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Freen estaba sentada en el césped al lado del lago, fumando, cuando Becky se acercó a ella. Estaba helada, pero nunca lo admitiría o haría un esfuerzo por volver. Quería a Freen para mantenerla caliente.
Becky se sentó a su lado y no dijo nada durante unos minutos, se quedó mirando el agua oscura.
—Te estás congelando. — Dijo Freen y Becky la miró.
—Sólo un poco.
—Sostén esto.
Rebecca tomó el cigarrillo ofrecido y observó a Freen mientras se quitaba la chaqueta de mezclilla, antes de entregársela.
—Toma esto.
—Uh... ¿Segura?
—Sí.
Freen tomó el cigarrillo mientras Becky se ponía la chaqueta y se la abrochaba hasta el cuello. La menor abrazó sus rodillas contra su pecho y miró a Freen mientras fumaba.
—Así que... ¿te sientes diferente ahora que tienes veinte?— Intentó hacer conversación.
—La misma vieja mierda, pero una edad diferente.
—Por... ¿por qué crees que tu cumpleaños no es importante? Deberías estar feliz.
—¿Feliz de que hace veinte años nací en un hogar abusivo con dos padres que ni siquiera les importaba una mierda? ¿Quieres saber por qué realmente no me preocupo por mi cumpleaños?
Becky asintió, insegura.
—A mí me gustaba mi cumpleaños cuando era pequeña. Mi madre me horneaba un pastel y luego me gustaba desear un pastel aún más grande para el próximo año. Pero cuando cumplí diez mi madre no estaba en casa, así que pensé que iba a celebrarlo con mi padre. Bajé las escaleras, obviamente emocionada de que había cumplido diez y había vivido una década.
>>Le dije a mi padre que era mi cumpleaños y que cumplía diez años, obviamente emocionada por ello. Todavía recuerdo la mirada de indiferencia en su rostro cuando se encogió de hombros y dijo: '¿Y qué?'. Es estúpido... pero recuerdo esa mirada en cada uno de mis cumpleaños.
Se detuvo un momento antes de continuar.
—Entonces en mi undécimo cumpleaños ambos lo olvidaron y en mi duodécimo cumpleaños mi padre dijo que ni siquiera pensara en eso, que sólo querían a mi hermana mayor y que yo había sido un accidente.
>>Estaba bromeando, pero eso se me pegó en la cabeza. Nunca celebraron mi cumpleaños después de eso, nunca tuve un pastel y ni siquiera se molestaron en desearme un feliz cumpleaños. Así que, no creo que sea tan importante.
El corazón de Becky se hirió. Literalmente, estaba herido de lo mucho que quería simplemente abrazar a Freen, acariciarle el pelo y decirle que estaba feliz de que hubiera nacido.
—Sabes que esta casa se llenó solo para celebrar tu cumpleaños ¿verdad?— Preguntó finalmente Becky y Freen negó con la cabeza.
—Están aquí por el alcohol. Las personas sólo se preocupan si hay alcohol o drogas.
—Eso es m-
—Mira mi madre por ejemplo, ella no da una mierda por mí, porque no tiene nada que ganar con ello. Si yo tuviera un trabajo, me estaría besando el culo. A nadie le importa.
—A mí me importa. —Dijo Becky y Freen se volvió para mirarla a los ojos.
—Todavía estoy tratando de averiguar por qué. Finges cuidar de ti porque no quieres decirle a la gente que eres lesbiana— Freen habló y dio una calada a su cigarrillo.
Becky ignoró su comentario.
—¿Por qué siempre esperas lo peor de la gente?
—¿Por qué no hacerlo?
—Porque me gusta pensar que la gente es buena.
—Nadie es bueno sólo porque sí.
—Lo eres.
—¿Desde cuándo?— Preguntó Freen sarcásticamente.
—Vi que le dabas algo de dinero a un niño hace unos días.
—Porque sé lo que es no tener nada. Los que tienen menos suelen dar más.
—Eres realmente buena, pero no te gusta que la gente piense eso.
—Deberías ser psicóloga, en serio.
—Y entonces utilizas el sarcasmo para ocultar tus sentimientos. —Añadió Becky.
Freen se movió un poco hacia delante lejos de Becky para poder tirar el cigarrillo en el lago.
—He aprendido a controlar mis sentimientos. —Freen dijo apoyada en sus palmas.
—Eso es estúpido.
—Porque si en realidad los expresas, te lastimas.
—¿Acaso tus padres nunca te dicen que te aman? O ¿cualquier persona?— Preguntó Becky, mirando la parte posterior del cuello de Sarocha.
—Oh mi papá seguro lo hizo cuando me hacía mierda y mi mamá cuando folló con el vecino de al lado.
La boca de Becky se abrió y sintió que su corazón se estrechaba en su pecho. Recordó las palabras exactas que le había dicho a Freen esa noche cuando estaban en su cama:
Estaba esperando que la historia fuera un poco más interesante. Como que fuiste abusado cuando eras niña o tu mamá tuvo un romance o algo así.
Se sentía tan mal que estaba a punto de explotar.
—Lo siento. Lo siento mucho. — Dijo Becky y la pelinegra negó con la cabeza.
—No tie-
Becky se levantó sobre sus rodillas y envolvió sus brazos alrededor del cuello de Freen, presionando su mejilla contra la de ella. Ni siquiera le importaba que probablemente estaban sus jeans sucios.
—No tienes que sentir lástima por mí Becky. —Dijo Freen, abrumada por las acciones de la menor.
—No siento pena por ti, estoy triste que todo esto te haya pasado. No te mereces eso. Nadie lo hace.
Freen se recostó en el abrazo de Becky y suspiró.
—¿No tienes sueño?— Preguntó Becky, bostezando.
—No. ¿Tú?
—Un poco.
—Puedes volver ya sabes.
—Prefiero quedarme contigo. — Becky dijo y soltó a Freen, sentándose a su lado.
—¿Puedo dormir con mi cabeza en tu regazo?—Preguntó.
Freen se encogió de hombros y una vez más se echó hacia atrás con sus manos, por lo que Becky podría acurrucarse en una bola y poner la cabeza en su regazo.
Becky abrió los ojos dos horas más tarde, justo cuando el sol estaba saliendo. Miró a Freen, que seguía despierta, con los ojos rojos como si no hubiera dormido en días. Parecía cansada y desgastada.
—¿Ronco?— Becky preguntó una vez que se enderezó y se golpeó la espalda.
Freen negó con la cabeza y miró hacia el cielo por un momento.
—Siempre he querido ver el amanecer. — Rebecca le dijo y sacó su teléfono para tomar una foto.
Sintió un mal sabor en la boca por lo que buscó en los bolsillos de la chaqueta un chicle. Sabía que Freen debía tener chicles porque siempre estaba masticando algo. Encontró un paquete pequeño y tomó uno, antes de que se establecieran en un largo y cómodo silencio. Se dio cuenta de que Freen tenía sus pulseras de nuevo.
—Feliz cumpleaños.
—Ya lo has dicho antes.
—Sólo quiero que sepas que umh... Me alegro de que nacieras.
Freen se volvió hacia ella y Becky sonrió, levantando las cejas. La pelinegra se inclinó para presionar sus labios antes de chupar su labio inferior y mordisquearlo.
—Debemos volver antes de que alguien se despierte.
Becky sugirió y Freen asintió, poniéndose de pie y sacudiéndose el polvo de sus pantalones vaqueros.
—Hay un poco de tierra en la parte de atrás de tus pantalones vaqueros.
—Quítala. —Dijo Becky, pero luego se dio cuenta de que probablemente era sólo una excusa para que Freen tocara su trasero.
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Eran las ocho cuando entraron a la casa y la gente todavía estaba durmiendo. Becky sabía que tenía que limpiar la casa antes de las doce, por lo que le preguntó a Freen si podía despertar a todo el mundo mientras ella limpiaba.
Cerca de las once y media casi todo el mundo se había ido. La gente parecía haberlo pasado bien porque realmente le habían agradecido a Becky y a Freen le desearon un feliz cumpleaños, una vez más.
Se dio una ducha rápida para quitar el olor a humo.
—¿Puedo ir a almorzar?— Preguntó Anurak y Becky lo miró mientras abría su coche.
Lanzó una rápida mirada en dirección a Freen, que estaba en el coche con Charlotte.
—Umh... ¿no iras a la misa de hoy?
—Tú tampoco irás.
—Oh... bien entonces. Podemos-podemos conseguir algo en Ramsay si quieres— Becky sugirió y Anurak asintió con entusiasmo.
Una hora más tarde se sentaron en una mesa en la esquina con la comida ya estando frente de ellos.
—Entonces, ¿de quién fue la idea de lanzar esta fiesta para Freen?— Anurak preguntó mientras cortaba el pollo.
—Umh, Babe. Yo sólo ofrecí la casa. ¿Por qué?
—Solo me preguntaba. No sabía que eran tan cercanas— Becky frunció el ceño.
—No somos cercanas. Billy necesitaba un lugar para lanzar la fiesta y me ofrecí. No es gran cosa.
—No me importa. — dijo a la defensiva. —Freen es agradable.
—¿Agradable?— Se cuestionó confundida.
—Sí.
Becky inhaló bruscamente y relleno sus labios con algunas verduras cocidas por lo que no tendría que decir nada.
—Además, no vi a Engfa anoche. Ella estaba allí, ¿verdad?
—Um... sí. Solo que se fue acostar temprano.
—Creo que a Charlotte le gusta.
Bueno, tenía que parar si no quería que Becky se ahogara en su alimento y falleciera en un restaurante.
—¿Por qué piensas eso?
—¡Porque ella la molestó toda la noche! Creo que es por eso que Engfa se escondió en una habitación, para no enfrentarse a Charlotte. Y cuando Charlotte desapareció, quería decirle a Engfa que podía salir, ¡pero no la pude encontrar!
Becky trató de forzar no sacar una sonrisa porque ella era tan increíblemente ajena de por qué habían desaparecido y también hizo un juego de palabras.
—¿No te umh-no crees que es asqueroso? O, ¿no tienes nada contra el hecho de que Charlotte sea... gay?— Preguntó Becky, temiendo la respuesta.
—Bueno... definitivamente creo que ha hecho una mala elección, pero siempre y cuando no bese a una chica delante de mí no me molestará.
No es una opción, pensó Becky.
—Sabes que Freen también es lesbiana, ¿verdad?
—Ella es bisexual, solo está confundida.
Becky quería gritarle porque ser gay no era una maldita elección y Freen no estaba confundido. Dios, odiaba su perspectiva del mundo en este momento. Anurak era tan torpe y estúpido, Becky iba a explotar.
Y la idea de que podría tener que pasar el resto de su vida con alguien que discriminaba a las personas en función de su sexualidad le daba ganas de vomitar.
Si pensaba en ello, hace unos meses ella hubiera dicho las mismas cosas. Que la homosexualidad era un pecado y que las personas con menos dinero eran irrelevantes, pero algo ha cambiado.
Y sabía que ese algo era en realidad Freen.
Le daba miedo que una persona, Freen de todas las personas, hubiera influido tanto en tan poco tiempo.
—¿Me puedes llevar a casa?— Preguntó una vez que terminaron de comer.
—Claro.
Becky lo llevó a su casa y el chico le dio las gracias por la fiesta y la comida, antes de picotear sus labios y salir del coche.
Condujo por la ciudad, y de alguna manera (que fue una coincidencia, honestamente, lo era) terminó frente a la casa de Freen.
Vio un pequeño Opel Astra aparcado en la acera de enfrente de la casa y supuso que era el coche de la madre de Freen. Aparcó el Lamborghini detrás de ella y sacó su teléfono para mandarle un texto a Sarocha.
Pero no tuvo tiempo de hacerlo, porque había alguien tocando a su ventana, sorprendiéndola. Suspiró aliviado cuando vio a Freen mirándola con una expresión confusa.
—¿Qué estás haciendo?— Preguntó Freen una vez que Becky bajó la ventanilla.
—Umh... sólo llegue aquí, no lo sé, no quiero ir a mi casa ahora mismo.
—¿Quieres entrar?
—¿Cómo sabías que iba a venir?
—Puedo oír tu coche a tres cuadras de distancia. —Dijo Freen y Becky estaba un poco decepcionada de que la pelinegra no hiciera una insinuación sexual.
—¿Tu mamá está en casa?
Preguntó cuándo Freen abrió la puerta, pero consiguió su respuesta cuando la vio en la pequeña mesa de la cocina para dos con una botella de cerveza en una mano y unos papeles en la otra.
Ella alzó la vista hacia ellas, ni siquiera parecía sorprendida de que Freen había traído a alguien. Becky habría tenido que pedir a su madre dos días de antelación si podía traer a alguien más.
—Buenas tardes, señora Chankimha. — Dijo Becky y ella negó con la cabeza.
—Es Señora Gunn.
Becky asintió y se disculpó, antes de que Freen suspirara y caminara hacia las escaleras.
—¿Es que no le importa que traigas a cualquier persona sin avisar?
—No tengo porque avisarle nada. —Respondió Freen y Becky la observó mientras se sentaba en su escritorio.
Rebecca arrugó la nariz porque la habitación de Freen olía a humo excesivo y colonia.
—¿Estabas fumando?— Preguntó y Freen señaló el cenicero lleno sobre su escritorio.
—Y masturbándome. Acabo de terminar de hecho.
—Estabas masturbándote.
Becky dijo con incredulidad y fue a abrir la ventana para que un poco de aire fresco entrara en la habitación.
—Mmm. —Confirmó Freen.
—¿Sólo así? ¡Con tu madre abajo! Y tú ordenador portátil ni siquiera esta prendido.
—Estaba pensando en ti. —Dijo Sarocha con indiferencia y sacó otro cigarrillo de su mochila.
—¿En mí? ¿H-haciendo qué?— Becky tartamudeó, sus ojos poniéndose anchos.
—Ponerte de rodillas y darte por detrás.
—Oh.
Freen miró su encendedor, pero Becky tenía otras cosas en mente ahora que la pelinegra la había hecho pensar en sexo. Honestamente no tenía idea de lo que se apoderó de ella, pero levantó su pierna derecha a horcajadas de Freen en su silla.
Freen la miró sorprendida, pero no protestó; eligió agarrar las caderas de Becky en su lugar. Sus labios se encontraron a medio camino y la castaña ahueco la cara de Freen para poder profundizar el beso.
Unos minutos más tarde Freen había comenzado a impacientarse y alcanzó una mano hacia abajo a los pantalones vaqueros de Becky para encontrarla ya mojada.
—¿Podemos ir a la cama?— la menor respiró cuando Freen tomó sus pechos sobre su camiseta.
La pelinegra no perdió el tiempo para agarrar los muslos de Becky para levantarla y luego caminar hacia la cama.
—¿Qué quieres que te haga?— Freen le preguntó mientras la besaba por el cuello.
—Con-con la lengua por favor.
Freen pasó la lengua por sus labios y sentó a Becky a horcajadas sobre sus caderas para que pudiera sacar el polo negro. Normalmente Becky hubiera hecho una observación cuando Freen tiró su ropa en el suelo, pero lo único que quería en este momento era la boca de Sarocha sobre ella.
—¿Tu mamá no vendrá?— Preguntó sin aliento mientras Freen arrastraba los pies más abajo en su cuerpo para que pudiera sacar sus pantalones también.
—No.
—¿Estás segura?
—Sí.
Freen abrió la cremallera de sus pantalones y se los quitó, dejándolos caer en el suelo al lado de su camisa.
—Quítate la ropa también.
Becky prácticamente ordenó y Freen hizo lo que se le pidió. Después de que se había despojado de sus calzoncillos sacó los de Becky fuera, dejando a la vista toda su humedad.
—Ponte boca abajo y no toques.
Freen habló y Rebecca obedeció. La mayor pasó su lengua por todo su humedad y extendió los glúteos de Becky, revelando su agujero de color rosa apretado, como la última vez que lo había visto.
Pasó un dedo por el borde, haciéndole burlas a Becky. A Freen le encantó la forma en que se movió con impaciencia contra las sábanas, tratando de crear algún tipo de fricción.
—Por favor, Freen.
Rodeó el borde con su lengua un par de veces antes de meter su lengua, más allá del anillo del músculo, lo que hizo a Becky gemir en voz alta y agarrarse de las sábanas.
—Pon tus dedos. — Becky exhaló y Freen la miró hacia atrás con los ojos vidriosos y una mirada determinada en su rostro. —dos de ellos.
—Bueno. Mierda. Está bien. — Dijo Freen y se acercó a Becky para tirar de la botella de lubricante de debajo de una de las almohadas.
—¿En serio?— Preguntó Becky con incredulidad.
—Útil, ¿no?
Rebecca negó con la cabeza y estaba a punto de decir algo más, pero sintió el dedo corazón de Freen en su agujero, y luego finalmente este entró. Intentó crear fricción moliéndose abajo en las sábanas empujándose contra el dedo de Freen.
—Uno más, por favor.
—Becky-
—Hazlo. Se siente tan bien, por favor.
—Joder, me encanta cuando ruegas por mí.
Freen murmuró en voz baja mientras trataba de empujar su dedo índice. Sarocha no podía creer lo increíble que se sentía tener sus dedos en el interior del estrecho agujero de Becky, y no podía dejar de imaginar cómo su polla lo haría un día.
—Freen.
Becky gimió en las sábanas, agarrándose tan fuerte que sus nudillos se pusieron blancos.
—¿Bebé, te vas a correr para mí?— Preguntó Freen y llevó su mano libre a sus pantalones para masturbarse rápidamente a sí misma.
—Sí, sí, sí. —la menor gimió y se empujó contra los dedos de Freen. —Allí, por favor.
Freen hizo tijera con los dedos, lo que hizo que Becky se viniera con un pequeño grito encima de las sábanas. Freen se corrió justo después en su mano y se tomó unos segundos para bajar de su orgasmo.
Se levantó de la cama y se dirigió al baño rápidamente para lavarse las manos. Cuando regresó Becky rodó sobre su espalda, sonrojándose porque ella había hecho un lío en las sábanas de Freen.
—Lo siento... las sábanas. —Dijo mirando hacia abajo con aire de culpabilidad.
—Está bien, tengo las limpias. Levántate para que pueda cambiarlas.
Becky se levantó de la cama y se vistió mientras Freen sustituía las sábanas.
—Así que umh... me debería ir ahora?
—¿Así que esto era una especie de llamada de 'sexo'?— Preguntó Freen mientras se ponía los pantalones vaqueros.
—Uh... eh.
—Voy a salir para conseguir algo de Subway, ¿quieres venir?
—¿Vas a-qué? ¿Cómo se puede conseguir un metro? ¿Para qué? ¿Por lo menos tienes dinero?
Freen rio y rodó los ojos.
—Es una tienda de sándwiches llamada Subway. Venden sándwiches.
—¿Es como... la pizza? O ¿la hamburguesa?
—Exacto.
—Bueno. Uh, supongo que ¿sí? ¿Está lejos de aquí?
—Son dos manzanas más abajo.
—Bueno, vámonos.
Así que después de que se limpiaran una vez más Becky agarró su billetera del coche y se dirigieron a la tienda Subway.
A Becky le gustaba cuando Freen le presentaba nuevas cosas como comida y tiendas porque eran baratas y realmente buenas. Para su sorpresa, el lugar estaba en realidad lleno y había un montón de gente esperando en la cola.
—Entonces, esta una especie de ¿'hágalo usted mismo'?
—Claro, o puedes escoger las cosas que ya están en el menú.
—¿Qué es lo que sueles pedir?
—El de tocino.
—¿Está rico?
—Muy rico, tú preguntaste. —Dijo Freen sarcásticamente.
—No, quiero decir ¿crees que me va a gustar?
—No creo que haya nada en esta tienda que alcanzaría tu nivel de expectativas de comidas princesa. Sin embargo, puedes tratar.
—Bien. — Becky murmuró, en secreto sonriendo para sus adentros por el apodo de Freen.
¿Era incluso un apodo?
—Entonces, ¿quieres uno de seis pulgadas o uno de un pie de largo?
—¿Uno de qué?— Becky preguntó confundida, pensando que Freen estaba tratando de hacer bromas sexuales en público.
—Puedes conseguir un sándwich de un pie largo o uno de seis pulgadas.
—Un pie... ¿cómo treinta centímetros?
—Sí.
—¿Ese es el que compraras tú?
—Bueno, conseguiré uno de seis pulgadas porque entonces no voy a tener dinero suficiente para tomar algo.
Fue el turno de Becky para rodar sus ojos.
—Puedo pagar por ti, deja de jugar a la víctima aquí.
—No quiero parecer que me estoy aprovechando de ti.
—No lo estás, vamos. Consigue lo que quieras, puedo pagar.
—Becky-
—Freen. Tengo dinero que sale de mi culo y sabes que tengo uno grande.
La pelinegra se rio, realmente se rio, con los ojos brillantes y la sonrisa arrugada. Rebecca supo en ese momento que ella quería hacer a Freen Chankimha reír más.
Así que cuando les tocó comprar, Freen pidió dos sándwiches de tocino de un pie de largo con dos coca-colas y dos magdalenas.
—Estás deliberadamente tratando de hacerme engordar. —Dijo Becky cuando se sentaron en una mesa.
—Me atrapaste.
Y Becky disfrutó esto, comer un montón de comida sin tener que preocuparse de que alguien señalara que tendría que hacer algún tipo de ejercicio después, y bromeando con Sarocha.
—Así que umh... como, ¿has tenido alguna vez relaciones sexuales?— Preguntó Becky.
Freen resopló, casi ahogándose con su bocadillo.
—¿Qué piensas?
—No quiero decir... con una chica. Quiero decir... ya sabes, cuando era umh, cuando la otra persona te da placer.
—Así que me estás preguntando si alguna vez he sido follada?
Becky asintió, sonrojándose mientras tomaba un bocado de su sándwich.
—Una vez. Cuando tenía dieciséis años, era la primera vez que tenía relaciones sexuales. Fue horrible, por lo que la segunda vez la follé yo. No estoy hecha para tomar las cosas por el culo. Algunas personas pueden hacerlo, yo no puedo. Pero ¿por qué el repentino interés?
—Sólo preguntaba. —Becky se encogió de hombros.
—Está bien, entonces. —Freen sonrió y dio otro gran bocado a su sándwich.
—¿Y cómo reaccionaron tus padres cuando umh, les dijiste? Que eras gay quiero decir.
—Nunca llegué a decirles. Bueno, en cierto modo lo hice cuando entraron a la casa y me vieron jodiendo a mi profesora de gimnasia en el sofá.
—¿Qué?— La boca de Becky se abrió. —¿Qué dijeron ellos?
La castaña estaba tan intrigada por todo lo relacionado con Freen; que era una locura.
—Bueno, mi madre golpeó a la chica y mi padre la reportó a la escuela por lo que fue despedido. Pero en realidad no reaccionaron ante el hecho de ser gay. Bisexual, en realidad, ya que también entraron mientras yo tenía chicos montando mi polla.
—Así que tu preferencia romántica también es biromántico— Preguntó Becky, tratando de parecer indiferente al uso de Freen con sus palabras.
—Mi preferencia romántica es arromántico. — Respondió Freen y Becky frunció el ceño.
—¿Qué?
—Significa que no estoy románticamente atraída por nadie.
—Pero no puedes- como puedes hac-
—Porque no me veo con un novio o una novia. No creo tratarlos bien.
Becky decidió no añadir nada a eso, sobre todo porque no tenía ni idea de qué decir.
Terminaron sus sándwiches cinco minutos más tarde y Freen aún no había dicho ni una palabra. Becky estaba empezando a sentir que debía decir o hacer algo.
—Así que si tu madre tiene un coche, ¿por qué siempre necesitas a Charlotte para que te lleve a cualquier lado?
Freen la miró sorprendida y Becky se preguntó si había hecho una pregunta muy grosera. Pero en su defensa, Freen siempre le hacía preguntas inapropiadas y Becky sólo quería entablar conversación.
—Porque no tengo licencia de conducir.
—Pero tú me dijiste que tenías una.
—Sí, para las motocicletas.
—¿Motocicletas?— Becky pregunto sorprendida.
—Tenía dieciocho años y mi madre se comprometió a conseguirme una para mi cumpleaños pero lo único que hizo fue vomitar sobre mi camisa porque llegó demasiado borracha.
—Oh. ¿Así que no quieres un coche? O-
—¿Me veo como alguien que tiene la posibilidad de comprar un coche? Ni siquiera puedo pagar un maldito taxi.
—Bueno, no, pero podrías ahorrar para obtener una. ¿Y por qué tu mamá te prometió una para tu cumpleaños a pesar de que no tenían dinero?
—Mi madre tenía un trabajo decente en ese entonces, mi padre también. Ella hizo la promesa cuando tenía trece años, pensando que la olvidaría. Así que cuando las cosas se pusieron muy mal económicamente, utilizó el dinero para pagar las cuentas y yo no tenía un trabajo. Pero gracias, eso es una gran idea. — Freen respondió con sarcasmo.
—¡Eh, no necesitas ser grosera! — Becky murmuró y se detuvo debido a que habían llegado frente a la casa de Freen.
—¿Así que te irás a casa o?— Preguntó la pelinegra mientras abría la puerta.
—Umh... creo que, bueno, yo realmente no quiero ir a casa ahora mismo.
—¿Por qué no?
—Porque me gusta pasar tiempo contigo.
—¿Te gusta pasar tiempo conmigo? ¿Una campesina de clase baja?
—Deja de actuar como si fuera una chica estúpidamente rica, Freen.
Freen rodó los ojos y Becky la siguió al interior, sabiendo que Sarocha ponía un mecanismo de defensa para hablar. No le gustaba mostrar que tenía un lado suave porque temía que la gente la considerara débil.
Su madre no estaba en casa y Becky no le preguntó acerca de ella porque vio que a Freen no le importaba. Tan pronto como entraron en la habitación de Freen, Sarocha se quitó los zapatos y se desplomó sobre la cama.
—Estoy cansada. Puedes irte cuando quieras, voy a tomar una siesta.
Becky no contestó; se quedó mirando la espalda de Freen durante un par de minutos, preguntándose qué sería si sus padres no se preocuparan por ella. Ella no podría (y en realidad no quería) imaginarlo. Se sintió triste y no quería hacer nada más que envolver sus brazos alrededor de Sarocha y abrazarla tan fuerte hasta que todas sus piezas se pegaran de nuevo.
Así que de repente se quitó los zapatos y se metió en la cama detrás de Freen. Sintió que se ponía tensa contra su pecho mientras Becky pasaba el brazo izquierdo por encima de su cintura, la otra quedando en su propia cabeza.
Para sorpresa de Becky, Freen no la empujó lejos; en realidad se inclinó hacía el contacto con la castaña y se relajó en sus brazos.
Si, se sentía mucho más diferente hacer cucharita con Freen que con Anurak, probablemente porque Freen era más grande y olía mejor y... Becky no tenía mariposas en el estómago cuando hacía cuchara con su novio.
Finalmente se quedó dormida, sus respiración en sincronía con la de Freen.
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Cuando despertó estaba destapada y Freen no estaba en sus brazos. Comenzó a entrar en pánico y se levantó de inmediato, diciendo en voz alta el nombre de Sarocha. Obtuvo una respuesta de la planta baja, por lo que rápidamente se puso los zapatos y procedió a salir de la habitación.
Becky encontró a Freen en la planta baja, apoyada en la pared junto a la ventana abierta fumando. Miró su muñeca para descubrir que se había olvidado de tomar su Rolex ayer.
—Son las nueve y media.
—¡Oh mierda!— Exclamó Becky. —Tenía que estar de vuelta a casa... ¡hace siete horas!
Freen rio y tiró su cigarrillo terminado por la ventana.
—Me voy ahora.
—Bueno.
Freen la acompañó hasta la puerta.
—Bueno umh, feliz cumpleaños otra vez.
Dijo torpemente Becky y se dio la vuelta para caminar hacia su auto. Pero luego cambió rápidamente de opinión. Dando la vuelta otra vez, tomó el rostro de Freen y apretó sus labios.
Becky se retiró justo después, esperando que fuera una especie de beso de despedida, pero Freen tenía otros planes en mente. Apretó a la menor contra ella y la besó con la boca abierta, haciendo que sus lenguas se enredaran juntas en un beso descuidado y sucio.
—Debería... realmente debería irme ahora. —Becky respiró contra los labios de Freen, cuando se alejaron unos minutos más tarde.
—Deberías.
Freen la soltó y se pasó una mano por el pelo, mirando a Becky cuando se dio la vuelta y se dirigió a su coche.
Miró el teléfono que dejó por accidente en su coche (era tan extraño, el hecho de que había olvidado por completo su teléfono mientras estaba con Freen), y su corazón comenzó a latir más rápido, tan pronto cuando vio las llamadas perdidas y mensajes de sus padres.
Estaba jodida.
—¿Dónde has estado?!— su madre le gritó tan pronto como entró por la puerta.
—Um... fui a cenar con mis amigos.
—¡Eso es mentira! He llamado a todos tus amigos y no estabas con ellos. Su madre—argumentó, apoyando una mano en la cadera.
Mierda
—Entonces, ¿dónde estabas?— Su padre finalmente habló.
—No te he-yo estaba fuera.
—¿Afuera dónde?
—¡Tengo dieciocho años! ¡Tengo el derecho a salir!— Becky se encontró exclamando y observó las expresiones de sus padres cambiar.
—Está bien, estás castigada por una semana. Te vendrás directamente de la escuela y ¡no está permitido ir a ninguna parte!
—¡Yo ya estaba haciendo eso!— Gritó Becky y pisoteó lejos de ellos, caminando por las escaleras.
—¡Muy bien! ¡Entonces no notarás la diferencia si te doy dos semanas!
—¡MUY BIEN!— Le gritó a su madre.
Cuando llegó a su habitación, se arrojó sobre la cama, sintiendo como si pudiera llorar porque estaba muy enojada con sus padres. ¿Cuándo iban a dejar de tratarla como una niña?
Limpió sus lágrimas y rodó sobre su espalda, cerrando los ojos, convenciéndose de no llorar por una pelea sencilla (¡la primera pelea!) con sus padres, era infantil. Y definitivamente no era una niña.
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