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Becky había estado evitando a Freen como a la mismísima peste durante la semana. Bueno, no lo evitaba realmente, pero aun así le gustaba pensar que la evitaba.
Desde que se dio cuenta de que estaba enamorado de Freen hace tres días, había estado volviéndose loca porque no iba a enamorarse de alguien, especialmente cuando tenía un novio con la cual iba a casarse, y mucho menos de una chica.
Realmente quería alguien con quien hablar, realmente lo necesitaba pero no tenía ni idea a quién dirigirse. Engfa estaba demasiado atrapada en su relación con Charlotte, estaban básicamente casadas ya y era asqueroso, Tom había estado ausente en la escuela esa semana y Victoria tenía problemas en su 'relación'. Anurak estaba fuera de cuestión y Babe... era Babe.
Becky sabía que no podía acercarse a él en la escuela por temor de que alguien los escuchara, por lo que estaba pensando en hablar con él después de la escuela.
Otra cosa de la que se había dado cuenta durante una clase de matemáticas aburrida era que realmente quería romper con Anurak. Su relación era como un peso muerto sobre sus hombros, sosteniéndolo por debajo de lo que realmente quería. No quería una relación con Freen, sabía que Freen nunca querría eso, todo lo que sabía es que quería a Freen. Sólo eso.
Las seis horas de escuela ese día no podrían haber pasado más lento, Becky estaba segura de ello. Así que después de que había besado a Anurak diciéndole adiós y se asegurara de que se había ido en su Bentley, se volvió para mirar a Babe.
Becky lo vio a su derecha en el paso de peatones, por lo que rápidamente empezó a caminar hacia él.
—¡Hey!— Saludó.
—Hey Becky, ¿qué pasa?— El menor le devolvió la sonrisa.
—Tengo que hablar contigo acerca de algo. Algo grave.
—Entonces debes esperar, porque estoy a punto de decirle adiós a Billy.
—¿Billy no va a venir contigo?
—Tienen otra clase más.
—Oh, bien.
Caminó con él al lado del edificio de la escuela, donde un par de personas fumaban como si nadie estuviese mirando. Charlotte y Billy estaban allí, en lo que parecía ser una discusión profunda. Babe le dio un beso en la mejilla como forma de saludo y dejó de hablar, girando la cabeza a Becky.
—¿Qué está pasando? ¿De que estaban hablando?— Preguntó Babe.
—Freen vino a la escuela hoy.
—¿Qué? ¿En serio?
—Sí y no tiene bolsas bajo los ojos como de costumbre. Es extraño— Charlotte dijo y llevó el cigarrillo de nuevo a sus labios.
Becky sonrió para sus adentros. Le gustaba pensar que ella era en parte la razón por la que Freen estaba empezando a mejorar.
—Bueno, vinimos sólo a decir adiós. ¿Seguimos yendo a Londres verdad?
—¿Londres?— Preguntó Rebecca
—Sí, estamos pensando en conseguir que vengan a Londres con nosotros el mes de marzo.
—¿Marzo? ¿No era abril?
—El comité decidió que era mejor en marzo.
—¿Eso se permite en los viajes escolares?
—No, pero pueden conseguir habitaciones en nuestro hotel.
—Es uh... ¿Freen va a ir también?
—Ella dijo que no puede pagar por una habitación.
—Bueno, ¡yo puedo pagar!— Becky se apresuró. Era patético, de verdad.
Charlotte sonrió. —Le voy a decir.
—Bueno. Bueno, será mejor que nos vayamos ahora— Babe dijo después de que sonara la campana.
—Nos vemos más tarde bebé— Billy habló y le dio un beso, antes de seguir a Charlotte hacia la entrada.
—Entonces, ¿qué era lo que querías hablar conmigo?— Babe preguntó a Becky, una vez que estaban en su camino de regreso a sus coches.
—Uh... creo...Quiero romper con Anurak.
—Wow, ¿Qué? ¿Cómo?
—Estoy enamorada de Freen.
Es extraño decirle en voz alta esto a alguien, es como si estuviera finalmente admitiéndomelo a mí misma.
—¿En serio?
—Sí, pero por favor no me juzgues. Y no le digas a nadie, ni siquiera a Billy.
—No le voy a decir y definitivamente no te estoy juzgando. Es sólo repentino, eso es todo. No creí que ustedes dos estaban juntas.
—Bueno... técnicamente no lo estamos, pero estoy solo extrañamente enamorada de ella.
—¿Cómo estás planeando romper con Anurak?
—No lo sé todavía, pero... no puedo hacerlo. Nuestras familias tienen todo planeado y no estoy segura de si voy a encontrar a alguien.
—Encontraste a Freen.
—Pero ella es indiferente... no quiere una relación. Dijo que no sabría cómo tratar a una persona adecuadamente.
—Oh, ella sabe, te lo puedo afirmar. Es una romántica de corazón pero es demasiado orgullosa para admitirlo.
Becky suspiró. —Lo sé. ¿Entonces qué debo hacer?
—Hazle saber cómo te sientes, y si ella siente lo mismo, entonces definitivamente debes romper con Anurak.
—¿Por qué?
—Porque tú y Freen están destinadas a estar juntas.
—¿Qué? Somos literalmente polos opuestos.
—Exactamente, se complementan la una a la otra.
Los ojos de Becky cayeron al suelo, no tenía idea que hacer.
Decidió manejar lento tratando de despejar su cabeza, antes de llegar a su casa hacer sus tareas y todas esas cosas aburridas.
Becky no sabía cómo o porque ocurrió exactamente, pero quince minutos después se encontraba parada enfrente de un gran edificio que vio al pasar. Una idea realmente irracional vino a ella y no podía creer que la estuviera debatiendo. Pero ella estaba haciendo esto. Lo estaba.
Rápidamente se dirigió de vuelta a casa y ni siquiera perdió tiempo en comer, antes de mirar a través de los sobres llenos de dinero en el cajón secreto, escogiendo los tres más gordos.
Vio a Freen quince minutos después de las 15:00, mientras esperaba por ella, mal aparcada en la acera de enfrente de la escuela pública. Tocó una vez y fue suficiente para llamar la atención de todos, incluyendo a Sarocha.
Freen frunció el ceño y dijo algo a su grupo de amigos, antes de que comenzara a caminar de nuevo. Becky pulsó el botón a su lado y las puertas se abrieron, y era muy consciente del hecho de que las personas estaban filmando literalmente el coche.
—¿Qué estás haciendo?— Preguntó Freen, poniendo la mochila a sus pies.
—Quiero comprarte algo por tu cumpleaños.
—Mi cumpleaños fue hace dos semanas. Y ya me diste algo.
—Sí, pero creo que esto te va a gustar más.
—¿Está bien?
Preguntó Freen, insegura en cuanto a cuáles eran las intenciones de Becky. Rebecca no sabía lo que se apoderó de ella tampoco, pero quería darle a Freen todo. Pisó el acelerador, haciendo que el Lamborghini hiciera un ruido fuerte. Ella sonrió y Freen negó con la cabeza, tratando de empujar hacia abajo una sonrisa.
—Tienes un espectáculo afuera. —Le dijo a Rebecca una vez que comenzó a conducir.
—Te encantó, cállate.
—Entonces, ¿a dónde vamos?
—Um... esto va a parecer un poco raro, pero ya verás.
—No es como, algo, ¿muy caro? No me gusta cuando actúas como mi sugar mommy.
—¿Sugar mommy?
—Sugar mommy. Ya sabes, cuando alguien tiene un montón de dinero y lo desperdicia en alguien más.
—No me importa.
—No, pero a mí sí. Me siento mal cada vez que compras algo para mí.
—Nunca te he comprado nada, salvo esas pastillas Freen.
—Bien, ¿en serio? ¿Qué es esto?— Freen preguntó con asombro cuando Becky se detuvo frente al edificio de alquiler de motos. —¿Quieres alquilar una moto para mí?
—No, yo quiero comprarte una.
Los ojos de Freen se abrieron.
—Estás loca. No puedes llegar y comprarme una moto.
—Si puedo. ¿No quieres?
—¡Por supuesto que sí! Pero me siento mal.
—Vamos, yo quiero. No es que tenga algo que hacer con mi dinero que no sea desperdiciarlo.
—Estás fuera de tu maldita mente. Deberías ahorrar para un yate o una casa con Anurak o alguna mierda.
—Está bien, primero, ya tengo dinero para un yate, en segundo lugar, estoy pensando en romper con Anurak.
—¿Qué? ¿Estás drogada o algo así?—
Becky rodó los ojos. —No yo eh... soy gay.
Freen arqueó las cejas. Esta era la primera vez que Becky lo decía en voz alta.
—Y no creo que sea justo para él creer que vamos a tener una vida juntos cuando no estoy eh... enamorado de él y también me quiero ahorrar sus nervios de señorita que a veces se carga.
Y también estoy un poco enamorada de ti, pero eso es... irrelevante.
—Nervios de señorita— Freen repitió, divertida.
—Por favor, deja de burlarte de mí, esto es serio.
Becky aparcó el coche y salió después de que Freen tratara de convencerla de que esto era una mala idea.
—Honestamente, no tengo idea de lo que pasará en este momento, pero vas a lamentar gastar dinero en mí.
—¿Puedes aceptar el hecho de que quiero hacerte feliz? Tu madre te prometió una moto y ya que nunca la consiguió yo lo haré.
—Sabes que no voy a ser capaz de reembolsarte por ella, ¿verdad?
—Lo sé y no me importa.
Caminaron hasta la recepción, Freen insegura por detrás de Becky.
—Hola. Me gustaría comprar una moto.
—Uh... no vendemos. Sólo alquilamos— Dijo el hombre detrás del mostrador, mirando a Becky de arriba a abajo.
—¿Qué tal si cuenta el dinero y me dice si se puede hacer algo al respecto?
A Becky le encantaba demostrar que era rica, no iba a mentir.
El hombre la miró por un momento, antes de que se llevara los tres sobres de Becky y los abriera. Sus ojos se abrieron a los billetes en el interior y los sacó, poniéndolos a través de una máquina de contar dinero.
—Estás loca.
Freen susurró al oído de la menor y ella se encogió de hombros, sin siquiera darse cuenta cuando se apoyó contra el pecho de Freen.
Sólo se dio cuenta de eso cuando Freen pasó un brazo alrededor de su cintura, pero en realidad no quería moverse. El hombre detrás del mostrador, Jack, las miró por un momento, antes de que la máquina se detuviera y mostrara el recuento de dinero.
—¿Es eso suficiente?— Becky preguntó con una sonrisa inocente en su cara.
—Más que suficiente señorita.
Becky sonrió y Freen pellizcó su cadera antes de alejarse.
—Muéstreme el camino entonces. — Becky le dijo al hombre.
Fueron llevadas a una gran galería de motocicletas que parecía nueva y aunque Becky no quería comprar algo que ya estuviera usado, sabía que tenía que conformarse con esto.
—¿Tiene algunas otras nuevas? ¿Que no hayan sido usadas antes?
—Tenemos algunas que recién iban a ser alquiladas el mes que viene.
Les mostró seis motos diferentes, y por supuesto, Freen tomó la más barata.
—No he venido hasta aquí para que escojas la más barata. ¿Qué tal la Bentley?
—Estoy...
—¿Cuánto cuesta?
—50 mil.
—Me voy a desmayar. —Dijo Freen y Becky sonrió.
—Hay que ver si se ajusta a ti.
—No es un zapato, Becky. Por supuesto que se ajusta— Freen habló y pasó una pierna sobre ella para que pudiera sentarse correctamente.
—Es buena.
—Genial, la llevamos
—¿Quieren cascos?
—¿Uh?— Preguntó Freen, volviendo a mirar a Becky.
—Claro.
—¿Qué tal este?
La pelinegra apuntó un casco negro delante de Becky, quien se encogió de hombros.
—No es como que yo fuera a usarlo.
—¿No está pensando en conseguir uno?— Preguntó Jack y Becky negó con la cabeza.
—No hay manera de que me suba a eso en la vida.
—Oh. Asumí que... oh.
—¿Qué asumió?—
Becky tenía la mala costumbre de ser extremadamente preguntón con las personas que parecían estar pensando menos de ella.
—Que ustedes dos estaban juntas y tenían previsto llevarse dos
—Bueno, no lo estamos. —Becky dijo rápidamente, con sus mejillas calientes.
—Igual deberías conseguir un casco. Tal vez cambies de opinión. —Dijo Freen y Becky negó con la cabeza una vez más.
—¿Qué pasa si me caigo o vuelo o algo así?—
—No seas estúpida. — Freen rodó los ojos.
—Bien. Tráigame uno. Pero quiero el azul. Y ¿tiene una de esas cerraduras de rueda con alarma? ¿Para que no sea robada?
—Claro.
Después de que habían comprado los cascos, un bloqueo de las ruedas y firmaron los papeles, Freen le dio al hombre su dirección de donde podían entregar la motocicleta.
—¿Estás bien?— Preguntó Becky cuando regresaron al coche.
—Sí... es sólo... no sé cómo reaccionar a esto.
—Oh
—Nunca nadie había hecho esto por mí. Es extraño y abrumador.
—¿No estás feliz? Sólo quiero verte feliz.
—¿Estás tratando de comprar mi felicidad?
—¡No! Por supuesto que no. El dinero no compra la felicidad.
Becky se encontró diciendo y whoa, ¿qué? Hace unas semanas nunca hubiera dicho eso, ni siquiera si alguien hubiera tenido una pistola apuntando su cabeza.
—Realmente deberías dejar las drogas. —Dijo Freen y sonrió, así que Becky sabía que estaban bien.
En realidad no estaba tratando de comprar el afecto ni nada de Freen; ella realmente quería hacerle su regalo de cumpleaños e indirectamente demostrarle que realmente le gustaba. Dejó a Sarocha en su casa y después de que este le asegurara que iba gestionar todo el asunto de la entrega, Becky regresó a su casa con una sonrisa en su rostro.
Estaba jodida.
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Era viernes, y antes del cuarto periodo su iPhone zumbó en su bolsillo, lo que indicaba que tenía un mensaje nuevo. Se apoyó contra la pared en el pasillo para abrirlo.
Mordió una sonrisa cuando vio que se trataba de Freen, antes de hacer clic en el icono para ver el mensaje.
Freen: Sáltate el cuarto periodo y ven a verme detrás de la escuela.
El corazón de Becky empezó a latir más rápido porque no había manera en la que pudiera saltarse la escuela sin que sus padres se enteraran de ello. Pero quería hacerlo; quería ver a Freen. Decidió excusarse al baño en los primeros diez minutos, y luego nunca regresar a la clase.
—¡Engfa!— Gritó cuando vio a Engfa caminando por el pasillo, hablando con Cameron.
La chica se dio la vuelta y sonrió, antes de decirle algo a Cameron, quien asintió con la cabeza y se fue.
—Necesito que me hagas un favor. Becky le dijo, bajando la voz.
—¿Qué?
—Um... Voy a pasar con Freen este período y necesito que consigas mis libros después de clase.
—¿Bueno? Claro, supongo. Charlotte me dijo que ella comenzó a tomar en serio la escuela, por cierto.
—Eso está bien. —Becky dijo distraídamente y caminaron juntas a clase, con Engfa inundando su oreja sobre Charlotte.
El corazón le latía en la garganta los primeros cinco minutos de la lección de economía y sabía que el labio ya le estaba sangrando de tanto morder.
—¿Señorita?— Preguntó, alzando la mano de repente.
—Sí, ¿señorita Armstrong?
—¿Puedo salir? Necesito usar el baño. Me siento mal.
—Claro.
Ella sonrió y se puso de pie, se apresuró a salir del salón. Tuvo suerte de que la clase de economía no tenía una vista del patio delantero, porque entonces la verían afuera.
Rápidamente corrió por el patio frente a su escuela, orando a Dios que nadie la reconociera. Sonrió cuando vio la motocicleta que había comprado para Freen muy bien estacionada en una de las plazas de aparcamiento, con el bloqueo de las ruedas y todo eso.
Freen la estaba esperando detrás de su propia escuela, con las manos en los bolsillos mientras miraba el suelo. Sonrió y se dio la vuelta para ver a Becky. Acercó a Becky contra ella una vez que estuvieron detrás de un árbol en el que nadie podía verlas, presionando sus labios.
Empujó a Becky contra el árbol y la golpeó accidentalmente en la parte posterior de la cabeza.
—Ups. — Dijo mientras Becky se frotaba donde recién se había golpeado.
—Hola. — La castaña dijo mientras miraba a Freen.
Freen se inclinó hacia abajo, abriendo la boca de Becky con la lengua y besándola antes de alejarse para tomar aire.
—¿Así que, cual es la razón de llamarme aquí durante clases?
—Quería verte.
—Veo que te gustó tu regalo de cumpleaños.
—Claro. Gracias.
—¿Qué dicen los demás?
—Les gusta.
—No le digas a nadie que es un regalo mío. Solo a nuestros amigos.
—Todo el mundo en la escuela, y también mi madre piensa que la robé así que está bien. —Freen se rio y Becky sonrió ante eso.
—Voy a conducir a Ayutthaya hoy después de la escuela, para probarla un poco.
—¿Por qué conducir a Ayutthaya?
—Simplemente porque quiero. ¿Quieres venir conmigo?
—No me subiré esa cosa, ya te lo dije.
Freen puso mala cara; ampliando sus ojos y Becky la miró, porque Freen estaba siendo ridículamente linda.
—¿Y por qué te gustaría ir? ¿Por lo menos tienes una razón?
—No necesitamos tener una razón para todo lo que hago. Me gusta hacer las cosas porque me da la gana.
—Pero pueden afectar tu futuro.
—No me gusta pensar en el futuro.
Becky no dijo nada más y juntó sus labios con el fin de que cambien de tema. Y también porque sentía mariposas cada vez que Freen la tocaba o la miraba.
Los labios de la pelinegra bajaron por su cuello, besando y lamiendo pero no lo suficiente para dejar un moretón, sin embargo, Becky quería que lo hiciera. Quería a Freen para marcarla de todas las formas posibles, en todas partes para que la gente pudiera ver que Becky le pertenecía.
Y lo peor era que ella en realidad no era de Freen, probablemente nunca lo sería. Pero se mostraba optimista por naturaleza, por lo que esperaba lo mejor, como siempre.
—¿Entonces, qué dices? ¿Vienes o no?
—Bueno, no me importaría ir. —Becky respondió.
Freen sonrió. —Te he corrompido bebé.
Y bien, eso no debió haber hecho que el estómago de Becky se revolviera por culpa de las mariposas que sentía.
—Lo pensaré. Y debería volver antes de que la profesora se dé cuenta de que algo está mal.
—Dile que te comiste un mal caviar o algo así.
Becky negó con la cabeza, pero sonrió; le encantaba cuando Freen juguetonamente se burlaba de ella.
—¿Qué estás pensando?— Preguntó Freen cuando vio a Becky debatiendo algo.
—¿Cómo puedo volver sin que nadie vea mi cara mientras camino?
—Aquí. —Dijo Freen y se quitó la chaqueta gris. —Tira de la capucha sobre la cabeza y nadie te reconocerá.
—No puedo creer que esté haciendo esto.
Becky murmuró mientras deslizaba los brazos en las mangas de la chaqueta de Freen. Era cálida y esponjosa en el interior, así como el exterior, por no hablar de que olía bien.
—Voy a mandarte un mensaje. — Le dijo a Freen que picoteaba sus labios una vez más antes de alejarse hacia su escuela.
Llegó a su casillero para dejar la chaqueta y luego se dirigió a la clase.
—Pasó mucho tiempo en el baño. —La maestra notó cuando Becky se sentó, echando un vistazo al reloj. Había pasado bastante tiempo.
—Uh... Tuve un muy mal caviar al desayuno. —Se encontró diciendo, con una pequeña sonrisa en sus labios.
Durante el recreo le envió un mensaje a su padre, pidiéndole permiso para pasar la noche con Engfa. Cuando llegó un texto de confirmación de vuelta, abrió la conversación con Freen.
Becky: voy a estar en tu casa a las cinco.
Freen: lleva algo que te abrigue
Becky: sí, mamá.
Freen: Mala identificación, llámame mami.
Becky chilló, cerrando el teléfono y mirando a su alrededor con las mejillas encendidas.
En casa llevaba la chaqueta de Freen todo el tiempo. Nunca lo admitiría, pero se sentía linda y pequeña bajo la prenda. Tal vez incluso sexy, pero eso era algo que definitivamente ni siquiera pensaría.
Alrededor de las cuatro y media ya había empacado una mochila con un par de sostenes Calvin Klein, un nuevo cepillo de dientes y sus gafas. Se la colgó al hombro y se miró en el espejo una vez más, antes de que saliera de su habitación para ir donde Freen. Su casco estaba también donde Sarocha, ya que sus padres probablemente harían demasiadas preguntas si lo encontraban en su habitación. Y sí, en realidad iba a caminar todo el camino hacia Freen porque se conocía el camino de memoria.
—He traído una mochila. —Fue lo primero que dijo cuando vio a Freen sentada en los escalones de la entrada de su casa, fumando.
—Ponlo en mi cama, adentro.
—¿Esta tu madre en casa?— Preguntó Becky, mirando a su alrededor buscando su coche.
—No. Tiene turno por lo que saldrá tarde.
—¿No tenías ninguna fiesta esta noche?
—Sí, pero tú eres mucho más entretenida e importante.
Becky trató de detener una sonrisa la cual estaba estallando en su cara mientras caminaba hacia arriba a la habitación de Freen para dejar la mochila y agarrar el casco.
Incluso había vestido adecuadamente; una chaqueta de cuero de Armani (la única que poseía), skinny jeans negros, un polo de Abercrombie & Fitch y Converse negras.
—Esto parece muy peligroso, no sé si quiero. —Becky dijo cuándo Freen puso las llaves en el encendido de la motocicleta.
—Apenas la prendí.
Becky suspiró y se colocó el casco, antes de subirse con la ayuda de Sarocha.
—Esto es jodidamente loco, no estoy haciendo esto. Me he defraudado— Becky dijo una vez que Freen se subió a la moto delante de ella.
—Deja de ser una bebé.
—No puedo hacer esto.
Freen volvió la cabeza para mirarla.
—¿Confías en mí?
—Sí.
Los ojos de Becky se desviaron hacia el suelo por un momento mientras debatía si debía dejar que Freen supiera que confiaba en ella con toda su vida por la razón que sea.
—Bueno. Bien.
Freen asintió y volvió la cabeza hacia a la carretera. En el momento en que comenzaron a moverse, Becky envolvió sus brazos alrededor del torso de Freen. Nunca había sostenido algo tan fuerte como en este momento. Y sí, la mitad de la razón era porque quería sentir a Sarocha contra su pecho.
Llegaron a Ayutthaya en poco tiempo, en frente de un gran centro comercial.
—¿Me trajiste a Ayutthaya a visitar un centro comercial?
—No he venido a Ayutthaya para visitar algo en especial, pero podríamos ir a ver una iglesia si quieres princesa— Freen respondió cuando se bajó de la motocicleta.
Pusieron los cascos en la pequeña bolsa adherida a la parte trasera de la moto, antes de empezar a caminar hacia la entrada del centro comercial.
—¿Tienes hambre?— Preguntó Freen y Becky se encogió de hombros, pero luego asintió.
—¿KFC está bien?
—¿KF qué?
—Oh Cristo.
—¿Qué? Es una comida rápida o ¿algo así?
—Lo es.
Al parecer, era bastante popular la cadena de comida rápida, ya que, literalmente, tuvieron que esperar quince minutos en la fila para algunas tiras crujientes y alas calientes. Fue indignante, pero se las arreglaron para encontrar un pequeño stand para sentarse.
—Esto probablemente tiene una gran cantidad de calorías, ¿verdad?— Preguntó Becky después de que mordió una de las alas calientes.
Freen rodó los ojos. —¿Aún con eso? Ya te dije que me vas a gustar igual si engordas.
—¿Te gusto?— Preguntó Becky, sin pensarlo bien.
—¿Qué?— Freen fingió como si nada hubiera sucedido.
—¿Te gusto?— Repitió Becky.
—Um... bueno, quiero decir, algo. Más de lo que debería.
—¿Más de lo que debería?
—Es algo bueno.
—Está bien, entonces. —Dijo Becky, una enorme sonrisa se extendió en su rostro.
—Deja de sonreír de esa manera.
—No puedo.
Freen se encontró a sí misma sonriendo también, y así es como continuaron comiendo: con grandes sonrisas en sus caras que estaban manchadas de salsa picante grasienta.
—¿Sabes lo que me gusta de venir aquí?— Preguntó Freen cuando salió del baño, después de que se lavaron las manos.
—¿Qué?—
—El hecho de que nadie sabe quién soy. Puedo hacer cualquier cosa y nadie nunca me verá de nuevo.
—¿Cómo qué?
—Como esto. —Dijo Freen y de repente acercó a Becky hacia ella, presionando sus labios.
—¡Freen!— Becky exclamó, mirando rápidamente alrededor para ver si alguien se había dado cuenta, pero la gente ni siquiera les prestaba atención.
—Tengo que conseguir nuevos aviadores, y tienes que probar Starbucks.
—¿Por qué tengo que probar Starbucks?— Preguntó Freen y siguió a Becky a la tienda de Ray Ban.
—Porque he comido grasa en todos los lugares que me has presentado.
—Está bien.
No pasó mucho tiempo antes de que Becky encontrara un par que realmente le gustaba y se los mostró a Freen después de que se asegurara de que se veía bien con ellos.
—¿En serio? Valen casi doscientos dólares ¡Puedes conseguir gafas iguales que estas a diez!— Exclamó Freen cuando comprobó la etiqueta de precio.
—Sí, pero entonces sabré que no son de una marca real y no voy a sentirme bien conmigo misma.
—Si necesitas dinero para sentirte bien contigo misma, entonces tienes un problema.
—Lo que sea, no espero que lo entiendas.
Becky murmuró y se alejó de Freen, decidida a darle un tratamiento de silencio para ver si realmente le importaba. Pagó por sus gafas de sol y sin decir una palabra salió de la tienda, sabiendo que Freen casi pisaba sus talones.
—¿En serio no me hablaras ahora?— Preguntó Freen cuando llegaron a la fila de Starbucks.
Rebecca levantó las cejas y frunció los labios, apoyando una mano en la cadera mientras esperaba.
—Eres ridícula.
Freen se rio y puso una mano sobre su hombro, acercando a Becky hacia ella. Y por mucho que Rebecca hubiera querido apartarse sólo para demostrar su punto, se relajó con el toque de Freen.
—¿Todavía enojada?— Preguntó Freen y Becky se quedó mirando el menú, a pesar de que ya sabía lo que iba a pedir.
—Bebeee. —Freen alargó y puso la otra mano sobre el hombro de Becky para que se vieran.
Becky desvió la mirada y estaba un poco orgullosa de sí misma porque estaba logrando mantener una sonrisa. Le encantaba la atención de Freen.
Freen puso mala cara y luego pasó la lengua por su labio inferior, que sin duda llamó la atención de Becky porque la estaba mirando.
—No estas enojada. — Freen sonrió y Becky rodó los ojos cuando la pelinegra la acercó a su pecho.
Envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Freen y suspiró porque era demasiado débil para estar realmente enojada con ella. Lo cual era una cosa mala; no quería que la pelinegra pensara que podía lograr todo tan fácilmente.
—Entonces, ¿qué debería pedir?— Freen preguntó esta vez mientras miraba el menú.
—Me gusta el caramelo Frap, podrías probar eso.
—¿Cómo está el ... eh... Cinnamon Dolce?
—Es bueno.
—Voy a conseguir ese entonces.
—Claro.
Después que llegaron sus pedidos en vasos de plástico, comenzaron lentamente a caminar de nuevo a la moto.
—¿Y? ¿Es bueno?— Preguntó Becky.
—Mhm. Muy dulce.
—Te lo dije— Becky chupó el popote y Freen miró a sus mejillas mientras lo hacía.
—Eso es realmente molesto.
—¿Lo es?— Becky bromeó, mirando a Freen sobre sus aviadores y chupando de nuevo.
—Para. —Freen advirtió y tomó la mano de Becky fuera de la taza.
—Es bueno saber que te manipulo. —Admitió sonriendo.
—Estás abusando de tu poder.
—Soy irresistible.
—Y muy modesta.
Becky se encogió de hombros.
—Dame un beso. —Dijo Freen de repente y Becky negó con la cabeza.
—Estamos en público.
—Nadie sabe quién somos. —Freen apretó la mano que aún sostenía.
—Freen...
—Bésame— Sarocha repitió seria y Becky no perdió el tiempo en presionar sus labios contra los de la mayor.
—¿Feliz?
—Extremadamente.
Dijo Freen, sonriendo contenta. Y si eso hizo que Freen estuviera feliz, entonces a Becky no le importaría volver a hacerlo. No obstante, se quedó inmóvil cuando sintió un cosquilleo en su mano contra la de Freen hasta que sus dedos se entrelazaron de forma automática y wow, estaban tomados de la mano ahora.
Miró a Freen un poco insegura, pero ella en vez de mirarla le dio un sorbo a su bebida y comenzó a caminar, con Becky poniéndose a su ritmo rápidamente.
Estaban haciendo esto. Estaban caminando, con gente alrededor de ellas mientras estaban tomadas de las manos. Y nadie las miraba, era como si eso fuera completamente normal.
Fue realmente abrumador para Becky quien bajó la mirada a sus manos mientras caminaban, y estaba completamente hipnotizada. La mano de Freen encajaba con la de ella, se sentían como piezas de un rompecabezas. Al menos para la menor.
—Estoy tan cansada, literalmente podría dormir aquí en el estacionamiento.
Becky dijo una vez que llegaron a la motocicleta, las bebidas terminadas y listas para volver.
—Puedes dormir cuando lleguemos a casa.
No era 'mi casa', era simplemente hogar. Y Becky no tenía ningún problema con eso. Le gustaba la casa de Freen más de lo que le gustaba la suya para ser honesta. Era pequeña pero cómoda y no había ruidos y voces que hablaban y lo mejor era que Freen estaba en ella, por supuesto.
Eran las ocho y media cuando regresaron y Becky sabía que si iba a la cama en ese momento, se despertaría muy temprano.
—Me duele la espalda. —Se quejó y se sentó en la mesa cuando Freen consiguió dos vasos del armario.
—Yo podría masajear tu espalda si quieres.
—¿Estás siendo voluntaria para masajear mi espalda? —Preguntó Becky y bebió el agua que Freen había vertido en el vaso con dos grandes tragos.
Freen se encogió de hombros. —No me da asco ni nada, si eso es lo que estás pensando.
—Está bien, entonces.
—Ve a la cama y sácate la blusa, voy a estar allí pronto.
—Bueno.
Becky se dirigió rápidamente arriba. Se quitó la playera, el sostén y los pantalones demasiado rápido y se acostó en la cama boca abajo quedando solo en ropa interior.
Escuchó a Freen entrar y poner una almohada debajo de su barbilla para sostener la cabeza.
—¿Ese es aceite real para masajes?— Preguntó Becky.
—Mi mamá lo tiene.
—Bueno. Huele bien.
Freen se subió a la cama y se sentó a horcajadas sobre los muslos de Becky, y está bien, tampoco llevaba sus pantalones.
—Relájate, ¿sí?
—Lo estoy.
Escuchó a Freen abrir la botella antes de arrojar chorros en sus manos luego frotándolas en aceite. Se estremeció un poco cuando las manos de la pelinegra bajaron y se pegaron a su piel, lentamente frotando círculos en la espalda superior.
—Esto se siente muy bien. —Dijo Becky y cerró los ojos.
Freen se movió a sus hombros después de un tiempo y Becky dejó escapar un suave gemido.
—Esto se siente mejor que el sexo para ti, ¿no es así?
—Nunca he tenido relaciones sexuales.
—Vamos a tener que arreglar eso pronto, entonces— El corazón de Becky se aceleró porque ahora que pensaba en ello, confiaba y quería que Freen lo hiciera.
La espalda de Becky se arqueó al sentir los labios de Freen en su piel, en realidad chupando y mordiendo.
—¿Qué estás haciendo?
—Marcándote. —Respondió Freen y Becky se relajó contra sus labios, a pesar de que tenía mariposas en el estómago.
No estaba segura de cómo, ni por qué, pero se quedó dormida así, con los labios de Freen en su piel y una sonrisa en su rostro.
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Se agitó despierta unas horas más tarde, con la cara aplastada contra la almohada. Miró a su alrededor para encontrar a Freen asomándose por la ventana con un cigarrillo entre los dedos.
—¿Qué hora es?
—Once y media.
—¿Por qué no estás durmiendo?
—Por lo general voy a la cama a medianoche.
—Pero puedes dormir, ¿verdad?— Becky comprobó mientras se levantaba de la cama.
—Sí, no tengo más insomnio.
Becky sonrió y se dirigió al cuarto de baño a cepillarse el sabor rancio de su boca.
—Hace demasiado frío aquí. ¿Puedes prender la calefacción?
—Está encendida, pero estás solo en ropa interior.
—¿Puedo tomar una de tus chaquetas?
—¿Por qué?
—Porque me gustan. Son grandes... y esponjosas.
—Claro. Escoge una del armario— Freen sonrió y puso el cigarrillo en el cenicero que colocó en el alféizar.
Becky abrió el armario de Freen y rebuscó algún suéter en el closet (que había limpiado la última vez que estuvo aquí y parecía que Freen decidió mantenerlo de esa manera), antes de elegir uno que era gris simple pero esponjoso.
Se volvió a mirar en el espejo, ajustándolo sonriendo.
—Te encanta la forma en que te ves, ¿no?
Becky asintió y se acercó a ella, acomodándose entre ella y la ventana abierta. Tenían una vista de la calle desierta que estaba tenuemente iluminada por las farolas.
—Estoy pensando en ir a la Universidad. — Freen comenzó y Becky enarcó las cejas, sin decir nada.
—Para estudiar derecho. Y quiero conseguir un trabajo.
—Yo te puedo ayudar con eso si quieres.
—¿Con que?
—Estudiar. Y conseguir un trabajo. Mi tío contrata camareros por su hotel. La paga es decente.
—Oh. Bueno. Eso sería genial.
—¿Cuál es tú promedio de calificaciones?
—2.0.
—Eso es como un... ¿qué, 70?
Freen asintió con la cabeza.
—Si empiezas a estudiar y realmente te concentras en la escuela puedes llegar a 3,0. E ir a una Universidad en Londres.
—¿Por qué iba yo ir a Londres?
—Porque yo voy a estar allí
—O aquí en Bangkok— Becky se encogió de hombros.
—¿A dónde vas?
—Oxford.
—Por supuesto que sí. — Freen se rio. —Eso significa que tengo que entrar a una de Londres, ¿verdad?
—¿Estás diciendo que vamos a estar juntas a partir de ahora?
Freen volvió la cabeza para mirarla.
—¿Estás diciendo que te gustaría eso?— La pelinegra respondió a su pregunta con otra pregunta.
—Bueno... no me importaría.
—¿Qué pensaría tu novio sobre esto?
—Yo eh, en realidad. Te dije que quiero romper con él.
Las cejas de Freen se juntaron mientras miraba a Becky.
—¿Cuándo?
—No lo sé. Tan pronto como sea posible. Sólo me temo por cómo mis padres van a reaccionar
—Esta es tu vida, no de tus padres. —Dijo Freen y Becky asintió.
—Lo sé. Pero es que... no quiero decepcionarlos.
—Tómate tu tiempo, entonces. —Dijo Freen y dio un paso atrás de la ventana para que pudiera cerrarla.
—Quiero ir a la cama. — Becky le dijo.
—Acuéstate entonces.
—Contigo.
—Bueno.
Después de que cerraron la ventana y fueron al baño, llegaron bajo las sábanas juntas. Becky la abrazó sin siquiera preguntar, acurrucándose contra Freen.
—Buenas noches.
—Buenas noches, Bec.
Becky sonrió por el apodo y cerró los ojos. Sin embargo, se quedó dormida después de que la respiración de Freen se relajara.
Se despertó a las diez de la mañana al día siguiente, con Freen durmiendo a su lado. No quería despertarla, así que se levantó de la cama en silencio, antes de dirigirse al cuarto de baño. Después de que se cepilló los dientes y se vistió para el día, salió del cuarto de baño para encontrar que Freen ya se había levantado.
—Tengo que ir a casa ahora, antes de que me castiguen otra vez.
—Bueno. ¿Quieres que te acompañe?
—¿A dónde? ¿a casa?
Freen asintió, se frotó los ojos y se estiró.
—No, lo puedo manejar.
En secreto, echó la camisa Ramones de Freen en su mochila para que pudiera usarla en la escuela sin que nadie supiera que era de Sarocha.
—Me voy. Debes cerrarme la puerta.
Freen salió de la cama y se arrastró detrás de Becky hasta que llegaron a la puerta.
—¿Nos vemos entonces?
—Claro.
Freen se inclinó y dio un beso en sus labios. Becky le sonrió antes de darse la vuelta y alejarse con las mariposas en el estómago. Esto no podía ser real.
Cuando llegó a casa, tomó desayuno sola en la cocina y se dirigió directamente a su habitación. Más tarde ese día, cuando estaba en el baño preparándose para la cama vio los chupones que Freen había dejado en su espalda.
Se mordió el labio cuando vio que estaban en forma de un corazón real. Y si ese era el camino de Freen para que Becky cayera, Becky no tenía ningún problema con eso en absoluto.
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