Castillo
| After |
La cena con la familia Katsuki transcurrió normal. Dentro de lo que consideraba normal entre el bullicio de todos, las exclamaciones de la bruja y Chris al probar por primera vez el Katsudon, el calvo de Viktor bebiendo sake y el cerdo atragantándose con la comida cada que quería besarlo en frente de todos, el cerdito estuvo con su abuela, ella lo cuidaría de los idiotas de sus padres. Phichit no paraba de tomar fotografías y yo solo me escondía del flash a lado de Otabek que también siguió fascinado con el platillo de la madre del cerdo.
Todo pareció normal de no haber sido porque mi cabeza estuvo en otro lado.
No probé bocado pese a que también ansiaba comer pero mi estómago no pareció estar de acuerdo y sabiendo lo que me ocurría seguramente terminaría vomitandolo todo, la sola idea me dio náuseas y aparté de mi vista todo lo que tuviese que ver con comida.
—Angel —la mano de Otabek tocó la mía, lo hacia a escondidas cada vez que me veía mal o enojado, era como un relajante que disipada todo lo de mi alrededor y esta vez no fue la excepción—. Ve a dormir, te ves muy cansando
—Te esperaré
—Te dieron una habitación para ti, no me necesitas
—¿Y eso qué? Me voy a colar a la tuya quieras o no, no puedo dormir solo
—Podrás hacerlo esta vez soldado, confió en ti
—No me jodas... ¿No quieres dormir conmigo, Beka? —no hubo un silencio incómodo, todos estuvieron ensimismados en sus cosas, haciendo bullicio pero en algún punto dejé de escucharlos al ver que no me respondía, ni siquiera me sostuvo la mirada.
—¡Bien! —me levanté de golpe y con la misma energía me largué de ahí. Si antes no nos prestaron atención ahora seríamos el centro de esta ¡Al demonio!
~~~
Nunca dormi tan mal como esa noche, no había visto a Beka desde ayer por la noche, solo le grité al otro lado de la puerta, le dije que era un idiota y que quería el peluche de oso que empaqué en su maleta. Después de eso me dio las buenas noches y lo mandé al diablo.
De no ser porque tenía una tarea importante que hacer estaría pensando en él todavía.
Llevar al cerdo lo más alejado posible de su casa y de la pista de hielo fue sencillo. Era un idiota que no sospechaba nada pese a que el canoso de Viktor no fuese totalmente discreto con su fiesta de despedida. Envió invitaciones a gran parte de los patinadores, entrenadores, asistentes, fans e incluso la prensa, Hasetsu llegó a su máxima capacidad turística y el Katsudon estuvo ajeno a todo esto entre el aislamiento que le dimos para salir de casa y el "accidente" que ocurrió con su móvil en cuanto el cerdito lo dejó caer destruyéndolo, todo por culpa de su anciano padre.
—Estas muy callado, Yurio —íbamos en camino hacia el castillo ninja, no se me ocurrió otra cosa para llevármelo lejos sin que sospechara de nada más que diciéndole que tenía que hablar con él de algo importante, pero no hubo nada.
Nada excepto que pronto iba a ser papá y estaba en un estado de pánico interno, solo eso.
—Otabek no quiso dormir conmigo anoche —pateé una piedra imaginaria en el camino.
—Bueno, tendrá sus razones... Tal vez —titubeó— quería dormir por completo, también debió estar cansado
—¿Ha? ¿Qué quieres decir cerdo? Conmigo duerme bien
—Yurio... Eres muy ruidoso —hubo un lapso en el que no entendí ni una mierda de lo que dijo, no hasta enfocarme por completo en él y ver el sonrojo que se apoderaba de su rostro, uno que logró contagiarme al entender a lo que de refería.
¡Como si fuese a hacer eso en su casa!
—¡El calvo y tu me espían! —exclamé acusadoramente señalando al katsudon ¿Desde cuándo sabían ese tipo de cosas?
—¡No, no! Solo... Solo coincidimos en lugares donde hacen 'eso', es todo —y el muy maldito lo admitía.
—Como sea, no me importa pero si me entero de nuevo de esto te patearé, a ti y a Viktor —más a Viktor—, ahora que ya todos saben que somos novios no voy a tener cuidado de nada —Si quería hacerlo con Beka lo haría y sería más ruidoso que antes.
—Todos ya sabían de su relación —lejos de regañarme por decirle que prácticamente iba a revolcarme con Otabek como gato en celo noté su mirada de ilusión hacia mi, la misma que me dio el día que le dije que Beka me gustaba más que un amigo. Ese día lloré como idiota pensando que si le decía algo ya no seríamos amigos y que lo iba a perder para siempre.
—Mentira, nunca revelamos nada, no subimos fotos ni hablábamos extraño frente a otros —todos pensaban que seguíamos siendo mejores amigos, sólo Viktor, JJ y el abuelo lo sabían.
—No, pero esas cosas no se pueden ocultar, tus fans y las de Otabek tenían sus sospechas, casi todos los patinadores de nuestro círculo lo sabían pero no te dabas cuenta... El como ambos se miraban los delató, siempre —capté su media sonrisa enternecida, ese aire a madurez que despedia y del que me olvidaba muchas veces al ver lo torpe que era, pero no era así, el cerdo creció mucho en cuanto Viktor llegó a su vida y el frentón aprendió a vivir verdaderamente junto a él.
Par de idiotas, no sé como pudieron estar tanto tiempo sin conocerse.
—Entonces si no digo nada de todas formas se darán cuenta... —divagué y palpé mi vientre por debajo del abrigo. Si mantenía todo en secreto seria una paz de pocas semanas ¿Cuantas? Ni idea, debía hacerme estudios de nuevo, ver cuanto tiempo llevaba así y... Asimilar que había algo creciendo dentro de mi.
El toque en mi hombro me devolvió a la realidad y el semblante del cerdo me hizo perder el aliento.
—Lo sé —otra sonrisa, una completa que intentaba inyectarme compresión y apoyo y que solo me recordó el miedo que me embargaba por todo. El mundo no se venia encima de mi pero si me golpeaba con una verdad que me aterraba aceptar.
No alejé los brazos que me rodearon, tampoco me quejé en cuanto me acercó a él, solo descansé el rostro contra su hombro y me quedé quieto un minuto. Al siguiente empecé a temblar y al tercero escuché los hipos de mi llanto. Me quebré frente al cerdo igual que con Mila.
Malditas hormonas.
—¿Qué se siente? —me atreví a preguntar cuando todavía no terminaba de desahogarme. Yuuri era la persona más cercana que pasó por lo mismo, era su deber decírmelo— ¿No tuviste miedo? Algo moviéndose dentro de ti y creciendo porque se alimenta de tus entrañas
Si, mi visión sobre el embarazo se asemejaba a una película de terror.
—Yo no lo vi así, mi primer pensamiento fue que tendría una parte de Viktor y que debia cuidarla a como diera lugar porque es algo que hicimos con amor y aunque no lo planeamos fue bien recibido —¡Ah! El cerdo y sus cursilerías.
—No lo endulces Katsudon, dime la verdad que tengo que estar preparado para llevar esto tantos meses
—Yurio —Hizo una pausa para suspirar y acarició la parte trasera de mi cabello antes de continuar—. Repite conmigo, "Voy a tener un bebé"
—¿Por qué mierda voy a decirlo? Si ya lo sé
—Solo dilo, por favor
—¡Bien!... Voy a tener un... Bebé
...
Maldita sea. Voy a tener un hijo...
¡Voy a tener un hijo de Otabek!
Saber a través de un papel que estaba en cinta no me hacia procesarlo por completo, hablar de mis miedos con la bruja sólo abarcó cierta parte pero decirlo en voz alta le daba más peso. Lo hacia real.
Mis piernas se volvieron gelatina y me aferré al cerdo como pude si no quería caer.
—Ya entendí... ¿Que carajos sigue ahora?
—Vas a sufrir de mareos constantes náuseas, vómitos la mayoría del tiempo matutinos los primeros meses, sentirás cansancio todo el tiempo, estarás sensible de todo y por todos, tu sentido del olfato se agudiza. Tu cabello comenzará a caerse, tus uñas perderán fuerza y se quebraran con cosas pequeñas si no te nutres con las suficientes vitaminas para ti y el bebé y después comenzaras a comer de más, subirás de peso, tendrás antojos, postres en plena madrugada, cosas que no te gustaban las comerás como si fuese lo mejor que hayas probado. Tendrás dolores de espalda mayormente, dormir no va a ser algo fácil cuando tu vientre esté muy abultado... Y luego viene el parto, pero eso lo sabrás cuando llegue su tiempo —me tomó por los hombros y me alejó para que nuestras miradas se cruzaran, era una pequeña versión de su Eros mirándome con total seriedad—. Vamos a apoyarte en todo, recuerda eso, que no estas sólo y siempre vas a contar con nuestra ayuda no importa donde estés
En ese momento quise golpearlo y darle las gracias, pero en especial golpearlo.
—Estúpido cerdo...
Estúpidas hormonas.
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