin embargo, esa misma tarde dejé de amar el teatro, ya que era Vendonia en su máxima hipocresía. La nueva obra, iba a estar dedicada a una muchacha, que nos había dejado hace poco. Iban a aprovecharse de ese suceso para convertirlo en una historia con final trágico y tener más audiencia.

¿Ya sabes de quién se trata?

Lo único que puedo decirte es que sé que alguien va a enfadarse demasiado. 

****

Hola! Aquí estamos otra vez :)

Tuve problemas con el ordenador y casi se quedan sin capítulo :(

Por suerte ya está solucionado. Bien, aquí hay algo oculto que tiene que ver con algún secreto. 👀

¿Qué opinan de la tensión entre James y Juli?

En este capítulo mi Rodrigo no apareció mucho...

Pero todo es por algún motivo. 

¡Tengan lindo día, tarde o noche!💖

—Anahy🌹

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