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La siguiente semana pasó en un abrir y cerrar de ojos; Becky tuvo dos pruebas y sus padres la llevaron a una gala, por lo que no hacía falta decir, que la segunda semana de clases en el año había sido totalmente caótica para Becky.
Era miércoles y se había arreglado para ir a casa de Babe para iniciar su proyecto de economía. Tenían que elegir una empresa de éxito y básicamente escribir toda su historia en una presentación de PowerPoint. Era fácil y a Becky realmente le gustaba ir con Babe porque sus padres raramente estaban en casa y no había nadie fastidiándolos, ni siquiera su hermano pequeño.
Caminó con él a la escuela de Billy, para que pudieran hablar un momento y darse un beso de despedida. Era lindo y también desagradable al mismo tiempo. Becky se ofreció a esperar en la estación de autobuses, así no tendría que molestarse en verlos chupándose la cara uno al otro. Ella estaba mirando a Freen, que estaba apoyada en la pared fumando con Billy, cuando alguien la jaló de su chaqueta.
Era un niño pequeño con la ropa sucia que parecía como si no tuviera hogar.
—¿Puedes darme algo de dinero?
—No. Vete. —Becky murmuró y se alejó de ella. Odiaba a los mendigos.
Vio cómo el niño caminaba a través del patio de la escuela, hacia Freen, Billy y Babe.
Esto debe ser bueno.
Su boca se abrió cuando vio al niño pequeño sosteniendo la mano a Freen y ella realmente estaba buscando algo en sus bolsillos, terminó dándole dinero en su mano. El niño le sonrió y le dio las gracias, antes de salir corriendo en la dirección contraria.
Becky se quedó mirando el suelo hasta que Babe llegó a buscarla, ligeramente avergonzada porque había sido grosera con el pequeño.
Babe andaba con su nuevo Porsche Spyder que había recibido para Navidad. Todo el mundo en su clase había conseguido coches para Navidad; Engfa y Tom llegaron con un Bugatti Veyron y Victoria consiguió un Maserati. A Becky todavía le gustaba su Lamborghini si era honesta, y sabía que era el más caro de todos ellos.
Cuando llegaron a la casa de Babe, este cogió una botella de agua y dos vasos, antes de que fueran arriba.
Estaban haciendo su proyecto desde hace treinta minutos cuando sonó el timbre de la puerta, asustando un poco a Becky.
—¿Esperas a alguien?
—Billy dijo que seguramente vendría, así que probablemente sea él. Tenía algunas cosas que hacer antes, por eso no se vino con nosotros.
Becky asintió y esperó a Babe para ir abajo y abrirle a Billy. A ella realmente le gustaba Billy porque era ruidoso, alegre y muy divertido.
—Entonces, me has estado engañando con Bec?— Preguntó Billy tan pronto como entró en su habitación y vio a Rebecca en el mostrador.
—Sí. — Dijo Babe y Becky se hubiera defendido si no hubiera visto la sonrisa de Billy, lo que significaba que estaban bromeando.
—¿Puedo pedir una pizza?— Preguntó Billy cinco minutos más tarde después de que se arrojara sobre la cama y Babe asintió.
—¿Cuál quieren?
Becky volvió la cabeza para mirar a Billy, que ahora estaba acostado boca abajo con el teléfono en la oreja.
—Pepperoni por favor.
Billy asintió y repitió la orden en el teléfono.
—¿Viene muy a menudo?— Becky preguntó a Babe mientras tecleaba en su computadora portátil.
—Sí.
Su amigo sonrió y Becky podía decir que estaba completamente enamorado de Billy. Se preguntó si alguna vez iba a encontrar a alguien que, con solo decir su nombre, sonreiría de esa manera.
—Entonces, ¿qué haremos para el cumpleaños de Freen?— Babe abrió el tema treinta minutos más tarde cuando habían terminado el proyecto y estaban todos sentados con las piernas cruzadas en la cama con tres trozos de pizza.
—¿Cumpleaños de Freen? ¿Cuándo es eso?
—Este domingo.
—¿En cuatro días más?
—Sí. No sé lo que va a hacer, en realidad no creo que haga nada importante pero resulta que cumplirá veinte por lo que debemos hacer una gran fiesta.
—¿Qué tal una fiesta sorpresa?— Babe sugirió.
—¡Eso sería genial!— Exclamó Billy y Becky habló.
—Umh, mis padres tienen una casa en el lago a diez minutos de aquí. ¿Podríamos lanzar la fiesta allí?
—¿En serio? ¡Eso es jodidamente increíble!
—Voy-voy a hablar con mis padres.
—¿Cuantos cuartos tiene?
—Um, ¿unas seis habitaciones? Es una casa de dos pisos y tiene un muelle con motos de agua. Podemos tener la fiesta ahí también.
—¡Podemos empezar la noche del sábado y todo el domingo!
Becky asintió, orgullosa de sí misma por dar la idea. Lo único que necesitaba ahora era la aprobación de sus padres. No estaba muy segura de por qué quería hacer esto por Freen, pero sentía que Freen no había tenido muchas cosas buenas en su vida.
—Voy a preguntarles a mis padres esta noche y les aviso por mensaje.
—No en nuestro grupo. Freen puede verlo.
Pasaron la siguiente hora comiendo pizza y contando chismes sobre la gente en su escuela, con Billy ocasionalmente comentando algo mientras Babe jugaba con su cabello.
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Cuando llegó a casa, rápidamente terminó su tarea y luego se instaló en su cama con su computadora portátil en su regazo. Estaba un poco nerviosa por pedirles la casa a sus padres, pero iba a hacerlo igual.
Les preguntó en la cena; después de que su padre había hecho estallar una botella de champán para celebrar el hecho de que su compañía había llegado oficialmente a los cien mil millones de dólares en un año.
—Eh, eh. — Becky comenzó, sin saber realmente cómo preguntar. Todos se volvieron para mirarla. —¿Puedo, quizás, conseguir la casa del lago para el fin de semana? Una amiga nuestra de... la escuela, umh, cumple veinte años este sábado y nos gustaría hacerle una fiesta sorpresa.
Becky contuvo el aliento, esperando la respuesta. Vio cómo sus padres se miraron el uno al otro como si se estuvieran comunicando telepáticamente.
—¿El cumpleaños de quién?— Preguntó su padre y Becky entró en pánico.
—Uh... sólo un amigo. No creo que lo conozcas. Su nombre es... Freenky.
—¿Freenky?—
—Sí. tu-ella es, sí.
—Bueno, no veo por qué no, siempre y cuando no rompan nada y hayas vuelto el domingo al mediodía. Supongo que no irás a la iglesia.
—¿En serio? ¡Oh, Dios mío! Muchas gracias!— Exclamó Becky y casi saltó de su asiento para ir y besar a su padre en la mejilla.
Tan pronto como regresó a la habitación, sacó su teléfono y le mandó un mensaje a Billy.
Becky: ¡ME DIERON LA CASA DEL LAGO PARA EL FIN DE SEMANA!
Agregó la dirección y esperó la respuesta de Billy.
Billy: JODER ERES LA MEJOR BEC !!!!!!!!! LE MANDARÉ UN MENSAJE A TODOS Y MAÑANA DISCUTIREMOS EL PLAN.
Becky suspiró feliz y se sentó en la silla junto a la mesa.
Al día siguiente, después de la escuela, fueron con Billy a Tesco, donde compraron bebidas y aperitivos. Billy estaba muy emocionado por las compras, ya que Becky tenía una tarjeta de crédito sin límite y había todo un pasillo lleno de alcohol.
Terminaron comprando cuatrocientos dólares en alcohol y aperitivos, y Billy no podría haber sido más feliz.
El plan era que Charlotte llevaría a Freen a la casa del lago y todo el mundo estaría escondido en la gran sala de estar para gritar una gran sorpresa.
Becky estaba emocionada, pero al mismo tiempo nerviosa.
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Era sábado por la tarde y Freen había terminado en la casa de Jase o ¿Jade? apoyada en la pared mientras ella le succionaba el pene como si su vida dependiera de ello.
—¿Te gusta eso?— Preguntó mirándola y Freen asintió con la cabeza, no haciendo contacto visual con ella. Era más fácil imaginar a Becky en su lugar.
—Me voy a venir
Ella se puso de pie mientras la seguía masturbando y le dio un beso en los labios. Freen empujó su cara.
—No besos. —se encontró diciendo.
—¿Por qué no?
—Porque es... más íntimo.
La chica hizo una mueca y se dejó caer de rodillas. ¿Desde cuándo rechazaba los actos sexuales de otras personas? Estaba tan jodida y no en el buen sentido.
Tenía una llamada entrante de Charlotte tan pronto como salió de la casa de Jase (resultó que ese era su nombre).
—¿Sí?— Respondió y pudo oír a Charlotte callar a alguien en el fondo.
—Hey compañera, ¿qué pasa?
—No sé, tú me has llamado.
—Oh. Sí. ¿Quieres salir esta noche? Hay una, umh, fiesta
—¿Dónde?
—No lo sé todavía, sólo quiero que salgamos.
—¿Por qué? ¿Tu novia está demasiado ocupada?
—Sí.
—Está bien, entonces. ¿A qué hora?
—Te recogeré en unas dos horas más ¿de acuerdo? Y trae tus cosas de baño, vamos a una fiesta en la piscina.
—Bueno.
—Nos vemos.
—Okey.
Freen colgó y frunció el ceño, porque Charlotte sonaba nerviosa lo que significaba que le estaba escondiendo algo.
Cuando llegó a casa se vistió en uno de sus muchos pares de jeans negros ajustados, una camisa y sus tenis blancos. Metió su traje de baño en una pequeña mochila con una botella de lubricante (nunca se sabe), una muda de ropa, su pequeño tarro de marihuana y unas gafas de sol.
Dejó una nota para su madre diciendo que se había ido y que volvería mañana antes que ella se fuera, y luego salió de su casa. Charlotte ya estaba afuera en el Ford de su madre, sonriendo de oreja a oreja.
—Entonces, ¿dónde vamos?— Preguntó Freen una vez que Charlotte giró a la derecha y se alejó de su calle.
—Fiesta en la piscina.
—Pareces muy feliz por eso.
—Lo estoy.
—¿Tu novia viene?
—No, no vendrá.
—Así que es tu novia.
—Si es. Se hizo oficial hace unos días.
—¿Cómo es que estoy escuchando acerca de esto?
—Tú preguntaste.
—¿Necesitaba hacerlo?
Charlotte negó con la cabeza y puso la radio, tamborileando con los dedos sobre el volante. Algo pasaba y a Freen no le gustaba.
Charlotte le había enviado un mensaje de texto a Billy diciéndole que estaban a cinco minutos, lo que significaba que estarían allí en cualquier momento.
Todo el mundo estaba escondido en la sala oscura, dispuesto a sorprender a Freen. Mucha gente de la escuela de Billy estaba allí así que la habitación estaba literalmente llena. Becky había establecido algunas reglas para todo el mundo; no robar, lo que se rompía se pagaba, nada de fuego y nadie usaba su dormitorio, el resto de las habitaciones eran para ellos.
Fue un completo silencio cuando la puerta principal se abrió.
—¿Qué carajo es esto Charlotte?— Preguntó Freen y sus pasos se oían.
—Umh, bien— Charlotte comenzó y encendió la luz.
—¡SORPRESA!— todo el mundo gritó y saltó con sus pies, sobresaltando a Freen, quien se quedó sin habla.
—¿Qu-es- esto es para mí?— Preguntó y Charlotte asintió, dándole una palmada en el hombro.
—Feliz cumpleaños amiga.
Freen asintió y Billy prendió la música, lo que hizo que empezara la fiesta y, finalmente, cambiaran su atención de Freen. Fue al 'guardarropa' y dejó caer su mochila, antes de aventurarse a la cocina.
Becky estaba en la cocina sirviéndose un vaso de coca cola cuando Freen se acercó a ella, con los brazos cruzados y la mirada curiosa en su cara.
—Así que déjame adivinar, ¿esta es tu mansión de vacaciones?— Preguntó Freen, apoyada en el mostrador junto a Becky.
—En realidad, esta es mi casa del lago. Nuestra casa de vacaciones está en California.
—Por supuesto que lo está.
—Hey, al menos podrías estar agradecida por hacer esto.
—¿Esperas algún tipo de recompensa?
—Eres una estúpida.
—¿Oh, nueva palabra?
Becky no le hizo caso y agarró su vaso.
—Te doy las gracias ... más tarde. — Dijo Freen y puso una mano sobre su espalda baja. La más joven se apartó de su toque.
—No me toques.
—¿Por qué no?
—Porque...
—¡Oh, aquí estás Becky!— Exclamó Anurak y Freen quitó la mano de la espalda de Rebecca. —Quiero bailar —continuó y Becky asintió, diciéndole que lo encontraría en un minuto.
—Así que tu novio está aquí. —Freen dijo tan pronto como vio al chico desaparecer.
—Bueno, es mi novio, así que sí, lo está.
Freen negó con la cabeza y tomó un vaso de la alacena. Lo llenó con Vodka, resoplando alguna que otra palabra.
—Me iré. —Dijo Becky y colocó el vaso en el mostrador. —De nada, por cierto.
Freen miró su espalda cuando salía de la cocina, abrumada por el hecho de que la gente estaba realmente allí por ella, para celebrar su cumpleaños. Bueno, podría haber sido debido al alcohol y la comida, pero eso no importaba. Le gustaba.
Así que después de que bebió otro trago, hizo su camino de regreso a la sala de estar con la intención de encontrar a alguien para bailar. Si Becky había decidido llevar a su novio, entonces ella estaba en su derecho de encontrar a alguien más.
Pero por alguna razón no quería, por lo que decidió sentarse en el sofá junto a Billy y Babe, que estaban fumando y dándose besos de vez en cuando.
—¿Te diviertes?— Preguntó Billy cuando Babe se levantó para ir al baño.
Freen se encogió de hombros, mirando a la masa de gente, tratando de localizar a Becky. La vio con Anurak. Hizo caso omiso a los celos que de repente le entraron. No tenía ni idea de por qué le molestaba, lo único que sabía era que quería ser solo ella quien tocara y besara a Becky.
—¿Estás bien?— Billy marcó cuando vio a Freen con el ceño fruncido.
—¿Qué? Sí, lo estoy.
—¡Adivina lo que tienes para tu cumpleaños!— Charlotte gritó para que Freen pudiera escucharla sobre la música, acercándose a ellos con dos pipas de agua en sus manos.
—¿Un bong?— Preguntó Freen y Charlotte asintió, empujando a Freen y Billy para que pudiera sentarse en el sofá también.
—¿Está borracha?— Babe cuestionó, sentado en el regazo de Billy.
—Sólo un poquito. —Charlotte sonrió y buscó algo en sus bolsillos.
—¿Dónde está tu novia?
—No me importa. Traté de darle un beso y ella me empujó lejos, que se joda.
—¿Qué?
—Ese chico, Anurak está aquí y Engfa no quiere que nadie se entere. ¿Puede ella desmayarse o algo así?
Freen estuvo de acuerdo con ella. A pesar de que sabía que tenía todo el derecho de estar aquí porque estaba prácticamente casado con Becky, todavía deseaba que se fuera acostar o algo. Estaba a punto de tomar un arrastre del bong que Charlotte había traído, pero se detuvo cuando vio a Anurak jalando a Becky fuera de la sala.
Ellos iban arriba.
El pensamiento de ella viendo a Becky sin ropa, puso a Freen totalmente ansiosa. Ella quería ser la única que viera a Rebecca completamente desnuda. Sabía que Anurak no apreciaría su barriga y su increíble culo.
Sacudió la cabeza y se inclinó para tomar un arrastre adecuado de la pipa. Hizo un concurso con Billy para ver quién hacía la mayoría de anillos en treinta segundos, pero todavía no podía concentrarse.
Veinte minutos más tarde, Anurak salió del piso de arriba, pero sin Becky. Así que tan pronto como Freen lo vio le entregó una copa llena hasta el borde con la bebida más alcohólica que pudo encontrar y salió de la sala de estar.
Encontró las escaleras y se dirigió finalmente a través de cada habitación en el primer piso para ver si podía encontrar a Becky. Lo único que encontró fueron parejas en todas las habitaciones, haciendo de todo; incluso en el baño.
Finalmente encontró la habitación de Becky en el segundo piso, justo al final del pasillo. Llamó una vez sin siquiera esperar una respuesta, encontrando a la menor, a los pies de la cama con su teléfono en la mano, sólo vestida con sus bikini.
—¿Qué pasó?— Freen preguntó tontamente y Becky la miró, sorprendida.
—Uh... él umh, me tocó, supongo.
—¿Él lo hizo?— Preguntó Freen, sonando mucho más amargada de lo previsto.
—¿Entonces por qué no tienes tu ropa interior mojada?
—Yo... umh, fingí tener un orgasmo.
—¿Cómo puedes fingir un orgasmo?— preguntó Freen, casi riendo.
Becky se encogió de hombros.
—Anurak se fue porque quería ir a tomar una copa y dijo que me encontraría después, así que...
Becky se detuvo, volviéndose de color rojo brillante y Freen frunció el ceño.
—¿Así que harías qué?
—Fingir.
Las cejas de Freen se dispararon. Decidió ir a cerrar la puerta en su lugar.
—¿Cómo puedes hacer eso, si ella te masturba?
Becky se encogió de hombros, sin mirar los ojos de la pelinegra.
—¿Así que, qué estabas esperando?— Preguntó Freen, cruzando los brazos sobre su pecho, los ojos cayendo donde Becky estaba jugando con sus dedos.
—Umh... a ti, en realidad.
—¿A mí?
Becky asintió en respuesta y miró hacia arriba.
—Yo esperaba a que vinieras a buscarme.
—¿Por qué harías eso?— Preguntó Freen, dando pasos hacia la cama.
—Porque, no lo sé. Creo que estoy mucho más cómoda contigo que cuando estoy con él.
—¿Quieres decir que te sientes más atraída por mí que por él?
—No, quiero decir que ella señaló el hecho de que yo debería empezar a hacer abdominales para deshacerme de mi barriga y a ti... no te importa. Creo. — Becky contestó, sin atreverse a mirar los ojos de Freen.
—¿Él señaló tu barriga?— Preguntó Sarocha, con una sensación de calor, una repentina ola de ira sobre ella.
Becky asintió de nuevo y Freen puso una rodilla entre sus muslos, empujando a Becky.
—¿Me puedes umh-besar. Por favor.
Becky prácticamente rogó y Freen rozó sus labios contra los de Becky, sin besarla.
—¿Por qué iba yo a besarte cuando tú besaste a Anurak hace solo unos minutos?— Se burló de las palabras de Becky de hace dos semanas.
—Porque quiero que lo hagas. — La castaña exigió con impaciencia, agarrando su cuello, para besarla. —¡No-no me marques donde ella puede ver!. — Becky gimió cuando Freen puso sus labios en su cuello.
—¿Dónde no puede ver eh?— Freen sonrió y ordenó a Becky a subirse más a la cama, hasta que la parte posterior de su cabeza golpeara la almohada.
Becky lo hizo, y el bulto de Freen cada vez crecía más y más. La pelinegra lleno el vientre y la piel debajo de su bikini con besos mariposa, antes de bajarle completamente la prenda.
—Mira lo rápido que respondes a mí. —Dijo y Becky cerró los ojos, apoyando su cabeza contra la almohada.
Freen bajó sus labios al clítoris de Becky y comenzó a dejar besos lentos que desesperaron a la menor hasta el punto de tener que empujar sus caderas.
Los labios de Freen comenzaron a realizar pequeñas succiones, después siguió bajando hasta la parte superior del muslo, mordiendo y lamiendo hasta dejar una gran marca roja.
—Freen— Becky se quejó cuando la mayor detuvo sus movimientos completamente para contemplar algo.
—¿Así que lo quieres hacer?— Freen cuestionó, lamiéndose los labios mientras observaba los labios mayores húmedos de Becky.
—Yo no... él quiere, no yo.
—Mmm... ¿Qué tal si lo hago yo?
—¿Qué?— Becky ahora estaba mirando hacia abajo; con los ojos abiertos y las mejillas sonrojadas.
—¿No quieres mis dedos dentro de ti?
Becky tragó saliva y asintió con la cabeza, con los ojos cerrados una vez más.
—Chupa. —Freen ordenó y empujó sus dedos dentro de la boca de Becky. Ella empezó a chupar dos de los dedos de Sarocha, pero luego Freen cambió de opinión.
—¿Qué estás haciendo?— Becky preguntó cuándo vio a Freen levantándose de la cama.
—Voy a estar de vuelta de inmediato.
—¿Qué? ¿Estás loca?
—Sólo voy a conseguir un poco de lubricante. No te muevas.
—¿Qué pasa si alguien viene?
Pero Freen ya estaba fuera de la puerta, literalmente corriendo por dos tramos de las escaleras. Cuando estaba en su camino de vuelta, vio a Anurak pensando en subir las escaleras. Entró en pánico por lo que lo agarró del brazo.
—Hola. — dijo lanzándole una encantadora sonrisa.
—Hola. —respondió acomodando su cabello.
—Um, ¿qué estás haciendo?
—Estoy a punto de subir a ver a Becky— Respondió confundido porque estaba preguntándole donde iba.
—Uh, creo que fue al lago para conseguir un poco de aire fresco.
—Oh. — Los ojos de Anurak se desviaron hacia la mochila en la mano de Freen y ella frunció el ceño. —Bueno. Iré a buscarla luego.
Y con eso, se dio la vuelta, alejándose. Freen suspiró antes de empezar a subir las escaleras, dos escalones a la vez.
Encontró a Becky en la misma posición, recostada en la cama con sus piernas abiertas y los ojos cerrados. Freen se mordió el labio, porque Dios, Becky era hermosa.
Becky abrió los ojos, con una mirada de pánico en su cara cuando escuchó pasos, pero luego se relajó visiblemente cuando vio que se trataba de Sarocha. Ella cerró la puerta y se acercó a la cama, de rodillas una vez más entre las piernas abiertas de Becky.
—¿Dolerá?
—Tú me dices, ¿bien?
Becky asintió y Freen no podía creer que realmente estaba siendo amable con ella, lo haría lo mejor posible para que Rebecca lo disfrutara.
Se inclinó para besar a Becky, antes de que se apoyara en su costado, la mano corriendo por el pecho de Rebecca hasta que alcanzó su clítoris una vez más, siguió bajando un poco su mano antes de tocar sus labios internos con el dedo medio.
Becky gimió y enterró su nariz en el cuello de Freen, las dos manos descansando sobre su vientre. Freen se aseguró de lubricar su dedo medio, antes de que lentamente se deslizara dentro de Becky.
—Ah.
Becky gimió cuando Freen metió finalmente todos sus falanges en su vagina. Estaba apoyada en el codo izquierdo, de vez en cuando mirando la cara de Becky para ver cómo estaba tomando esto. Finalmente, comenzó a mover lentamente su dedo, metiéndolo en el interior de Becky en busca de su punto G.
—¿Se siente bien?— Preguntó y Becky asintió, instándola a continuar con una voz rota.
Comenzó a mover su dedo dentro y fuera a un ritmo más rápido y cuando las caderas de Rebecca chocaron las sábanas supo que había encontrado ese punto.
—¿Qu-qué fue eso?— Preguntó Becky sin aliento, con los ojos vidriosos.
—Ese es el punto G.
—Haz eso de nuevo, por favor. —Ella le rogó y Freen metió el dedo nuevamente.
—De nuevo- de nuevo por favor. Por favor, estoy tan cerca por favor.
—Shh está bien, bebé.
Dijo Freen, moviendo su dedo en movimientos rápidos que enviaron a Becky al paraíso, la menor terminó empujando sus caderas en la mano de la pelinegra, rogando por tanta fricción como fuera posible.
—¿Vas a llegar? Sé una buena chica y córrete para mí ¿eh?— Preguntó Freen, rozando con los labios el lóbulo de Becky mientras hablaba.
—Sí. — Becky respondió con entusiasmo, con una mano bajando hacía su clítoris, pero Freen le dio una palmada.
—Quiero que te vengas sin tocarte.
—¿Es eso posible?
—Ya lo verás.
Cogió su ritmo, ahora con dos dedos dentro de ella. Becky se corrió con un gemido agudo que fue directo a la polla de Freen. Estaba tan dolorosamente dura en sus pantalones pero quería cuidar de Becky primero.
Esperó a Becky descender de su alta excitación con respiraciones temblorosas, hasta que se calmó.
—¿Fue bueno?— Preguntó Freen, sacando sus dedos.
—Realmente bueno— Becky sonrió contra los labios de Sarocha.
Freen se levantó de la cama y fue al cuarto de baño para conseguir papel higiénico y limpiar a Becky. Ella dejó escapar un grito de asombro sorprendida cuando Becky se levantó de la cama y se dejó caer de rodillas delante de ella.
—Quiero que te corras también.
—Joder, está bien.
Becky le desabrochó el pantalón y los bajó con impaciencia hasta sus tobillos, junto con sus calzoncillos. Freen sabía que no duraría mucho tiempo, tan pronto como los labios de Becky presionaron la punta de su polla.
Ella enredó sus dedos en el cabello suave de Becky.
—Eres tan buena bebé, muy buena. — Freen alabó y las pestañas de la menor revolotearon por el cumplido.
—Me voy a venir en tu garganta si no...
Freen empezó pero Becky tocó su punto sensible y la envió directamente al borde. Derramó todo lo que tenía en la boca de Becky, esperando unos segundos antes de que se retirara y ayudara a la castaña a ponerse de pie.
—Voy a- voy a tomar una ducha. —Becky dijo justo cuando la manija de la puerta tintineó, lo que significaba que alguien quería entrar.
—¿Becky?— La voz de Anurak llegó desde el otro lado.
El corazón de Becky latió y miró a Freen, entrando en pánico.
—Debajo de la cama. — Ella murmuró hacia Freen, quien inmediatamente hizo lo que sugirió.
Becky cogió una toalla del cuarto de baño y la envolvió alrededor de su cintura antes de que se acercara a la puerta.
—¿Hola?— Dijo después de que la abrió.
—Freen dijo que saliste al lago. No te había visto .
—Ah, sí... eh, yo quería un poco de aire fresco, porque me siento un poco enferma. Estaba a punto de tomar una ducha y meterme en la cama.
Por favor no digas que te quedarás conmigo por favor, no digas que te quedarás conmigo, pensó.
—¿Así que eso significa que no bajarás más? Todavía ni siquiera es medianoche.
—Si, umh. No lo creo. Si encuentras a Freen dile que feliz cumpleaños.
—Lo haré. ¿No te importa que yo siga en la fiesta ¿verdad?— Becky negó con la cabeza, un poco ansiosa.
—Está bien, entonces. Nos vemos. —Él dijo y le dio un beso en sus labios.
Becky se aseguró de que estaba fuera de vista antes de cerrar con llave la puerta de nuevo.
—Eso estuvo cerca. —Freen respiró cuando salió de debajo de la cama.
Becky asintió y se dirigió al cuarto de baño, cerrando la puerta detrás de ella.
Freen suspiró y se sentó a los pies de la cama, sin hacer nada más que rascarse sobre sus pulseras. Sus cicatrices estaban empezando a picar porque no las había abierto en tres días. Becky salió del baño quince minutos más tarde solo con la bata, para encontrar a Freen acostada boca abajo en la cama, desplazándose a través de su iPhone.
—Así que no te costó aprender?— Preguntó, subiendo a la cama por la cabeza de Freen.
—Sí, no es tan difícil.
Miró a Freen mientras esta le enviaba un mensaje a Billy, diciéndole que no bajaría más.
—¿No volverás a bajar?— Preguntó Rebecca y Freen negó con la cabeza.
—No tengo humor para bajar.
Becky vio el reloj en el teléfono de Freen y era oficialmente el cumpleaños de la pelinegra.
—Feliz cumpleaños. —Dijo y Freen sonrió, sin decir nada.
Becky se sentía triste ya que Freen no creía que su cumpleaños fuera algo grande. Becky siempre estaba emocionada antes, durante y después de su cumpleaños, porque significaba que habría regalos y la gente hacía todo lo que ella quería, lo que hacía que se sintiera importante.
Pero entonces se sintió aún más triste porque tal vez nadie había hecho eso por Freen. Tal vez Freen no creía que su cumpleaños era importante porque nadie jamás hizo nada para que ella lo sintiera así. Ese pensamiento hizo a Becky querer darle a Freen todo lo que tenía, verla feliz por una vez.
—Me estás mirando. — Dijo Freen y se metió en la cama a descansar contra una de las grandes almohadas.
—¿Puedo ver algo?— Preguntó Becky, su corazón latiendo en su garganta.
—¿Qué cosa?
Becky exhaló y se arrastró hacia Freen, por lo que puso cada rodilla en los extremos de la mayor. Agarró el brazo izquierdo de Freen y le quitó una de las pulseras.
Freen sacó su brazo rápidamente.
—¿Qué demonios estás haciendo?
—¡Sólo déjame ver algo!
—Para.
—¡No, no pararé!
Exclamó Becky y sostuvo el brazo de Freen en su lugar mientras sacaba las pulseras, una por una, antes de girarla para revelar las líneas de color carmesí que cubrían unas pocas pulgadas de su muñeca hacia abajo.
Freen no sabía qué decir; no podía decir nada. Era la primera vez que alguien había visto sus cortes, o parecía interesada en ellos. Becky sintió a Freen mirándola mientras miraba su muñeca. Pasó el pulgar por encima de las líneas, curiosidad por saber cómo se sentían. Eran suaves y al mismo tiempo ásperas.
—¿Por qué?— Fue todo lo que podía preguntar al mirar a Freen, que todavía no estaba diciendo nada.
Siguió corriendo círculos sobre la piel sensible, con ganas de entender, teniéndole temor a la explicación.
—Porque tengo veinte años.
—¿Qué hay de malo en eso?
—Tengo veinte, Becky. Tengo veinte años y todavía estoy atrapada en el último año de escuela. Se supone que debería estar en la Universidad y estoy en la escuela, en su defecto, repitiendo un año.
—¿Y?
—Estoy jodida Becky. Mi padre está en la cárcel por mi culpa y a mi madre no le importa nada.
—¿Tu papá está en la cárcel— preguntó Becky. —Yo pensé...
—No importa. —Murmuró Freen y empujó a Becky fuera de ella para que pudiera sentarse.
—¿Por qué haces esto? Comienzas a abrirte y luego te cierras.
—Porque no quiero, no quiero que me recuerdes lo perfecta que es tu vida y la vida de mierda que tengo yo. Ya lo sé.
—Yo nunca...
—¡Tú si-siempre lo haces!. Me recuerdas que soy pobre y sin esperanza y que soy una adicta a las drogas y todo eso.
—Freen-
Becky comenzó, pero las palabras se quedaron atascadas en la garganta y se sintió tan mal que ni siquiera sabía qué hacer ni qué decir. Quería que Freen le dijera todo de nuevo y al mismo tiempo quería protegerla y asegurase de que la mayor estuviera bien siempre.
—Está bien. Estoy bien.
—¿A dónde vas?— Preguntó cuándo Freen se levantó de la cama. Se detuvo junto a la puerta, donde había dejado caer su mochila y sacó algo. Becky reconoció de inmediato la sustancia blanca en el pequeño paquete. —No hagas esto. — Dijo Becky pero Freen se recostó en la cama y sacó la Biblia de la mesilla de noche.
¿Literalmente va a hacer las líneas en frente de la Biblia?
—Freen, para. — Becky intentó de nuevo, arrastrándose hacia la pelinegra, que ahora se estaba agachando.
Tiró la cocaína lejos de Freen, quien la miró sin expresión en el rostro.
—Eres adicta a las drogas, no es saludable.
Freen siguió mirándola mientras distraídamente pasaba sus uñas sobre su muñeca.
—Todos somos adictos a algo que quita el dolor.
—Y con eso quieres decir que eres adicta a algo que te mata.
—Exactamente.
—Yo no voy a dejar que hagas esto.
Freen resopló y Becky se sentía enojada y al mismo tiempo triste de que Freen no pudiera creer y ver que en realidad le importaba.
—¿Qué estás haciendo?— Preguntó Freen cuando Becky se acercó al baño y arrojó la sustancia por el inodoro. —¡¿Estás jodidamente loca?! ¡Eso cuesta dinero!
—¡Te voy a dar diez veces lo que vale eso! ¡Sólo detente!— Exclamó Becky.
—Me estás haciendo enojar. — Freen advirtió y Becky ni siquiera se inmutó.
—Me voy a la cama. Puedes unirte a mí, si quieres. —Becky respondió y salió del cuarto de baño.
Se metió en la cama y subió el edredón hasta su cuello. Quería que Freen se reuniera con ella, para que pudiera hacerle cucharita y sentirla cerca, que se sintiera segura.
Freen suspiró y fue a sentarse en la cama. Becky cerró los ojos porque estaba realmente cansada de toda la planificación de la fiesta y lo que había pasado con Freen.
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Cuando se despertó aún estaba oscuro pero la música se había calmado y todo estaba en silencio. Había alguien en la cama, reconoció a Anurak por los ronquidos. Se preguntó dónde se había ido Freen, ¿por qué no estaba en la cama con ella?
Consultó el reloj en su teléfono. Eran las cuatro y media y realmente quería volver a dormir, pero el hecho de que Freen no estuviera allí la hizo preocuparse. Así que decidió salir de la cama y vestirse con sus pantalones y su blusa.
Bajó para ver que todo el mundo estaba durmiendo en diferentes lugares con diferentes personas. Billy y Babe estaban en el sofá, Tom y Victoria cerca de la televisión, pero no pudo encontrar a Charlotte y Engfa.
Apagó las luces tenues antes de que saliera de la sala de estar. Estaba en la cocina, limpiando una cerveza derramada cuando vio una silueta junto al lago, sentada. Debía de ser Freen.
Así que después de dejar el mostrador limpio y lavarse las manos, se dirigió hacia la puerta principal, dispuesta a tener una conversación con Freen, quién estaba mucho más rota de lo que Becky había pensado.
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