Fui a caminar un poco y me pare en frente de la casa de Camila, tenía días sin verla y aunque no quería hablar nada de lo quee pasaba con ella al final la extrañaba. Toque la puerta y la madre de esta abrió con una sonrisa en el rostro.

-Joshua mi niño, hace día que no te veía.

-Sí, lo siento estuve ocupado -Mentí, porque pensar y tener depresión no es una ocupación que digamos. Subí los escalones y me pare en frente de la puerta escuché varios ruidos y frunci el ceño. Abrí la puerta y encontré a Joshua y a Camila en la cama, mi corazón se rompió en mil pedazos, mis dos mejores amigos en la cama.

-¡Joshua! No sabía que venías.

-¿Que están asiendo? -Pregunté mirándolos fijamente. Isaac miró a Camila y luego me miró a mi.

-No queríamos decírtelo ahora, pero estamos saliendo -Dijo Isaac mientras se podía la camisa.

-Es en serio, están saliendo? Desde cuándo?

-Desde hace un mes -Respondió Camila

-Um mes, un puto mes!

-¿Por qué estás tan alterado? No es una cosa del otro mundo Joshua -Protestó Camila.

-Son mis mejores amigos, y, estamos en esto desde siempre, si ustedes son novios yo me echó a un lado.

-No seas tonto Joshua nada tiene que cambiar -Musitó Isaac.

-Cállate te Vi ayer, antes de ayer y no tuviste el valor decirme. Son unos hipócritas, tal vez por eso me estabas huyendo -Señalé a Camila.

-Pero Joshua basta, no exageres.

-Bien, discúlpenme, discúlpeme. Me han roto el corazón -Salí de la habitación a paso rápido mientras escuchaba como mencionaban mi nombre entre gritos.

Me sentí traicionado, mi corazón estaba hecho trizas, roto en cien mil pedazos, mi puta vida había dado un giro de ciento ochenta en tan solo una semana y mi depresión aumento más, estoy metido hasta el fondo y no sé cómo salir.