Capítulo 1
¡Bienvenidos a Vendonia, el pueblo que te quitará las ganas de sonreír!
Para poder empezar a contar mi antes te contaré lo primordial, yo vivía en un pequeño pueblo llamado Vendonia. Este lugar se encontraba alejado del mundo, de la libertad, rodeado de montañas y ríos, naturaleza pura diría mi padre. La gente de los pueblos solía ser encantadora, no hablaban de ti ni inventaban cotilleos, bueno al menos en las series de Netflix, pero Vendonia era todo lo contrario. Como bien un día escuche decir a mi abuela, "persona que vive aquí, persona que es juzgada".
Recuerdo a la familia Benrite, solían considerarse los "perfectos del pueblo". Resultó que una de las vecinas, pilló al señor Benrite hablando cariñosamente con la profesora del colegio, se inventaron rumores, que resultaron ser ciertos, se separaron y no volvieron jamás al pueblo. Me puso muy triste, ya que su hijo era un gran amigo mío. El hecho es que Vendonia es un lugar asqueroso y cualquiera quisiera salir de ahí, yo incluida.
Pero claro, siempre hay un valiente que decide irse de su perfecta ciudad a un pueblo vacío, antiguo y rodeado de personas de tercera edad.
Ese era nada más y nada menos que Rodrigo Wall, que llegaba a Vendonia después de ocho horas de viaje con tal de empezar de cero.
Empezar de cero, que fácil de decir...
—Supongo que hemos llegado, no creo que estemos mucho tiempo aquí, pero es lo más económico que he encontrado...
—Abuelo, la casa es perfecta, el mejor comienzo sin duda alguna.
Rodrigo estaba sorprendido, presentía que esa ciudad iba a ser su salvación y su calma.
Al entrar a la casa, que por cierto era la típica que salía en las películas de terror. Pudo ver que estaba llena de polvo y telarañas, pero él no se quejó. Comenzó a visualizar su nuevo hogar, intentando encontrar algo que le haga desear estar ahí.
Su sorpresa fue mayor, cuando al llegar a un cuarto encontró a un joven durmiendo, con él se encontraba una botella de tequila totalmente terminada.
Su abuelo suspiró decepcionado y siguió con su camino, no obstante por alguna extraña razón, Rodrigo se quedó mirando al chico.
Su cabello era oscuro, no muy bien peinado, su cara tenía una forma muy detallada, algunos pequeños rasguños dejándose ver y su ropa, bueno su ropa era normal. Decidió despertarlo con el propósito de ayudarlo, pero el muchacho ya se había levantado.
—Hola, me llamo Rodrigo y...
El chico asustado no se lo pensó dos veces y le dio tan fuerte puñetazo en el ojo, que hizo que Rodrigo cayera al suelo. Apenas pudo hacer un movimiento cuando él ya había huido. Su abuelo lo ayudó a levantarse, mientras le ponía algo gélido en el ojo, que había quedado morado e hinchado.
****
A pocos metros yo me encontraba saltando en la cama, debido a que mi vecina había aceptado cuidar a mi abuela mientras yo estudiaba.
Solía ser muy alegre y me entusiasmaba por cualquier tontería. Supongo que simplemente era Julieta Brown, una adolescente sin problemas.
Segundos después escuché el timbre. A tropezones fui a abrir la puerta de casa, llevándome una sorpresa al ver a mi mejor amigo exhausto y oliendo a alcohol, otra vez.
—¿Con quién te has peleado esta vez?— pregunté regañándolo, odiaba que se metiera en esas peleas clandestinas, donde siempre le dejaban dos o más golpes.
—Con nadie, ayer no fui— dijo con una voz ronca.
Debería haberlo supuesto, cuando James ganaba una pelea lo festejaba embriagándose por completo y no asistía a la siguiente función. Según él era una forma de demostrar superioridad, lo que para mi era una estupidez bien grande.
Nunca había ido a verlo, a pesar de que me invitaba cada vez que presentía su victoria. Lastimosamente, no podía obligarlo a dejar de hacerlo, porque no me haría ni caso y ya se había vuelto una rutina para él.
James se acercó a mí y me acarició la mejilla, siempre lo hacía cuando notaba que me enfadaba con algo que él había provocado.
—Sabes que soy un gran rival. Si consiguen ganarme ellos terminan más heridos que yo— susurró cerca de mi oído provocando que me pusiera nerviosa, por instinto me alejé de él.
Hacía un tiempo que me ponía así por cualquier cosa que hiciera James, no quería pensar en que era algo más que aprecio, no iba a dañar nuestra amistad.
Era mi mejor amigo, casi hermano para mí, lo quería con sus defectos y sus virtudes. Sería bastante raro vernos juntos, mientras nos agarramos las manos o compartimos saliva.
Además su fama no era muy buena y la competencia era bastante dura, bastantes mujeres suspiraban por él, ya que era el típico chico malo que hacía cosas malas y eso les atraía.
Pero a mí no, así que sigue siendo mi mejor amigo.
—¿Juli, me estás escuchando?
—Si, si...en realidad no.
—Te lo resumo en dos palabras: Pelea. Clandestina.
Solté una risa mientras negaba con la cabeza.
—Jamás, no voy a ir a un lugar oscuro, ilegal y peligroso para ver como le destrozas la cara a otra persona, te llenas de golpes y todas babean por ti. No gracias, sufriría verte en el suelo, prefiero ir al ensayo de mi obra.
—Por favor Juli, si estás ahí me animará y me hará ganar.
—Nada podrá convencerme y lo sabes.
Mi amigo suspiró y entonces me di cuenta de su aspecto y de su olor, no había dormido bien y aún apestaba a alcohol. Gruñí activando mi lado de amiga sobreprotectora.
—¿Tu nueva casa está muy lejos de aquí?— le interrogué.
—Sí, por esa razón no he podido arreglarme.
Diablos, sabía mentir muy bien.
—Se nota, llevas la misma ropa que ayer, te dije que si tenías problemas no dudes en vivir aquí. Tengo una habitación libre y a mi abuela no le importa tu presencia, lo sabes.
—No quiero incomodarte, eres una chica haces tus cosas y eso...— murmuró despeinando más su cabello.
—También respiro como tú y toda la población, además no sé el porqué de la falta de confianza, de pequeños nos bañabamos desnudos en el lago.
—Cierto, pero era pequeño mi mentalidad ahora es diferente. En esa época pensaba en pasarme el último nivel de Mario Bros...
No lo dejé terminar y le lancé gotitas de agua, con la ayuda de una mini pistola que usábamos para jugar en verano.
—¡Iugh! Solo alguien raro podría pensar en nosotros juntos o en la misma cama, somos como hermanos.
O tal vez...solo tal vez...
—Julieta Brown acabas de mandarme a la brotherzone.
—Sí, ahora calla y ve a ducharte, apestas más que unos calcetines sucios. Te pasaré los apuntes después de clase, procura llegar pronto al instituto.
—En media hora estoy, gracias señorita linda — dicho eso sus labios impactaron con mi mejilla— Te quiero Julieta.
—Yo también, venga a la ducha.
Salí de casa acariciándome la mejilla, no estaba enamorada de James, pero lo adoraba y siempre provocaba alguna sonrisa en mis días tristes.
En el camino vi a muchas chicas corriendo brindándome un aire de duda.
¿Por qué tenían tanta prisa? ¿Acaso ya era tarde?
Llegué a mi escuela, subí con sigilo mientras oía cuchicheos, como dije antes algo normal en Vendonia. Caminé normal como todos los días, hasta que una mano misteriosa me agarró, llevándome a un baño.
Oh shit.
—¿Qué sucede contigo? ¿Estás loco o qué?— susurré con irritación mientras peinaba mi cabello rubio, se había esparcido por toda mi cara, impidiéndome ver al maldito loco.
¡Ay dios mío!
¡Qué cara!
¡Qué ojos!
¡Qué todo!
—Lo lamento mucho, no era mi intención ser tan brusco, me urge ir al salón de química...
Un chico, pero no un chico cualquiera.
Un joven de ojos azules como el cielo que yo veía todos los días, cabello castaño y bien peinado, bastante alto, se encontraba a pocos centímetros de mi cuerpo el cual temblaba por semejante monumento.
Me sentí intimidada por su mirada, su media sonrisa y su altura. Era muy guapo y olía deliciosamente bien.
¿De dónde había salido? ¿De chicos guapos.com?
Y entonces mi mente ató cabos, chicas corriendo, murmullos y cuchicheos.
¡Él era nuevo en la escuela!
El nuevo galán, ¿Quiénes habrán caído ya en su red? Probablemente media escuela.
Miré su cara encontrándome con un ojo hinchado y morado. Los tenía igual que James, solo que los suyos reflejaban pureza y vida. Los de mi mejor amigo reflejaban oscuridad y muerte.
El nuevo me volvió a mirar mientras sonreía nervioso, su presencia despertaba algo en mí, algo raro.
¡El salón de química!
¡Tonta!
—Segundo piso a la derecha— conseguí decir.
—Muchas gracias y otra vez me disculpo por traerte así— contestó sonriendo, me hubiera derretido ahí mismo, pero él seguía ahí, además de que habría sido vergonzoso y extraño.
—De nada, adiós— solté mientras salía de ahí, mis manos temblaban y sentía mis mejillas arder.
—Rodrigo, me llamo Rodrigo Wall, un gusto en conocerte pequeña rubia.
—Julieta Brown— respondí con seguridad para después ir a mi clase.
Desde el primer día en el que conocí a Rodrigo, mi vida ya había cambiado.
Desde que él decidió hablarme a mí, ya todo se había esparcido como un bloque de juguetes después de ser destruido por un niño.
Yo no lo sabía y solo hasta ahora pude entenderlo todo.
****
Primer capítulo publicado! Dios mi emoción es más intensa que la ganas de ir a comer un buen trozo de chocolate :)
Bien, ¿qué les parece por ahora?
Rodrigo y James...
¡Que tengan un buen día, noche o tarde! ❤
¡Abrazitos!
–Anahy🌹
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