➥10
Becky estaba teniendo enormes dudas sobre la fiesta, cuatro horas antes de que todo el mundo llegara. Había estado sola en su enorme casa durante dos días y había estado planeando la fiesta desde el día anterior. Literalmente salió de compras en una tienda de abarrotes llamada 7Eleven o algo así.
Compró 200 dólares de patatas fritas, alcohol y otros aperitivos.
El salón y la cocina ahora estaban llenos de aperitivos y bebidas, al igual que había visto a Billy hacer en sus fiestas. No se preocupó por la música porque sabía que Billy traería su memoria USB etiquetada como 'música de fiesta' y la conectaría al sistema estéreo.
Becky estaba emocionada y nerviosa, dio gracias a Dios por la idea de Billy de hacer una previa antes de la fiesta, porque no hubiera sabido que hacer si sus amigos (los podía llamar oficialmente amigos) no hubieran aparecido una hora antes.
Estaba vestida con una blusa a rayas blancas y azules, nuevos pantalones azules y converse blancas.
—Bec necesitas relajarte, a la gente le va a gustar tu fiesta. — Billy le aseguró y le dio palmadas a la menor en su espalda.
—Sí, pero ¿y la basura de la casa?
—Estoy ofendido que pienses así de mis amigos.
Becky miró a Freen, que había abierto una cerveza para ella. Llevaba una camisa blanca de HYBS y jeans ajustados negros. Por no hablar de la chaqueta de jeans que siempre ataba a su cintura delgada.
—¿Quieres un poco?— Preguntó Freen cuando llegó junto a Becky, poniendo un brazo alrededor de sus hombros.
Becky se tensó y miró alrededor de la habitación, pero nadie parecía prestarle realmente atención. Billy y Babe estaban ocupados con la música; Engfa y Charlotte estaban hablando con Tom y Victoria.
—Uh... no, gracias. Mi plan es no emborracharme esta noche, además no quiero que la cerveza me haga ver un poco más gorda.
—Pero la única persona que probablemente va a verte sin camiseta esta noche voy a ser yo, y no me importa. — Freen respondió e hizo que Becky se sintiera mejor por dentro.
A pesar de que nunca lo admitiría, en realidad le gustaba la sensación de ser querida. Querida por Freen, para ser más específico.
—¿Cuándo van a estar tus padres de vuelta?
—El viernes. ¿Por qué?
—Sólo preguntaba.
—No estás pensando en quedarte más tiempo, ¿verdad?— Preguntó Becky, y en realidad quería que Freen se quedara.
—Al igual que tú no quieres eso.
Freen susurró en el oído de Becky quien se estremeció porque su aliento era caliente. Sería una noche interesante, la inglesa estaba segura de eso.
Eran las diez y media, la sala y la cocina estaban llenas de gente de la escuela de Billy y a Becky no le importaba. Le gustaba que, literalmente, nadie tuviera un problema con ella (al contrario al que solía tener con ellos) y nadie juzgara a nadie. Había chicas besándose, chicas y chicos besándose y un chico vestido con una falda y tacones. Y a nadie le importa una mierda. Becky estaba completamente abrumada.
Engfa y Charlotte estaban besándose en la esquina y Becky terminó en la cocina, sirviéndose un trago de vodka. Se preguntó si debía encontrar a Freen y tal vez... ¿tal vez podrían besarse también? ¿Qué pasa si alguien las veía? ¿Qué pasa si alguien lo publicaba?
Luego se recordó a sí misma que había literalmente dos chicos casi follando en el sofá y nadie se inmutó.
Después de que Becky bebió el shot de vodka, hizo su camino de regreso a la sala, donde estaba Freen. La encontró bailando con una chica y se sintió un poco celosa porque Sarocha tenía que ponerle atención a ella.
Así que después de tener una pequeña charla con dos sujetos, caminó entre los cuerpos sudorosos para llegar a Freen. La música era muy alta, golpeando en sus oídos y podía haber jurado que el suelo vibraba.
Cuando por fin llegó a la pelinegra, Sarocha tenía a la otra chica apretada contra su pecho y ella se frotaba el culo con la entrepierna de la mayor. Becky quería que Freen quisiera su culo y SU culo solamente.
Así que se acercó un paso más y puso una mano sobre la espalda baja de Freen, que volvió la cabeza y sonrió cuando vio a Becky. Empujó a la otra fuera de ella y envolvió su brazo derecho alrededor de la cintura de la castaña, tirando de ella contra su pecho.
—Hola. —Dijo y Becky no respondió, simplemente se dio la vuelta y se apretó contra la espalda de Freen.
—¿En qué estamos?— Freen bromeó pero agarró las caderas de Becky de todos modos. Terminaron en la misma posición que Freen estaba con la chica de antes.
Becky rodeó el cuello de Freen y la mayor enterró su nariz en su cuello, mordiendo la piel allí. Rebecca se estremeció y ni siquiera le importaba que la gente pudiera verlas. Nunca se había sentido mejor.
—¿Quién era?
—Alguien de mi clase de Inglés. ¿Por qué?— Preguntó Freen, sacando sus labios del cuello de Becky.
Becky se encogió de hombros. —Sólo preguntaba.
—¿Celos?—
—No hay manera en el infierno.
Freen rio y lamió una raya hasta el cuello de Becky, luego volvió a chupar y morder. Rebecca cerró los ojos, apoyándose en el pecho de Freen porque se sentía absolutamente increíble.
Podía sentir la erección de la mayor presionando contra su culo por lo que decidió burlarse de Freen moviendo su espalda contra ella, como lo hacía la otra pareja que estaba al lado de ellas.
Una de las manos de Freen apretó su piel y la otra llegó a enredarse en su pelo, tirando de su cabeza hacia atrás para que sus labios se pudieran tocar. Becky tenía dudas al principio porque la gente podía ver, pero se perdió en la sensación de la lengua de Freen casi frotándose contra la suya.
Su camisa estaba levantada a lo largo de su abdomen debido al ángulo pero no se molestó devolverla a su lugar. Le encantaba. Y no había nadie que le dijera que no podía hacer esto o aquello.
—Si no nos detenemos voy a terminar follándote contra la pared. —Freen habló por su boca y Becky gimió, apretando los piernas ante la idea.
Becky se alejó de Freen, empujando hacia abajo la camisa para cubrir su estómago.
—Vamos a tomar algo. —Freen sugirió a su oído mientras se apretaba contra la espalda de Becky y ponía sus manos en los costados.
Guio al Rebecca a la cocina, y la soltó para obtener la media botella de tequila vacía desde el mostrador.
—No así. — Dijo cuándo Becky cogió los vasos pequeños.
—¿De qué otra manera entonces?— La menor interrogó y salió más ágil de lo previsto.
—Me gusta esto.
Becky dejó escapar un grito agudo cuando Freen la levantó y la colocó sobre el mostrador.
—Acuéstate.
Becky siguió las instrucciones, aunque estaba un poco confundida por lo que Freen quería hacer. Intentó protestar cuando Freen levantó su camisa para revelar su estómago, pero no servía de nada.
—Quédate quieta.
Se tragó un gemido cuando la pelinegra lamió una franja hasta su cuello, y luego roció un poco de sal por encima.
—¿Qué estás tratando de hacer?— Preguntó Becky, pero Freen metió a su boca a una rodaja de limón.
—Estamos tomando tequila en cuerpo.
—La gente puede ver. —Becky protestó cuando vio a un hombre que buscaba algo mientras se servía una taza de cerveza.
—¿Y?
Becky chilló cuando Freen de repente dejó el tequila verter sobre su estómago, pero luego chupó con rapidez antes de trasladarse hasta el cuello en el que lamió la sal. Se sentía caliente por todas partes, ya que la lengua de Sarocha estaba sobre ella.
Freen chupó el limón en la boca antes de que lo escupiera y le sonrió a Becky, acariciando su panza.
—Mi turno.
Cambiaron lugares y Becky no podía evitar sentir una punzada de celos e inseguridad al ver el cuerpo perfecto de Freen. Los músculos de la pelinegra flexionados después de que rociara la sal y se pusiera el limón sobre los labios. Becky hizo exactamente lo que Freen, chupó su tonificado cuello antes de proceder a lamer la sal y obtener el tequila.
La mano de Freen se disparó a la parte posterior del cuello de la castaña y trajo su cabeza hacia abajo para unir sus labios en un beso rudo que sabía a tequila. Becky se alejó antes de que se pusiera demasiado caliente, no estaba a favor de hacer un espectáculo para todos en la cocina. Ya se había sonrojado porque mucha gente había sido testigo de lo que habían hecho y lo único que quería era volver a la sala, donde las luces estaban apagadas y nadie podía verlas.
—¿Qué está pasando?— Preguntó Freen a Charlotte, que estaba saliendo del baño en el pasillo, con Engfa a sus talones.
Becky miró a Engfa que estaba totalmente despeinada; tenía el pelo desordenado y sus labios estaban mordidos. Probablemente sabía lo que pasó en ese cuarto de baño.
Charlotte sonrió y sacó una bolsa familiar de polvo blanco de su chaqueta, agitándolo delante de la cara de Freen.
—¿Estás dentro?
Freen le disparó una mirada inquisitiva y Becky se encogió de hombros.
—No eres adicta a las drogas ¿verdad?— Becky dijo cuando cayó en el sofá entre Freen y Billy.
Freen negó con la cabeza, resoplando. Charlotte sirvió un poco de cocaína sobre la mesa y Freen comenzó a hacer las líneas con una de las tarjetas de crédito de Becky.
Diez minutos y Freen ya estaba en su segunda línea, mientras que Becky optó por mantener un ojo en ella y no inhalar ningún tipo de drogas esa noche.
El brazo izquierdo de Freen fue aplastado en el costado de Becky porque en el sofá no cabían más de cinco personas, sin embargo, eran seis. Las pulseras de Freen (las que siempre llevaba con ella) estaban cavando incómodamente en la piel de Becky.
Esperó a que Sarocha se calmara, porque empezó a divagar sobre cosas a las que Becky no les prestó atención.
—¡Dos minutos para la medianoche!— Alguien anunció y Becky sabía que todos podían salir a la calle y ver los fuegos artificiales desde allí.
Se lo sugirió a Billy y un minuto después todo el mundo estaba fuera, congelándose sus culos, esperando la cuenta que normalmente hacía Charlotte.
Freen le había dado a Becky su chaqueta de mezclilla, Becky estaba realmente agradecida por el gesto porque estaba a punto de desmayarse de hipotermia.
—¿Has tenido un beso de Año Nuevo?— Preguntó Freen.
Rebecca negó con la cabeza.
—¿No?
—No. Mi familia siempre desaparece para Año Nuevo y Anurak suele ir a Fiji o algo y tú...
Freen asintió con la cabeza.
—Charlotte.
Becky hizo una mueca y volvió la cabeza para ver que Engfa estaba hecha un ovillo bajo el brazo de Charlotte, mirando a la chica mayor, sonriendo.
—¡DIEZ! ¡NUEVE!
La gente empezó a gritar y Becky se puso un poco nerviosa porque sabía que besaría a Freen. No significaría nada ¿bien? Después de todo, el beso de Año Nuevo era una superstición, y Rebecca no era una persona supersticiosa.
—¡TRES! ¡DOS! ¡UNO!
Becky miró a Freen y se apoderó de su camiseta al llevarla a sus labios. La pelinegra no protestó, separó los labios en lugar por lo que sus lenguas se podían tocar.
Todo el mundo estaba cantando y se podían escuchar los fuegos artificiales haciendo eco a través del cielo y honestamente se sentía genial. Cuando se separaron, vio los fuegos artificiales un poco y tomó una foto de Instagram más tarde.
Cuando volvieron a entrar, todo el mundo estaba todavía de fiesta y pasando un buen rato. Becky se encontró en el sofá, sola esta vez, limpiando los últimos restos de cocaína y poniéndolos en la bolsa de plástico pequeña.
No podía creer que pasó de estar en el Times Square a limpiar la cocaína de sus amigos de la escuela pública.
—Becccaaaa.
Miró a Freen mientras se acercaba, claramente borracha y drogada.
—¿Qué?
—¿Qué estás haciendo?— Cuestionó Freen y Becky colocó la bolsa pequeña en la mesa.
—La limpieza.
La pelinegra le lanzó una sonrisa boba y Becky podía ver claramente sus ojos inyectados en sangre.
—Es necesario limpiar un poco. —Sugirió pero Freen negó con la cabeza, sentándose al lado de Becky en el sofá.
—Quiero tumbarte un poco.
Becky no tuvo tiempo de reaccionar porque Freen la estaba empujando hacia atrás contra el reposabrazos del sofá, encajándose a sí misma entre las piernas abiertas de Becky y besándola.
—Freen, la gente puede-
—Que se jodan. Te quiero ahora.
Y está bien. Esto era nuevo. A la menor nunca le habían dicho eso, pero se sentía bien y decidió no hacer caso a las miradas. Todo el mundo estaba demasiado borracho para recordar algo al otro día, o demasiado preocupado en la fiesta.
La rodilla derecha de Freen vino a descansar contra la cadera de Becky y la otra pierna se colocó en el suelo. Sus manos estaban en el reposabrazos, a cada lado de la cabeza de Becky y estaba besando todo de la menor.
La castaña agarró el cabello de Freen, haciendo que sus rostros se acercaran más y levantando las piernas para que sus rodillas estuvieran a ambos lados de las caderas de Freen. Ya podía sentir su ropa interior humedecerse debido a sus acciones y Sarocha parecía estar sintiendo el mismo nivel de excitación porque su erección era obvia contra el muslo interior de Becky.
—Te haría de todo en este sofá si no fueras virgen... y si estuviéramos solas.
Freen sopló en la boca de Becky y Rebecca se quedó sin habla al ver los ojos oscuros que brillaban hacia ella con picardía. Pero cuando Freen acercó sus manos para agarrar los pechos de Becky, ella apartó la mano.
—No aquí. — dijo y Freen asintió, levantándose del sofá muy rápido.
—¿Arriba, entonces?
—Uh...
Becky contempló durante un rato, mirando alrededor de la habitación para ver si todo estaba bien.
—No van a quemar tu casa si eso es lo que temes. —aseguró Sarocha
—Cállate. —Becky murmuró y Freen la siguió por el pasillo.
—Las damas primero. —Freen se burló cuando llegaron a la habitación, manteniendo la puerta abierta para ellas.
—Y después las perras. —Respondió Becky.
Recordó a Babe diciéndole eso a Billy una vez, y lo había guardado para el momento adecuado. Freen gruñó algo antes de cerrar la puerta y agarró a Becky por el cuello de su blusa.
—¡Oye! ¡Cuidado con la ropa! Es una Ralph Lauren. —Becky protestó y Freen resopló con fastidiado, jalando ahora suavemente de ella.
—Sube a la cama.
Becky hizo lo que le dijo, mientras Sarocha se quitaba su propia camiseta y pantalones. Se inclinó sobre Becky en la cama, con una rodilla entre sus muslos. Se besaron así durante un tiempo, con Freen sobre Becky, pero luego se puso ansiosa y sacó los pantalones vaqueros de la menor.
—Me encantan estos pantalones vaqueros, aprietan tanto tu culo. — Freen habló antes de quitarle su ropa interior, dejando que Becky sintiera su humedad.
Becky estaba sonrojada rogando por el toque de Freen y todo lo que Sarocha podía hacer era lamer sus labios al verla.
—Tócate.
Becky tragó saliva y puso sus manos sobre su abdomen y comenzó a pasearlas más abajo mientras abría las piernas, no muy segura de qué hacer o por qué estaba haciendo esto.
Freen tomó sus bóxers y se los quitó antes de subirse de nuevo en la cama, esta vez haciendo que sus pechos y los de Becky estuvieran pegados.
Sarocha golpeó la mano de Becky, reemplazándola con la suya. Deslizó su rodilla derecha entre los muslos de Rebecca. Becky gimió y la polla de Freen tembló al oírla porque Becky siempre hacía los sonidos más bonitos, tan suaves y necesitados.
La mano derecha de Becky estaba descansando en la cadera de Freen, pero luego se detuvo para poner su polla en su mano. Hizo que la masajeara mientras ella acariciaba su clítoris con su pulgar, besó a Becky al mismo tiempo con la boca abierta y lento.
—Ahh. Más rápido por favor.
Becky rogó, pero Freen hizo exactamente lo contrario, porque le gustaba burlarse de Becky. Ella quería que rogara, suplicara y se retorciera por un orgasmo.
Freen rodó dejando a Becky ahora sobre ella, decidió hacer sus movimientos más lentos, presionaba su abdomen y dejaba a Becky sin nada para que eventualmente ella tuviera que moverse contra ella para crear fricción.
Exactamente eso fue lo que sucedió, porque cinco segundos después, las manos de Becky se colocaron en los pechos de Freen y se estaba moviendo contra su abdomen, desesperada por cualquier tipo de fricción.
Freen clavó las uñas en los muslos de Becky, cuando la de cabellos más claros siguió moviéndose.
—Voy m- me voy a venir. —Dijo Becky y los abdominales de Freen se tensaron ante el sonido.
—¿Sí? Vente en mi boca.
La boca de Becky se abrió pero Freen no perdió el tiempo. Subió a Becky y acomodó su vulva en su boca.
Rápidamente sacó su lengua y Becky llegó con un gemido, corriéndose en la boca de Freen. Terminó con todo el sabor salado de Becky en su boca, se lo tragó y de nuevo la regresó a la posición original para juntar sus narices.
—¿Quieres saber lo rico que sabes?— Preguntó después de tragarse todo.
Becky ni siquiera respondió, porque Freen ya estaba presionando sus labios, abriendo los labios de Becky con su lengua. La menor no se pudo contener y se dejó caer sobre el pecho de Freen y la besó.
No llevaba ritmo y era húmedo, pero a Becky no le importaba. Le gustaba la sensación de la piel caliente de Freen contra la suya y sus manos en la espalda, de vez en cuando se deslizaba sobre sus glúteos. Nunca lo admitiría, pero le encantaba la obsesión que tenía Freen con su culo.
—Me siento sucia. — Le dijo a Freen cuando finalmente dejaron de besarse.
—Eres sucia. — Freen sonrió contra sus labios y empujó a Becky en su espalda para que pudiera sentarse.
—Tengo que conseguir un edredón limpio ahora.
—¿Debo llamar a la criada?— Freen preguntó con sarcasmo y Becky vio su tonificado abdomen tatuado mientras se ponía los calzoncillos.
—Sólo voy a ignorar tus comentarios sarcásticos de ahora en adelante.
—Si tú puedes burlarte de lo pobre que soy, puedo burlarme de lo rica que eres.
—Creo que es justo.
Becky se levantó de la cama y Freen se acercó a ella para limpiar el semen de su espalda con papel higiénico.
—Me voy a la ducha. — Freen le dijo y Becky se encogió de hombros.
Se vistió rápidamente y se acercó a la sala de lavandería para obtener un nuevo edredón limpio, lanzando el otro en el cesto de la ropa.
Tomó una ducha en la habitación de su hermana y cuando volvió a la suya, Freen ya estaba allí.
La música todavía se podía oír desde la planta baja y Becky se preguntaba si Freen quería volver a bajar. Para ser honesta, no estaba de humor para ir de nuevo a la fiesta.
—¿Qué estás haciendo?
—¿Qué quieres decir con que estoy haciendo? Me estoy metiendo a la cama.
—¿No quieres volver abajo?— Becky cuestionó.
—Ya son las dos de la mañana, todo el mundo se va a ir a casa en menos de una hora.
—Oh. Bueno. Est- está bien.
Freen asintió con la cabeza y tomó el nuevo edredón para poder taparse entera. Becky se mordió el labio y trató de no sonrojarse mientras se vestía rápidamente en pijama.
—Tu cama es muy cómoda. — Freen dijo mientras Becky se cepillaba los dientes y sacaba sus lentes de contacto.
—Gracias.
—Si yo tuviera una cama así, jamás saldría de ella.
Becky rodó los ojos pero sonrió cuando regresaba a su habitación. Se acercó a su escritorio para comprobar sus notificaciones telefónicas.
—¿Qué haces en tu teléfono todo el día?— Freen preguntó desde la cama y Becky se volvió a mirarla.
—Compruebo si alguien no ha publicado nada sobre la fiesta.
Freen estaba sacando sus pulseras, poniéndolas en la mesa de noche, mientras que Becky se desplazaba a través de su cuenta de Twitter, para asegurarse de que nadie había twitteado sobre la fiesta, luego Facebook e Instagram.
—Yo les dije a todos que debían mantenerlo en secreto. —Freen le aseguró y después que Becky le envió a sus padres un texto de Feliz Año Nuevo, lo bloqueó y se acercó a la cama.
—Voy a tener que hacer un motón de limpieza mañana ¿verdad?— Becky preguntó mientras se metía bajo las sábanas.
—Lo más probable. —Respondió Freen y se volvió de lado para hacer frente a Becky, apoyando una mano debajo de la cabeza.
—Si alguien rompe algo, entonces tú vas a pagar por ello.
—Puedo encontrar otras maneras de pagarte.
Freen dijo sugestivamente y Becky negó con la cabeza. Se arrastró por completo y apoyó la cabeza en la almohada. Apagó la lámpara, por lo que ahora estaban en completa oscuridad.
—No todo lo que gira es en torno al sexo.
Freen resopló.
—¿Gira en torno al dinero, entonces?
—No pero-
—Honestamente no tienes idea de cómo vivir tu vida.
—¿Qué quieres decir?— Preguntó Becky un poco ofendida.
—Quiero decir, tienes dinero de sobra y lo gastas en yates y ropa cara que se ve igual a la que podrías conseguir por 10 dólares en una tienda normal.
—Y ¿en qué sugieres que gaste mi dinero? ¿Drogas y fiestas?
—¿Sí? Y la caridad.
—Eso es estúpido. ¿Y desde cuándo crees tanto en la caridad?— Becky se burló.
—Si tuviera dinero, sin duda lo donaría a la caridad.
—¿Tú?— Preguntó Becky con incredulidad.
—El hecho de que tenga tatuajes y piercings no quiere decir que sea idiota.
—Tú eres idiota.
—Y tú eres una niña mimada.
—Estás celosa.
—¿Por qué iba a tener celos de una virgen de dieciocho años que ni siquiera puede hacer tostadas para sí misma?
—¿Qué se supone que significa eso?— Preguntó Becky ofendida.
—Eso significa que no tienes idea de cómo es el mundo real, Becky. Estas acostumbrada a la gente que hace todo para ti y besa tu culo.
—Ya me habías dicho eso antes.
—Un día verás cómo es el mundo real y estarás aterrada, y no sabrás cómo hacer frente a la vida, porque no habrá nadie allí para decirte cómo.
—¿Estás tratando de sentirte mejor por ser pobre haciéndome sentir mal a mí?
—No, sólo estoy diciendo los hechos como son.
—No tienes ni idea de lo que estás hablando, estás en lo alto de la cocaína.
—Aun así.
—Si me odias tanto ¿por qué te molestas en estar conmigo?
—Yo no te odio, siento lástima por ti porque no tienes idea de lo jodida que es la vida.
¿Desde cuándo esta discusión se convirtió en una lección de vida profunda?
—Estás drogada y divagando en este momento.
—¿Estás diciendo que tienes miedo, entonces tengo razón?
—Ve a dormir y dejar de ser pesimista.
—No soy pesimista, soy realista.
—Entonces, ¿por qué siempre ves lo peor de las cosas?
—Porque así es la realidad Becky. No tienes idea de cómo las cosas realmente son porque tus padres se aseguraron de endulzar todo para ti.
—Oh, por favor, explícame como son las cosas en realidad.
—El mundo... es un lugar sucio. Es un espectáculo de horror malditamente sucio. — Dijo la pelinegra y Becky volvió la cabeza para mirarla con el ceño fruncido.
Freen parecía seria y sus ojos demostraban incertidumbre.
—Hay tanto dolor ¿sabes? Hay tantas cosas.
—¿Qué sabes sobre el dolor? Sales de fiesta y tienes relaciones sexuales todos los días.
—Eres tan jodidamente estúpida, lo juro.
—¡Has abierto el tema!
Freen rodó los ojos y le dio la espalda.
Esa es la forma en que se durmieron esa noche.
Becky despertó siete horas más tarde, a las nueve y media. Seguía helando y cuando abrió las cortinas, Freen gruñó y se movió en la cama, cubriéndose la cabeza con el edredón.
Becky se vistió con unos pantalones de chándal Tommy Hilfiger y una polo después de cepillarse los dientes. Cuando llegó a su habitación, Freen todavía estaba durmiendo, así que Becky no se molestó con ella.
Bajó las escaleras para ver cuál era la situación. Había gente, literalmente, durmiendo en el suelo de la cocina y el salón. Babe y Billy estaban abrazados en el sofá, y Engfa estaba durmiendo en el regazo de Charlotte en el sillón. No había ningún daño que no fuera bebidas derramadas y tazas vacías tiradas por toda la habitación.
Becky se aseguró de no despertar a nadie mientras limpiaba todo. Luego consiguió un bollo de la alacena de dulces y se hizo un poco de té para el desayuno.
Cuando terminó, se fue al piso de arriba para hacer un poco de trabajo extra. Freen estaba en el baño y las pulseras ya no estaban, lo que significaba que probablemente se las había puesto.
Becky estaba a punto de sentarse en su escritorio, pero vio una mancha roja en la sábana de la almohada de Freen.
—Freen?
—¿Sí?
Freen salió del cuarto de baño, a medio vestir, con una toalla en sus manos.
—¿Tu nariz sangra o algo así? Porque hay sangre en la cama.
Freen miró hacia donde señaló Becky y abrió los ojos.
—Um-sí. Me golpee a mí misma por accidente. Lo siento.
Becky frunció el ceño, pero lo dejó pasar porque tenía trabajo que hacer. Y no había ninguna razón para que Freen mintiera, ¿verdad?
Todo el mundo finalmente se fue alrededor de las dos de la tarde y Becky se aseguró de que todo estuviera en su lugar.
Tenía trabajo que hacer si quería llegar ser alguien en la vida.
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