"Cuando llegue del trabajo, me empezó a dar un fuerte dolor en el pecho y quise recostarme en el sillón.

Después abri los ojos y me encontraba en el hospital, a un costado de la cama te encontrabas durmiendo.

Al despertarte, me abrazaste tan fuerte como si temieras perderme.

No entendia lo que habia sucedido, pero con el diagnostico del médico, quede perplejo y sabia que mi salud ya no era estable.

Sin embargo, no le tome la importancia necesaria y tampoco segui tus consejos.

Fui un idiota, lo admito.

Si en esa ocasión hubiera hecho lo que el doctor mencionó ¿crees que pueda haber mejorado? después de todo, era una enfermedad hereditaria.

Cada día que pasa me siento culpable por no tomar las decisiones correctas y mucho menos escucharte..."