Capítulo 2
Mezclemos golpes, sangre, gente gritando y nuestro resultado será: Pelea clandestina
James era impulsivo. De por sí nunca pensaba en las cosas antes de hacerlas, no era cuidadoso con nada, no le gustaba nada, ni le importaba nada.
Excepto su lista de prioridades que consistía en cuidar de mí y ganar las peleas clandestinas. De alguna manera las dos se conectaban y nunca me paré a pensarlo.
Él no tenía familiares, ni amigos y mucho menos pareja.
Me tenía a mí. Que era otra forma de ver la vida, a su manera, o eso es lo que me decía cada noche.
Yo era su existencia, todos lo sabían, pero en esos tiempos no me enteraba del cariño que me tenía. Si tan solo lo hubiera descubierto antes...
—Vamos señorita linda di que sí, quiero que me veas ahí.
—Me lo pensaré.
—Esa no es una respuesta.
La sabrás cuando me veas ahí.
—Está bien, pero si hoy no gano ya tendré a quien culpar. Nos vemos señorita linda.
James sonrió para después desaparecer de mi campo de visión.
Estaba decidido iba a ir, era una locura, había gente peligrosa, sin embargo era su gente por lo tanto también la mía. Ya había contactado con uno de sus compañeros de pelea y este me había dado la dirección, solo me faltaba saber con quién ir.
Pregunta del millón...
¿A quién convenzo para ir a una pelea clandestina, por la noche y peligrosa?
Exacto, a nadie.
Mi mente fue interrumpida por un montón de murmullos de chicas de otras mesas.
¿A quién juzgaban ahora?
Me mantuve en silencio, hasta que todas las miradas se posaron en mí.
Sentí como juzgaban todo mi ser.
No estaba acostumbrada a recibir miradas, era conocida por James, pero tampoco era el centro de atención todos los días. Alcé mi vista preparada para asesinarlas con la mirada, no obstante mi sorpresa fue mayor al ver a la persona que tenía delante.
—Vengo en son de paz, no pienso arrastrarte a ningún baño— susurró Rodrigo sarcásticamente—. ¿Qué hace la pequeña rubia tan sola?
—Para tu información, antes estaba acompañada— contesté.
—Oh, ¿tu novio?
—No, mi mejor amigo.
—¡Qué alivio! Sino estuviera firmando mi sentencia de muerte.
—No te creas, ya la estás firmando, mi querido amigo es demasiado protector — le advertí, imaginándome a Rodrigo huyendo de James.
—¿Debería esconderme en el cuarto del conserje?
—Deberías.
Sonreí como una tonta, sabía que las chicas estaban imaginando una diez mil maneras para matarme, aunque me daba igual.
¿Acaso era un pecado divertirse con un chico guapo?
—Seré directo, ¿Qué haces esta noche?
—No quieres saberlo.
—Claro que sí, desde hoy me interesas Julieta Brown.
Miré sus ojos ante esa respuesta, intentando asimilar lo que acababa de salir de su boca.
No ha dicho nada Julieta.
Piensa en pikachu, ¡no te pongas nerviosa!
¡Maldición Rodrigo acababa de decir que le interesaba!
—Digamos que voy a un lugar clandestino, solo si quieres puedes venir. Te espero en la entrada del colegio antes de que anochezca— dicho eso, me levanté de la mesa, dejando a mi nuevo amigo solo. Provocando más miradas por parte de las muchachas que durante todo el día se mantuvieron alejadas de mí.
Después de varias horas, intenté concentrarme en algo que no sea Rodrigo, una tarea muy difícil. Cuando por fin las clases terminaron, como siempre seguí con mi rutina, me levanté de mi mesa con cara de pocos amigos y me encontré en mi mochila una nota.
Es raro, a mí no me habla nadie.
Abrí la nota para encontrarla llena de insultos y cosas peores, ¿lo gracioso de la situación? Que la chica, si era una chica, me pedía que dejara de acercarme a James y que ni se me ocurriera tocar a Rodrigo. Me reí tirando a la basura la estúpida nota.
¡Uy que miedo! ¡Seguro que deja de seguirme en Instagram para demostrarme su molestia conmigo!
Todo era una ridiculez.
****
Antes de comenzar una pelea, James siempre golpeaba algo, resentido, enfadado, harto.
Él sabía que nada podía sacarlo de ahí.
Ni el millón de amenazas que recibía todos los días, ni mis ruegos para que dejara de pelear y mucho menos las voces. Que le decían que parara, que le advertían que cuando él quisiera acabar con todo, también acabaría con él.
En ese entonces, cada día se miraba en el espejo. Odiándose a sí mismo, odiando a su padre y también a su cobardía.
Muchas chicas al verlo saltaban de emoción. Hechizadas por su cabello oscuro, su mirada fugaz, su sonrisa que pocas veces mostraba, su tatuaje en la mano, su gran altura...
Y porque en todo él resaltaba la oscuridad.
Pero él no quería gustarles, él quería mantenerlas alejadas, él deseaba algo que no podía tener...
***
¡Porque soy tan lenta!
¡Ahora mismo una tortuga podría pasar por mi lado felizmente e ir más rápido que yo!
Paré de caminar en cuanto vi la escuela. En un escalón se encontraba Rodrigo Wall, que miraba con impaciencia su reloj plateado.
Me estaba esperando, yo lo sabía.
Había tardado en llegar por varias razones, entre ellas la más importante, mi abuela.
Me acerqué a él con intención de disculparme por la tardanza, aunque al darme cuenta ya me observaba, con una pequeña sonrisa en sus labios.
—Hola— dije en voz baja.
—Hola— respondió de igual manera.
El camino fue rápido y cómodo, no hablábamos, de vez en cuando mis ojos admiraban con discreción su rostro.
Aquel día de septiembre, corría un pequeño aire de frío por el pueblo.
Las vecinas habían salido de sus casas, para ir a la gran cafetería en donde discutían y "contaban" cosas de las que se enteraban.
Los señores se habían reunido para ver un partido de fútbol en un bar donde "casualmente" a las mujeres les tenían prohibido entrar.
En cuanto a los niños, ellos corrían y jugaban por todas las calles.
Eso era Vendonia, un lugar de "paz y alegría"...
Mientras yo, Julieta Brown, iba a entrar a un callejón oscuro, viejo y peligroso junto con Rodrigo, alias castaño excitante.
Oh si, Rodrigo.
Pude permitirme contemplarlo, se veía tan apuesto, su labio se encontraba entreabierto, sus ojos veían la oscuridad del lugar con duda.
También estaba muy guapo con su sudadera blanca, sus pantalones negros y su cabello bien peinado.
¡Qué bueno estaba!
Me acerqué a su hombro comenzando a caminar hacía la entrada, entonces sentí como él murmuró algo que no conseguí escuchar.
Suspiré y di el último paso para entrar; gritos, apuestas, insultos, todo eso y más rodeaba el ambiente de esos grandes metros cuadrados.
—Ahora que estamos conociéndonos mejor y que sé que tu secreto es venir a peleas clandestinas, te diré que el mío es dormir sin ropa, en serio me incomoda dormir con algo...Y sí, sé que ahora mismo parezco un depravado que está contándote que duerme desnudo, pero...
Me acerqué a su cara y le tapé la boca con la mano, lo mejor era mantener silencio, al lado de toda esa gente nosotros éramos unas pequeñas hormigas indefensas.
—¿Siempre hablas tan alto?— susurré quitándole la mano de la boca.
—¿Siempre te vistes así?— preguntó Rodrigo mirándome de pies a cabeza.
—¿Tienes algún problema con mi sudadera?
—No, al contrario te ves muy bonita, pequeña rubia.
—Lo sé— respondí mientras buscaba a James, quería encontrar un buen lugar para verlo bien.
Con valor agarré la mano de Rodrigo, para llegar a las escaleras que se encontraban en lo más alto del local. Cada vez que podía dirigía mi mirada hacia él, quien observaba el suelo con precaución. Olvidé decir que el piso estaba "decorado" de todo tipo de cosas, mejor dicho basura y más basura.
Estaba nerviosa y no sabía como manejar la situación. No acostumbraba a quedar tan rápido con un chico, ni mucho menos llevarlo a una pelea clandestina, no obstante el castaño excitante, era la excepción.
—Listo, llegamos.
Nos sentamos en silencio manteniendo una distancia intacta. Mi mente estaba dividida, por una parte esperaba ver a James, mientras que por la otra esperaba que Rodrigo no se fuera corriendo, aunque tampoco hubiera llegado muy lejos con toda la gente que se encontraba.
Cuando por fin salieron mi mejor amigo y su rival, comenzaron a golpearse fuertemente. Muchas veces James caía al suelo, se retorcía de dolor y volvía a levantarse con fuerza.
Mi corazón era un torbellino de emociones. Cuando él resultaba golpeado me daban ganas de ir a comprobar si estaba bien. Cuando se volvía a levantar y sonreía, para después dar un golpe llegando a la victoria me alegraba por él.
No me agradó estar ahí, ver a James tirado y herido no era sano para mí. La pelea dio su final con mi mejor amigo como ganador, yo me sentí aliviada al saber que había acabado y que él estaba bien.
—¡Lo ha hecho pedazos! Dios es increíble— soltó Rodrigo alucinado, miró con admiración a James hasta que por una décima de segundos su cara cambió, parecía que había recordado algo.
—Increíblemente bruto...— murmuré preocupada.
¡James podría hacerse daño!
Y aquel tipo que aún seguía en el suelo podría terminar muerto...y a nadie le importaba...
—¿Lo conoces?— preguntó mi compañero confundido.
—Es mi mejor amigo, lo conozco desde...
Un recuerdo del día en el que conocí a ese loco invadió mi mente, siempre tan duro e impredecible. Siempre tan James.
—¿Desde...?
—Ha pasado mucho tiempo de eso, vamos a saludarlo.
Cambié de tema, era lo mejor, hablar demasiado sin conocer a las personas implicaba peligro, eso lo había aprendido de la vida. Rodrigo se ofreció a acompañarme a regañar al loco de James.
Nos adentramos a un pasillo protegido por un guardia que me hizo varias preguntas. Contesté todas con tranquilidad, "Siempre mira a la vida con seguridad y firmeza, si no, podría añadirte a la lista de los cobardes" la frase de mi abuela resonaba en mi mente todos los días y la aplicaba muy bien.
Era una mujer muy sabia, gracias a todos los obstáculos que tuvo que pasar siendo tan joven. Tal vez algún día me atreva a hablar de ella.
Entramos al vestuario, con intención de mantener una conversación con mi pelinegro favorito. Y al encontrarlo, nos llevamos una sorpresa, al notar que estaba entre los brazos de una jovencita de cabello verde azulado, muy bonito.
Yo inmediatamente supe de quién se trataba, era Claire.
No era mi amiga por varias razones y entre todas ellas, estaba James, siempre él.
Claire tenía quince años y algo cambió en ella el día en el que James le ayudó a arreglar su bicicleta. Desde ese momento jamás se separó de él, ni de su bicicleta.
—Hola, ¿Qué tal?, estamos aquí— solté con fuerza, no estaba celosa solo que a veces me llegaba a incomodar Claire, era intensa.
—¡Señorita linda!— gritó James al verme.
Su sonrisa se desvaneció al ver al joven que me acompañaba. Frunció el ceño y no dudo en demostrar la molestia que le causaba Rodrigo.
—¿Quién eres?— preguntó hostilmente.
—Rodrigo Wall, nuevo amigo de Juli.
—Julieta para ti.
—James— lo regañé—. ¿Podrías ser más amable?
—Lo estoy siendo, de no serlo ya te hubiera echado de aquí— comentó refiriéndose a Rodrigo—. ¿Qué quieres? ¿Un autógrafo?
—Viene conmigo, tampoco creo que le interese un autógrafo tuyo, lo único que haces es pelear.
—En efecto, no me interesa en absoluto— respondió Rodrigo mientras tenía una batalla de miradas con James.
¿Qué sucedía entre ellos dos?
—Señorita linda, ahora vuelvo, hablaré con castañito atrevido un rato.
—¿Qué? James ni se te ocurra hacerle nada porque...
—Tranquila pequeña rubia solo hablaremos, además me defenderé perfectamente— anunció el castaño excitante.
—Lo mismo digo— habló mi mejor amigo.
—Okey, yo estaré aquí...con Claire
¡Qué buena idea por favor!
Que se note mis ganas de salir de aquí.
Ellos se fueron dejándome con la susodicha. Ella estaba callada mirando la puerta, esperando a James.
—¿Habéis quedado?— me atreví a preguntar.
—Sí, él me invitó.
—Ah.
—James besa muy bien.
—Ah— volví a responder, me importaba muy poco como besara mi pelinegro favorito, ni mucho menos a quien besaba.
—¿Rodrigo Wall es tu novio?
—No, estamos en proceso de amistad.
—¿Entonces está libre?
¡Oh ya entendí!
—Más libre que un pájaro en el cielo.
—Oh, bien gracias por la información.
—No es nada...¿James y tú sois algo?
—Estamos en proceso.
¡Ja, claro!
—¿Entonces está libre?- pregunté inocentemente.
—No, no está libre.
—Pensé que sí. En fin, voy a entrar ahí y llevarme a mis dos amigos, ya es tarde deberías irte a tu casa y dormir. Buenas noches— sonreí de lado, entrando al cuarto en donde estaban los dos hablando tranquilamente.
—Nos vamos.
—Vale— respondió el castaño excitante.
—Adiós loco, nos vemos mañana— me despedí, él asintió y me marché junto con mi nuevo amigo.
Los dos salimos hablando sobre la pelea, he de admitir que me hizo muy extraño dejar a James y Claire solos.
Sin embargo, seguí escuchando a Rodrigo mientras hablaba. Él movía sus labios como si todo lo que salía de su boca fuera planeado segundos antes por su mente, seguí prestando atención hasta que un nombre me hizo detenerme.
"Vanessa"
Otro tema fuerte en Vendonia. No fuerte no, fuertísimo.
****
Hello! Aquí estamos otra vez :)
¿Cómo están?
Yo feliz de poder publicar un capitulo más después de la intensa semana que tuve, pero por fin se acabó.
¿Qué opinan de Claire? ¿Amigo o enemigo?
¡Que tengan un lindo día, tarde o noche!❤
¡Abrazos virtuales!
Twitter --> @AnahyTelenchana
-Anahy🌹
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