➥05
Cuando Becky despertó la mañana del viernes, no estaba segura si lo que había pasado era real o no. Sin embargo, de una cosa estaba absolutamente segura, su pijama de algodón estaba pegajosa y se sentía incómoda.
Se quedó sin aliento cuando se bajó su ropa interior en el cuarto de baño y vio que tenía esa maldita humedad. Se sentía como si quisiera gritar de rabia y frustración.
El hecho de que había soñado con Freen besándola no tenía nada que ver con eso, ¿verdad? Se estaba volviendo loca y tenía que estar abajo para el desayuno en quince minutos.
Ahora no era el momento para la salida de un monstruo gay.
¿Quién dijo algo acerca de ser gay?
Oh, Dios mío me iré al infierno. Y todo por culpa de Freen.
Becky se hizo una promesa a sí misma de no hablar con Freen Chankimha nunca más; eso comenzaría después de entregarle su chaqueta. Y para ser honesta, era un poco injusto que la chaqueta oliera tan bien.
Se colgó su mochila, antes de amarrar su pelo y arreglar su corbata en el espejo una última vez, para luego ir a la cocina.
Estaba tan fuera de foco sobre lo que estaba pasando a su alrededor, cuando su madre le hizo la misma pregunta dos veces.
—Perdón, ¿qué?
—Tú y Anurak cumplen cinco años juntos el próximo viernes. ¿Estás planeando algo especial para él?
—Uh... no lo sé. ¿Tienes alguna idea?
—Bueno el año pasado se fueron a París por el fin de semana, así que tal vez podrías llevarlo a Roma esta vez O ¿a Berlín?
Francamente, Becky no quería ir a ninguna parte con Anurak este año. Sólo quería quedarse en casa y tal vez invitar a algunos amigos, como lo hicieron para su tercer aniversario.
—Estoy pensando en una fiesta ¿tal vez? Con amigos de la escuela.
—¿Una fiesta?
Becky se encogió de hombros y asintió, preguntándose si le permitirían invitar a Charlotte y Billy. Freen no sería invitada. Dios sabe lo que iba a romper o robar si ponía un pie en ella.
—Tengo una sorpresa para ti Becky. —Su padre dijo cuando estaban casi terminando el desayuno.
—¿Sí? ¿Qué es?
—He hablado con tu director y me dijo que te ha ido muy bien en la escuela, así que decidí darte tu regalo de cumpleaños adelantado.
Los ojos de Becky se abrieron.
—¿Qué? Te refieres a...
—Sí, puedes tomar el Lamborghini mañana por la tarde para dar una vuelta. He tirado algunos hilos al gerente de la escuela de manejo y me dijo que te podría tomar la prueba hoy, después de la escuela.
—¡Sí! ¡Oh, Dios mío! ¡Gracias, papá! —Dijo Becky y saltó de su asiento para ir a abrazar a su padre.
—No solo a mí, dale las gracias a tu madre también. Fue su idea.
Becky le dio un beso en la mejilla y ella sonrió. No podía esperar para decirle a Engfa y a todos los demás en su escuela.
Engfa estaba muy emocionado cuando oyó hablar del auto, y le dijo que también estaba esperando un Bugatti Veyron para la Navidad. Becky estuvo muy feliz resto del día, hasta que se dio cuenta que tenía que devolverle a Freen su chamarra. Miró su reloj Rolex, antes de que se diera cuenta de que tenía tiempo para caminar hacia ella (podía verla hablar con Billy justo en la entrada de su escuela) y entregarle su chaqueta. El maestro de conducir vendría por su examen en unos diez minutos, por lo que comenzó a hacer su camino rápido.
Ellos lo notaron tan pronto como entró en las instalaciones de la escuela (que ni siquiera tenía puertas por amor de Dios), y Becky se sentía un poco incómoda porque todo el mundo en el terreno de la escuela la miraba fijamente.
Ajustó su cabello mientras se acercaba a Freen y Billy.
—¡Hey Bec!
Billy saludó con entusiasmo y Becky lo saludó, antes de tomar su mochila y sacar la chaqueta. Se la entregó a Freen, que tenía los brazos cruzados (lo que hacía que sus bíceps sobresalieran y Becky estaba gritando internamente, pero no era gay, por supuesto) mirando a Becky con una mirada curiosa en su rostro.
—Aquí— dijo Becky y puso la chaqueta contra el pecho de Freen, agarrando una parte de la misma.
—De nada. —Ella respondió.
—¿Disculpa?
—Estás perdonada, pero te dije que podías quedártela más tiempo debido a que se ve mejor en ti. ¿O no oyes porque estabas demasiado atrapada en el hecho de que me besaste?
Becky abrió la boca y miró a su alrededor para ver si alguien lo había oído, pero por suerte nadie lo había hecho, excepto Billy, que estaba carcajeándose.
Cuando vio la mirada que Becky le estaba dando, negó con la cabeza.
—No te preocupes compañera, ya sabía.
—¿Qu-qué? ¿le dijiste?— Preguntó a Freen con incredulidad.
—Por supuesto que lo hice.
—¿Quién más lo sabe?
—Charlotte.
—¡Oh, Dios mío!
—Relájate Becky, eres la única que está haciendo un gran problema de esto.
Freen le dijo, y Becky vio el coche de la escuela de conductores llegando.
—No tengo tiempo para esto. Ah, Billy. Tú y Charlotte están invitados a mi casa el próximo viernes.
—¿Para qué?
—Anurak y yo, es nuestro quinto aniversario.
—¿Debo vestir de lujo?— Preguntó Billy y Becky negó con la cabeza.
—¿Llevar alcohol?
—Por supuesto
¿Qué?
Billy se rio y le aseguró que lo haría.
—¿No estoy invitada?— Freen puso mala cara con una expresión herida falsa en su rostro.
—De ninguna manera, vete al infierno. —Becky gruñó antes de darse la vuelta alejándose rápidamente.
Tenía que centrarse en el examen de conducir que estaba a punto de dar.
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Freen se acercó a la casa de Charlotte después de la escuela porque sus padres estaban fuera hasta más tarde esa noche y Billy había traído una botella de vodka (y a Babe, por supuesto).
Lo hicieron en casa de Charlotte, ya que no lo hacían allí hace mucho tiempo desde que habían fumado marihuana y no tenían dinero para hierba esta semana. Bueno, Babe se había ofrecido a pagar por ello, pero Billy le dijo que nunca dejaría que su chico pagara nada, lo que era un poco cursi para Freen, pero bueno.
—Entonces, ¿cómo van las cosas chica amorosa?— Preguntó Freen a Charlotte cuando Billy estaba preparando la pipa de agua. Fueron con sabor a vodka esta vez, en lugar de cereza.
—Hemos estado mandándonos mensajes y estoy pensando en hacer un movimiento el próximo viernes en la fiesta de Becky.
Freen rodó los ojos. —No estoy invitada.
—Sabes que puedes ir igual, ¿verdad?
—Creo que iré a de todos modos, será divertido ver la ira en su rostro.
Babe negó con la cabeza. —Ella es una buena chica.
Freen resopló.
—Si llegas a conocerla.
—Agradable y rico no mezclan nene. — Freen le dijo.
—Eso es basura, mírame. — Replicó Babe.
—Perdón, modesto y rico no mezclan.
Ella se rio, tomando su chaqueta para ponerse más cómoda.
—Aun así la besaste. — Billy le recordó.
—¿Espera que? ¿Besaste a Becky?— Babe exclamó sorprendido.
Freen se encogió de hombros.
—¡Guau! Es decir... ¿cómo reaccionó?
—Besándome de vuelta y consiguiendo algo húmedo entre sus piernas.
—¡Esto es oro!
—Ella es un maldita monja. —Dijo Charlotte. —No suena nada mal follarla.
—Preocúpate de tu propia monja, Becky es mía. — Freen le advirtió.
—No puede estar sin dinero, todo la asusta.
—Sí, pero está demasiado frustrada sexualmente, sobre todo ahora que se enteró de lo bien que se siente besarme.
—Si sus padres se enteran, estás muerta, ¿lo sabes verdad? En serio, literalmente muerta— Babe le advirtió y Freen se encogió de hombros.
No es que tuviera algo que perder de todos modos, así que...
Freen y Charlotte compartieron una de las mangueras, mientras que Billy y Babe compartieron la otra. Hicieron un concurso para ver quién podía hacer el mayor número de anillos de humo en una fila, y Charlotte ganó, por supuesto.
Billy terminó presionando besos por el cuello de Babe treinta minutos más tarde, cuando el carbón se estaba empezando a quemar, y como resultado, él se levantó del sofá y lo arrastró por las escaleras.
—¡No en mi habitación!— Charlotte advirtió y Billy se rio en voz alta, antes de que se cerrara la puerta.
—Se follan con más frecuencia de lo que lo hacemos nosotras— Freen le dijo a Charlotte y negó con la cabeza.
Freen puso una mano en el muslo de Charlotte, pero sorprendentemente, la chica de pelo café la quitó.
—No ahora Freen.
—¿Hablas en serio? Estoy caliente.
—Entonces ayúdate tú misma, no me importa.
—¡Por favor!— Freen puso mala cara y Charlotte rodó los ojos mientras tomaba un sorbo de la botella de vodka.
Freen se acercó más a ella y respiró pesadamente contra su cuello, antes de que le susurrara:
—¿Ayudaría si me llamas Engfa?
Charlotte tragó saliva y murmuró 'mierda', antes de que Freen la presionara contra el sofá, atacando su cuello.
Freen sonrió contra sus labios, porque sabía que Charlotte nunca le diría que no. A menos que realmente comenzara a salir con Engfa, entonces Freen daría marcha atrás y se centraría en esa chica rubia de su clase de inglés. O tal vez en Becky.
Becky sería grandiosa. Becky con ese puto culo suyo, ese culo que Freen quería simplemente morder y comer hasta que estuviera llorando y rogando como la pequeña niña mimada que era.
—Wow, te pusiste dura bastante rápido. —Charlotte rio contra su muslo después de que arrastrara los pies hacia abajo entre las piernas de Freen a chupársela. —Pensando en una jovencita con dinero?
Freen sacudió sus caderas cuando Charlotte de repente tomó todo de ella en su boca, chupando y lamiendo.
—Cállate, mi nombre es Engfa ahora mismo.
Y si, Charlotte le mordió la polla a Freen intencionalmente, bueno, entonces era culpa de Freen.
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El Lamborghini que Becky recibió de su padre era de color rojo y convertible, y era todo lo que había querido desde el año pasado. No podía esperar para llevarlo a la escuela (su padre también le compró una plaza de aparcamiento) y mostrarlo.
Tomó una foto en Instagram de sí misma delante del coche, antes de enviársela a Engfa, quien le dio el visto bueno. A continuación, imprimió la imagen y la enmarcó, colocándola en la parte superior de la colcha con sus otros cuadros.
Becky ya quería llevarlo a dar una vuelta, pero estaba oscureciendo y su madre la había llamado para la cena. Estaba demasiado excitado como para comer, porque... seamos realistas, era un maldito Lambo.
Pasó el resto de la noche en su MacBook, ordenando nuevos Rayban aviadores para ir en el coche. Decidió conseguir tres de ellos, pensando que podía alternar.
Becky esa noche durmió mejor que nunca y se despertó con una brillante sonrisa en su rostro a la mañana siguiente, sintiendo una piscina de emoción en la boca del estómago.
Si eso no era felicidad, no sabía lo que era. El dicho de que el dinero no compra la felicidad era sólo una mentira que los pobres decían para sentirse mejor.
Así que en el momento en que su familia fue a la puerta entrando el coche de la familia, que era un Chevrolet Express negro, se vistió. Se puso los pantalones blancos, una blusa blanca Armani y sus converse blancos. No le importaba que lloviera torrencialmente; lo que quería, lo conseguía.
El coche rugió tan pronto como giró la llave en el encendido y fue oficialmente el nuevo sonido favorito de Becky.
Condujo por la ciudad, sin dirección, escuchando a su banda favorita y cantando junto a su horrible voz. Se detuvo en un Starbucks y consiguió un Frappucinno con azúcar extra, que bebió mientras se detenía en una acera al azar, porque Dios, no permitiría que se derramara accidentalmente algo en los asientos de cuero.
Después de que terminó su bebida, le preguntó a una señora la calle en la que estaba, antes de que acelerara más allá de ella, sin querer, mojándola de pies a cabeza.
Mientras conducía por delante de su escuela, giró a la izquierda para finalmente volver a casa, porque la lluvia se estaba poniendo más pesada y estaba nublado, pasó por la casa de Freen sin saberlo.
Vio involuntariamente a Freen sentada en las escaleras justo debajo del marco de la puerta, con los codos apoyados en las rodillas mientras fumaba un cigarrillo, a pesar de que estaba completamente empapada.
¿Alguna vez hace algo además de fumar?
Freen miró hacia arriba antes de que Becky incluso se detuviera frente a su casa, gracias al motor rugiente de su coche. Debió haber reconocido a Becky porque rodó los ojos y se puso de pie para ir hacia ella.
Becky bajó la ventanilla y Freen se inclinó poniendo su brazo derecho contra el coche, inclinándose para ver el interior.
—Bonito coche. —Dijo, tomando otra calada de su cigarrillo.
—Gracias... pero puedes, por favor, ¿dar un paso atrás? No quiero que el humo se impregne en el cuero.
—Por supuesto que no.
Dejó caer el cigarrillo al suelo y empujó su pelo mojado hacia atrás.
—¿Por qué estás en la lluvia? ¿Eres pluviofiilica?
—No tengo ni idea de lo que significa eso, pero diré que no.
—Significa que te gusta la lluvia.
—Me quedé afuera porque mi madre se fue a trabajar hace unos minutos y no la pillé. Tengo mis llaves adentro, así que me quedaré afuera hasta como las nueve.
Becky miró su reloj. Apenas eran las seis.
—¿Qué hace tu mamá?
—Ella no es una stripper, si eso es lo que estás pensando. Trabaja en una panadería sin parar.
—¿La panadería 'Flour box'?
—No sé el nombre de mierda.
Becky rodó los ojos.
—Así que, ¿qué vas a hacer hasta que vuelva?
Freen se encogió de hombros.
—Me gustaría ir donde Charlotte pero sus padres la llevaron a cenar y Billy estaba con Babe porque sus padres nunca están en casa las noches del viernes. Así que voy a... esperar aquí. A menos que tú me tomes durante cinco horas.
—Ja, buen intento. Puedo dejarte en un refugio para desamparados o algo así. O ponerte en la casa del perro. Pero vas a tener que sentarte en el techo de este coche porque no te sentaras dentro estando toda mojada.
—¿Eres realmente tan cruel?— Freen se burló y Becky suspiró exasperada, antes de abrir la puerta y subir la ventana.
Freen le lanzó una sonrisa de satisfacción, y luego abrió la puerta y entró, golpeando su cabeza. Eso hizo a Becky genuinamente reír.
—Nunca te he oído reír antes. —Dijo Freen mientras se ponía el cinturón de seguridad y miraba alrededor del coche.
—Tengo una buena risa, cállate.
—Nunca dije que no la tuvieras. ¿Cómo es que tu padre te regaló este coche? Cuesta más que mi casa.
—Mi reloj Rolex cuesta más que tu casa.
Freen rodó los ojos.
—Y mi padre lo consiguió para mí por mi cumpleaños, pero me lo dio antes porque me está yendo bien en la escuela.
—¿Tienes una licencia de conducir?
—Sí.
—¿A los diecisiete años?
—Mi padre conoce gente.
—Por supuesto que sí.
—¿Tienes tu licencia de conducir?— Becky preguntó a Freen mientras comenzaba a conducir.
—La tuve cuando cumplí los dieciocho años. Ah, y por si no lo sabías, también puedo leer y escribir.
—Me encanta tu sarcasmo.
Dijo sarcásticamente Becky y Freen pasó una mano por el tablero de instrumentos.
—No toques nada.
—Vamos compañera, es la única vez que pueda llegar a estar en un puto Lamborghini, déjame disfrutar.
—Mantén tus manos en ti. No toques nada. Lo mismo va para mi casa.
Becky le dijo, y lo siguiente que Freen supo, fue que estaban en frente de la gran doble puerta de Becky, que tenía una gran fantasía de oro en el medio. Becky presiono un botón en sus llaves y la puerta se abrió, lo que le permitió conducir y aparcar su coche.
—¿Es esto malditamente real?— Freen respiró mientras miraba toda la mansión.
—Lo es. — Becky contestó, con una especie de orgullo por vivir en una casa de tal manera que había dejado sin habla a Freen Chankimha por una vez en su vida.
Daiki y Sammy les dieron la bienvenida en la puerta, y para sorpresa de Becky, Daiki comenzó a rodear las piernas de Freen.
—¿Es un gato o un bebé jaguar?— Preguntó Freen.
—Es un gato Ashera idiota. No lo toques.
Pero Freen se arrodilló de todos modos para acariciar su cabeza. Sammy empujó su nariz contra la rodilla de Freen y Freen le frotó la parte posterior de las orejas.
—Está bien, puedes dejar de tocar a mis animales ahora.
—¿Puedo hacer una visita a la casa? O el palacio o lo que sea.
—Sí, no.
Pero entonces Freen comenzó a vagar lejos y Becky le pidió que al menos se quitara los zapatos. Freen los dejó en la puerta y Becky tuvo que recogerlos porque las criadas se habían ido.
—Este salón es más grande que mi casa. Dijo Freen y pasó una mano por el sofá blanco mientras caminaba. —¿Es ese el jardín de atrás?
—Sí.
—Piscina grande.
—Todo es grande en esta casa.
Los ojos de Freen se pusieron sobre Becky durante una fracción de segundo.
—Probablemente. Tu culo es la prueba viviente.
—Por favor, deja de señalar mi gran culo gordo. — Dijo Becky y se cruzó de brazos.
—Nunca dije que era gordo, hay una diferencia entre grande y gordo. Me gusta, eso es todo.
Becky se sonrojó y apartó la cara. Después de que Freen había pasado por la cocina, sala de estar, sala de juegos, la oficina y guardarropa, finalmente caminaron arriba.
—¿No tienes un ascensor?
—No.
—Eso explica los muslos entonces.
Freen dijo con descaro y golpeó a Becky en el culo, haciendo gritar a la menor ¿Quién se creía Freen que era? al llegar a su casa, insultándola y luego dándole una palmada en el trasero
—Esta es la primera planta... uh, mis dos hermanos la comparten, y yo estoy en el segundo piso. —Becky explicó, sin molestarse en señalar cada puerta para ella.
—¿Así que estás en la cima?— Preguntó Freen.
—No, estoy en el medio. Hay un piso más arriba que mis padres comparten y el gimnasio. Becky respondió, obviamente no entendiendo la insinuación sexual. Freen sonrió y negó con la cabeza, porque Becky tenía mucho que aprender.
—¿Y estás sola en este piso?
—No, hay un sauna y una biblioteca aquí.
—¿Un sauna? ¿Estás hablando en serio? —
Becky asintió y Freen pidió ir al baño, por lo que Becky fue a su habitación. Se mostró reacia al principio, porque su habitación estaba muy ordenada y limpia y blanca, y Freen estaba mojado.
—Esto es como una habitación de hotel de mierda.
Freen dijo mientras llegaba a la habitación más bonita que había visto en su vida. Todo estaba perfectamente organizado y olía bien, como lavanda, como a Becky. Miró por encima de las fotos de Becky mientras Becky dejó la cartera y las llaves en la mesa.
—¿Eres tú y tu novio?— Preguntó Freen, señalando una foto enmarcada.
Becky se acercó allí y golpeó su mano porque estaba tocando.
—Sí lo es.
—¿Cuántos años tenías? Te ves como una jovencita aún más joven.
—Deja de llamarme 'jovencita' o lo que sea que eso signifique.
—¿Cómo sabes que es malo si no sabes lo que significa?
—Si se trata de ti, debe ser algo malo o sucio. Probablemente ambas cosas.
—Me siento ofendida por eso. — Dijo Freen y se alejó de las fotos. —Tengo que ir al baño... ¿puedo tomar una ducha?
—De ninguna manera... bien. Pero no dejes un lío. Y no uses ninguna toalla.
—¿Cómo diablos se supone que me voy a secar?
—Ve al balcón y sacúdete como un perro o que se yo, puedes utilizar una de las toallas más pequeñas para secarte. De ahí las pones en el cesto de la ropa .
—Gracias. —Dijo Freen sarcásticamente y luego caminó hacia el baño.
Tan pronto como oyó el inicio de la ducha, Becky corrió a su clóset y se quitó la ropa, antes de que la reemplazara con un polo rojo y un par de pantalones de color caqui.
Estaba en su escritorio, trabajando en algunas tareas de álgebra cuando Freen finalmente salió del cuarto de baño. Becky se volvió en su silla y se quedó sin aliento cuando vio que Freen llevaba su bata blanca que tenía las iniciales B.A. en el bolsillo del pecho.
Freen se veía un poco ridícula, porque la bata era sin duda demasiado pequeña para ella; apenas llegaba a sus rodillas y diez centímetros por encima de su muñeca.
—¡Fuera de eso! ¡Quítatelo! ¡Voy a tener que quemarlo ahora!
—Oh, no seas tan dramática.
—¡No, en serio! ¡Fuera de eso!
—¿Qué se supone que debo ponerme?
—¿Tu ropa? No sé, sólo no toque mis cosas. Nunca.
—Está bien. — Freen resopló y volvió al cuarto de baño, sólo para salir dos minutos más tarde en sólo bóxer y sostén deportivo.
El aliento de Becky quedó atrapado en su garganta y estaba demasiado atrapada rastrillando sus ojos en todo su cuerpo, sintiendo celos de sus abdominales y músculos, en lugar de darse cuenta de lo que Freen tenía en la mano.
—Lindo pijama. —Dijo Freen antes de tirarlos en el rostro de Becky, que gritó y los tiró en el suelo.
—¿De dónde sacaste eso?
—Los vi cuando tiré la toalla en el cesto de ropa. Tenías razón, mirando lo blanco de la parte superior, deberías tratar de ser más cuidadoso la próxima vez.
—Yo, yo no sé de...
—¿Te has venido en los pantalones la noche que te besé?
Preguntó Freen y se sentó en la cama. Estaba tranquila, como si fuera una conversación totalmente normal.
—Cállate.
Becky murmuró y volvió a su tarea, haciendo lo mejor que pudo para ignorarla. Pero era imposible, porque Freen no quería dejarla ir.
—¿Qué es lo que soñaste exactamente? ¿Qué te lamia? ¿O te follaba? ¿O simplemente te besaba porque ni siquiera sabes cómo se hace lo demás?
—¡Estoy tratando de hacer la tarea por amor de Dios!— Exclamó Becky y Freen sacudió la cabeza con incredulidad.
—¿Es sábado por la noche y estás haciendo la tarea?
—Es sábado por la noche y estás en la casa de alguien más porque eres una idiota que no puede cuidar de sí misma— Becky espetó.
—Lo suficientemente justo. Pero ahora en serio, sólo dime lo que has pensado cuando tuviste tu sueño húmedo.
—¿Y así poder aumentar tu ego aún más? No gracias.
—Oh vamos Becky no seas así.
Oyó a Freen levantándose de la cama y acercándose a ella. La mayor le puso una mano en el hombro y se inclinó para que su aliento le hiciera cosquillas en su oreja.
—Dime Becky... sin ninguna vergüenza. Te hice una chupetón en tu sueño. Soñaste que estabas arriba mío, fallándote hasta que rogaras que me viniera... o cómo tus tetas se verían en mi boca mientras te metía los dedos y...
Antes que Becky pudiera reaccionar o Freen pudiera continuar, oyeron la estrecha puerta principal.
—¡Oh, Dios! Mis padres están en casa. No pueden verte aquí o me van a matar. Y a ti también.
En realidad no era uno de los mejores días de Becky, porque estaba mojada y Freen estaba medio desnuda en su dormitorio y sus padres sólo habían llegado a casa y no se irían a la cama hasta las once. Lo que significaba que Becky se quedaría con Freen... y sus pechos muy sensibles.
—¿Qué debo hacer?
Preguntó Freen y los ojos de Becky se posaron sobre su entrepierna y, mierda. Becky no estaba preparada para ver eso pero podía ver claramente la forma de una polla gruesa y dura
Oh dios ¿acaso eso es posible?
—Sólo... — Fue interrumpido por tacones en las escaleras. —¡Anda al baño y permanece en el interior! No hagas ruido.
Su corazón latía muy rápido y podía oír a su madre acercándose a su habitación. Alguien llamó a la puerta y cruzó sus piernas para ocultar su humedad antes de que dejara a su madre entrar.
Ella sonrió cuando vio que ella estaba haciendo su tarea como una buena chica.
—Me encontré con un par de zapatos en la puerta de la planta baja, así que los puse en la lavadora.
—Yo...
Los zapatos de Freen.
Becky empezó a entrar en pánico cuando vio a Freen abriendo la puerta del cuarto de baño mirándolos, pero por suerte su madre estaba de espaldas a Freen.
—La cena estará en dos minutos, por cierto.
—Bueno.
Su madre se dio la vuelta y por un momento Becky contuvo la respiración porque pensaba que su madre había visto a Freen, pero no miró a la puerta del baño, antes de salir de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella.
Cuando sus pasos se oían arriba, Freen salió del baño y se pasó una mano por el pelo.
—Tu mamá está muy linda, me la follaría.
Becky le lanzó una mirada de advertencia, antes de que se pusiera de pie. Los ojos de Freen inmediatamente cayeron sobre sus pechos y sonrió.
—Voy a ir abajo y el tiempo que este afuera de aquí, no salgas de la habitación. No toques nada, no espíes nada y sólo... No hagas nada.
—¿Así que se supone que debo quedarme aquí sentada en el centro de la habitación como una estatua?
—No, puedes sentarte junto a la pared de allá.
—Jesús. No voy a tocar ni robar nada.
—No confío en ti.
—Está bien. —Freen rodó los ojos y se acercó a la pared. —Pero ¿puedes traerme algo de comer?
—¿Qué? Absolutamente no. No soy un motel, ni un restaurante.
Como si fuera una señal, el estómago de Freen se quejó.
—No he comido nada desde esta mañana. —Argumentó y Becky suspiró.
—Voy a ver si puedo conseguir las sobras del perro.
Y luego salió de la habitación, después de asegurarse de que todo el mundo ya estaba abajo.
Le dijo a su familia sobre el Lambo. Para el postre consiguieron Crème Brulée y decidió que podía darle eso a Freen ya que tenía que reducir el consumo de azúcar de todos modos.
—Oye mamá, ¿puedo comer esto en mi habitación? Tengo un poco de tarea de economía que tengo que terminar y prefiero seguir con ella.
Ella asintió. —Claro cariño. Buenas Noches.
—Gracias por la cena, buenas noches.
Cogió la cuchara antes de subir por las escaleras. Cuando llegó a su habitación, no hubiera estado tan sorprendida si no hubiera sido porque vio que Freen estaba en su cama, en el lado izquierdo (gracias a Dios Becky siempre dormía a la derecha), durmiendo.
Cerró la puerta y por si acaso volvió a mirar la cama. Becky suspiró y colocó el pequeño cuenco y la cuchara en la mesita de noche a la izquierda, antes de ir a sentarse a la mesa.
Pasó las siguientes dos horas terminando su tarea, para cuando terminó, eran más de las nueve, por lo que sólo fue al baño para tomar una ducha y se preparó para la cama.
Se puso el pijama nuevo; antes de comprobar que la puerta estaba cerrada con llave, apagó la luz grande para luego caminar a su cama metiéndose en ella con su iPad. Estaba pensando revisar su Instagram por un par de minutos antes de abrir Netflix y ponerse al día con las Kardashians. Terminó por encender la lámpara de noche porque no podía ver bien.
Becky sonrió cuando su foto tuvo más de diez mil me gusta, esa era la única razón por la que en realidad quería ver Instagram.
Freen se agitó despertándose y se dirigió a Becky, que ahora estaba muy consciente de que su muslo estaba tocando el cuerpo de Freen.
—¿Qué hora es?— Preguntó Freen, pasándose una mano por el pelo.
—Son las diez. Deberías irte a casa.
Freen gruñó.
—¿No puedo tomar el sofá?— Preguntó en voz baja, con sueño, señalando el sofá de la esquina.
—Bien. Pero no tomarás la manta.
—Bueno.
—Y te he traído algo de comida.
—¿Qué coño es esto?— Preguntó Freen y agarró la crème y la cuchara.
—Crème Brulée con canela.
—Santa mierda, esto es mejor que la pizza.
—¿Pizza?
—Por favor, dime que has probado la pizza.
—Uh... en realidad no.
—Me siento mal por ti. —Dijo la tailandesa con la boca llena y Becky amenazó con matarla si manchaba las sábanas blancas.
Sabía que Freen estaba observando Keeping Up with the Kardashians con ella, pero no podía escuchar porque Becky llevaba auriculares.
—Wow ella tiene un culo más grande que el tuyo. — Freen comentó cuando vio a Kim y el de pecas rodó los ojos.
Cuando terminó la comida, se limpió la boca con el dorso de la mano y Becky le hubiera dicho algo, pero Freen olía muy bien, como a vainilla y no podía concentrarse en el programa tampoco.
—Gracias. —Dijo Freen y Becky volvió la cabeza. —Te lo debo.
—Oh, no hay manera de que pagues...
Fue interrumpido cuando Freen agarró la parte posterior de su cuello y la pegó a sus labios. El aliento de Becky fue eliminado de ella y no movió sus labios contra los de Freen hasta que sintió la lengua de la pelinegra lamer a lo largo de sus labios.
Becky sabía que debería haber cortado a Freen, pero no podía porque era la mejor cosa que jamás había sentido. Sus bocas, labios y lenguas se movían en sincronía y antes de que Becky supiera, Freen se desplazó más hacia ella, consiguiendo que su rodilla izquierda descansara contra la húmeda entrepierna de Becky bajo las sábanas.
Sus manos aún estaban agarrando el iPad, pero sus ojos estaban cerrados y su boca se movía en su propio mundo. Freen chupó su labio inferior y luego lo mordió, antes de que se apartara, limpiando el rastro de saliva que había quedado como un puente entre sus labios.
—Puedo encontrar maneras de pagarte y de callarte, al mismo tiempo nena, no te preocupes.
Acarició la cabeza de Becky con una sonrisa satisfecha y luego salió de la cama para ir a acostarse al sofá. Por el momento, Becky estaba al día con los episodios. Era medianoche y Freen ya estaba dormida, con las manos sobre su estómago y la boca medio abierta. Se veía tan inocente y pacífica. Becky no se durmió hasta las dos, estando demasiado atrapada en todo lo que había pasado ese día.
A la mañana siguiente, cuando se despertó, Freen estaba durmiendo en el lado izquierdo de la cama, con la manta hasta su cuello. Becky se levantó de la cama y se estiró, antes de mirar el reloj. Era las diez y media, lo que significaba que había perdido el desayuno en familia, pero gracias a Dios no era obligatorio, como durante los días de semana.
Se fue al baño y se vistió, luego se cepilló los dientes y sólo fue cuando salió de su habitación que Freen despertó. Parpadearon sus ojos abiertos y se estiró, dejando escapar un bostezo tierno, a lo que Becky se tuvo que morder la lengua.
—Nunca he dormido tan bien en toda mi vida. — Freen dijo con voz aturdida por la mañana mientras se frotaba los ojos.
—Bueno... tienes que irte ahora.
—Lo haré. Sólo déjame dormir un poco más.
Y Becky la dejó, porque tenía un poco de lectura que hacer en inglés para el crédito adicional de todos modos...
Ella se despertó después del almuerzo. Freen se vistió en el baño y se lavó los dientes con un cepillo de dientes nuevo que la castaña le había dado y luego lo botó.
—¿Cómo puedo salir?
Freen le preguntó y se apoyó en el mostrador, donde Becky estaba leyendo. Gracias a Dios que no necesitaba gafas para leer, de lo contrario Freen se hubiera burlado de ella.
—¿Eh...? Por la puerta principal, creo. Pero tengo que mirar.
—¿La puerta trasera de tu jardín está abierta?— Preguntó Freen, una vez más, sonriendo a la insinuación.
—No siempre.
—Entonces puedo salir fácilmente o...
Murmuró y Becky le lanzó una mirada confusa, pero luego volvió a sus sentidos.
—¿Qué? ¿Has perdido la cabeza? ¿Y si alguien te ve?
—No me van a ver, me puedo esconder detrás de los arbustos.
—Jesús. Sé cuidadosa.
Así que Freen salió de su habitación y Becky la siguió al balcón para verla salir por las puertas correderas y saltar detrás de los arbustos ya que su madre estaba en la piscina.
Freen no pudo haber sido vista por nadie a menos que la miraran desde arriba. Llegó a la valla de ladrillo, ni siquiera se molestó en llegar a la puerta, cruzó por ahí. Tan pronto como estuvo al otro lado, se sacudió el polvo y volvió a mirar a Becky. Le guiñó un ojo y luego se dio la vuelta, corriendo.
Becky miró los músculos de su espalda bajo la fina capa de ropa que tenía, hasta que Freen desapareció de su vista.
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