Hasetsu
| After |
Despedirme del abuelo no había sido tan triste desde aquella vez que tuve que mudarme a San Petersburgo para entrenar, pasaron años y siempre me centré en sentir la felicidad de poder verlo de nuevo en vez de hundirme entre la depresión de la despedida... Pensar que lo dejaba solo me provocaba más de una sensación negativa y esa ocasión pareció que mi mente quiso enfocarse en ese tipo de cosas nada más.
Soporté lo que pude aferrado al último abrazo que me dio, sabia que entre nosotros estaba una bolsa de pirozhkis pero no pude apartarme. Escuché su risa tras decirme por quinta vez que perdería el vuelo, que mi novio punk me esperaba fuera pero... No pude, rompí a llorar al soltarlo un poco y ver su rostro, escuchar sus palabras solo aumentaron mi debilidad.
‹ Has crecido tanto... Eres tan fuerte mi Yuratchka ›
Lo siguiente pasó como cosas de todos los días desde las últimas semanas; llanto. Empezaba a odiarme y esperaba secarme en algún momento entre tanto sentimentalismo que yo mismo me daba por motivos que antes no veía, no me importaban o me valían un demonio. Ahora esos motivos me siguieron por más días, suficiente tuve que lidiar con la vergüenza mundial de llorar por el cerdo en el podio como para que el recuerdo de los noticieros, en revuelo de las redes sociales y la emoción del anciano de Viktor permanecieran después de ese día.
Todos deberían irse al demonio.
~~~
Las sensaciones bajó mi cuerpo fueron extrañas, me recordaban que no estaba en casa, la falta del calor de Otabek me hizo buscarlo y palpé con torpeza a mi lado esperando tocarlo. Maldije entre palabras arrastradas cuando no lo encontré y me negué a abrir los ojos para una búsqueda mayor. Pese a que no era nuestra cama se sentía bien estar entre esas mantas abrigado, ajeno al poco frío que se colaba en esa pequeña habitación.
—Yuuri... —alguien me llamó. Recordé de algún lado esa voz, era una mujer pero en vez de centrarme en quien era frunci el ceño por ver que había pronunciado mi nombre igual que el del cerdo.
—Soy Yuri... Yuri Plisetsky —mascullé y de inmediato mi molestia se esfumó ante la caricia de una mano sobre mi cabello. El tacto fue maternal... Dulce y amenazaba de nuevo con recordar cosas que me harían llorar, patético.
—Lo siento, te llamas igual que mi hijo pero las pronunciaciones son diferentes —Asi que era ella... No entendí que hacia aquí, tratándome como un crio necesitado de amor pero no refute nada, seria idiota de negar su tacto porque se sentía bien—. Me dijeron que has dormido todo el día desde que llegaste, debió ser cansado el vuelo pero ya casi esta la cena, hice mi especialidad para todos ¿Por qué no te levantas? Las aguas termales te harán bien antes de comer
No pude verla con claridad pero escuché la sonrisa que me regaló, por más estúpido que eso se escuchara.
—Uh... Si, gracias —fue abrumador toda el aura de amabilidad que despedía que no pude siquiera buscar mi habitual voz, el acento ruso siempre fue firme, directo y eso se notaba cada que hablaba incluso en otro idioma pero... Joder, esta vez me sentí como un mocoso mimado por su madre.
Estúpido Katsudon ¿Por qué debía tener una madre tan buena?
Después de irse noté una taza de té caliente sobre una pequeña bandeja. Estuve seguro que Otabek estuvo detrás de todo pero no tenía porque enojarme con él... Aunque lo golpearía en cuanto lo viera.
Estábamos en Hasetsu, ese lugar horrendo al que llegué hace casi tres años para buscar a Viktor y donde seria la fiesta de despedida del cerdo, algo que ni él sabia y que por su estupidez cerebral no auguró ni siquiera con la llegada inesperada de gran parte de patinadores con los que convivió gran parte de su carrera. Condenado idiota ciego.
La gran mayoría se instaló en pequeños hoteles cercanos, el chico amante de los hámsters con todo y esas ratas se hospedaron en la casa Katsuki igual que Beka y yo y para mi suerte no me topé con ninguno... Eso hasta entrar en las aguas termales.
Pensé que mi buena suerte seguiría, me relajé en cuanto tuve contacto con el agua y mis músculos se perdieron tensión, solté mas de un jadeo de satisfacción... porque todo era perfecto, porque sin saberlo todavía llevaba estrés acumulado que fue desapareciendo gradualmente.
—¿Por qué no puedo meterme a la sección de chicas? ¡Mi reina esta ahí! —Lo reconocí. El escándalo del alce me produjo un nuevo cúmulo de estrés ¿Que hacia ese idiota aqui? No creí que Viktor fuese tan estúpido para invitar al odioso de JJ porque nadie quería al rey de Maple cerca, nadie.
—Hey, Yuri-chan —sin darme cuenta estaba lo bastante cerca para verlo entrar a las aguas. La vergüenza se le fue si es que tuvo alguna y con ella la única toalla que rodeaba su cintura dejándolo completamente desnudo. Estuve seguro que se me subieron los colores a la cara.
—¡Alce idiota! Largate, nadie quiere ver tus miserias —me habría levantado e ido de ahí si no me encontrara en el mismo estado que él.
—Vamos gatito, solo estas tu y has visto más que esto antes, no hay porque quejarse —le restó importancia como siempre en medio de una irritante sonrisa. Lo odiaba y me seguía dando puñetazos mentales por haber pensado lo contrario tiempo atrás- y es bueno encontrarte, iba a buscarte más tarde
—¿Para qué? No tenemos nada que hablar
—Teníamos un trato ¿Lo recuerdas? Sino buscaré a Otabek, creo que estará más interesado en saber que...
—¡¿Que mierda quieres Leroy?! ¡Estamos solos! Habla de una maldita vez —me cansaban sus juegos.
Era consciente del disfrute que le daba el hacerme enojar y no tenía que hacer gran esfuerzo para lograrlo, con solo respirar me creaba mal humor, ahora con sus juegos solo me daban ganas de ahogarlo hasta matarlo.
Lejos de ver otra de sus estúpidas sonrisas me mostró un semblante más serio, recordé sin querer la última vez que lo vi con la misma expresión, la misma que usó para terminar con lo 'nuestro' hacia tiempo.
—Tengo algo que darte y no lo traigo aquí, llevaré a Isabella de compras después de esto así que saca tu lindo trasero de aquí y acompáñame —no dejó ningún intervalo de tiempo para aclarar una por una las cosas que dijo, el cómo lo dijo y las inmensas ganas que me dieron de patearle el culo. Pero no hice nada más que salir de allí rumbo a mi habitación, sequé lo más posible mi cuerpo y me abrigue bien, tomé una chaqueta de Otabek junto con su bufanda y me ayudó a calmarme un poco gracias al olor su colonia.
Diez minutos después estaba con el alce caminando entre la nieve rumbo al hotel en el que estaba.
—Debiste ponerte un gorro —lo miré de soslayo y lo maldije abiertamente. Era su culpa que estuviese fuera por razones que todavía no entendía y que mi curiosidad necesitaba saciar.
Al llegar al hotel esperé en el pequeño lobby y me distraje entre la espera revisando mis redes sociales. Me enteré que Chris y los hermanos Crispino estaban ya aquí, Pichit compartía la fotografía del perro de Seung y el mocoso japonés acosador y fan del cerdo subía docenas de fotografías de la casa de los Katsuki.
Al alzar la vista Leroy me extendía un gran sobre con el sello en una de sus esquinas impreso y muy reconocible para cualquiera.
—Me llamaron del hospital porque di mi número de referencia por si acaso, dijeron que no fuiste por esto
La única condición que me dio ese idiota para no abrir la boca y decir que me desmayé en medio de una práctica que no debía hacer fue el hacerme un par de exámenes. Él me acompañó en todo momento en el hospital para asegurarse que cumplía con la parte del trato y tal vez para ver mi humillación por haber ganado esa vez y tenerme prácticamente amenazado. Lo que olvidé después entre todo fue en recoger esos análisis antes de tomar el vuelo.
—¿Eres idiota, Jean? —ahora el inmenso bochorno me obligó a desviar la mirada tras arrebatarle el sobre de forma brusca—. Ya no los necesito, estoy bien
—Todavía te veo pálido
—¿Y eso que demonios te importa?
—También estas bajo de peso ¿Que te ha dicho Otabek?
—Deja de joderme, idiota...
—De seguro esta preocupado
—Alce...
-—Quizás no duerme bien por las noches pensando en cuidarte
—JJ...
—¿Y el sexo? Apuesto que estas tan cansado que el pobre de Otabek se queda con ganas y-
—¡Jean Jacques Leroy! —grité, me levanté en automático reprimiendo de nuevo las ganas de golpearlo esta vez directo en la cara para que callara— ¿Quieres ver que estoy bien? ¡Cállate y escucha alce descerebrado!
Rasgué de uno de los lados del sobre, ignoré la fácil abertura que pude usar por el enojo y seguramente me vi ridículo, por suerte ninguna hoja se rompió en el proceso, cada una de ellas, llevaba mi nombre y lo datos sobre fechas y nombres de los exámenes entre mas garabatos que no entendí.
—¡Mira! Tenía la presión alta ¿A quien mierda le importa ahora? —comencé a leer—, tengo buen colesterol, bien, los triglicéridos están en orden —el sarcasmo marcado hizo reír a ese idiota—, no soy diabético, dio negativo, tampoco tengo enfermedades de transmisión sexual —bufé—, mi vista esta perfecta —bien, no quería parecerme al cerdo con lentes—. Mis dientes están bien, ninguna caries...
Demasiados chequeos estúpidos.
—Control de peso, estoy bien de peso alce —Recalqué—. Hemograma, marcadores de tumores ¡Todo bien!
Cansado y harto estuve a punto de dejar la última hoja sin leer, sin embargo conocía bien a ese bastardo para saber que me reclamaría y pediría que terminara con todo, además llevaba las de ganar, todo a excepción de mi presión estaban bien.
—Prueba SUB-BETA HCG, en sangre... —¿Ah? ¡¿Que demonios quería decir eso?! —Positivo...
Volví a repasar todo sin entender y vi que ignoré un paréntesis, al mismo tiempo Leroy suspiró seguramente por el enigma en mi rostro, uno que pronto palideció tras leer la parte que me salté:
( Test de embarazo )
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Notas: Muchas cosas reveladas de golpe, ya era hora "ψ(`∇')ψ
Soy feliz porque el guión largo aparece como es, largo! (?)
No hay mucho que decir... para aquellos que pensaron que el Rey le pidió sexo a Yuri fallaron, lo que si fue que hubo algo entre ellos antes, no pienso ponerlo mucho, quizás algo como recuerdo corto si acaso.
Gracias personitas por leer, votar o comentar ( ˘ ³˘)❤
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