Capítulo O1
Después de aquel incidente mientras que entrenaban, ( TN ) se sentía más cansada, de vez en cuando sus miembros hormigueaban y su cuerpo temblaba sin motivo aparente, siendo la simple acción de caminar algo complejo para ella, como si poco a poco sus piernas dejasen de funcionar, haciendo que tropiece o incluso caiga; sin embargo, se levanta como si nada sucediese, como si estuviese bien, cuando, claramente, no lo estaba. Se aferraba lo más que podía a la idea de superarse cada día hasta llegar a ser una heroína, pues sentía que aquello se le escapaba de los dedos, que había algo anclándola al suelo impidiéndole seguir corriendo tras su sueño, hasta dejarla completamente inmóvil, con la sensación de ir muriendo poco a poco.
──── ∗ ⋅❄⋅ ∗ ────
Como era de costumbre, llegó temprano a clase, encontrándose a cierta persona en el aula: Todoroki Shōto, no recuerda porqué, pero simplemente un día comenzó a hablar con él, aunque la única que ponía de su parte era ella, pues él parecía ajeno a aquello, como si realmente no quisiese su amistad o, más bien, como si no supiese como afrontarlo o qué hacer en la situación.
──Bueno días, Todoroki── sonrió.
Ante sus palabras, el nombrado se vio en la obligación de apartar la mirada de su libro, posando sus diferentes orbes sobre la chica frente a él, a pesar de que ella se sentaba en las filas de delante, ahora había ocupado el puesto de Tokoyami, el cual se sentaba frente a él; sin embargo, qué más daba, eran los únicos allí en esos momentos.
──Buenos días── respondió simplemente pasando página para continuar leyendo.
Frío como el mismísimo invierno y por mucho que lo intentase nunca lograba sacarle nada más que monosílabos o simples oraciones cortas, alguna vez se planteó en desistir aquello, tratando de convencerse de que entre ellos nunca podría haber una amistad, pero seguía insistiendo en buscarla.
──¿Qué lees?── preguntó con curiosidad.
Lo cierto es que siempre que le veía al entrar tenía un libro entre las manos, siempre le llamaba la atención saber qué era aquello que tan inmerso lo tenía, era como si no existiese nada más que él y las letras que acaparaban toda su atención.
Colocó el marcapáginas y le entregó la obra, parecía ser antigua, pues los bordes estaban algo desgastados y doblados, como si mil veces hubiesen leído aquel contenido. Le dio la vuelta centrándose en la pequeña y algo confusa sinopsis -aunque en un momento cobraría sentido- por lo que leía parecía ser un romance triste, de esos que te dejan un sabor amargo en la boca una vez lo terminas.
──Sería agradable leerlo con "What falling in love feels like" de fondo, ¿no crees?── comentó mientras volvía a darle el libro bajo su extrañada mirada bicolor.
Nada más leer la sinopsis aquella canción instrumental le vino a la mente, encajaba perfectamente con todos los sentimientos que aquella melodía despertaba en ella.
──No sé qué es eso── respondió con simpleza mientras volvía a su libro, aunque leyese, estaba pendiente de lo que la joven tenía que decirle.
Antes de que a su cuerpo le diese tiempo a reaccionar, dos auriculares se colocaron sobre sus orejas y a los pocos segundos la melodía de un piano se dejaba escuchar, era un sonido suave, ligeramente melancólico, tal y como ella había dicho, aquel sonido encajaba perfectamente con lo que leía y su mente imaginaba, fundiéndose a una agradable nueva sensación.
Alzó la mirada de las letras encontrándose de fondo con aquellos orbes que lo miraban impaciente ante su veredicto, sus manos se encontraban a ambos lados de su rostro sujetando los auriculares y una sonrisa se dibujaba en sus labios, desde esa perspectiva era capaz de apreciar el brillo de sus pestañas ante las luces que se filtraban a través de las ventanas y de como aquellas marcas en la piel le daban un aspecto más único.
Cuando le quitó los auriculares volvió de golpe a la realidad, escuchando las voces de algunos estudiantes que pasaban por allí para ir a sus clases y de profesores comentando sobre sus alumnos; sin embargo, la mirada que antes habían acaparado las letras ahora la tenían los brillantes orbes de ella.
──¿Qué te ha parecido?── preguntó mientras se echaba hacia atrás apoyando el respaldo en la silla.
──Ha sido agradable── respondió con simpleza, aunque había sido más que agradable, como si hubiese ido a otro lugar en una pequeña fracción de segundos.
Ante esa respuesta la sonrisa en los labios de la joven Yuji se ensanchó, le alegraba en demasía poder compartir cosas que le gustaban con otros y más aún si a ellos también le gustaban, como se daba el caso. Se levantó para ir hacia su bolsa y cuando encontró lo que buscaba volvió junto al chico, dejando la caja de un CD sobre su mesa, estaba como nueva, aún con el plástico a su al rededor.
──Este disco es de Ludovico Einaudi── comenzó a hablar señalando el nombre del compositor sobre aquella anaranjada portada, donde también se podían leer las letras que formaban la frase: "In a Time Lapse". ──Mi favorita es la número doce: Experience, aunque todas están bien para leer── conforme le iba contando aquello, la sonrisa y el brillo de sus ojos se mantenía, se notaba que era algo que le gustaba, por lo que le daban ganas de seguir escuchándola, simplemente por verla feliz al hablarle sobre algo que le gusta. ──Lo acabo de conseguir hoy, pero no me importaría prestártelo, sé que lo cuidarás── concluyó.
──Gracias── dijo mientras agarraba la caja y la guardaba en su bolsa.
──A cambio, cuando te termines ese libro quiero leerlo── agregó señalando su lectura.
Asintió.
Ese día no eran conscientes de que esos pequeños intercambios los llevarían a forjar una amistad envuelta en libros y música.
──── ∗ ⋅❄⋅ ∗ ────
Abrió los ojos topándose con el decorado techo de estrellas de su cuarto, ese sueño se encontraba bastante vívido en su memoria, haciéndola sonreír cada vez que lo recordaba, es más, nunca esperó poder forjar al final una amistad con aquel chico y mucho menos una basada en libros y música, en su mayor parte clásica, perfecta para leer, combinando aquello que a ambos les gustaba.
Tumbada en la cama, a duras penas logró levantarse, sintiendo un hormigueo ascender por sus piernas, las cuales apenas podía mover en esos momentos. Tal vez hizo mal, pero llevaba escondiendo aquello de todo el mundo desde su accidente entrenando, lo que la llevaba a forzarse más de lo que podía, pensando que era algo temporal, algo que no había que tomar mucho en cuenta, simplemente agujetas o cansancio por el constante entrenamiento, pero cuan equivocada estaba.
Aquello se hizo público para su madre en cuanto esta la vio desfallecer en la escalera, como si de repente se le hubiese olvidado como se andaba, llevándola a caer y rodar hasta el suelo de la entrada, causando unas heridas menores en sus brazos, sintiéndose inútil e impotente, no entendía qué le sucedía, pero si era capaz de saber que aquello no se trataba de nada bueno.
──Señora Yuji, lamento informarle de que su hija padece de Esclerosis Lateral Amiotrófica── dijo directamente aquel médico, no se podía alargar lo que ya se sabía. ──Parece ser que ha cruzado un grado bastante importante, si hubiese venido antes tal vez hubiéramos podido hacer algo, aunque ahora solo queda afrontarlo── añadió mientras cerraba la carpeta con el nombre de la joven dejándola apilada sobre otras.
Aquella mujer tenía los ojos abiertos, desbordantes de lágrimas, entendía lo duro que era aquello, así que era incapaz de poder simplemente aceptar el hecho de que su hija estuviese enferma y menos aún sabiendo que no podían hacer nada para solucionarlo apenas.
──Usted no se culpe por nada de esto, en el caso de su hija esto es algo hereditario, por lo que he podido comprobar su madre también padeció la enfermedad, así que me temo que ese ha sido el causante── continuaba hablando la grave voz de aquel hombre vestido de bata blanca; sin embargo, aquella mujer no quería seguir escuchando más.
Tras unos segundos más, agarró su abrigo, el bolso y salió de la consulta, encontrándose de cara con el cuerpo de su hija, sentada cabizbaja en una de las sillas de la sala de espera. En cuanto sus ojos se encontraron con los de la menor, juró que rompería en llanto. Una simple adolescente de dieciséis años, con el trágico destino ya firmado, sin poder siquiera hacer algo para remediarlo debía de afrontarlo sin más, obligándose a dejar todos sus sueños de lado.
──── ∗ ⋅❄⋅ ∗ ────
Nada más cruzar la puerta de entrada, el cuerpo de la mujer cayó de rodillas llorando a los pies de su hija.
──Debería haber sido yo, no tú, tienes muchas cosas que hacer y por mi culpa ya no podrás── balbuceaba sumergida en amargas lágrimas que caían sin final sobre sus mejillas.
Sin duda alguna, ver a tu hija sufriendo era lo peor que podía pasarle a una madre y el hecho de no poder hacer nada era lo que la mataba, causando un agujero en el lugar donde debería de estar su corazón, si tan solo hubiese sido ella la que contrajese la enfermedad no se encontrarían en esa situación, pero la vida había sido tan injusta como para quitarle su tiempo a una simple adolescente con ganas de cumplir sus sueños a toda costa.
Unos brazos la rodearon, sentía el calor del cuerpo de su pequeña, no lloraba, estaba calmada mientras la consolaba.
──Mamá, es gracias a ti que pude entrar en la U.A, si no hubieses llegado a estar me habría sentido sola── murmuró.
A veces odiaba que fuese tan compresiva, que nunca se enfadase y que aceptase las cosas tan rápido, aunque así era ella y se alegraba de que no fuese tan débil como su madre.
© GARDNER, 2O21
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro