Único
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Le era cotidiano pasar por la misma calle cada mañana, y de pura casualidad ó quizá no, el semáforo antes de dar la última vuelta para llegar a su trabajo, se ponía en rojo y las personas empezaban a cruzar de izquierda a derecha. Unos con uniforme, dirigiéndose a estudiar y otros seguro a trabajar o de compras, pero siempre lo veía pasar a él, con la mirada perdida y el semblante vacío. Algunas veces le veía con lentes oscuros, le parecía algo extraño ya que era época de invierno últimamente y la mayor parte del tiempo se pasaba nublado. Siempre llevaba suéteres grandes, el pantalón siempre era igual, por lo que suponía era su uniforme de estudio, le parecía un adolescente pues por su parecer no creía que pasara de los 17, no era muy alto pero seguro tampoco era tan bajo y si, era demasiado delgado a su parecer, su cabello negro y liso, sus ojos almendrados y piel clara. —Bonito—
Kim Namjoon era un joven de 26 años, había sido trasladado de Japón, su nacionalidad era coreana, pero había vivido en otro país porque su madrastra era Japonesa. Gracias a un nuevo ascenso en su trabajo ahora vivía en Seúl desde hace ya 5 meses atrás, tenía un lindo auto, un departamento acogedor, su vida se basaba en estar del trabajo a casa y de casa al trabajo, no tenía una pareja, por lo que también se le hizo fácil mudarse, su madrastra le hablaba cada fin de semana para saber cómo iba, no conocía a muchas personas, solo a su compañero de trabajo Hoseok y a su vecino Jungkook que siempre dejaba las llaves dentro de su departamento y le pedía permiso de entrar a su propiedad para entrar por la ventana de la parte trasera de la casa. La monotonía de quizá una vida simple y lo entendía, no quería pasársela toda la vida así tampoco, tenía ya 26, tampoco quería llegar a los 30 solo, aunque no se preocupaba por encontrar a alguien. Suponía que la persona indicada iba a llegar cuando menos se lo esperaba.
Al día siguiente igual que todos los anteriores vio de nuevo en la parada del semáforo al joven que le llamo la atención desde el primer día, aunque esta vez fue tan diferente, el joven iba siendo halado con fuerza por un hombre, se vio que le hablo fuerte porque el menor se encogió en sus hombros y bajo su rostro viendo al suelo. Namjoon solo vió como se alejaron sintiéndose extraño en su interior, pero el claxon de varios autos atrás le despertaron y se dio cuenta que el semáforo ya estaba en verde.
Era lunes por la mañana, el fin de semana había pasado tan rápido que ni se dio cuenta. Paro en el semáforo de nuevo y vio pasar a todos, y de nuevo como de costumbre iba él, él pequeño joven que le robaba la atención durante esos cortos 60 segundos. Al voltear su rostro el menor viendo a todos lados Namjoon se dio cuenta de la marca morada que traía a un lado de su rostro, frunció el seño y se preguntó mentalmente porque estaba así. Le preocupó y ni siquiera sabía porque. Durante todo el día en su trabajo su mente volaba haciéndose una y mil teorías de como el chico 'bonito' traía esa marca horrible.
Era Lunes de nuevo, y se preocupó aún más después del lunes anterior ya que no vió pasar toda la semana al joven bonito y ahora tampoco le veía por ninguna parte. Siguió su camino, llegó al trabajo y en su mente divagaba la duda sobre el que aquel adolescente no había ido a estudiar en esos días.
Pasó el martes y el miércoles así, era jueves otra vez, y como siempre la misma rutina, paro en el semáforo dando en rojo y al casi terminar los 60 segundos él joven bonito paso corriendo. Solo le vio por una milésima de segundos ya que de inmediato el semáforo después de haber pasado el joven bonito se puso en verde y condujo hasta su trabajo con una sonrisa en su rostro por haberle visto de nuevo.
Era domingo, salió temprano como si de ir a trabajar se tratase, no tenía nada en el departamento para alimentarse así que decidió ir a alguna buena cafetería.
Al entrar se situó en una mesa frente al ventanal dónde se veía a las personas pasar, la música de fondo era relajante y hacía contraste con el ambiente frío, todo estaba bien, pidió un café y unas crepas con fruta. Terminó de comer y se quedó con su café en mano bebiendo de vez en cuando, su mirada estaba neutra, pero después de unos minutos sus ojos se abrieron en grande al ver al pequeño bonito que pasaba en la parada del semáforo frente a la ventana, por un segundo paso por su cabeza que le estaba viendo, pero luego se dió cuenta que por la parte de afuera solo podías ver tu reflejo, así que dedujo que el solo se veía para ver cómo lucía, pero grande fue su asombro al ver el ojo morado del pequeño cuando quitó sus anteojos negros, el menor se veía el rostro frente a la ventana, arreglaba un poco su cabello, pasó su mano por el ojo dañado e hizo una mueca de dolor, se volvió a colocar los anteojos y se quedó un rato viéndose. Namjoon le miraba estudiandole, el menor no sabía que lo veían del otro lado, ya que no se percataba y solo seguía viéndose, cargaba un semblante desinteresado y solo arqueaba su cabeza a un lado mirando como si estuviera frente a un espejo.
Namjoon paso pagando lo que había consumido tan rápido como pudo y salió de la cafetería, el muchacho con anteojos negros tenía sus manos metidas en su suéter amplio, le vio suspirar. Por inercia Namjoon se acercó y se colocó a la par de él y vio el reflejo también. El joven menor se percató y solo bajo la mirada con algo de vergüenza marcada en sus mejillas, se dio media vuelta y siguió caminando, Namjoon le siguió el pasó, no sabía porque, pero lo hacía, sentía que debía estar cerca del estudiante que le robaba la mirada por las mañanas al pasar la calle cuando el semáforo se ponía en rojo.
El menor se quedó sentado en una banca frente a un parque en el cual no habían personas por la hora y además hacía mucho frío. Namjoon vestía una gabardina bien acogedora, le hacía ver elegante y profesional. Se sentó junto al muchacho y el otro se sintió cohibir. Namjoon no decía nada, solo daba miradas fugaces de vez en cuando.
-¿Es un acosador acaso?
Le sorprendió la pregunta. No se había puesto a pensar que parecía uno en el momento que decidió seguirle. Pero de verdad lo pareció mientras seguía al menor.
-No.
No dijo nada más.
-Entonces ¿Por qué me ha seguido?
-Lo siento.
Namjoon sintió sus mejillas arder. Era un adulto y un adolescente le hacía sentir pena en ese momento. Se avergonzó de sí mismo.
-Si es un acosador. -aseguro.
-No lo soy.
No era un acosador, bueno quizá lo había sido sin intención en ese momento pero, el jamás le haría daño al pequeño bonito.
-De verdad… lo siento…
-Esta bien…
Un silencio se instaló por varios minutos y se empezó a sentir denso el lugar, Namjoon se sintió incómodo cuando el menor se acercó hasta él y le vió aún con los lentes puestos.
-¿Por qué usas lentes de verano en temporada de invierno?
Se atrevió a preguntar, aunque no recibió respuesta de inmediato.
-¿Por qué me ve todas las mañanas así de extraño?
¿Qué?, Le había visto viéndolo todas esas mañanas ¿Acaso...?. Sus mejillas hasta las orejas se tiñeron en rojo carmesí.
-Yo… no se de qué hablas…
-Es un señor muy raro.
-No soy señor…
-¿Cuántos años tienes?
-26, ¿Y tú?
-18
Bien, por lo menos no era menor de edad, y dio gracias a Dios por eso. Pero se contradijo mentalmente al pensar en eso. ¿Por qué había dado gracias por eso?
-¿Por qué no te quitas las gafas ya?
-Porque si me las quitó entonces ya no querrá hablar conmigo.
-¿Por qué no querría hacerlo?
-las personas lo hacen cuando me las quitó.
-Bueno pues… no creo hacerlo.
-¿Cómo se llama?
-Namjoon, Kim Namjoon. ¿Tu?
-Seokjin, Kim… ah, ¿Es un hombre de dinero?
-No lo creo.
-La gabardina que llevas puesta cuenta $2,000.00…
Era cierto, la gabardina que cargaba le había costado eso, per en determinado momentos no le importó ya que no usaba su dinero en otras cosas. No tenía hijos ni pareja así que, en algo debía gastar el dinero que ganaba.
-¿Cómo lo sabes SeokJin?
-La vi en internet…
-¿La quieres?
-¿¡Me la darías!?
-mmm… ¿Por qué no?
-Bueno, no cualquier persona te ofrece $2,000 en la calle como si nada.
-Tengo muchos en casa, así que no tiene mucha importancia.
Namjoon se quitó la gabardina y se la entrego al menor.
-Ahora te puedes quitar los lentes…
-¿Por qué?
-Quiero algo a cambio. Y lo que quiero es verte.
-Y dices no ser un acosador.
Namjoon sin previo aviso quitó los lentes del menor y se sorprendió al verlo de cerca, efectivamente tenía alrededor de su ojo derecho morado oscuro, y en el otro ojo ematomas que casi desaparecían y estaba cubierto leve con algo de maquillaje.
-¿Quién te hizo eso?
Jin bajo su vista y no quiso responder.
-Puedes decirme… está bien…
-Papá…
-¿Tu padre te pega?
Asintió moviendo su cabeza y vio a otro lado dejando su rostro de lado para que el mayor ya no le siguiese viendo.
-¿Por qué lo hace?
-Si te digo… tu también lo harás como todos en la escuela.
-no me has hecho nada, porque debía pegarte…
-Mi padre me encontró con un chico besándonos cuando yo tenía 15 desde entonces supo que era gay, me dice todas las mañana lo inútil que puedo ser y termina pegándome…
-Eres gay…
-Esta bien si te quieres ir y llevar tu gabardina.
-Eres mayor de edad Jin, ¿Por qué no sales de ahí?
-No es como si tenga a donde ir, y tampoco tengo dinero, el poco que tenía ahorrado para escapar él lo tomo y cuando regrese de la escuela ya no estaba, en la noche llego hecho un asco, borracho y con una mujer a su lado, me golpeó frente a ella y luego se encerró a tener sexo…
-¿Por qué me cuentas Jin?
-Quiero desahogarme, tu quieres saber ¿no? y quizá ya no te vuelva a ver, así que es bueno que alguien que aunque no conoces te escuché…
Los dos sonrieron, uno porque no sabía que más hacer o decir y el otro porque se sintió atraído en demasía por el menor.
-¿Qué hay de tu madre?
-No lo sé… nunca supe de ella después de que cumpliera los 6 años, pero si sabía porque se había ido de la casa, mi padre le pegaba y supongo que prefirió irse sin mi.
-¿Quieres ir a mi casa?
Jin sonrió y negó con la cabeza.
-Eres un acosador.
-No te haré daño. Lo prometo.
-Si me quedo en tu casa, ¿Qué harías?
-¿Qué quieres que haga?
-Me dejas entrar a tu guardarropa y me quedo con lo que me gusta.
🌺🌺🌺
Estando ya en el departamento de Namjoon, Jin se preguntó ¿Qué hacía ahí?, Paso su vista a su alrededor mirando todo el lugar, un departamento si bien no era grande, era muy elegante, bonito y acogedor. Namjoon se adentro a la cocina a hacer un poco de café para el frío. El menor en la sala lo veía con intriga, se imaginó miles de escenas en el auto una vez entrarán, pero nada de lo que pasó por su mente se hizo realidad. También pensó que quizá el moreno alto solo quería sexo desesperado y por eso le había visto más cómodo cuando le menciono su edad. Tampoco era como si se fuera a negar, claro estaba si le pagaba su “servicio” total su padre suficiente hacía con venderlo cada fin de semana, algo que calló cuando hablo con el moreno frente al parque.
-El café está. ¿Quieres?
-Gracias
Namjoon le entrego una taza y se sentaron cómodamente. Platicaron más, Namjoon estaba intrigado al saber más y más sobre la vida del que yacía con moretones al rededor de sus ojos. La mirada de Jin era seca, como sin vida, su sonrisa era falsa y sus movimientos al hablar denotaban nerviosismo que no quería admitir. Todo eso dedujo mientras le escuchaba hablar sobre la escuela y lo que más le gustaba estudiar, Jin le hablaba sobre dónde quería vivir y que quería estudiar en la universidad, cual era su color favorito, su fruta favorita, hasta su número favorito, en fin todas las cosas favoritas.
-Ven...
Namjoon se levantó y Jin le siguió, entraron a la habitación del mayor.
-Bueno… ese es el armario. Puedes tomar lo que desees… no eres muy bajo, quizá un par de centímetros menos que yo ahora que te veo mejor, así que supongo que puede que te queden muchas cosas.
Jin arqueó sus cejas en alto. No hablaba en serio cuando menciono lo del armario y llevar ropa, solo bromeaba, pero al parecer el moreno se lo había tomado relativamente en serio.
-Namjoon… no… yo no… hablaba en serio.
Trago grueso mientras volvía su vista al rostro de Namjoon.
-¿No?
-No.
-Ok…
-Namjoon…
-¿Si?
-Tu… tú quieres tener sexo conmigo ¿Verdad?
Los ojos de Namjoon se abrieron grande de la impresión. ¿Qué decía Jin?
-¿Qué?
-Por eso querías que viniera… hazlo rápido para poder irme…
Namjoon se sentó en la orilla de la cama y sonrió.
-Ven acá SeokJin…
Palmeó sus piernas y Jin obedeció de inmediato sentándose. Namjoon le acarició con sus manos el rostro y le vió por largos minutos. Jin no decía nada y solo se dejaba, las manos de Namjoon eran suaves y cálidas, cerró sus ojos y solo se dejó llevar.
Jin odiaba su vida, el hecho que a pesar de ser mayor y no poder escapar de las manos de su padre que lo maltrataba física y verbalmente era un caso, a parte del abuso sexual que sufría cuando su padre llevaba a un hombre diferente cada sábado encerrandolo en su habitación para “un buen servicio” literalmente lo vendía. Había ahorrado trabajando de medio tiempo en una panadería, pero un día decidido a tomar sus cosas, dinero e irse, no encontró el dinero, dándose cuenta luego que su padre lo había encontrado y se lo había bebido todo. Así que aún seguía en casa de su “papá”.
Luego se encontraba ahí, en la habitación de un hombre al cual no conocía nada pero se sentía tranquilo y a salvo, era muy extrañó, Jin en ocasiones le veía en la parada del semáforo y le gustaba, por eso nunca le dio una mirada directamente. Pensaba que era un hombre muy guapo y se imaginó que quizá él mayor hasta ya estaba casado teniendo una familia siendo feliz. Pero grata fue la sorpresa que se llevó al encontrarse con él por casualidad. Aunque lo dudaba por segundos deteniéndose a pensar cómo podía estar ahí frente al hombre que le gusto desde la primera vez que lo vio. Sus fantasias ya no eran lejanas ahora que le veía tan cerca.
-¿Quién dijo que quería tener sexo contigo?
Las mejillas de Jin parecían unas lindas manzanas coloradas. No era perversidad la de Namjoon, pero sí que se le apetecía aquellos labios abultados, se veían demasiado exquisitos a su gusto. Pero no era como si quisiera corromper al muchacho de un solo, le gustaba, Jin de verdad le gustaba desde que lo vio pasar la primera vez en aquella parada de semáforo. No lo iba a negar, pues qué más daba.
-Yo…
La voz de Jin sonó quebrada, entonces… no quería sexo. —pensó—. Claro que no. Namjoon solo quería saber el porqué tenía su rostro con marcas moradas alrededor de sus ojos, ese era su objetivo principal cuando se acercó a Jin por la mañana.
Namjoon se dejó llevar y se recostó en la cama dejando encima a Jin de él, quedando dormidos después de unos minutos. Pasaron quizá unas dos horas cuando Jin despertó, Nam aún seguía dormido, le vió y sin hacer tanto movimiento se levantó de la cama. No quería regresar a su casa aún, total ¿Qué iba a ir hacer? Su papá seguro no estaba y cuando en la noche apareciera le pegaría como todos los días. Y además Namjoon no era malo, se sentía cómodo estando con él. Camino hasta lo que creí era el armario del moreno.
-Woh~
Dijo en susurro sorprendido mientras pasaba sus manos por las prendas de ropa bien acomodadas, al fondo se veía todos los zapatos de varias marcas, algunos caros y otros no tanto, bolsos, muchas camisas y suéteres, abrió los cajones y se encontró con una colección de corbatas muy finas y elegantes, muchos accesorios, demasiados quizá, pasaba sus dedos suave como si de tocar porcelana se trataba, una sonrisa se dibujó en su rostro, —si pudiera tener todo esto—. Empezó a buscar una camisa que llamara en grande sus espectativas, al encontrarla empezó a desvestirse para probársela.
Se vio en el espejo y retrocedió topando a la pared y preciono un botón que hizo girar una de las sercheras dejando ver más prendas de ropa. Si bien no eran la gran cosa para el mayor en ese momento, Jin pensó que estaba en el paraíso. Se quitó los pantalones también y empezó a buscar uno que le quedará. Si algo amaba Jin era probarse ropa linda, aunque casi nunca lo hacía porque no tenía suficiente dinero como para ir a un centro comercial y comprar algo. Buscaba y buscaba con sus muslos descubiertos y la camisa que le había gustado a medio abotonar, sin percatarse que un alto moreno le veía desde el marco de la puerta recostado en esté. Namjoon se acercó por detrás y le abrazo por la cintura.
-Vaya, qué lindas piernas…
-Eres un pervertido…
Jin dijo girando su cabeza para verle.
-Esa camisa te queda bien, nunca la e usado. El color es muy… escandaloso…
-Entonces, ¿Por qué la tienes?
-Cuando la vi pensé que era la mejor camisa del mundo, luego me di cuenta que no iba con mi tono de piel… ves.
Puso su brazo cerca de la tela, y Jin sonrió al ver su brazo bien tonificado importándole poco lo que había dicho Namjoon.
-Tu piel es blanca, se te ve mejor. Puedes quedartelo si quieres.
-Gracias.
Namjoon volteó a Jin para verle de frente y le tomo con una mano la cintura y la otra su rostro.
-Dije que no tendría sexo contigo, pero no dije otra cosa…
Jin no tuvo tiempo de responder cuando sintió los labios del mayor moviéndose en los suyos. Paso sus manos por el cuello de Nam y correspondió. ¿Por qué no iba a hacerlo? Si le gustaba, le gustaba muchísimo, no iba a desperdiciar ese beso, si no iba a tener sexo con él, al menos disfrutaría de sus labios.
Namjoon por otro lado sentía que sus manos hormigueaban, su corazón dio un vuelco y sonrió entre el beso, acercó más a Jin si se podía, el beso se iba poniendo más y más intenso, tanto que pasó de sus labios al cuello del menor pasando su lengua y mordiendo suave, dejando marcas. Quería que nadie más lo besara, que nadie más le tocará, que le importaba si era la primera vez que hablaban, que se veían; sentía que quería estar así siempre, sintiendo la sensación de necesidad por el pequeño en sus brazos, lo quería secuestrar en su casa y tenerlo solo para él, pero era demasiado —creyó—. Escuchó un ligero gemido escapar de los labios de Jin y eso le hizo perder la cordura, si antes no quería otra cosa más que besos, se estaba retractando en ese momento. Pero al abrir sus ojos y ver el hombro de Jin descubierto se alejó dejando de lado el beso. Le safo los pocos botones de la camisa que se puso y le arrebató de un tirón dejándolo solo en boxers y calcetines.
Jin temblo, así empezaban, primero con dulzura y luego solo lo usaban como una puta dejándolo solo en la cama con algunas monedas. Asco le dio al pensar de esa forma en Namjoon siendo así también, tal vez había hecho conclusiones del moreno demasiado rápidas pensando que era diferente.
Namjoon lo volteó y vio su espalda. ¿Esas marcas eran, latigazos?. Toda la espalda de Jin estaba marcada, algunas eran cicatrices ya viejas y otras no tanto, así como para verse rojas aún y nada sanas.
-¿Qué…que es esto?
Jin bajo su mirada, no, bueno no iba a “violarlo” como los demás. Se había olvidado por completo de eso, cómo le pegaba su padre no era convencional, lo ataba a la barandilla de las escaleras y con un cable de amarre muy viejo, le pegaba, gritándole que la gente como el era un asco y lo peor que podía existir, que era un error de la naturaleza y que la repulsión que sentía hacia él era la más grande por ser un marica. Los moretones eran por cuando llegaba borracho y solo le daba unos cuantos manotazos en el rostro para luego hacer lo anterior mencionado. Namjoon al pasar sus dedos por la espalda ancha del menor sintió repulsión, asco y tristeza, y no exactamente por Jin, si no por la persona sin escrúpulos que era capaz de hacer tal barbaridad.
-Jin… ¿Qué, que es… porque tienes esto?, ¿Quién te hizo eso?
-No importa…
Jin se dio la vuelta encarando a Namjoon y le sonrió.
-Dejame quedarme aquí hoy. ¿Si?
-Jin… te quedarás conmigo… ya no regresarás nunca a dónde sea que ibas a regresar… ¿Cómo pueden hacerte eso?
La voz de Namjoon salió en un hilo, carrasposa y dolida. Jin se dejó abrazar por él mayor y escondió su rostro en el cuello de éste oliendo su aroma, sintiéndose tranquilo y en paz. Si era así estar con Namjoon, si que se quedaría. Porque, ¿Por qué regresar ahí, porque regresar al lugar dónde no lo quieren? Al lugar dónde cada que entraba se sentía más muerto que vivo. Quizá haberse topado con el mayor en la mañana había sido la mejor coincidencia que le había podido pasar en su vida.
-¿Te quedarás?
-Me quedaré…
Con una sonrisa viéndolo sin separarse respondió feliz. Si, iba a quedarse, y no lo dudó al responder. Porque no había duda. Si estar entre los brazos de Namjoon sentía estar a salvo, claro que no se iría de su lado. Namjoon era su héroe en ese momento, su salvación, su primera vida.
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