Capítulo 12
El hilo de la sinceridad no participa en nuestra obra
Creo que no poseo ningún talento.
Así es, Julieta Brown no tiene ninguna actividad que se le de bien. Toda mi vida he estado entre las sombras de las personas que aparentaban o eran perfectas en algo, realmente lo parecían...Estaban los deportistas, los dibujantes, los cantantes, los que contenían una gran imaginación en su interior...Y luego estaba yo. A mí nunca me ha funcionado ninguna de esas actividades, mientras que ellos se veían felices haciendo lo que amaban, yo contaba los minutos para poder acabar con aquellas horribles clases.
Tengo que reconocerlo, sus ganas mezcladas con su talento me daban envidia.
El hecho es que a los siete años encontré un pasatiempo, que era algo parecido a un trabajo. Cuando llegamos a Vendonia nadie quería a mi abuela trabajando con ellos, y no, no era por la edad. Nosotras simplemente no agradábamos en su agradable armonía y orden. Mi abuela no se rindió, empezó un pequeño negocio donde solo tenía que arreglar o cambiar prendas de ropa, era costurera. Después de días, de manera misteriosa, la gente se interesó y ganamos algo de dinero.
Ya que aprendí a coser gracias a ese trabajo, vi como se me daba mejor que otras cosas, pero comprendí que yo estaba relacionada con aquello porque de alguna manera ya lo había hecho. Desde niña aprendí que cosiendo podía arreglar algo roto o crear algo bonito, por eso me dedicaba a coser sonrisas y alegrías. Si algo no iba bien había que hacer cualquier cosa para arreglarlo.
Sonreír cuando los días son tristes...
Después me cansé de intentar crear buenos recuerdos y empecé a imaginármelos. No sabía con qué hilo había hecho mi vida desde que había llegado a Vendonia, así que distorsione mis pensamientos.
Y luego, supe que se podían coser también mentiras con la aguja del engaño y el hilo de la confianza, ambos mezclados tenían como consecuencia falsos hechos para mi propio bienestar. Lo que sucedió fue que no contaba con que podía acabar pinchándome con la aguja del engaño, cayendo así en el sueño eterno de la perdición.
****
Sostenía la sudadera de James sobre mis manos, no sabía cuando comencé a agarrarla como si fuera algo de cristal. Supongo, que era por el hecho de que aún había trozos del póster de Vanessa y aquella inicial o código, no sabía muy bien que era. Cuando estuve cerca de mi casa pude observar una silueta grande, imponente y desagradable. Cerré los ojos suspirando, sabiendo lo que se me venía, pero antes volví a echar una ojeada para comprobar si Joe ya se había marchado, hacía unos minutos acababa de llegar a Vendonia Quien tenía delante de mí era a la señora Juana, quien contraté para que cuidara de mi abu los días en los que yo no podía. Se veía enfadada por algún motivo, así que me acerqué con paso firme.
—¿Cómo está mi abuela?
Ella tan solo me miró como se le mira a un insecto.
—He intentado hacer de todo, Julieta. Pero tu abuela no quiere ayuda, me dijo que ya no era una niña pequeña para que la estén cuidando, luego me insultó y me echó de la casa.
—¿Ella hizo eso?
La observé directamente con un poco de enfado alrededor, yo sabía que mi abuela tenía mucho carácter, sin embargo, no la veía capaz de hacer aquello.
—Si no me crees habla con ella, por cierto, de la paga hablaremos después— dijo empezando a irse, entonces yo me giré dispuesta a todo.
—Si usted dice que no la cuidado, ¿Por qué debería pagarle?
—He perdido mi tiempo— contestó.
Harta de intentar hablar con la señora entré a mi casa, estaba silenciosa y parecía que no había nadie. Subí a mi cuarto con algo de dificultad, aún estaba algo mareada, encendí las luces y mi abuela estaba ahí, sentada.
—Dios mío, pensé que eras un fantasma— susurré poniendo una mano en mi pecho.
—¿Por qué tardaste tanto?— preguntó cruzándose de brazos.
—Intenté llamarte, pero mi móvil murió y...luego todo se descontroló.
Ella solo negó con la cabeza y se fue a su cuarto, seguro que se había preocupado por mí. No era normal que yo tardara tanto, además que no dormí en casa. Me acosté en la cama y en ese momento fue cuando recordé que tenía que comprar las telas para los disfraces, me golpeé a mi misma porque era una olvidadiza.
—Eres tonta, Julieta Brown.
Se suponía que solo iba a comprar, no a una fiesta con el castaño excitante, aunque no había ido del todo mal la noche.
****
El domingo me había pasado el día durmiendo y por la noche intentando hacer alguna prenda con una tela que había aparecido en mi casa esa misma tarde. Así que no fui demasiado productiva, el lunes comenzó como cualquier lunes, mal.
Salí de casa con mi típica sudadera y pantalón, obviamente alguno de los dos tenía que ser de color negro. Avancé unos cuantos pasos mientras me hacía una coleta, encendí mi teléfono y vi una llamada perdida de Claire, bueno una no, varias.
¿Desde cuándo tiene mi número? ¿Le caigo bien?
No le tomé mucha importancia y seguí con mi camino hasta que una figura detuvo mi paso, una muy conocida.
—Mark...
Sí, el típico malote que te encuentras en una discoteca y decides pasarla bien con él solo sea una noche, o el que es capaz de partirte la cabeza. Ese era Mark, el casi amigo de James, digo casi porque esos dos vivían peleando, literalmente.
—¿Para qué quieres hablar...?
No pude continuar, el chico interrumpió mi pregunta por una simple sonrisa falsa. Se acercó a mí, manteniendo una distancia prudente y habló con una voz demasiado preocupante para mi gusto.
—Brown, necesito encontrar a K.A, ha desaparecido...
—¿James ha desaparecido?
Me sentí algo confusa y volví a observar a Mark, en su expresión parecía que hablaba en serio, que no se trataba de una broma.
—A ti te cuenta todo, necesito saber donde está, creo que los dos estamos en problemas.
—¿Qué tontería habéis hecho ahora?
—James tenía que pelear anteayer, no se presentó y el jefe me hizo esto.
Me señaló una pequeña quemadura en su mano, yo hice una mueca de dolor. Fue ahí cuando me preocupé de verdad, si a Mark le hacían eso y no tenía nada que ver no podía dejar de pensar en lo que le harían a mi mejor amigo.
—Lo buscaré...Espero encontrarlo.
Mark asintió despeinando su cabello negro con algunos mechones azules, después me miró a los ojos y sonrió. Aquel chico me había conocido cuando yo era una niña, de hecho, recuerdo las veces que se peleaba con James por quien era el mejor nadador.
—Igual a ella— afirmó él sabiendo que me desconcentraría.
Puse una cara de confusión, solo que el chico ya se había ido, no quedaba rastro de él. Continué mi camino hacia el instituto, tenía algo de sueño y pereza. Cuando llegué todo estaba como todos los días, instintivamente busqué a Rodrigo con la mirada, me parecía algo extraño no verlo. Luego de intentar llegar a mi clase escuché ruidos extraños y después de unos cuantos empujones, pude mirar lo que sucedía.
—¡Que sea la última vez que te metes con ella!
Juro que abrí tanto la boca que creí que me quedaría así para siempre, Claire se encontraba en una esquina con lágrimas en sus ojos mientras que Rodrigo estaba delante de ella protegiéndola como un caballero a su princesa. Lo que hacía que la situación fuera tensa, es que en suelo, se encontraba el antiguo amor de Claire, podría asegurar que había sido golpeado por Rodrigo.
Yo seguía sin entender nada.
Contexto, por favor.
Intenté no encontrar la mirada del castaño, en esos momentos se veía algo violento, su cabello estaba desordenado, sus puños apretados y sus nudillos algo heridos. Agaché mi cabeza para ver al chico que estaba en el suelo, le había herido en el labio porque sangraba un poco. Al levantar de nuevo la mirada, mis ojos fueron a una persona en específico, Charly Benrite. Este llevaba una sudadera y pantalones de color negro, sostenía con fuerza su maleta, él daba la impresión de no sorprenderle nada de lo que pasaba.
Charly frunció el ceño al verme, como si no quisiera que nos encontráramos, luego dejó de apoyarse en su casillero y siguió con su camino.
Creo que no le importa lo que suceda, a mí tampoco debería de importarme...pero nunca había visto al castaño así.
Yo tenía mejores cosas en las que preocuparme, por eso me marché como si yo no hubiera visto nada, tampoco podía buscar problemas.
****
And I'm so sick of seventeen...
La canción Brutal de Olivia Rodrigo dejó de ser lo único que mis oídos escuchaban cuando unas manos me quitaron mis auriculares blancos. Dejé mi trabajo de Inglés a un lado y me giré para ver a la persona, encontrándome con una chica peliazul con una sonrisa amplia.
—¿Qué pasa?— pregunté volviendo a mi trabajo, la peliazul se sentó a mi lado y aunque no la vi, supe que puso una mueca de asco. Era obvio que su preciado trasero no se sentaría en un sucio banco de instituto.
—Necesito probarme mi vestido para la obra...
If someone tells me one more time....Enjoy your youth, I'm gonna cry
—¿Me estás escuchando? ¿Acaso ahora eres sorda?
Volví a centrar mi atención en Claire, no podía ni mirarla, me agobiaba.
—No puedes darme tres días para hacer todo un vestuario, tengo que organizarme.
—Soy la protagonista, debería ser la primera.
De nuevo dejé de escucharla, detrás de ella venía el castaño un poco más relajado. No pude evitar quedarme embobada, su caminata era tranquila, pero a la vez imponente. Se veía bastante sano, seguro que lo del hospital solo era un susto, yo también había tenido algo de fiebre y estaba resfriada, pero supongo que eso nos pasó por curiosos.
—Todo solucionado, ya puedes estar tranquila— dijo acercándose a Claire para acariciar su hombro con cariño. Yo parecía un fantasma, como si no estuviera en esa escena.
—Gracias Rodrigo, estaré agradecida contigo...Voy a hablar con las chicas antes del ensayo, nos vemos después del descanso.
La peliazul se fue sin despedirse de mí, no me afectó en lo absoluto, aunque después recordé que ella me había llamado anteriormente. Me había olvidado de preguntarle para qué quería contactar conmigo, la curiosidad era más fuerte.
—¿Qué tal pequeña rubia? ¿Fin de semana aburrido?
Pues sí, conocí al amante de mi madre, me escapé de su casa, casi me matan, casi te beso y casi te conviertes en Jack de Titanic.
Malditos casi.
—Ya sabes, lo de siempre.
Él solo sonrió y se sentó a mi lado, yo me alejé un poco.
—Sobre lo que pasó...
—¿Qué pasó?— preguntó como si todo estuviera normal.
Lo entendí enseguida.
—Nada, te veo en el ensayo— respondí rápidamente cortando la conversación.
Recogí mis libretas guardándolas todas en mi mochila, el chico ya se había ido para ese entonces, yo solo suspiré. Sabía perfectamente que yo misma pedí que ninguno de los dos hablara de lo ocurrido el fin de semana, no obstante, quería saber si Rodrigo recordaba aquel casi beso. Me quedé en silencio unos segundos, me faltaba alguien, esa persona que me hacía reír, me animaba y que me aconsejaba...
Me faltaba James.
Me había propuesto buscarlo en nuestro lugar especial, necesitaba protegerlo y abrazarlo. Sí, él podía ser un imbécil y lo siguiente, pero era mi mejor amigo. Lo único que quería era dejar aquella pelea de lado y charlar con él, como siempre.
—Si sigues mirándome pensaré que quieres salir conmigo, aunque sería algo difícil convencerme.
Dejé de pensar en mi pelinegro favorito, porque un pelirrojo se había interferido en mis pensamientos. Resultaba que me había quedado pensando en la misma dirección en donde él se encontraba, no podía culparme, a veces me daba por irme del mundo.
—La Caperucita vuelve a encontrarse con el lobo— habló sentándose en la mesa.
—No tienes cara de lobo, serías un cerdito...Ya sabes, el de los tres cerditos.
Él rio amargamente, sus ojos se conectaron con los míos. Sentí como volvía a ver al pequeño Benrite, a aquel pelirrojo con pequeñas pecas y ojos esmeralda. El mismo niño que no le temía a nada y que todo le parecía lo más bonito que sus ojos podían descubrir. Seguía con aquella duda de lo que le podía haberle pasado, de todas las personas que creía que podían destrozarse a ellos mismos jamás pensé en Charly.
Él tenía una vida perfecta, su padre era el alcalde, su madre la más envidiada del pueblo, su pequeña hermana era un prodigio. Él tenía bastantes amigos y siempre se le veía feliz, no parecía tener problemas.
Aun así las mentiras te absorben tanto que se quedan en tus venas, oscureciendo toda tu alma.
—A mí también me pasa— murmuró sin dejar de centrarse en mí.
—¿El qué?
—Yo también miro a una pequeña Juliette totalmente diferente a la que tengo delante y sí, a mí tampoco me gusta este cambio.
Intenté hablar, sin embargo, Charly se veía concentrado en alguna otra cosa insignificante, porque eso éramos ahora, algo insignificante. Los dos niños que salían corriendo después de comer para poder jugar en el bosque desaparecían cada vez más, aunque uno de ellos intentaba pedir auxilio, buscaba a esa compañía que le ayudó a sanar. El significado de July no era nuestros nombres, era nuestro escape y libertad, conmigo él podía ser Charly, con él yo podía ser Juliette. Ahora no teníamos definición para lo que los dos sentíamos por el otro, tal vez nostalgia, tal vez resentimiento, probablemente no sepamos encontrar un significado nunca. Por eso, ambos éramos insignificantes a nuestra manera.
July no tiene un significado, solo una historia.
El pelirrojo interrumpió nuestro silencio después de señalar una figura femenina de lejos, yo solo recorrí el camino entre su mano hacia la señora y me quedé en blanco. ¿Conoces el sentimiento que recorre en ti, cuando ves a alguien que pensabas que podrías evitar, porque no querías seguir soportando aquel peso de saber que le habías fallado? Pues era algo así.
—Creo que la conoces, era la...¿Niñera de Vanessa? ¿Qué hace aquí?
—Yo...no tengo ni idea...
Una señora de mediana edad caminaba por los pasillos del instituto, llevaba el póster de Vanessa en la mano, se veía segura a lo que iba. Elena siempre fue una señora muy elegante, a pesar de no tener suficiente dinero, lo único que le preocupaba era vestirse con las últimas tendencias. No pude no dejar de verla, como si fuera un cuadro raro al que le buscabas el sentido, ella buscaba algo...a mí.
Llevé mi mano a mi pecho para intentar controlar mi respiración, odiaba esos momentos, puesto que no podía controlarme. Estaba algo nerviosa y esos nervios me habían conducido por el camino del miedo, de ahí era difícil sacarme. El pelirrojo se acercó a mí con lentitud, noté su duda en seguida, Charly no sabía si lo que me pasaba era real.
—Sácame de aquí.
Charly actuó enseguida, agarró mi mano arrastrándome a un cuarto alejado del resto, me daba igual saltarme el ensayo, estaba en serios problemas. Llegamos a una especie de sótano, el pelirrojo soltó mi mano y cerró la puerta, me sorprendió como conocía aquel lugar. Yo solo bajé unos cuantos escalones, me sentí algo abrumada con el polvo que se hacía presente en cualquier pequeño rincón. Ese espacio era oscuro, mucho, lo comprobé después de golpearme con algo duro.
—Listo, ahora mejor— dijo mi amigo de la infancia.
Unas pequeñas bombillas conectadas al techo iluminaron mi entorno, descubrí que con lo que me había chocado era nada más y nada menos que un baúl grisáceo, algo viejo. Se veía limpio, seguro era lo único que se limpiaba en aquel lugar.
—Bienvenida a mi tapadera cuando no aguanto más las voces de los profesores...Puedes sentarte en el suelo, pero si no quieres mancharte el baúl es una buena opción...Aunque luego el culo te duele como el infierno.
El pelirrojo enseñaba orgulloso el lugar que él mismo había creado, yo sonreí al ver el brillo en sus ojos, ese que echaba en falta.
—Bonito lugar.
—¿Por qué has huido de esa forma? No es típico de ti— soltó él sin más.
—Siguiente pregunta— bromeé o eso intenté, no quería hablar del tema, menos con él.
—No puedo creer que sea verdad, ¿Fuiste amiga de Vanessa?
Miré a otro lado, no quería contestar sus dudas, aunque eran afirmaciones.
—Felicidades, eres la única chica que la soportaba.
—Vanessa era una gran amiga, siempre estuvo ahí para mí.
—Bla, bla y bla...Yo solo escucho a una chica que intentaba admirar y justificar sus acciones...Sí, Julieta, estoy enterado de todo.
Llevó su mano a mis labios, los acarició y luego me obligó a mirarlo. Sus ojos esmeralda contenían una oscuridad a la que no estaba acostumbrada, sus mejillas estaban pálidas, sus manos frías, todo él era misterioso.
—¿Qué tal en aquella ciudad?
Él chasqueó la lengua frustrado, yo solo lo evité, de mí no saldría nada que tuviera que ver con Vanessa Leons.
—Si te digo la verdad, éramos más felices ahí...Mamá intentó superarse a sí misma, lastimosamente murió en un accidente de coche...Papá volvió y aquí estamos de nuevo, en el pueblo de los cojones.
Al escuchar lo de su madre se me hizo un nudo en la garganta, Estrella de Benrite siempre me había tratado como a una más, nunca diferenció mi clase social de las demás ni intentó hacerme sentir incómoda. Tenía una sensación agridulce, estaba feliz porque ella había seguido mi consejo, de volar tan alto como era posible...
Pero se había caído en medio del viaje, dejando a sus niños al lado del monstruo.
—Lo...
—Ni lo digas, llevo un año escuchando eso y lo odio...
Su pierna comenzó a moverse de manera nerviosa, Charly siempre había tenido esa manía, yo busqué su mano y la aferré a la mía. El pequeño Benrite necesitaba a Juliette, tan solo por un momento. Charly ahogaba el dolor de la pérdida, su madre era un tesoro para él, uno que no protegió como él quisiera.
—¿Qué hay en este baúl?— lo toqué, sabía que Charly se distraía con facilidad, además de que ahora no quería hablar de ese tema, y lo mejor era hacer que volvieran a brillarle los ojos.
—¿Te acuerdas de las tardes en el bosque?...El álbum de flores, los botones que salían de mi camisa, los lazos que perdías, las piedras irregulares que encontrábamos, el bote en el que guardamos nuestros deseos...En este baúl está July, sus pedacitos de color.
Mi sonrisa se amplió al recordar todo lo nombrado, era la historia de su amistad, era July con su brillo especial y magia. Al abrirse el baúl los lazos que mi abuela me obligaba a ponerme se encontraban en orden, los agarré y lo acaricié.
—Los odiaba...
—Yo también— contestó Charly con una media sonrisa, yo reí de manera natural.
—Decías que me quedaban de maravilla.
—Sí, pero de la maravilla tirando a horrible— dijo para sacarme la lengua, yo me acerqué a él y le puse dos lazos azulados en el cabello.
—Te ves perfecto, maravilloso...de verdad.
Él rio con ganas, como si yo le hubiera encendido el botón de la felicidad y quitado aquella oscuridad. Charly buscó algo en el baúl y sacó un gorro de pirata, el cual yo recordaba pequeño.
—La fiesta de Halloween.
Soltamos los dos a la vez, nos miramos y sonreímos. ¿Conoces el instante en el que todo parece ser invisible porque esa persona y tú habéis entrado en una secuencia en la que solo vosotros sois los protagonistas del mundo? Eso estaba sucediendo entre nosotros, no podía separar mis ojos de los suyos, estábamos en otra órbita.
—Adoro esto.
—Yo adoro a July.
Me coloqué el sombrero de pirata poniendo una pose desafiante, él me siguió la corriente comenzando a batallar entre nosotros. Él se detuvo durante unos segundos, encendió su teléfono y buscó una canción en Youtube, en el momento en el que sonó supe que el pequeño Benrite estaba volviendo.
—¿Me concedes este baile, Juliette?
—Encantada, zanahoria.
—¿Zanahoria?
Yo asentí, me acerqué a él y junté nuestras manos para comenzar a movernos al ritmo de aquella canción. Tiempo de Vals de Chayanne tenía una promesa grabada en su melodía, un día Charly me prometió que al cumplir los quince bailaría conmigo e intentaría hacer una pequeña fiesta, él sería mi caballero. Aquel Vals sonó tantas veces en mi cabeza, sobre todo el día en el que cumplí quince, pero no podía celebrarlo del todo, porque mi caballero se encontraba lejos de mí. Ahora él estaba bailando conmigo esa melodía, nos sincronizábamos como si hubiéramos practicado para eso toda la vida.
—Lo hago dos años tarde...Pero el detalle es lo que cuenta, nunca olvidaría la promesa y en el fondo lo sabías— murmuró dándome un beso en la frente.
Seguimos bailando lentamente mientras yo sonreía, al terminar la música el momento seguía ahí, no se terminaría hasta que uno de los dos dijera aquello...
—Sabes que nunca fue...
—Solo éramos niños, no nos podían echar aquel peso encima...
—Todo es culpa de mi padre, si él hubiera sabido ser fiel, pero no pudo resistirse a los encantos de esa rubia y de la profesora...
—Si tú no te hubieras ido...
Pensé en lo que iba a decir, si Charly no se hubiera ido con su familia a intentar construirla de nuevo, James y yo no nos habríamos hablado en nuestras vidas.
—Él supo cómo tratarte, mejor que yo...creo.
—Han pasado muchas cosas, difíciles para los dos— susurré hablando de James y nuestra situación—. Él...hizo mucho para ayudarme.
—Si mi padre hubiera sido fiel yo tendría el valor de decirte que...
Se calló de inmediato, su expresión me confirmaba que se había acordado de un detalle importante. Se alejó de mí dirigiéndose al baúl de nuevo, sacó de ahí un guion, mi guion. Lo reconocí porque yo era la única chica que tenía su cuaderno hecho una porquería.
—Lo único bueno que hizo mi padre fue lo de las pecadoras, una de ellas destrozó mi mundo y el de mi madre, yo no voy a dejar que tú presentes esto...Como si Vanessa fuera una víctima, se escapó de su casa y seguro ahora debe estar riéndose de todos nosotros.
Fruncí mi ceño, ¿Cómo podía atreverse a decir que lo de las pecadoras estaba bien?
—Vanessa sufrió...
—Hasta desaparecida sigue siendo tu mayor preocupación, ¿verdad?
—Eso no es cierto, dame el guion— pedí alargando mi mano para recibir aquel cuaderno—. He tardado días para que tú vengas y lo intentes cambiar.
—Todo tuyo, no quiero esto.
Me tiró el cuaderno, al comprobar si estaba todo en orden decidí irme del sótano. El momento de brillar de July terminaba la hora en la que los dos volvíamos a la realidad, no estábamos en un cuento de hadas, eso era lo que teníamos que aceptar. No me despedí de Charly, subí las escaleras y casi abrí la puerta, quería correr hacía él y preguntarle todo, pero se quedaría en nada.
—Lo encontré en la basura, no lo van a usar...Alguien desconocido les envió uno mejor y pensaron que el tuyo solo contaba mentiras...Así que modificaron todo, ya no formas parte del teatro.
Eso me sentó como una cachetada, en parte lo era, había invertido horas de trabajo para sacar una versión detallada de la historia y ahora solo valía basura. Apreté el cuaderno, lo miré con enfado y lo tiré, no quería ni verlo. Yo tenía bastantes formas de afrontar la derrota, entre ellas era la ira.
—No me importa, mejor para mí...Nadie quiere formar parte de ese estúpido teatro.
La imagen de mi padre hablándome de lo bonito que era actuar en un escenario y lo bien que se me podría dar, se hizo presente en mis pensamientos. Apreté mis puños pensando en que estaba fallando a mi papá, él siempre había dado su voto de confianza en mí. Por eso intenté tantas veces conseguir un papel en las obras, solo que no era aceptada por ser Julieta Brown, por nada más.
Me rindo, lo siento papá...No valgo para esto.
Reprimí cualquier lágrima que quisiera salir, no lloraría con Charly ahí. Salí del lugar con paso firme, volví a ponerme los auriculares para seguir escuchando Brutal, hasta que una persona se puso en medio de mi camino, a quien había evitado nada más verla.
—Julieta te estaba buscando, necesito que me ayudes a impedir el teatro...No entiendo nada, ¿podrías explicarme lo de las pecadoras?
La niñera de Vanessa me había encontrado.
Estaba delante de mí y buscaba respuestas.
Yo solo podía brindarle mentiras, porque era mi único talento.
Coser engaños e intentar no salir dañada.
God, I don't even know where to start...
La canción terminó con aquella frase que podía ser perfectamente mi carta de presentación a cualquier lugar. Porque decía la verdad, yo no sabía cómo empezar a coser aquella mentira que se hacía más grande cada vez que más personas añadían más hilo.
Diablos, estaba a nada de terminar y volver al principio.
****
¡Hola! Aquí Anahy, de vuelta como siempre ;)
Confieso que amé escribir este cap, porque ✨JULY✨, literal me confundo con Charly, lo quiero pero no jajaja
En el siguiente cap van a pasar muchas cosas o eso espero
¿Sabremos algo de James? Tal vez.
¿Qué quiere la niñera de Vanessa? Ni idea.
¿Rodrigo y Claire juntos? Dios mío.
¿Chayanne y Olivia Rodrigo? BOMBA ❤
Bueno, quiero agradecer a las personitas que han añadido la historia en su lista de lectura :D
YA SON 7K y más 😭😭
Muchísimas gracias a todos y todas, para mí escribir es una maravilla y ver como a más personas les gusta lo que hago me ablanda el corazoncito <3
Y con esto me despido y espero volver pronto ;)
mi Instagram --> @anahy.tm
PD: En el apartado de ediciones hay una sorpresa en el final, no se arrepentirán 👀
-Anahy 🌹
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