Capítulo 10
"La villa de los olvidados o de los que desean ser humanos"
Vita dimenticata. (Vida olvidada)
No es tener envidia a los felices, es poder tener el control de poseer una sonrisa sincera sin que las lágrimas broten de tus mejillas.
¿Te acuerdas de mis horribles fases?
Faltaban las más importantes, las más reales y que probablemente todos hayamos pasado, esa era la fase cuatro, en esa lloras, sientes que te ahogas…
Lo haces porque das un paso hacia el pasado, volviendo a escuchar lo que una vez sentiste y recibiendo un golpe de realidad con una pizca de dolor. Como si la venda que tapaba tus ojos se soltara tan solo un poquitin…Es considerada la misma sensación que tienes cuando cae sobre ti un balde de agua fría, no te la esperas y te asusta por un momento, pero tu cuerpo ya está frío, ya estás mojado, la bomba ha explotado.
No he pasado desde hace un tiempo de esa fase, por suerte. Se suele creer que está creada por tu subconsciente, algunos extrañan algo que ya no pueden tener, mientras que otros sienten remordimiento de lo que hicieron y sabían que no estaba bien. Cada quien tiene su manera de reaccionar a esta fase, unos lloran, otros ríen, algunos se quedan callados y unos cuantos...se llenan de ira.
La cinco estaba prohibida, no se podía pensar ni en ella, tan solo por “no romper mi autocontrol”. Esa era la más temible, sin embargo, la más comprensible. La única que sacaba mi lado humano y mis sentimientos verdaderos o lastimados, y yo, solo me dedicaba a ahogarlos más y más... Aunque, para poder ser felices necesitamos soltar carga negativa y atraer un poco a la positiva, la cual era bastante candente…
En fin…
Sin lluvia ni sol, no hay arcoíris.
Sin sonrisas ni lágrimas, no hay realidad.
Sin realidad hay un mundo de mentiras.
La mentira nos conlleva a un mundo muerto...
¿Estamos ya en ese mundo?
En el mismo en el que existen personas capaces de controlar tus emociones, de entrar en tu mente y romper tus cadenas, añadiendo otras más. Unas que en vez de curar, matan. Te harán creer que son buenos e incluso tu salvación.
No te fíes ni de cualquier muchacha disfrazada de un animal insignificante, porque la abeja, siempre seguirá los pasos que le ordena su reina.
Y yo siempre seguiré los que me ordena ella...o ¿él?
****
Quería matar a Rodrigo, que se sintiera culpable por dejarme sola, gritarle por preocuparme, quería hacerle de todo, pero a la vez nada, pero el alcohol acababa de ingresar por todas mis venas (y cerebro) y puedo decir que ya no sabía contar…
—¿Rodrigo qué haces aquí?— balbuceé tocándole la mejilla, como si fuera una ilusión óptica—. Estás muyyyy diferente, bueno siempre lo estás...— hablé arrastrando las palabras.
De manera inevitable, acaba de llegar al mundo del alcohol, lo supe al notar la cara de preocupación de Rodrigo, así que me reí tan alegremente. Él abrió la boca para responderme o preguntar que me había pasado, entonces lo interrumpí.
—¿Estás despeinado? ¡Rodrigo Wall siempre mantiene su cabello en perfecto estado!— me sorprendí de una forma exagerada—, tengo que peinarte o acariciarte el cabello, siempre he querido hacerlo...
El castaño enarcó una ceja, estaba bastante confundido y hacía muecas raras. En mi mente llegó el pensamiento de que estaba batallando en si reírse o seguir serio, pero la descarte cuando algo en mi interior, tal vez mi cordura, me hizo separarme de él con fuerza.
—Me fui menos de una hora, ¿Qué te han hecho?— decidió preguntar intentando levantarme del suelo.
—Solo me dejé llevar por lo que me decía Harley…
—¿Quién?— preguntó extrañado mientras me arrastraba como un muñeco de trapo a un lugar seguro.
—Nadie, ¿Sabes la vergüenza que pasaré cuando me acuerde de esto?— dije con una risilla tonta.
—Hay que saber controlarte, Ju. No se te puede dejar sola.
—No tienes derecho a decirme nada, ¡Te fuiste!— exclamé activando mi lado “agresivo”, ya sabes, fase cuatro…
Él bufó y me miró como si yo no estuviera enterada de nada y fuera una niña pequeña a la que tenía que explicarle la tabla de multiplicar o a usar el mando de la televisión.
—Te lo puedo explicar, pero sé que no me entenderás por qué ahora no debes saber ni cuantos años tienes.
Quise protestar para poder cerrarle la boca, no obstante, me quedé callada al intentar recordar mi edad, estaba muy borracha. Sin saber que decir para defenderme con un buen argumento, intenté pensar en la situación y ubicarme un poco.
Mi vista distorsionada dio vueltas por todo el bosque, mi nariz notó el olor a humedad y mi cuerpo el no tan frío clima de septiembre, estar ahí era para valientes. El aura del lugar te gritaba ¡Vete antes de que mueras!, los árboles tenían formas irregulares, pero otros parecían brazos alargados a más no poder, el constante sonido que emitían los grillos le daba aún más la pinta de peli de terror.
Vamos, que solo faltaba que apareciera un horrible monstruo de seis cabezas o el coco.
Lo raro, ahora que me pongo a pensar, es que no estábamos en Vendonia sino en Dounville, según yo entendía, en ese pueblo todo era perfecto y tal vez ese bosque no lo conocía la población. Solo alguna que otra persona, eso lo convertía en un misterio...
¡Adivina a quien le gustaban los misterios! A Ju borracha no, pero al castaño excitante, sí.
—Amo que hagas eso— sonrió mirándome de una manera demasiado tierna.
—¿El qué?
—A pesar de estar en casi otro mundo, sigues observando tu alrededor y analizando cada detalle...Eso me gusta de ti.
—Claro, debo hacerlo, puedo estar borracha, pero no tonta— hablé.
—Bien, ahora debemos entrar a esa cabaña tan bonita que ves allí— señaló tan exageradamente que, de nuevo, sentí como me trataba como una nenita.
Si vas por el camino fácil, siempre encontrarás una piedra de por medio.
—No, deja que ellos te encuentren a ti— murmuré sentándome en el húmedo suelo.
Maldito vestido corto.
—Ju, sé que te encanta desconfiar de casi todo lo que se mueve, pero esto es algo serio.
—Tengo motivos para desconfiar, ¡Es una cabaña en medio del bosque! ¿A qué te suena eso?— grité moviendo mis brazos en forma de exageración—, a mí a peli de terror.
Él rodó los ojos por quinta vez desde que nos reencontramos, estaba irritándolo demasiado, aunque yo no lo entendía. ¿Por qué carajos era tan importante esa cabaña?
La curiosidad también me picaba un poco, sin llegar al extremo en el que estaba Rodrigo, así que comencé a dar pasos en dirección contraria con la intención de conseguir volver a Vendonia.
Quién lo diría, nunca había extrañado a mi pueblo durante tanto tiempo.
Sin más, Rodrigo llegó hacia donde estaba y agarró mi mano consiguiendo que mi cuerpo diera un giro hacia él, lo que pasó después me dejó atónita.
—Necesito ir allí, con tu ayuda o no, pero jamás sin ti...
No le bastó con hacerme volver a estar a su lado, sino que logró subirme sobre él queriendo llevarme como un saco de patatas, ya sabes telenovelas. No fue así, ya que a mí se me ocurrió la gran idea de frenar ese movimiento enrollando mis piernas sobre su cintura, sin contar con que quedaríamos tan cerca.
De manera inconsciente, envolví mis brazos sobre su cuello y pegué mi rostro en él. Disfruté el agradable aroma de su perfecta colonia varonil, que enamoraron a mis fosas nasales. En ese momento, no queríamos escapar, ni siquiera intentamos separarnos, solo queríamos estar aún más cerca.
Rodrigo se quedó paralizado al ver como ni siquiera me inmute, él mismo parecía sorprendido con la situación, no terminaba de creérselo. Debido a la elevación a la que se había sometido mi cuerpo, mi vestido se había subido un poco consiguiendo que la escena sea más peculiar.
Cuando salí de esa pequeña burbuja hipnotizante, caí en cuenta en muchas cosas. Rodrigo estaba a escasos centímetros de mis labios, él estaba sosteniendo mis piernas con suavidad y, curiosamente, sus ojos mantenían un recorrido entre los míos y mis labios. Cada segundo nuestras intenciones eran más notables y nuestras bocas pedían ser juntadas de una buena vez. Entonces, antes de probar sus labios, un ruido extraño nos hizo desconcentrarnos de esa conexión que los dos estábamos creando.
El simple sonido había bastado para cortar la tensión y destrozar el agradable ambiente. Con las mejillas ardiendo y el corazón a mil, me solté de su agarre bajando de ese sueño y volviendo al suelo que era la horrible realidad.
—Tú...— intentó decir él.
—Yo…
—¿Tú escuchaste eso?— preguntó sorprendiéndonos a ambos.
—Sí, tal vez sea una pareja divirtiéndose.
Como podríamos haber estado tú y yo, pensé.
—No lo creo, parecía el crujido de una puerta.
—O la cremallera de un chico— propuse de nuevo.
—No, yo sé lo que digo, vamos— agarró mi mano con firmeza— Solo lo hago para que no te pierdas, eres muy curiosa— me explicó refiriéndose a nuestro agarre.
—Ni te preocupes, estoy acostumbrada a esto, James es un sobreprotector nato.
Vi su mandíbula tensarse y como aflojaba su mano de la mía e incluso creí escuchar un susurro, decidí pensar que era un simple detalle irrelevante.
El camino se hizo eterno, incómodo y extraño. Nuestras manos ya no estaban entrelazadas y no hablábamos para nada, él estaba a dos metros de distancia, algo le había hecho querer ir por solitario, dejándome apartada entre la soledad del horrible bosque. Yo no paraba de imaginar escenarios posibles si ese sonido no hubiera roto nuestro momento, por eso, ni siquiera me atrevía a acercarme a él ni a mirarlo directamente a los ojos sin ponerme roja.
¿Cómo habíamos dejado que eso pase?
¡Tonta, tonta y tonta! Acababa de fastidiar una casi amistad, malditas hormonas y alcohol…
¡Y maldita piedra!
¿Piedra?
—¡Rodrigo!— chillé llamando su atención.
El castaño no dudó en regresar más rápido que flash hacía mi dirección, en donde yo me encontraba aterrorizada por lo que mis ojos hallaron en ese oscuro lugar. No tenía palabras, solo quería huir.
Una piedra enorme, con dibujos similares a las pinturas rupestres, en donde se veía como una manada quemaba y atacaba a una persona salvajemente se mostraba delante de mí. Quise hablar, decir cualquier cosa, pero mi cerebro no daba a más. Fue cuando noté una palabra, bueno una especie de código.
DOD.
—Joder...— susurró mi compañero mientras se mantenía en la misma posición.
—Nos vamos— hablé por los dos.
—Tenemos que quedarnos.
¿Acaso está alucinando o quiere conocer mi puño en su cara?
—Claro, yo quiero dar un paseo por ahí— sarcásticamente señalé una cueva cercana con pinta de que cualquiera puede entrar pero no salir.
Él abrió los ojos interesado y sonrió sin más. Sin preámbulos me agarró de la muñeca y me arrastró hacia la entrada, mientras yo debatía conmigo misma sobre su actitud.
¿Estará borracho, loco o tal vez obsesionado?
—Tengo que entrar, espérame aquí.
Esa cueva parecía una entrada al infierno, antes de ella se encontraba ese espantoso dibujo y luego, solo tenías que entrar. Visto de un ángulo diferente, era parecido a un recorrido que te llevaba a un único destino, la perdición.
—¿Vas a dejarme sola con ese dibujo?— pregunté asustada repasando la oscura entrada.
—No vas a querer entrar y yo quiero ir, ¿Qué hago?
Besarme.
Basta Julieta, basta.
—Pues…— mis ojos rodaron por el lugar, hasta que encontraron a una figura con una bata oscura—...me voy a quedar con él.
Rodrigo se acercó rápidamente a ese señor, él nos vio y se quedó más quieto que una estatua. Una vez estábamos cerca, sentí el temor rodeándonos a los dos. Al verlo se podían notar sus arrugas, su evidente enfado y su asquerosa manera de mirar, esa figura era realmente espeluznante.
—Julieta Brown, hija del rencor y dolor...— murmuró fijando sus brillantes ojos en mi cuerpo. Entonces, aproveché para intentar ubicar a ese hombre, por lo menos saber quien era. Era imposible, no lo había visto ni había oído hablar de él.
Esto es raro, ella no me contó sobre un guardián frente a la cueva.
—Y también bastante bonita— terminó diciendo.
El castaño al ver mi incomodidad se puso delante de mí, para que ese señor deje de intentar ver a través de mi alma y de confundir mi pobre cerebro alcoholizado.
—Y Rodrigo...lo desconocido en persona.
Vaya, alguien sabe mucho de nosotros. Aunque no lo parezca.
El castaño se tensó, parecía un caballero de brillante armadura debilitado al ser herido con fuego, en su caso, con palabras verdaderas. Porque sí, no nos vamos a mentir, yo no sabía ni tenía idea de quién era Rodrigo Wall. Yo solo acepté su invitación a salir e ir a la pelea de James, después de eso, solo hemos sido desconocidos que se han comportado como si fuesen amigos de toda la vida. Esa era una forma muy rara de empezar una amistad, con él siempre todo sería raro y supongo que siempre lo será.
—Parece que no mentían vuestros ojos, puedo ver sus misterios, puedo ver vuestra verdad.
Dime más sobre Rodrigo.
—Paciencia Julieta, paciencia— me pidió extrañamente, para después juntar sus manos y realizar con ellas un sonido que logró resonar por el bosque.
Cuando Rodrigo y yo volvimos a prestar atención al señor con túnica, él había desaparecido al igual que la única manera de salir ilesos. Estábamos entre volver al lugar inicial y evadir la roca o continuar.
Creo que decidí por los dos cuando comencé a dar pasos hacia la cueva. ¿Qué podría pasar? No lo sabía en ese entonces, de haberlo sabido, también hubiera entrado. Continué con el camino, cada paso era más doloroso, mis sandalias se habían roto y las piedras no eran de ayuda. Una vez ya estaba cerca, entré y lo único que resaltaba era el rojo y el negro. Los dos creaban una sincronía espectacular que se asemejaba a las olas del mar.
A medida que nos íbamos acercando, porque Rodrigo había comenzado a seguirme, una melodía se hacía más sonora. Una mezcla entre lo horrible y aterrador. Daba la misma impresión que una escena en la que los típicos pringados se encontraban con el asesino. Pero no, al llegar al fondo de aquel tenebroso pasillo, solo había una adolescente tirada en el suelo mientras lloraba descontroladamente.
Entonces, pasó.
En mi mente se reprodujo la dura imagen de una jovencita, bastante elegante, suplicando a su novio que le dejara tranquila. No podía ver su cara, solo escuchaba su voz que desaparecía cada vez que intentaba acercarme. Mis pensamientos se giraban y bailaban entre ellos con tal de confundirme.
Un grito…
Una sonrisa…
Un beso…
Una adolescente saliendo de su adinerada mansión mientras espera a su mejor amiga y a su novio…
Todo desapareció de repente, dejándome con una duda.
¿Quién era quien?
—La chica, ¿dónde está?
—¿Qué chica?
No juegues con mi mente.
—No nada, tonterías...
—¿Qué hacéis aquí?— dijo una figura femenina dando saltitos, exactamente una abeja con ojos rojos y lágrimas sobre sus pómulos. Parecía…
Mierda.
—Corre— susurré a mi compañero rápidamente.
Él hizo caso omiso, yo seguí insistiendo.
Ya era demasiado tarde.
Ella estaba delante y no se veía muy contenta.
—¿Queréis acompañarme a dar un paseo?
Di marcha atrás como pude, lo intenté, pero ellos ya me habían cazado.
“La DOD es peligrosa, Julieta. Ni se te ocurra volver a seguirme”.
Como era de esperarse, una silueta ya me sostenía consiguiendo inmovilizarme. Solo noté al castaño cabizbajo, seguro estaba procesando la información. Llegamos a un extraño sótano en donde habían más personas tiradas llorando con sus manos temblorosas y aferradas al pecho. Una de ellas sonreía mientras sollozaba, era raro.
—Como podéis ver, Dounville también esconde tristeza, muerte y sufrimiento— explicó la chica vestida de abeja—. ¡Felicidades! Fuisteis los últimos en haceros aquella foto, lástima que el otro se nos haya escapado…
¿El chico cenicienta?
—Bueno, ¿qué haremos con ellos?— preguntó el que me sostenía.
—Julieta, ¿Has oído hablar de La Sirenita? ¿Te suena de algo?— me interrogó acercándose peligrosamente.
“Mi cuento favorito siempre fue La Sirenita, ¿El tuyo cuál es, Nessa?”
—No sé de qué me hablas.
Mi amigo seguía observando dudoso su alrededor, parecía que tomaba apuntes en su mente. ¿Qué le pasaba?
—Julieta, no es bueno mentir. ¿Qué te ha conllevado hacerlo? ¿Ahora eres feliz?
—Yo no sé, lo he dicho— comenzaba a hartarme de la maldita situación.
—Te ha moldeado muy bien, eres casi idéntica a ella.
¿Qué?
Fruncí mi ceño, la escena estaba tomando otro rumbo que no me convenía seguir. Me soltaron bruscamente y caí cerca de una esquina, me golpeé la espalda al chocar contra un muro y maldecí a más de diez mil demonios.
—¿Crees que no íbamos a buscarte? ¿Acaso pensabas que no te íbamos a dar una lección?
—Creo que os estáis confundiendo de persona, yo nunca he pisado Dounville ni me he metido con nadie.
La abeja río descaradamente, parecía no creer mi cuento. Mis ojos insistieron para conseguir que me creyera. Veía algo extraño en ellos...quizás poder o venganza.
—¿Conoces el cuento de La Sirenita?
—Podemos dejar esta puta mierda— pidió Rodrigo quien estaba recostado sobre una pared con manchas rojas.
Rojo sangre.
—¿El mentiroso se pone duro? No te conviene cariño— sonrió.
—¿Por qué mentiroso? Y si…¿Eres un vampiro?— pregunté mirando a Rodrigo, el alcohol iba y venía—. ¿Conoces a Edward Cullen?
—¡No cambiéis el rumbo de la conversación!— exclamó la loca abeja. Sin más se acercó a donde yo estaba y agarró un puñado de mi cabello.
—¡Que haces loca de mierda!— chillé, el dolor de que te estiren el cabello no se lo deseo a nadie.
—Trae al chico— exigió a uno de sus compañeros.
Llegamos a un rincón un poco cerca pero bien escondido. Paré en seco porque lo vi, aquello que me habían advertido, la pecera.
Por eso estaban comparándome con La Sirenita, porque nos iban a llevar a la pecera.
Era nada más y nada menos que un cuadrado transparente con más o menos la altura de una persona mediana. ¿Qué tenía de malo? Pues cuando se cerraba la parte de arriba, el agua que estaba dentro era fría y no había manera alguna de salir.
—Ahora lo entiendes, sirenita.
El castaño me miró confundido, yo estaba planeando que decir a continuación.
"Sirenita, lo hago por tu bien, tú sabes que te quiero. Incluso más que a ella".
—Ni una palabra— le advertí a la chica en cuanto supe quien era la persona que se escondía bajo ese maquillaje absurdo.
—¿Sabes una cosa, guapo?— sonrió ella acercándose a mi amigo—. En el cuento de La Sirenita ella es feliz en el agua junto con su familia sin traidores ni egoístas— habló sin mirarme.
Cállate, Carolina.
—¿Vas a contarlo como tú quieres que sea contado?
—Voy a contar la verdad.
Me reí en su cara, maldita mentirosa.
—Entonces ella conoció a Eric, el príncipe. Se enamoró, vendió su voz, pero aquí viene la verdad...El príncipe nunca la quiso y ella terminó siendo espuma, él se quedó con la otra como siempre suele ser— terminó su "mini historia".
—¿Qué tiene que ver eso con nosotros?
—Mucho cari, mucho— contestó ella.
—Por eso, la Sirenita fue feliz en el agua y en espuma terminó. ¿Queréis sonreír?— preguntó sabiendo la respuesta—. Meteros a la pecera, ya.
Mi amigo y yo nos dimos una mirada cómplice y sin pensarlo echamos a correr. No llegamos ni a mitad de camino, ya nos habían atrapado, estábamos a punto de entrar.
—Carol…
—Cállate maldita hipócrita, ¿Aún sigues queriéndolo? A pesar de todo…
—Te equivocas— solté.
—Aseguraos que el agua esté bien fría y de cerrar con mucha fuerza, quiero verlos congelados— sin más, se fue.
—¡Yo nunca lo quise!— grité antes de que ella desapareciera.
Se dio la vuelta y me vio con ojos llorosos.
—Tu falta de amor consiguió que él me dejara, fuiste mi maldita perdición. Pero gracias por venir aquí, aunque el mérito es de Harley, ¿no crees?
Después de soltar la bomba se fue limpiando sus lágrimas.
Carolina siempre será una falsa copia de ella.
—¿Quién era?— preguntó el castaño.
—La peor enemiga de Vanessa Leons.
Dicho aquello nos lanzaron al agua, el dolor al sentir la frialdad de esta me quemo la piel.
Ahora lo entendía todo.
No había rojo, porque era la sangre.
No había negro porque era la muerte y el agua los acompañaba. Nos estaban matando.
Aunque me ardía más tener cerca a Rodrigo, quien sufría al estar ahí.
¿Qué le estoy haciendo?
Lo iba consumiendo poco a poco a mi propia cueva oscura en donde guardaba a todos mis conocidos…
Yo no intentaba quererlos a todos por igual, yo los obligaba a quedarse.
Y las únicas que pudieron deshacerse de mí fueron mi madre y Vanessa, mi única amiga.
****
¡Hola de nuevo gente linda! ♥️
¿Cómo están? ¿Qué tal les va la vida?
Yo ando bien feliz porque el lunes comienzan mis vacaciones y ahora puedo escribir siempre que puedo *emoción*
Bien hablemos de Ju y de Rodrigo.
Estoy en el medio, no sé lo que ha pasado jajaja
¿Carolina? ¿What is your problem?
¿Vanessa era amiga de Ju?
Adelanto del próximo capítulo: Rodrigo se sincera y habla sobre él.
¿Veremos más conexión?
¿Un beso? (:)
Lo más importante...
¿Y James? ¿Qué sucede con él?
Muchas gracias por leer, comentar y votar❤✨
Tengan lindo día ☆
-Anahy 🌹
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