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Becky iba a perder la cabeza, de verdad que sí.
Había estado encerrada durante casi dos semanas y se había perdido una fiesta donde Billy, en la cual en este mismo momento estaban haciendo otra. No era tanto, pero tenía que soportar estar en su casa durante tres días más.
Sus padres llevaron a sus hermanos a ver una obra de teatro en la noche, así que Becky probablemente podría salirse con la suya e ir a escondidas a la fiesta de Billy, pero no quería correr ningún riesgo. Dios sabe lo que sus padres le harían, si se enteraran.
Becky le dijo a Billy que se sentía un poco mal el pasado viernes, porque en realidad no admitiría que sus padres, literalmente, le prohibieron hacer cualquier tipo de actividad.
Así que una vez más, estaba sola un sábado por la noche, en su habitación. Y eso también significaba que tenía que hacer la cena para ella porque todo el mundo ya se había ido de su casa.
Sabía que tendría un colapso mental si seguía su casa. Entonces una idea le vino a la cabeza. Tal vez debería invitar a Freen ¿O no?. Mejor no. Ella querría ir a la fiesta de todos modos.
Miró el reloj y vio que la fiesta ya había comenzado hace media hora. Suspiró y se sentó en su escritorio, abriendo su ordenador portátil. Odiaba a sus padres en ese momento.
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Freen había llegado a la fiesta hace veinte minutos y no había hecho nada más que buscar a Becky. Si no conseguía sus labios y besar su piel en los próximos diez minutos se volvería loca.
Por alguna razón, no había visto a Becky hace dos semanas y se culpaba a sí misma. Y el hecho de que en realidad, le importaba y quería hablar con Becky y verla le daba miedo.
Finalmente encontró a Babe, que estaba haciendo chupitos con Charlotte en el mostrador de la cocina, con Engfa viéndolos y riendo.
-¿Dónde está Becky?
Ella se encogió de hombros. -No ha salido de su casa hace dos semanas. Creo que se metió en una pelea con sus padres.
-Oh.
-Sin embargo, deberías llamarla. - Sugirió y bebió otro trago antes de sacudir la cabeza.
Freen asintió y le dio las gracias, no se detuvo hasta que llegó caminando afuera donde la música no estaba tan fuerte. Sacó el iPhone que le dio Becky y buscó su número en la lista de contactos, antes de presionar el pulgar en el botón de llamada.
Sonó tres veces antes de que fuera atendido.
-¿Hola?
-Hola, umh, este... soy Freen.
-Sí lo vi en la pantalla. -Dijo Becky y Freen no pudo evitar sonreír.
-¿No vas a venir a la fiesta esta noche?
Becky suspiró en el otro extremo.
-Mis padres me castigaron dos semanas y no puedo salir de casa hasta el domingo. Y realmente me dejaron sola un sábado por la noche y ¡debo hacerme la cena yo misma!
-Así que no me equivoqué cuando dije que no sabías ni siquiera hacer tostadas. -Freen bromeó y pudo imaginar a Becky rodando los ojos. -Espera. ¿Dijiste que tus padres no están en casa? ¿Por qué no puedes venir entonces?
-Debido a que probablemente estarán en casa alrededor de las once y la fiesta dura mucho más que eso. Además, tengo que hacer un poco de comida antes de que muera de hambre.
-Voy para allá. - Freen se encontró diciendo y comenzó a caminar en dirección a la casa de Becky.
-¿Qué?
-Ahora mismo. Podemos pedir una pizza y luego me voy, ¿qué te parece?- Sugirió Freen y sonrió cuando escuchó el profundo suspiro de Becky.
-Uh... seguro. Llega viva. Nos vemos. Llámame cuando estés enfrente.
-Adiós princesa.
-Adiós.
Freen no tenía idea de por qué siempre sentía la necesidad de llamar a Becky princesa, pero era tan suave y delicada cuando no estaba tratando de ser atrevida.
Tardó exactamente 20 minutos para llegar desde la casa de Billy a la de Becky, y tenía un poco de problemas para encontrar el timbre en la entrada principal.
-¿Sí?- La voz de Becky se escuchó a través del intercomunicador.
-Soy yo.
-¿Quién?
-Becky Armstrong.
-Freen Chankimha. -Becky replicó y luego se rio, antes de que se abriera automáticamente la puerta principal.
-Ricos de mierda. -Freen murmuró en voz baja.
-¡Escuché eso!- dijo Becky desde donde estaba en el marco de la puerta, con los brazos cruzados y con sus gafas en la nariz.
Se veía tan buena que Freen nada más que agacharse y follarla hasta que llorara. La castaña miró la espalda de Freen después de que la dejó entrar, y luego cerró la puerta y se dio la vuelta correctamente.
-Pedí la pizza por cierto. -Freen le informó y se quitó las converse sucias.
-¡No en el suelo de mármol! Recógelas y ponlas en mi habitación- Becky le ordenó y Freen obedeció, recogiendo sus zapatos yendo hacia arriba.
Subieron las escaleras en silencio, hasta que llegaron a la habitación de Becky. Tan pronto como la puerta se cerró detrás de la menor, Freen le puso seguro y dejó caer sus zapatos con un ruido sordo en el suelo.
Freen ni siquiera esperó antes de meter su lengua a explorar la boca de Becky, hambrienta también. Estaba completamente enviciada por Becky: su sabor, su textura, todo.
Sus manos bajaron agarrando las caderas de la menor y la alzo llevándola rápidamente a la cama, ni siquiera dándole tiempo para envolver sus piernas alrededor de su cintura.
Puso una rodilla entre las piernas abiertas de Becky y se quitó la camiseta. Rebecca subió sus gafas sobre la nariz deslizándolas, y luego se horrorizó por el hecho de que se había olvidado de quitárselas.
Becky rápidamente las quitó y las colocó en la mesita de noche, sonrojándose. Pero la idea de que Freen aún la encontrara deseable a pesar de estar con gafas, puso a su corazón más cálido. Anurak siempre se burlaba de ella acerca de sus gafas y la forma en que le daban un aspecto extraño.
Se quitó la blusa también, y luego arrastró los pies para que pudiera apoyarse sobre las almohadas. Freen pasó la lengua por sus labios y la besó una vez más, antes de que se subiera a la cama para quedar a horcajadas de Becky.
-¿Qué quieres que haga?- Preguntó a Becky quien se encogió de hombros, con sus mejillas rojas.
-Bueno umh... podrías... tal vez tener sexo conmigo. Pero no sexo sexo, sólo ... creo- lo vi en un vídeo.
-¿Al igual que follar en seco?
-Sí, sí. Por favor.
Freen asintió y sonrió, ante lo que estaba a punto de suceder.
Extendió las piernas de Becky, interponiéndose entre ellas, antes de que le sacara la ropa interior.
-Siempre estás tan ansiosa por ello. - Dijo Freen y pasó las manos arriba y abajo de las piernas de Becky por un momento.
Luego se inclinó hacia abajo para llevar su boca al centro de Becky, no perdiendo tiempo. Rebecca tiró sus caderas hacia arriba para tratar de obtener más, pero la pelinegra lo hacía lento.
Becky se cubrió el rostro con las manos desesperada, realmente quería joder la boca de Freen.
-¿Qué estás pensando?- Preguntó Freen cuando notó las mejillas encendidas de Becky.
-Nada, sólo sigue. -Becky gimió en respuesta y enredó sus manos en el cabello desordenado de Freen.
-Dime o no haré que te vengas.
Becky apretó los ojos mientras Sarocha tomaba su tiempo lentamente lamiendo su clítoris. Empezó a succionar sus labios menores y ahí fue cuando Becky tuvo suficiente.
-Yo sólo... quiero joder tu boca. - Dijo, casi avergonzada.
-¿Quieres eso hm?- Freen preguntó sonriendo. -Hagámoslo entonces.
-¿En serio?- Los ojos de Becky se abrieron y Freen asintió con la cabeza.
Se paró de la cama, se puso de rodillas y le dijo a Becky que colocara su vulva en su cara. Becky obedeció y comenzó empujando sus caderas hacia adelante y atrás. Era demasiado difícil de soportar.
Freen ni siquiera tenía náuseas lo que era absolutamente increíble y Becky se preocupó por un momento que acabaría ahogándolo hasta la muerte. Pero Freen era tan obediente y eso hizo que se preocupara menos.
Cuando Sarocha vio el abdomen de Becky apretarse, se quitó porque no quería que se viniera todavía. Se levantó para quitarse la ropa interior, después ambas volvieron a la cama. Becky puso las manos sobre la espalda baja de Freen, mientras que su cuello estaba siendo succionado y mordido.
-Freen... haz algo.
Suplicó. Sus cuerpos fueron presionados uno contra el otro y Becky todo lo que quería era terminar.
-No seas tan ansiosa, bebé.
Freen susurró al oído y empujó sus caderas hacia arriba de repente. Eso causó que Becky gimiera en voz alta el nombre de Freen e hiciera la cabeza hacia atrás.
Freen mantuvo el ritmo de sus caderas y Becky ni siquiera podía explicar lo bien que se sentía. Sentía el fuego cuando sus intimidades se rozaban entre sí, y el hecho de que Freen seguía besando su cuello no ayudaba en nada.
Sus uñas arañaban la espalda de Sarocha y presionó sus labios para darle un beso con la boca abierta. A pesar de que lo que estaban haciendo en este momento no era sexo, estaba lleno de valor sentimental y Becky nunca se había sentido tan cerca de una persona en su vida.
-¿Se siente bien?- Preguntó Freen, succionando el cuello de Becky.
-Sí, por favor, no te detengas, me voy a correr pronto.
Las manos de Becky rozaron los lados de la pelinegra mientras las manos de Freen se acercaron a su cara y se besaban de nuevo. Sus rodillas estaban a ambos lados de las caderas de Freen y Becky no pensaba en nada, pero quería que la follara.
Y ese pensamiento la hizo venirse gritando. Freen se detuvo, ordenándole que se apoyara contra la cabecera. Becky estaba bajando de su estado alto, pero lo hizo de todos modos, porque quería complacer a Freen, para hacerla feliz.
-¿Que estás...
Becky comenzó pero Freen ya estaba empujando la punta de su polla entre sus labios, las rodillas a ambos lados de las costillas de Rebecca.
-Chupa. -Dijo y Becky nunca iba a admitir lo mucho que le gustaba cuando Freen le daba órdenes.
Sus dedos se clavaron en la parte posterior de los muslos de Freen y tomo todo en su garganta. Los dedos de Sarocha se enredaron en el pelo de Becky y empujaron hasta que le dieron arcadas, con lágrimas en sus ojos.
-Puedes hacerlo, vamos. - Freen incitó y Becky asintió, abriendo su boca lo más que pudo para que Freen pudiera llenar su garganta con su polla.
Freen gimió y jodió la boca de Becky.
-¿Me voy a venir en tu cara, sí?- Preguntó Freen y Becky asintió, mordiéndose los labios y cerró los ojos, esperando.
Freen cogió el ritmo de su mano y unos cuantos golpes más tarde ya se estaba viniendo en la cara de Becky; sus ojos, su boca, en todas partes.
Sonrió y le limpió los ojos para que pudiera ver, antes de que se inclinara y le diera un beso en la parte superior de la cabeza.
El timbre sonó en el momento justo, lo que significaba que la pizza estaba allí.
-Voy a recogerla.
-Pero no sabes cómo funciona el intercomunicador.
-Lo puedo manejar.
-Bien. Hay dinero en mi cartera sobre la mesa.
Freen se puso de pie y rápidamente se puso los bóxers.
Becky se limpió con una servilleta cuando Freen sacaba dinero de su cartera y salió de la habitación.
Ella en realidad va a abrir la puerta en ropa interior.
Se levantó de la cama y se dirigió al baño para tomar una ducha rápida. En el momento en que volvió a entrar en su habitación, Freen ya había abierto las pizzas en su cama.
-¡Eh, vas a ensuciar el edredón!- Becky protestó mientras envolvía una toalla alrededor de su cintura.
-Relájate princesa. Tendré cuidado.
Dijo Freen y era la primera vez que el apodo no era acompañado por un tono sarcástico. Becky se sentó en la cama y se apoyó contra la cabecera, tomando una rebanada de su pizza.
-Así que ¿cómo es que estás castigada?- Preguntó Freen con la boca llena.
Que atractiva es
Solo un poco
Oh mierda
-Bueno umh, el domingo en tu cumpleaños cuando llegue a casa era tarde me gritaron, castigándome por dos semanas.
Freen no rio como esperaba.
-¿Y qué si llegan a casa mientras yo esté aquí?
-Has pasado la noche aquí muchas veces, no van a notarlo si cierro la puerta.
-¿Así que... voy a pasar la noche, entonces?
-Si quieres.
-¿Tú quieres?
-Uh. Sí.
-Está bien, entonces.
-Gracias.
-¿Por pasar la noche?- Freen sonrió, cogiendo otra rebanada.
-No, por umh, venir aquí en vez de ir a la fiesta.
-Bueno, era aburrido sin ti de todos modos.
Las mariposas en su estómago revolotearon ante la idea de que Freen pasaba un buen rato con ella.
-¿Sí? ¿Qué hacías en las fiestas cuando ni siquiera me conocías?- Preguntó Becky, cruzando sus tobillos.
-¿Realmente quieres saber?
-Sí y no.
-Me gustaba drogarme y luego encontrar a alguien para follar. Por lo general, era Charlotte, pero nosotras teníamos sexo de amigas sin condiciones ni nada.
-¿Con quién más has tenido sexo? Fuera de la gente que conozco.
-Sólo Charlotte.
Becky entrecerró los ojos.
-Uf, está bien. Pude haber besuqueado a Billy una vez. Luego esta esa chica, ¿la que tiene el pelo azul?- Becky asintió. -Y el que tiene la oreja perforada.
-Él parece espeluznante.
-Lo es. - Freen se rio y cerró la caja de la pizza después de comerse solo tres rebanadas.
-Genial, ahora soy la única comiendo.
-Ya no tengo hambre, pero puedo comer igual, no me importa. - Dijo Freen y se removió enfrentando a Becky.
-Busqué en Google efectos del consumo de drogas.
Becky habló con cuidado. Freen rodó los ojos y se sentó, cruzando las piernas.
-¿Y a qué conclusión llegaste?
-Utilizas drogas.
-No me digas.
-Freen, ¡es por eso por lo que no puedes comer ni dormir bien!
-He estado limpia desde que tiraste la cocaína por el inodoro y todavía no estoy durmiendo.
-Hay píldoras para eso.
-También hay dinero para ese tipo de pastillas que no tengo.
Una ola de tristeza se apoderó de Becky, y terminó la quinta rebanada antes de sentirse incómodamente llena.
-Hay una farmacia en la calle. -Empezó, acariciando su vientre. -Puedo... podemos ir allí y conseguir algunas si quieres. No me importa.
Freen la miró sin decir nada durante unos segundos.
-¿Por qué haces esto?- Preguntó Freen y Becky se encogió de hombros en respuesta.
-Porque quiero ayudarte a que te sientas mejor.
-No soy un caso de caridad que puedas corregir Becky.
-Ese no es mi intención en absoluto. No necesito una razón para ser agradable.
La pelinegra suspiró y asintió. -Está bien, entonces.
Así que diez minutos después ya estaban caminando por la calle para ir a la farmacia.
-¿No tienes frío?- Becky preguntó mientras miraba los brazos desnudos de Freen.
-Un poco.
-Podrías haber tomado una chaqueta mía.
Freen rio. -Tu chaqueta es demasiada pequeña, se rompería si intentara ponérmela
-¡No soy pequeña!
-Entonces probablemente deberías cuidar tu boca porque soy el doble de tu tamaño. Y podría follarte fácilmente.
-No lo harías.
-¿Y por qué no?
Becky cruzó de brazos y lo miró. -Debido a que soy linda.
-Sí, eres una delicia.
Rebecca hizo un mohín, haciendo caso omiso de la sensación en el estómago a lo cómodo que se sentía bromear con Freen.
Entraron en la farmacia y Freen en realidad abrió la puerta para Becky.
-Buenas noches Umh, ¿qué recomienda para el insomnio?- Becky preguntó al anciano detrás del mostrador, que estaba tratando de resolver un Sudoku.
El hombre levantó la vista y se leyó 'George' en su tarjeta de identificación.
-¿Tienes una receta?-
-No.
El hombre suspiró y se acercó a uno de los estantes, recogiendo una pequeña botella para luego regresar al mostrador.
-Es necesario tomar una de estas todas las noches durante siete a diez días para que tu horario de sueño pueda transformarse en una rutina. Estas pueden ayudarte a quedarte dormido de ocho a diez horas así que asegúrate de que tengas tiempo. Valen dos dólares la píldora, así que son veinte dólares.
Becky abrió su cartera y colocó el dinero sobre el mostrador, antes de tomar la botella pequeña y ponerla en el bolsillo de su chaqueta.
-Gracias, tenga una buena noche. -Dijo la menor y se fue con Freen siguiéndola detrás en silencio.
-¿Por qué estás tan callada?- Preguntó a Freen, una vez que estaban de regreso en su casa.
La pelinegra se encogió de hombros. -No sé lo que tengo que decir.
-Gracias sería un buen comienzo. - Dijo Becky, tratando de bromear.
-Me siento como una mierda cuando pagas por mí.
-¿Por qué? Me gusta pagar por ti. - Becky se encontró diciendo.
-No sé... Es que no quiero que pienses que estoy como... interesada en tu dinero.
-Oh, yo sé eso.
-Bien.
-Estas interesada en mi gran culo.
-Sólo estás bromeando haciendo cumplidos, ¿verdad?- Preguntó Freen y sonrió.
-Siempre lo estoy, te tienes que aguantar.
-Lo estoy intentando.
Becky sonrió y se mordió el labio.
Sus padres no habían vuelto a casa mientras estaban fuera (gracias a Dios), por lo que cerraron la puerta de la habitación de Becky después de que este lanzara las cajas de cartón en la basura.
-¿Estás bien para que puedas tomar una ahora? Dice que se tarda hasta una hora para hacer efecto. Es casi medianoche por lo que estarás dormida pronto.
Freen se sentó en la cama y Becky le entregó un vaso de agua con una pastilla. Tragó rápidamente y luego miró a la menor.
-No me siento para nada diferente.
-No se supone que todavía lo sientas.
Becky rodó los ojos y Freen sonrió porque amaba molestar a Rebecca. Becky encendió el televisor y se sentó en la cama, cruzando sus piernas debajo de ella. Freen puso una pierna debajo de su culo y se miró los brazos.
El último episodio de Sherlock estaba en la tv pero Becky estaba mirando a Freen, no al televisor. Observó a Freen mientras se quitaba sus pulseras, una por una, a continuación, se pasaron los dedos por las cicatrices.
-¿Qué es eso?
Becky soltó de repente arrastrando los pies más cerca de Freen señalando la cicatriz vertical que pasaba de la muñeca de la pelinegra todo el camino hasta donde su última pulsera normalmente estaba. Era blanca, y Becky no la había visto antes porque las otras dos veces estaba oscuro.
-Esa es de cuando intenté suicidarme.
Los ojos de Becky se abrieron ante el tono de Freen porque lo dijo como si no fuera nada.
-¿Qué?
-No es la gran cosa.
-¿Cómo puedes decir eso? ¿Cuándo ocurrió?
Freen suspiró y bajó el volumen de la tele antes de volverse hacia Becky.
-Tenía diecisiete años y mi madre me había dicho que nos iríamos de Ayutthaya y mi padre estaba en la cárcel. Así que... traté de suicidarme porque no podía soportarlo más. Todo se estaba cayendo a pedazos, literalmente, esa era la única salida.
-¿Y quién te encontró?
-Mi madre. Me llevaron al hospital y dos semanas más tarde cuando me dieron de alta nos mudamos.
Becky se mordió el labio inferior.
-¿Por qué tu padre está en la cárcel?
-¿Por qué eres tan curiosa de repente? ¿Para que puedas comparar tu vida con la mierda que es la mía?
-¡No! ¡Sólo quiero saber! ¿Es tan difícil de creer el solo hecho que estoy interesada?
Becky se encogió de hombros, sabía que no debía forzarlo demasiado porque probablemente no era tan aficionada en contar historias sobre su jodida infancia. Pero el hecho de que Freen confiaba en ella lo suficiente como para decirle incluso algunas partes de ello, hacía que el corazón de Becky se sintiera más cálido. Se sentía importante para Freen.
-Mi papá a veces llegaba borracho y le pegaba a mi madre. Ella no fue a la policía porque pensó que podía cambiar. Pero no lo hizo.
-¿Abusaba de ti?
-A veces, cuando ella no estaba en casa para que no se enterara. Pero si, lo hizo, y fue entonces cuando ella llamó a la policía y se lo llevaron a la cárcel.
-¿Cuándo sale libre?
-En diez años, creo. No sé, no me importa.
-Lo siento.
Freen se encogió de hombros. -No me importa.
-Debería importarte.
-En realidad si me importa, pero digo que no.
Los ojos de Becky cayeron a su regazo y no sabía qué más decir. Quería abrazar a Freen y asegurarle que ella estaría allí para ella. Siempre.
Diez minutos después, Freen estaba empezando a bostezar y a frotarse los ojos, lo que significaba que las píldoras estaban haciendo efecto.
-Tengo mucho sueño en este momento.
Dijo la pelinegra y Becky asintió, apagando la televisión. Había estado cansada durante los últimos treinta minutos, pero no quiso decir nada.
-Debo ir cepillarme los dientes. Deberías hacerlo también, es bueno para ellos.
Freen negó con la cabeza, pero sonrió, siguiendo a Becky al cuarto de baño. Se cepillaron los dientes al mismo tiempo y en cuanto llegaron a la habitación, Sarocha se derrumbó sobre la cama, jalando la manta.
-Tienes mucho sueño, ¿verdad?
-Si. No me despiertes mañana.
-Bueno.
Becky se metió en la cama también, cuando oyó voces en la planta baja, lo que significaba que sus padres estaban en casa.
Se movió para quedar frente a Freen, que estaba de espaldas, con las manos apoyadas en el estómago. Becky quería abrazarla así que lo hizo.
En silencio se acercó más hasta que su estómago estaba contra el costado de Freen y puso su nariz en el cuello de la contraria. Freen no abrió los ojos, pero estiró su brazo derecho por lo que Becky podría poner su cabeza en su pecho. El brazo rodeó la cintura de Becky y la castaña echó la pierna derecha sobre los muslos de Freen.
-Estás caliente. -Dijo Becky y puso la mano sobre el corazón de Freen, para ver si le latía tan rápido como el suyo. Lo hacía.
Freen no respondió, pero Becky sabía que no estaba durmiendo todavía, porque su respiración seguía siendo desigual.
-Sabes, estaba pensando. Si Dios odia a los gays ¿por qué puso el punto G masculino?
Freen se echó a reír y Becky sonrió porque le encantaba cuando Freen se echaba a reír.
-Es interesante. Tal vez deberías preguntarle al sacerdote la próxima vez que vayas a la iglesia. -Dijo Freen y deslizó sus dedos bajo la camiseta de Becky, cepillándolos sobre su estómago.
-No quiero ir más a la iglesia.
-¿Qué?- Freen preguntó con voz aguda, totalmente burlona.
-Me he dado cuenta de que es aburrida.
-Prefieres estar de rodillas en otro lugar ¿eh?
-Cállate. - Dijo la menor y suavemente golpeó a Freen sobre el pecho.
-Ouch.
Permanecieron en silencio durante otros cinco minutos y Freen volvió a bostezar.
-Estoy muy contenta de que no murieras. -Becky susurró de repente y apretó su agarre sobre Freen. -Muy contenta
Sarocha respondió apretando su cadera y enterrando sus labios en el cabello de Becky. Poco después de que su respiración se nivelara y se quedara dormida. A diferencia de Becky, que se mantuvo despierto durante una hora más.
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Se despertó a las nueve de ese día con la cabeza todavía en el pecho de Freen, quién no se había despertado aún. Se incorporó, con cuidado de no despertarla.
Miró a Freen mientras dormía, pero no estaba tratando de ser espeluznante. Era sólo que Sarocha se veía tan tranquila cuando dormía, todas sus características eran suaves y sus pestañas bonitas se soplaban sobre sus mejillas con cada aliento que daba.
Becky suspiró y se levantó de la cama, caminando a su vestidor para escoger la ropa del día. Realmente esperaba que su familia tuviera otro panorama para el día porque quería pasarlo con Freen.
Después de que salió del cuarto de baño se vistió y contempló si debía ir abajo y dejar a Freen sola o no. Se decidió por ir tras su familia que ya estaba en la planta baja, para que nadie pudiera entrar en su habitación y viera a Freen.
-Buenos días.
Saludó a todos en la mesa y se sentó.
-¿Cómo estuvo tu noche?
-Estuvo bien.
Su padre comenzó a hablar de lo que habían hecho la noche anterior y su hermana lo interrumpía con entusiasmo, pero a Becky no le importaba. Quería ir al piso de arriba.
-No iré a la misa de hoy, ¿está bien?- Preguntó.
-¿Por qué no vienes?
-Porque estoy castigada. Es lo justo.
-¿No quieres ir a la iglesia?- Preguntó su madre, horrorizada.
-Si quiero, pero estoy castigada y Dios dice que la mentira es un pecado.
Esa era la cosa más tonta que Becky había dicho alguna vez en su vida, pero su madre parecía aprobarlo. El resto del desayuno pasó rápidamente y Rebecca se alegró de que pudiera correr al piso de arriba porque sinceramente estaba comenzando a despreciar la clase de familia que tenía.
Era mediodía y estaba en el sofá con su iPad cuando Freen se despertó. Becky la miró mientras se estiraba, haciendo sonar sus huesos.
-¿Has dormido bien?- Preguntó Becky cuando Freen se sentó y se frotó los ojos.
Freen le lanzó una sonrisa.
-El mejor sueño de mi vida.
-Las píldoras funcionan entonces.
-Sí. Gracias.
-Genial.
Freen arqueó su espalda y la columna vertebral sonó, antes de que saliera de la cama y se dirigiera al cuarto de baño.
-¿Tienes hambre?- Becky le preguntó cuándo Sarocha se sentó en la cama para tirar de sus calcetines.
-En realidad no. ¿Dónde están tus padres?
-Iglesia- Respondió Becky y Freen frunció el ceño.
-¿No fuiste?
Becky negó con la cabeza y se levantó del sofá, caminando.
-Todavía voy a estar de rodillas sin embargo.
Los ojos de Freen se abrieron y sonrió, extendiendo sus piernas para que Becky se arrodillara entre ellas.
-Te he corrompido princesa. -Dijo, metiendo sus manos en el pelo de Becky.
-Mhm.
Becky quito los bóxers de Freen y se apoderó de la base de su pene, acariciándola hasta que se puso correctamente duro. Envolvió sus labios alrededor de este, antes de tomarlo por completo en su boca. Freen guio su cabeza de arriba abajo. Luego de unos minutos movió a Rebecca para no venirse en su boca.
Besó la mejilla de Becky cuando se levantó del suelo.
Bajó las escaleras y le llevó a Freen un croissant con una taza de té, sabía que Freen era demasiado orgulloso para admitir que el té era en realidad bueno.
Sus padres llegaron a casa una hora más tarde y Freen todavía estaba allí, contándole a Becky de un sueño que una vez había tenido y Becky ni siquiera se molestó en ir a saludarlos.
Le gustaba el hecho de que Freen estuviera en las narices de sus padres y estos no tenían ni idea. Eran tan ajenos al hecho de que había una chica en su cama, una chica de la que Becky estaba enamorada.
Se ahogó ante ese pensamiento y Freen dejó de hablar, mirándola extrañamente.
-¿Que está mal?
-Nada.
Simplemente estoy enamorada de ti.
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