Caminé rápido porqué lo vi, ahí estaba con nuestros amigos, se hecho a reír por alguna cosa, me miró aún sonriendo y mi cuerpo se tensó, ya casi no podía controlar mis hormonas, antes era fácil, antes solo lo miraba y era como mirar cualquier persona pero ya no.

-¡Angelo! -grito mi nombre y mi corazón latió hasta no poder, sentía que se saldría de mi pecho. Llegue a donde estaba y fingí una sonrisa-. No finjas conmigo te conozco, debes estar de mal humor.

-Algo así -Comente-. papá quiere que llegue temprano -Suspire.

-Angel -cada vez que mencionaba el apodó que me puso sentía que moriría de un paró de tan rápido que latía mi corazón-. No te preocupes, llegaremos temprano.

Nos montamos en la Jeep pues iríamos a una fiesta que nos habían invitado las porristas, éramos de último año y por lo general populares.

-Crees que melody irá -Me preguntó el Rubio mirandome fijo, no podía soportar su mirada, así que bajé la cabeza y miré mi celular.

-Creo que sí, en caso, no te preocupes ya le dije que no quiero nada con ella.

-Pero eso es lo que me preocupa Angelo, nunca quieres salir con las chicas que te consigo, me dijiste que te gustaban rubias, ella es rubia.

-No de ese tipo de rubio.

-¿Hay más tipos? -Preguntó, los chicos del frente voltearon con una sonrisa pervertida.

-Claro que hay más tipos, he probado doce tipos de rubias -Contestó Leo un rubio cobrizo primo de él.

-Ya basta -Resopló y me rodeó por el hombro con sus manos, mi corazón comenzó nuevamente a latir con frenesí. Quité su mano y la volví a su lugar-. Dime qué te hace feliz y yo lo hago -Comentó mirandome, aunque yo seguía pegado al celular sabía cuando ponía su mirada en mi.

-Tu por ejemplo -Bromeó Leo, había dicho la verdad y nada más que la verdad, quería gritarlo, estos sentimientos me estaban ahogando, pero no podía, no sabía cómo resultaría, no quería perder su amistad, no por una tontería como esa, lo tendría a mi lado aunque sufriese no importa, correría el riesgo.