➥12
—Entonces, ¿qué hiciste para Año Nuevo?
Becky miró a Anurak, su corazón latió más rápido de repente. Era el primer día de regreso en la escuela y estaban en la cafetería para el almuerzo.
—Uh... Había pensado ir donde Engfa, pero fue cancelado a último minuto.
—Oh. ¿Y qué hiciste?— Dijo. Miró a alguien detrás de Becky de repente y le preguntó en voz alta.
—¿Por qué no me invitaste a tu fiesta Engfa, para año nuevo?
Becky tomó aire y miró a Engfa mientras se sentaba en la mesa con Babe.
—Uh...
Engfa tartamudeó, lanzando una mirada confusa en dirección a Becky.
—No me invitaste tampoco— Babe intervino para ayudar, entonces se volvió hacia Anurak. —Fue una noche de chicas.
—¡Sí! Sí... eso es lo que hicimos.
Dijo Engfa y Becky le lanzó una mirada agradecida. Engfa asintió y sonrió, cogiendo el tenedor para que pudiera empezar a comer.
Anurak pareció creer la mentira porque abandonó el tema y empezó a hablar de la víspera de su Año Nuevo. Y era raro, porque Becky apenas podía soportar el sonido de su voz, por alguna razón, a pesar de que ella era la mala de la película.
Becky realmente no tolera el engaño... pero Freen era Freen y era mucho más interesante que Anurak. Si dependiera de ella, rompería con su novio, pero sabía que sus padres la matarían. Ellos ya habían planeado su futuro; iba a ir a Oxford y se mudaría con Anurak y una vez que se graduara, tomaría los negocios de su padre, se casaría y formaría una familia con él.
Esa solía ser la idea, pero recientemente todo lo que había estado deseando era romper con Anurak. Se preguntó si alguna vez iba a encontrar a alguien de su gusto, Freen estaba fuera de esa posibilidad porque ella era pobre y era una mujer, pero lo único que sabía era que realmente quería ser libre.
Fue entonces cuando se dio cuenta que, por primera vez en su vida, estaba celosa de Freen. Ella como hija mayor podía hacer lo que quisiera, era despreocupada y sabía cómo divertirse. Becky la odiaba un poco por eso.
—Entonces, ¿cómo fue el día con Charlotte?— Becky preguntó una vez la hora del almuerzo había terminado y se dirigían de nuevo a su salón de clases.
Becky no había tenido la oportunidad de preguntarle al respecto porque Engfa se había ido a Barbados el sábado después de Año Nuevo.
—Fue muy agradable. —Engfa respondió y se sonrojó.
—¿Pasó algo?
—Uh... sí, en realidad.
El estómago de Becky se contrajo y trató de parecer indiferente.
—¿Qué?
—Bueno... nos fuimos a su casa y ella um...
—¿Ella qué? No es que Freen y yo no lo hayamos hecho ya... .
Becky no tenía idea de lo que estaba hablando.
—¿Freen ya te ha lamido?
Becky se detuvo en seco y miró a Engfa.
—¿Qué?
—Charlotte me... me dio un beso negro.
—¿Cómo? ¿Qué?
Becky se odiaba a sí misma por ser tan despistada acerca de todo esto.
—Es um... no puedo explicarlo ahora. Puedes googlearlo. — Engfa sugirió.
—¿Se siente bien al menos?
—Oh sí.
El pensamiento no dejó la mente de Becky en todo el día, ni siquiera cuando llegó a casa y comenzó a trabajar en su tarea. Así que una hora después, cerró su libreta y abrió su MacBook.
Ella estaba haciendo esto. Estaba averiguando. Con el portátil encendido, Becky se levantó de la mesa y fue a bloquear la puerta; por si acaso.
Volvió a sentarse en el escritorio y en cuanto el escritorio estuvo iluminado, hizo clic en el icono de Safari. Escribió 'beso negro' e hizo clic en el primer enlace, que era un vínculo de 'Urban Dictionary'.
Beso negro : El acto de usar la lengua en el borde anal de otra persona con el fin de obtener y/o dar placer sexual.
Sus ojos se abrieron y tuvo asco por un segundo, antes de que decidiera volver y hacer clic en la pestaña 'vídeos'. Había unos cuantos links de 'tube red' y quedo sin aliento al ver los vídeos que aparecieron en miniatura. Hizo clic en el primero y se puso sus audífonos. El vídeo empezó con una mujer de rodillas en un sofá, desnuda con su culo en el aire.
Rebecca se mordió el labio e ignoró la humedad en sus pantalones, sin dejar de ver el vídeo. Había otro tipo de rodillas detrás de ella y está bien, literalmente le estaba lamiendo... allí.
Pero los sonidos que venían de la mujer que estaba siendo lamido indicaban el hecho de que estaba disfrutando de eso... y eso hizo que Becky se pusiera rara. Tragó saliva e hizo clic en otro vídeo, luego otro y otro, hasta que recordó que tenía que volver a su tarea.
Terminó su tarea alrededor de las seis y se quedó fuera de la ventana mirando el cielo oscuro durante unos minutos, antes de tomar una decisión crucial. Iba a mandarle un mensaje a Freen invitándola a su casa.
Becky se sorprendió al tener ese tipo confianza, pero el pensamiento de Engfa, teniendo más experiencia que ella y la forma en que esa mujer parecía disfrutar de eso la ayudó a convencerse. Y sabía que en el peor de los casos si Freen llegaba lo único que se hería sería su ego, pero eso era todo.
Tomó unas cuantas respiraciones profundas antes de que abriera su teléfono en la aplicación de WhatsApp.
Los padres de Becky estarían en casa alrededor de las ocho, justo a tiempo para la cena y sus hermanos estaban en sus habitaciones, completamente ajenos a todo lo que pasaba en el piso de arriba. Sabía que si cualquiera de las criadas veía a Freen, no dirían nada porque les pagaría para que se callaran...
Así que sí, estaba haciendo esto.
Becky: ¿puedes venir?
Mientras esperaba la respuesta de Freen (quién no había estado en línea desde las 15:00), buscó en Google cómo tenía que prepararse. Era una estupidez, lo sabía, pero era perfeccionista.
Al final resultó que, no era nada del otro mundo, sólo tenía que ducharse para asegurarse de que estuviera completamente limpia y eso fue todo.
Su teléfono sonó y casi se cae de la silla al abrir la aplicación.
Freen: ¿por qué? ¿me echas de menos? ;)
Becky: no
Becky: ¿vas a venir?
Freen: no sé
Becky: mis padres no están en casa.
Freen: estaré allí en 15
Freen: ¿cómo debo entrar?
Becky: por la puerta trasera
Freen: Me gusta el sonido de eso ;))
Becky: cállate
Freen se desconectó y Becky decidió tomar una ducha y calmar sus nervios. Salió de la ducha, teniendo dudas acerca de su decisión, pero recordó que Freen no sabía muy bien por qué iba a venir.
Negó con la cabeza intentando alejar sus pensamientos y su teléfono sonó en la mesa. Era Freen enviándole un texto para hacerle saber que estaba en su jardín.
Becky: entra
Freen: no sé, amor
Becky salió de su habitación para satisfacer a Freen a medio camino de las escaleras.
—¿Cómo es que nadie me ve cuando me meto por atrás?
—La casa es muy grande y todo el mundo por lo general permanece aislado en su propia habitación, así que es probable que nunca te topes con nadie.
—Entonces, ¿cómo es que tú me llamaste?— Freen preguntó una vez que cerró la puerta de la habitación tras de sí.
—Uh... me aburría... y umh.
—¿Así que se supone que debo entretenerte o qué? ¿Soy un bufón para ti princesa?
—Cállate.
—Hey, si eres grosera me iré. —Freen advirtió, pero se quitó el gorro y lo dejó caer sobre la mesa de noche.
—Uh-Necesito que...
Becky comenzó, volviendo la cabeza para mirar su ordenador portátil cerrado. Se preguntó si debía mostrarle a Freen lo que descubrió y obtener su opinión sobre ese tipo de cosas.
Pero Freen envolvió una mano alrededor de su cuello, volviendo su cara, la interrumpió.
—Así que los chupones se han desvanecido.
—Bueno, ha pasado una semana. —Dijo Becky sarcásticamente.
Empujó a Becky a la pared, pero se detuvo cuando el portátil de Rebecca se iluminó, revelando lo que estaba viendo en Internet.
Cuando Becky le había pedido que viniera, Freen estaba por tener sexo con una chica de su clase de educación física. Leyó el mensaje tan pronto como había terminado y, por supuesto, estuvo de acuerdo en ir con Becky. Iría con la castaña a cualquier lugar, porque ella era inocente y pura; y Freen absolutamente amaba enseñarle cosas sucias y ver cómo Becky reaccionaba a todo.
Ella se alejó sonriendo.
—¿Qué es eso?
—Que-Oh! ¡Oh!— Becky se quedó sin aliento, se puso roja y cerró la ventana.
—No se suponía que um- vieras eso.
—Estabas mirando porno, todo el mundo lo hace. —Dijo Freen y se sentó en la silla junto a la mesa, abriendo Safari.
—Estabas viendo porno gay.
—Yo uh-tengo un problema.
Becky admitió y fue entonces cuando Freen realmente miró los pantalones de Becky.
—Tienes un gran problema.
La menor se sonrojó y trató de apretar las piernas para no revelar su humedad.
—Ven aquí. —Dijo Freen y Becky se acercó a ella.
Freen se deshizo de su playera antes de hacer lo mismo con la blusa de Becky, luego jaló a Becky para que quedara sobre su regazo a horcajadas sobre ella en la silla.
Enredó sus dedos en el cabello de Becky, tirando de su cabeza hacia atrás antes de inclinarse a chupar su cuello. Comenzó a trabajar en el cuello de Becky una vez más, su polla palpitaba cada vez que Rebecca dejaba escapar un suave gemido.
Freen se alejó con un sonido resbaladizo y miró su obra. El cuello de Becky se estaba volviendo morado y tenía marcas más pequeñas también. Rebecca de repente se apartó y miró el pecho de Freen.
—¿Qué es eso?— Preguntó Becky, presionando su dedo índice contra el chupetón formándose en su cuello en la parte derecha.
—Sabes lo que es.
—Pero no fui yo.
—¿Y?
—¿De quién es?
—Una chica de mi escuela.
—¿Fue buena?
—Sí. Pero no como ahora; yo soy tu servicio de llamadas
—Quiero que me des un beso negro.
La voz de Freen quedó atrapada en su garganta y se quedó mirando la cara seria de Becky.
—¿Espera ha-hablas en serio?
—Sí. Quiero que me hagas uno.
—¿Darte un trabajo por atrás quieres decir?
—Si, eso.
—¿Qu-qué? ¿Estás segura?
—Quiero eso. ¡Quiero que me des un maldito trabajo por atrás! ¡Charlotte le dio a Engfa uno!
—Así que de eso es lo que trata todo esto. Lo que Engfa hace ¿tú también debes hacerlo?
—Sí.
—¿No crees que eso es un poco patético? ¿La necesidad de ser siempre la mejor en todo?
—¿No quieres hacer esto? Yo pensé-
—Shh. está bien. Me encantaría. —Freen sonrió y se inclinó de nuevo, capturando el labio inferior de Becky entre los suyos.
—Pero... no te rías de mí ¿de acuerdo?
—¿Por qué me reiría? Yo soy la que hace todo, tu solo te sientas y disfrutas .
—Si... bien. Está bien. — Dijo Becky y agarró la cabeza de Freen entre sus manos, profundizando el beso.
Las manos de la pelinegra bajaron a su culo y la levantó de la silla, tirándola a la cama con ella.
—Las manos y las rodillas en la cama, saca tu ropa interior.
Becky asintió y se inclinó, lo que causó que Freen se mordiera el labio y su bulto se hiciera más notorio.
La forma en la que Becky era tan sumisa calentaba a Freen aún más. Porque a pesar de que la menor parecía muy dominante y siempre segura de sí mismo con todo el mundo en público, era extremadamente insegura y obediente en privado. Esa era la verdadera Becky Armstrong, sonrojándose cuando se exponía a Freen y pidiéndole que no se burlara de ella.
Becky estaba como Freen se lo había pedido; sobre sus manos y rodillas, espalda arqueada, revelando su agujero bastante rosado.
—Eres tan bonita. — Freen murmuró y se quitó sus propios pantalones antes de que se arrodillara en la cama detrás de Becky.
Se pasó las manos por atrás y luego las llevó de vuelta al culo de Becky, extendiendo sus glúteos y mordiéndose el labio debido a la vista. Freen sabía que la menor estaba sonrojada y la idea la hizo sonreír. Le encantaba el efecto que tenía sobre Becky.
Luego se inclinó y lamió una larga franja a lo largo de su agujero. Becky gimió y Freen repitió la acción tres veces más.
—Freen. — Becky gimió y Freen la hizo callar presionando un beso al anillo apretado del músculo.
Los brazos de Becky tiritaban y su espalda estaba arqueada, sus manos agarrando las sábanas y la mejilla enterrada en el edredón.
—Te ves tan buena así, toda desalineada y con ganas de mí.
Freen habló y lamió su borde con la lengua en círculos rápidos, lo que tenía a Becky retorciéndose. Siguió lamiendo y dando vueltas con la lengua, porque Becky era tan increíblemente sensible a todo.
Freen pudo ver lo mojada que estaba Becky y se preguntó si debería o no tocarla, pero decidió no hacerlo, quería hacerla esperar.
—¿Te gusta esto hm?— Preguntó Freen y Becky asintió con la cabeza, los ojos cerrados.
La lengua de Freen salió corriendo de nuevo y empujó contra el agujero de Becky, deslizándose sólo un poco. Becky gimió mientras Freen empujó aún más profundo y comenzó a mover su lengua en círculos.
—No. —Freen protestó cuando la mano de Becky bajó en dirección a su clítoris. Ella golpeó la mano. —Vas a venirte sin tocarte.
—Yo- no- no puedo. —Dijo Becky y Freen agarró más fuerte sus glúteos, trabajando su lengua aún más rápido. —Saro-Freen.
La polla de la pelinegra se retorció de nuevo en el sonido de la voz necesitada de Becky. Movió la cabeza hacia abajo para chupar un poco a Becky y la menor dejó escapar un pequeño gemido, empujando hacia atrás contra la boca de Freen.
—Freen, por favor.
—Por favor, ¿qué?— Preguntó Freen alejándose.
—Déjame tocarme. Por Favor.
—¿Quieres que te toquen hm?
Becky asintió y gimió en el edredón, agarrando las sábanas hasta que sus nudillos se pusieron blancos, literalmente.
Freen sonrió y su mano derecha salió disparada para comenzar a masturbar a Becky. La menor se vino dos segundos después de que Freen le tocó todo con la mano.
Tuvo tiempo de sacar su mano antes de que la castaña se derrumbara en la cama, respirando con dificultad.
—Date la vuelta y chúpame. — Freen ordenó y se levantó para limpiarse la mano con un pañuelo de la mesita de noche.
Becky rodó sobre su espalda y arrastró los pies hasta el borde de la cama para tomar la polla de Freen en su boca.
—Joder, te ves tan buena así.
Freen gimió al ver a Becky. Estaba tumbada sobre su espalda, la cabeza colgando sobre el borde mientras chupaba. Freen llegó justo en su garganta con un gemido un minuto después y Becky casi se ahogó, pero se las arregló para tragar todo.
Ella le dio una palmadita en el trasero a Becky después de eso, ayudándola a sentarse.
—Me siento tan sucia. — Becky dijo mientras se ponía su ropa de nuevo.
—Lo eres... ¿cuál es esa canción? Hermosa, sucia y rica de Lady Gaga.
Becky se sonrojó por Freen llamándola hermosa y la pelinegra asintió con la cabeza, haciéndole saber que estaría en la ducha.
Cuando se cambiaron, Becky se tomó un tiempo para mirarse en el espejo. Sus pechos estaban enrojecidos y tenía gotas de sudor en la frente. Tomó una ducha y se puso ropa limpia, antes de que se asegurara de limpiar sus propios fluidos del edredón.
Ni siquiera tuvo la oportunidad de hablar con Freen, porque sus padres la llamaron para cenar. No entró en pánico como hace unas semanas atrás.
—Um... Creo que voy a ir a cenar. ¿Quieres un poco? Puedo traerte algo.
—Claro.
—Está bien entonces-
—Espera.
—¿Qué?
—Tienes un chupetón gigante en tu cuello, ¿no crees que sería mejor si lo cubrieras con algo?
—Oh, mierda. —Dijo Becky y Freen sonrió a su vocabulario.
Becky eligió un suéter de cuello alto de Prada antes de salir de la habitación.
—¿Tienes frío?— Su madre le preguntó tan pronto como se sentó en la mesa y dijeron la oración.
—Sí, un poco.
—Esmeralda, enciende la calefacción de arriba.
La mujer de mediana edad asintió e inmediatamente salió del comedor.
—¿Así que, algo nuevo que contar de la escuela?— Su padre abrió el tema y Becky quería rodar sus ojos. ¿Por qué no podían hablar de otra cosa que no fuera la escuela y dinero?
—Um... bueno la fiesta de graduación será el 29 de mayo y se hará un viaje a Londres en abril.
—¿Un viaje a Londres?
—Sí. El comité está planeando un viaje de dos días de viernes a domingo con medio centenar de personas de nuestro año.
—Oh. Eso suena muy bien— Su padre dijo y luego su hermana empezó a hablar de su próximo examen.
—¿Puedo umh-comerme el pudín arriba? Realmente tengo que... hacer mi lectura antes de tomar un baño.
—No dejes un lío. Su madre respondió, y Becky les agradeció la cena, antes de que, básicamente, se lanzara escaleras arriba.
Freen todavía estaba allí, sentada en la cama con su teléfono.
—Te traje pudín. —Becky dijo y Freen aceptó cuando Rebecca cerró la puerta.
—Me siento como uno de esos presos que reciben alimentos.
Becky negó con la cabeza y se acercó a su mesa, abriendo un cajón y sacando una caja.
—¿Qué es eso?
—Un, un teléfono nuevo.
—No soy un caso de caridad.
—Lo sé, pero cumplo mis promesas. Así que... aquí tienes .
—¿Bien, pero no me saques esto en cara, sí? No alardees de ello.
—Muy bien, Jesús. —Becky rodó los ojos y vio a Freen cambiar su tarjeta de un teléfono a otro.
Lo ayudó a hacer un ID de Apple, pero se dio cuenta de que Freen no necesitaba mucha ayuda porque sabía su camino con la tecnología.
—No soy idiota.
—¿No lo eres?— Bromeó Becky y Freen resopló con fastidio, doblándose en la cama antes de besarla.
Becky la empujó sobre su espalda y se sentó a horcajadas, lo que tomó a Freen por sorpresa. Le gustaba cuando Becky tomaba el control.
—No quiero besarte.
—¿Por qué no?
—Porque besaste a esa chica de tu escuela sólo unas horas antes. Es desagradable.
—¿En serio?— Freen hizo una mueca triste.
—Sí, en serio.
—Bien. No voy a besar más a las chicas.
—¡Y los chicos, también! No quiero coger algún tipo de enfermedad de transmisión sexual. —Dijo Becky y Freen rodó los ojos.
—No puedes coger una enfermedad a menos que ponga mi polla en tu culo.
—Herpes entonces.
—Si no puedo besar a nadie más, entonces tu tampoco puedes. — Dijo Freen.
—Yo tengo que besar a Anurak de vez en cuando. Pero-
—Mira, no estamos en una relación ¿correcto?
—No. Pero me sigue gustando asegurarme que no voy a morir de Dios sabe qué.
—Eres una idiota.
—Está bien, entonces. No besar a otras personas.
—¿Por qué no?
—Freen.
Becky sabía que estaba siendo realmente estúpida, porque ¿por qué Freen, de todas las personas, renunciaría a otra gente de mierda por ella?
—Bien. Sin besos. — Freen suspiró. —Pero tienes que dejarme dormir en esta cama esta noche.
—Tengo escuela mañana. Y tú también, de hecho.
Freen se encogió de hombros.
—Puedo estar fuera de aquí tan pronto como tu despiertes.
—Eso es a las 7 a.m... ¿Puedes levantarte tan temprano?
—No me hagas enojar.
—¿O?— Becky sonrió y Freen la miró por un segundo, antes de trasladarse a empujar a Becky por la espalda de nuevo.
—Espera.
—¿Qué?— Preguntó Freen molesto.
—Quiero umh...— Becky comenzó pero se detuvo porque se estaba poniendo roja.
—¿Quieres qué?
—¿Puedo quitarte tu playera?
—No sé, ¿puedes?
—No seas tonta.
Freen dejó a Becky quitarle su prenda y sonrió cuando los labios de la castaña comenzaron a chupar debajo de su pecho derecho, justo sobre los chupones que esa chica le había dado.
—¿Qué estás haciendo?
—Nada.
Becky murmuró y separó su boca para que pudiera mirar a Freen. Se pasó una mano por el hematoma y pensó que tal vez los chupones podrían ser algo que le gustara.
—¿Puedes quitarte ese cuello tan alto, parece un poco ridículo.
—Es Prada, esa es la moda.
—Oh, Dios mío. —Freen se rio y Becky se puso de pie.
—Si estás pensando en dormir esta noche aquí, sólo quiero hacerte saber que a las diez tengo que estar en la cama.
—¿Las luces se apagan a las diez? ¿La bebé tiene que dormirse temprano?— Freen se burló en voz de bebé y Becky empujó sus hombros para hacerla caer de espaldas.
—No hay necesidad de ser una princesa violenta.
—Deja de llamarme así, es molesto. Y ahora por favor no me molestes, tengo algo de trabajo que terminar.
—¿Cuánta tarea de mierda te asignan en esa escuela?
Becky no le hizo caso y Freen en realidad se hizo la ocupada con su teléfono.
Eran las nueve y media, Becky cerró su libreta y se puso de pie, con grietas en su cuello. Freen estaba apoyada contra la cabecera y todavía estaba absorto en su teléfono cuando Becky fue a lavarse los dientes y ponerse el pijama.
—No sabía que llevabas gafas
Freen dijo mientras se apoyaba en el marco de la puerta. Se sobresaltó Becky, que estaba en medio de sacar sus lentes de contacto.
—No uso. Me pongo lentes de contacto.
—Entonces, ¿qué es eso?— Freen insistió y señaló el par de gafas en el armario abierto. Becky cerró y terminó de sacar los lentes de contacto de sus ojos.
—Póntelos
—No.
—Vamos, quiero ver cómo se ven en ti
—Se ven horribles
—Apuesto a que te ves como una de esas colegialas ricas de películas porno. — Dijo Freen, tratando de que Becky se sintiera mejor.
—No sé qué tipo de colegialas son esas, pero no.
Freen entró en el baño y se dirigió hacia el armario que había sobre el fregadero para tomar las gafas.
—Mírame
—Detente
—Mírame— Freen exigió y Becky lo hizo.
Freen colocó las gafas sobre su nariz y sonrió.
—No te rías—Dijo Becky.
—No me estoy riendo. —Freen trató de defenderse, pero la pequeña sonrisa en sus labios no estuvo de acuerdo. —Se ven lindos.
Becky se mordió el labio y se quitó las gafas, cuidadosamente, volviendo a ponerlas en su lugar. Ofreció a Freen uno de sus cepillos de dientes de repuesto (tenía tres nuevos en el gabinete) y volvió a su habitación para meterse en la cama.
—¿Por qué está tan caluroso aquí?— Freen se quejó tan pronto como se deslizó bajo las sábanas.
—Mi madre prendió la calefacción. Abre la ventana.
—Sus deseos son órdenes. — Dijo Freen sarcásticamente y se levantó para abrir la ventana.
—Así está mejor.
Becky se movió para enfrentarse a Freen y puso una pierna sobre el edredón, ya que todavía estaba un poco caliente.
El silencio era cómodo y podía decir que Freen no estaba tratando de dormir por la forma en que estaba mirando al techo con los ojos abiertos.
—¿Por qué no te sacas las pulseras esta noche?— Preguntó Becky, aunque sabía la respuesta.
—No me molestan.
Becky no sabía cómo acercarse a Freen y tenía miedo de ahuyentarla o asustarla, por lo que optó por permanecer en silencio durante un par de minutos más.
—¿Con cuántas personas te has acostado?
Freen se volvió a su lado para hacer frente a Becky.
—No hagas preguntas que no quieres saber las respuestas.
—Quiero saber.
—¿Por qué?
—Porque lo hago. Sólo tengo curiosidad. ¿Sabes con cuántas personas he estado yo, es justo?
Freen resopló y luego suspiró.
—Uh... Creo que unas diecisiete.
—¿Diecisiete?— Becky exclamó.
—Espera, no, veintisiete.
—Oh Dios mío.
—Lo sé, soy una puta. — Dijo Freen, pero su voz no tenía un tono humorístico.
—No... quiero decir, más o menos. Pero. ¿Eso es bueno?
—Lo es.
—¿Por qué?
Becky sabía que estaba haciendo preguntas estúpidas, pero realmente le gustaba hablar con Freen. Le gustaba oír su voz cuando no podía ver nada debido a la oscuridad de la habitación. Le gustaba el hecho de que a pesar de que era un poco ronca, era lenta. La calmaba y le ayudaba a conciliar el sueño.
Miró a Freen, esperando una respuesta.
—Ya sabes, el momento de llegar a un orgasmo es... no sé cómo explicarlo. Es tan bueno que te olvidas de todo durante un par de minutos porque todo lo que se puede sentir es pura felicidad. Se siente tan bien y es adictivo.
—¿Qué, la sensación del orgasmo?— Becky preguntó tontamente. No quería que Freen dejara de hablar.
—No, la sensación de estar sin preocupaciones.
Becky pasó la lengua por los labios y parpadeó.
—Pensé que no tenías reglas y podías hacer lo que quisieras, cuando quisieras. Eso significa ser libre de preocupaciones, ¿no?
Ella esperaba que Freen se riera de sus preguntas estúpidas, pero no lo hizo.
—Eso es descuidado. Despreocupado es cuando no tienes que preocuparte de nada.
—¿Cómo qué?
—Cuando será tu próxima comida antes de perder la vida.
—Pensé que habías dicho que no eras tan pobre.
—No me gusta que la gente se preocupe por mí.
—¿Y que está tratando de matarte?— Preguntó Becky, sintiéndose un poco preocupada acerca de Freen.
—Mi mente.
Becky frunció el ceño y contuvo la respiración por unos segundos. Freen estaba más jodida de lo que Becky había pensado.
Su primer instinto fue dejar el tema pero quería saber más. Becky quería saber lo que mantenía a Freen en la noche, lo que la asustaba y lo que la ponía triste, lo que le gustaba y no le gustaba; todo lo relacionado con ella.
—¿Por qué me miras así?— Preguntó Freen, rompiendo sus pensamientos.
—Sin razón.
—Bueno, estoy cansada, así que buenas noches.
—Buenas noches, por favor no ronques. —Dijo Becky y sacó la máscara de ojos para dormir.
—Para ser honesta, la máscara es un poco espeluznante.
—Ve a dormir Freenky.
—Si me llamas así otra vez te daré una palmada en la cara. —Dijo medio en broma.
—Buenas noches.
Becky le dio la espalda a Freen y aunque tenía la máscara para dormir, no logró conciliar el sueño hasta después de que escuchó la respiración de Freen ser más lenta.
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Despertó a Freen a las siete en punto de la mañana siguiente.
—Vete a la mierda. —Freen murmuró y golpeó la mano de Becky lejos, dándole la espalda.
—¡Levántate por el amor de Cristo!
—Después de que vayas al baño.
Freen negoció y Becky suspiró. No tenía tiempo para discutir con Freen por lo que comenzó su rutina de la mañana; se cepilló los dientes y se peinó, vestida con su uniforme escolar y su maleta.
—Freen, levántate ahora. Tengo que estar abajo en cinco.
—Ugh. —Freen gruñó y rodó fuera de la cama.
Becky esperó a que se cepillara los dientes y se vistiera.
—Tienes que irte.
—¿Se supone que voy a volar desde aquí?— Preguntó Freen cuando Becky señaló al balcón.
—Suena cliché, pero es necesario umh, trepa por el árbol que se ve por la ventana de mi cuarto de baño.
—¿Me veo como Tarzán?— Dijo Freen, pero siguió a Becky de todos modos.
Becky abrió la ventana que estaba literalmente en el techo por la chimenea y Freen negó con la cabeza.
—Voy a morir.
—No lo harás.
Becky se cruzó de brazos y Freen se inclinó para presionar un beso rápido en sus labios. Luego dio un paso en la taza del inodoro y se levantó a sí misma para salir a través de la ventana del techo.
—¿Sigues viva?
—Sí.
Después de que Becky cerró la ventana, salió al balcón para ver a Freen arrastrándose hacia el árbol que su primer jardinero había plantado la semana que se mudaron.
Freen agarró una rama y se las arregló para sostenerse con sus brazos hasta llegar a la corteza. A continuación, rápidamente se bajó de ella y saltó por encima de la valla de ladrillo y aterrizó en la calle.
Levantó la vista para darle a Becky un pulgar hacia arriba, antes de que se diera la vuelta y se alejara como si hubiese sido señalado.
Decir que Becky estaba completamente intrigada por Freen Chankimha era un eufemismo.
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