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➥04

—Así que... creo que me gusta Charlotte.

Becky miró a Engfa desde el otro lado de la mesa, no estaba para nada sorprendida. Era martes y estaban esperando en la cafetería para almorzar. Anurak había ido al baño.

Habían pasado exactamente diez días de la fiesta y Becky no había visto a Charlotte, Freen y Billy desde entonces. Bueno, a menos que contara las veces que los había visto apoyados en la pared de su escuela, fumando y riendo mientras Becky esperaba para ser recogida.

—Has... ¿has estado hablando con ella recientemente?— Preguntó Becky.

—Uh, no realmente. Quiero decir, se me acercó el jueves pasado cuando estaba esperando a mi chófer y me preguntó si quería ir a algún lugar.

—¿Dónde?

—Ella simplemente dijo 'algún lugar'. Por supuesto que no fui, porque tenía que estar en casa y realmente no tengo nada de qué hablar con ella.

—¿Tienes su número?

—No. No preguntó por él y no podía ofrecérselo.

—¿Así que no han hecho otra cosa aparte de...

Engfa negó con la cabeza, para alivio de Becky. Becky no estaba aliviada porque Engfa no había hecho cosas sucias con una chica (se enteró de que ella le gustaba), estaba aliviada porque si Engfa hubiera hecho cosas con Charlotte, tendría oficialmente más experiencia que ella. Y Becky siempre quería ser mejor que ella en todas las cosas.

—Pero eh, no se lo digas a Anurak ¿sí? No quiero que mis padres, o cualquier otra persona se entere de esto.

—Por supuesto, no voy a decirle.

La conversación se vio interrumpida cuando Anurak y Babe volvieron a la mesa, sonriendo. Cambiaron los tickets del juego de cricket que era el sábado. Becky realmente no disfrutaba de los deportes, ya que hacer deportes significaba sudar y apestar y ella no podía estar así.

Tal vez es por eso por lo que tengo una inmensa panza y un culo gordo.

Cuando terminó la escuela ese día, Engfa, Babe y Becky iban a comprar entradas para el baile de invierno, que iba a tener lugar en el hotel, no solo más caro de Bangkok, si no que de toda Tailandia. Cada estudiante recibiría una suite para ellos y su pareja para pasar la noche. Por lo general, los chicos compraban los billetes, y las chicas hacían su esfuerzo en ponerse bonitas pero a veces se podía romper esa regla.

—¿Con quién irás?— Becky le preguntó a Engfa, quien se encogió de hombros.

—No lo sé. Probablemente iré con alguna chica de nuestra clase.

—Puedes ir con Charlotte. Rompió con Benji la semana pasada.

—Probablemente lo haga.

—Iré con Billy. —Dijo Babe y, normalmente, a Becky le importaría que fuera un chico de escuela pública, pero ella sólo se encogió de hombros.

Billy parecía fresco y relajado, sabía cómo pasar un buen rato.

Esperaron a sus choferes, cuando Becky vio a Billy y Charlotte acercándose. Le dio un codazo a Engfa discretamente, quien se sonrojó y bajó la mirada hacia sus zapatos, tratando de parecer ocupado.

—Hola nene. — Dijo Billy, mirando a su alrededor, pero Babe aseguró que su chofer no había llegado aún. Ella le dio un beso en sus labios, antes de poner un brazo alrededor de sus hombros.

—¿Vamos a salir esta noche, sí?— Le preguntó y él asintió.

—¿Quieren venir?— Preguntó Charlotte, mirando a Becky y luego a Engfa.

¿En noche de escuela?

—Uh... ¿seguro?— Dijo Engfa. —¿Dónde?

—Sólo vamos a cenar en un restaurante en la ciudad. — Billy respondió con entusiasmo. —Tienen las mejores hamburguesas de Bangkok, sin duda.

¿Hamburguesas? Al igual que ¿grasa?, carne gorda aplastada entre dos piezas de pan blanco y ¿frito? ¿Cómo en esos anuncios repugnantes?

—Estaremos allí a las ocho y nos quedaremos hasta las diez. Tal vez me debas dar tu número así te puedo mandar un mensaje con la dirección. — Charlotte le dijo a Engfa, quién estaba cerca de sufrir un derrame cerebral.

—Uh... sí seguro. Claro. Dame uh... tu teléfono. Supongo.

Engfa escribió su número en el teléfono de Charlotte con los dedos ligeramente temblorosos, antes de que se lo devolviera, obviamente, tratando de contener una sonrisa.

—Excelente. Nos vemos entonces.

Dijo Charlotte y, literalmente, se inclinó para presionar un beso en la comisura de los labios de Engfa, a vista de todos. Pero entonces Becky recordó que a Charlotte probablemente le importaba una mierda lo que pensaran de ella y si Becky era honesta, la admiraba y al mismo tiempo la envidiaba.

Ahora todo lo que tenía que hacer era encontrar una manera de conseguir que sus padres la dejaran salir en noche de escuela.

Se decidió a decirles en el momento del postre, cuando estaban comiendo mousse de chocolate.

—Así que, Engfa y yo estábamos pensando en ir a comer a un restaurante de mariscos esta noche— Preguntó con calma.

—¿Al restaurante japonés? ¿Dónde sirven un buen camarón?— Su madre le preguntó mientras se limpiaba la boca con una servilleta.

—Si ese. —Respondió Becky, a pesar de que no tenía idea de cuál era.

—Eso es bueno. ¿Has hecho tu tarea?

—Tengo que leer algo de economía una vez más, pero después de eso estoy lista.

—Hm. ¿Qué piensas tu cariño?

El padre de Becky levantó la vista de su comida y se encogió de hombros. —Si ella dice que va a estar en casa a las diez entonces sí. ¿Cómo te irás?

—¿En taxi?— Dijo Becky sin siquiera pensar.

Todo el mundo en la mesa se echó a reír y Becky se sentía como un idiota.

—Muy buena, hija. — Su padre le dijo. —Le pediremos a Richard que te lleve hasta allá. Recuérdame que te deje algo de dinero.

—Tengo suficiente dinero.

¿Desde cuándo rechazaba dinero? Necesitaba una revisión de la realidad.

—Nunca puedes tener suficiente dinero.

Becky asintió y le dio las gracias, antes de terminar su mousse, para ir a su habitación. Engfa le había enviado un mensaje de texto con la dirección dándose cuenta que el restaurante de mariscos que su madre le había dicho quedaba a dos cuadras de este.

Se vistió con los pantalones rojos de Forever 21, y una camisa sencilla, ya que hacía bastante calor esa noche y no estaba de humor para llevar un abrigo en la mano.

Así que después de que se asegurara de que se veía presentable (no estaba segura si estaba tratando de impresionar), bajó las escaleras para agarrar el dinero que su padre le había dejado.

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Freen gruñó cuando escuchó el timbre en la planta baja. No estaba de humor para hablar con nadie, ya que tenía una chica de pelo oscuro de rodillas delante de ella, sus labios alrededor de su polla chupándola como si su vida dependiera de ello.

Miró el reloj en la pared, la escuela había terminado hace media hora, por lo que debía ser Charlotte o Billy, ya que su madre tenía turno hasta la medianoche.

—Tal vez deberías responder a eso. —Dijo la chica en un tono bajo, pero Freen enredó sus dedos en su cabello y empujó sus caderas hacia delante para amordazarla, diciéndole que se callara y acabara con lo que estaba haciendo.

Se fue en su boca treinta segundos después, al igual que el timbre sonó por segunda vez.

—Deberíamos hacer esto otra vez. —Ella dijo mientras se ponía su top de nuevo.

Freen asintió con la cabeza, a pesar de que ni siquiera sabía su nombre. Sabía que ella estaba en su clase de Inglés... o francés, no importaba.

—Tal vez la próxima vez podamos vernos afuera. —Ella propuso cuando Freen la acompañó escaleras abajo usando solo ropa interior.

—Tal vez. —Ella dijo y abrió la puerta para ella, viendo a Charlotte allí con un paquete de seis cervezas.

—Hola. —Charlotte habló sonriendo y la chica solo sonrió, antes de alejarse.

—¿Quién era?

—No tengo idea. —Freen respondió y cerró la puerta detrás de Charlotte, antes de entrar a la estrecha sala de estar/cocina para sentarse en el sofá.

Charlotte puso las cervezas en la mesa de centro y sacó su cajita de metal que era etiquetada como 'MARIHUANA'.

—Bonita marca— Felicitó a Freen, señalando su cuello, justo debajo de la barbilla. Era del tamaño de un puño y sabía que no iba a desaparecer en unos cuantos días. —¿Ella tiene una boca grande entonces?

—Sí. —Freen se rio cuando abrió una lata.

—¿Qué haremos esta noche?

—Vamos a salir.

—¿Dónde?

—Rockies.

—¿Quién más viene?

—Billy, Babe, Engfa y Becky probablemente.

—Becky?

—Sí. Ella es más agradable de lo que pensábamos.

—¿Todavía sigues tratando de entrar en los pantalones de Engfa?— Preguntó Freen mientras Charlotte enrolaba dos cigarrillos para ellas.

—Mhm. No será tan fácil, es virgen.

—Eso hace que sea más divertido.

—Lo sé.

Charlotte le entregó su cigarrillo, antes de que encendieran los dos con la misma llama y se recostaran en el sofá.

—Billy me dijo que el baile de invierno de Bangkok school es el mes que viene.

—¿Y?

—Va a ir con Babe.

—Ja, me gustaría verlo en esmoquin. Freen se rio, sintiendo las drogas en ella.

—Deberíamos arruinar la formalidad. —Charlotte sugirió y Freen sonrió ante la idea.

No le importaría ver la cara sorprendida de Becky cuando las viera vestidas con ropa normal, entrando en su salón de baile de fantasía.

—Definitivamente deberíamos.

Observó a Charlotte tomar otra calada de humo, antes de terminar su cigarrillo unos minutos más tarde, riéndose de algo que recordaba de Billy.

—Deberías haber ido a la escuela hoy.

—Mm ¿Por qué?— Preguntó Freen, tomando una larga calada, para luego dejarlo en el cenicero.

Charlotte se humedeció los labios. —El Sr. Wong llevaba unos pantalones ajustados hoy.

—Ya lo has jodido. — Freen le recordó y Charlotte rodó los ojos.

—Sí, pero sólo se la he chupado, puedo fantasear.

—Cuidado con el profesor de la escuela privada.

Charlotte rodó los ojos, antes de que pasara la pierna izquierda sobre el regazo de Freen y se sentara a horcajadas sobre ella.

—¿Por qué no me importa en este momento?— Preguntó, con los ojos rojos y vidriosos.

Freen sonrió y la acercó a sus labios, con su mano alcanzó el cinturón de Charlotte, deshaciéndose de él y dejándolo caer al suelo. Aspiró una gran contusión en el costado de su cuello para asegurarse de que Engfa lo viera y se pusiera celosa, antes de presionar a Charlotte de espaldas contra el sofá y ponerse de rodillas delante de ella.

Acarició, lamió y la chupó en varias ocasiones, jugando con sus tetas, tragándose al final todo lo que Charlotte le dio.

—Tu boca es tan jodidamente buena. —Charlotte le dijo cuando regresó y se acostó en el sofá a horcajadas de Freen de nuevo.

—¿Sabes qué más es bueno?— Preguntó, tirando hacia abajo sus calzoncillos a dejar que su polla diera una bofetada contra su estómago.

Charlotte negó con la cabeza, mientras se desnudaba, riendo a pesar de que no era gracioso. Era grande y estaba a punto de ser follada por su mejor amiga; las cosas no podían ser mejor que eso (bueno, a menos que estuviera Engfa en lugar de Freen, eso sería perfecto).

Pasaron el resto del día desnudas en el sofá, terminando la marihuana y viendo algunos reality show en la pequeña televisión.

Cuando dieron las siete y media, se turnaron para ducharse y se vistieron para que pudieran salir de la casa. Freen no se molestó en dejar una nota a su madre, sabía que no iba a preocuparse por ella; nunca lo había hecho. Freen se puso una camisa de color negro, vaqueros negros, y una chaqueta de jeans que le robó a Acne Studios la semana pasada.

Caminaron hasta Rockies; no querían gastar dinero en un taxi y no iban a esperar el autobús.

Billy y Babe ya estaban allí, en una cabina en la esquina justo al lado del extremo de la barra.

—Wow, puntuales. —Charlotte rio y Freen tomó asiento junto a Babe, así que Charlotte tuvo que sentarse enfrente de Billy.

Engfa llegó cinco minutos después, sonriendo tímidamente mientras se sentaba junto a Charlotte, y el único pensamiento que Freen tenía era que Charlotte había escogido a una buena jovencita.

Sin embargo, Engfa era nada en comparación con quien acababa de entrar. El pelo de Becky estaba suelto en ondas, con los pantalones vaqueros rojos los cuales se aferraban a sus muslos gruesos que la invitaban a pecar. Sólo llevaba una camisa fina, y Freen sabía que iba a hacer frío en pocos minutos.

Becky se sentó junto a Engfa y miró directamente a Freen por un momento, antes de saludar a todos y pedir disculpas por llegar tarde.

—¿Todavía no viene el novio?

—No. —Becky rodó los ojos.

—¿Así que ustedes dos terminaron? Y no me refiero en muy buenos términos— empujó, sabiendo que estaba poniendo de los nervios a la chica.

—En realidad, cumpliremos cinco años juntos el próximo viernes.

Becky dijo, pero se detuvo cuando vio el enorme chupetón en el cuello de Freen. Sus ojos se abrieron, como si nunca hubiera visto uno. Y Freen honestamente quería dejar uno sobre las clavículas de Becky que se asomaban mientras la miraba.

—¿Nunca has visto un chupetón antes?— Preguntó Freen, burlándose de ella. Becky airadamente frunció el ceño y lanzó una mirada en dirección a Charlotte, sólo para ver la marca que Freen había dejado en ella.

Engfa se dio cuenta también, ya que sus ojos se veían un tanto tristes.

—Vamos a pedir algo, me estoy muriendo de hambre.

Billy interrumpió su pequeño momento lleno de tensión mientras se inclinaba hacia el centro de la mesa tomando el menú. Todos siguieron su ejemplo, (excepto Becky y Engfa) ya que sabían lo que iban a pedir porque habían estado en innumerables ocasiones en ese lugar.

—Oh, Dios mío estas fotos parecen repugnantes. —Dijo Becky y Freen la miró. —Ni siquiera sé lo que es bueno aquí.

—Deberías pedir esta.

Charlotte le dijo a Engfa, cada vez más cerca de su cara, lo cual tenía a Engfa sonrojándose y chillando con un 'bien'.

—Voy a pedir lo mismo que ella entonces. —Becky le dijo a la camarera cuando vino a tomar sus pedidos.

—Hey Freen. Compañera, ¿no es la de tu último año?— Preguntó mientras Billy pasaba un brazo alrededor de la parte posterior del asiento de Babe.

—No, esa no es Michelle. No me importaría follarla sin embargo. — Freen respondió y vio el rostro de Becky retorcerse con disgusto.

—Ella tiene los pechos pequeños. —Becky comentó y Freen sonrió porque había conseguido una reacción en ella.

—Bueno, Charlotte no tiene tetas y todavía se las hago mierda.

Engfa se atragantó con el agua y Charlotte se echó a reír, junto con Billy y Babe. Vio a Charlotte colocar su mano derecha debajo de la mesa y, a juzgar por la sonrisa de Engfa, fue probablemente a su muslo.

Quería sentarse al lado de Becky también, para tocarla bajo la mesa y hacerla retorcerse incómodamente. Quería ponerla en una cama y tocarla por todas partes. Quería comérsela hasta que Becky pudiera tener su primer orgasmo, pero Freen no se lo permitiría porque era una maldita niña rica y necesitaba que le dieran una lección.

Freen podía sentir su polla contraerse en sus pantalones, por lo que trató de concentrarse en la conversación sobre el baile de invierno de Bangkok school, y de cómo Charlotte se estaba burlando de Billy por querer encontrar un traje.

Se olvidó de querer hacer cosas sucias con Becky cuando la camarera, Emily, según decía su etiqueta, les trajo sus pedidos veinte minutos más tarde. Becky había ordenado una hamburguesa con patatas fritas y una Coca-Cola. Al principio había arrugado la nariz ante el aspecto que tenía. Pero entonces, Engfa la convenció de que era realmente buena, así que cogió el tenedor y el cuchillo, pero Freen la detuvo.

—Se come con las manos. — Le dijo y Becky la miró como si estuviera loca.

—¿Cómo... cómo animales?

—No, como la gente normal. Así mira.

Freen tomó su propia hamburguesa y Becky imitó sus acciones, con una mirada de disgusto aún en su rostro.

—Y ahora le das una mordida

—¿Qué pasa si me mancho la blusa?

—A nadie le importa.

Becky asintió y se quedó mirando la hamburguesa, antes de abrir la boca y sacar la lengua para tomar un bocado. El hecho de que su boca se abriera tan amplia hizo que Freen se la imaginara follando su boca y viniéndose en su rostro hasta que Becky fuera literalmente incapaz de ver.

Becky gimió, como un gemido real, antes de decir que en realidad era muy buena, a pesar de que era grasienta. Freen cruzó las piernas debajo de la mesa y asintió con la cabeza; mientras que Billy comenzaba a decirle a Becky sobre la próxima comida que deberían ir la próxima vez.

Fue entonces cuando Freen decidió que quería corromper de todas las formas posibles a Becky.

Cuando Becky terminó su hamburguesa, se chupó los dedos para dejarlos limpios y Freen no podía dejar de mirar la forma en que sus mejillas ahuecadas y sus pómulos se movían.

Becky se dio cuenta de que estaba siendo vigilada y sus mejillas se sonrojaron, porque todos la estaban viendo haciendo un acto tan repugnante. Si su madre la hubiera visto, estaría desconectada de la tierra durante un mes.

—¿Así que estuvo buena? O ¿increíble?— Billy preguntó después de que pagaron y se levantaron para irse.

—Fue realmente buena. —Respondió Becky, acariciando su panza sobre la camisa. —Me veo como si estuviera embarazada.

—Mira esto. —Dijo Billy y se detuvo cuando estaban fuera de la cafetería para tirar de su camisa y empujar el estómago hacia fuera obscenamente. Parecía que estaba embarazado, literalmente.

—Oh mi dios, que asco. —Charlotte protestó y se protegió los ojos de Billy.

Engfa y Babe rieron mientras Billy arreglaba su camisa.

—Son las nueve y media, vamos al mirador. —Freen sugirió. No quería ir a casa, donde se sentiría sola y probablemente terminaría sentada en el inodoro con las muñecas ensangrentadas.

Así que se fueron a la colina, riéndose de una historia que Billy les estaba contando acerca de una chica de su clase de trigonometría. Cuando llegaron a la parte superior (no era un paseo largo, y sin duda valía la pena porque se podía ver toda la ciudad brillando en la oscuridad de la noche y la luna en el medio del cielo), todos, excepto Becky se sentaron en la hierba.

Billy le dio su chaqueta a Babe, que tenía frío y simplemente estaba buscando una excusa para vestirse con la ropa de Billy.

—¿Por qué no te sientas Bec?— Preguntó Billy y Becky enarcó las cejas ante el apodo repentino.

—No quiero manchas de hierba en mis pantalones vaqueros.

—Jesús. —Freen dijo poniendo los ojos y quitándose la chaqueta de jeans para poder ponerla en la hierba para que Becky se sentara.

—Gracias. —Becky murmuró y se sentó con las piernas cruzadas.

Charlotte sacó una pequeña botella llena de vodka y la pasó alrededor mientras Freen y Billy fumaban.

Pasaron los siguientes veinte minutos en aquella terraza y Becky se dio cuenta que se había equivocado por primera vez en su vida: no todos los chicos de escuela pública eran arrogantes y pobres. Bueno, no estaba segura de la parte pobre (sin duda tenían menos dinero que Becky), pero eran realmente agradables y divertidos. También eran las únicas personas que Becky conocía las cuales no criticaban y eran abiertos a todo, no tenían ningún valor con las cosas materiales.

—Engfa, uh, nos tenemos que ir. —Becky le mencionó a su amiga cuando vio que ya eran las diez, y tenían que estar en el restaurante de mariscos a las diez en punto.

—¿Ya?— Billy puso mala cara cuando Babe se puso de pie también.

—Sí, tenemos toque de queda. — rodó los ojos, inclinándose para besar a Billy.

—¿No hay beso de despedida para mí?— Charlotte le preguntó a Engfa, que estaba a punto de asfixiarse con la pregunta.

—Uh. Si seguro.

Engfa se inclinó hacia Charlotte y la besó rápidamente, antes de que se pusiera de pie y caminara más rápido para alcanzar a Becky y Babe.

Becky ni siquiera se dio cuenta de que se había quedado con la chaqueta de Freen hasta que estuvieron frente al restaurante de mariscos y Babe lo señaló.

—Oh mierda. —Becky murmuró. Tenía frío y había olvidado que era la chaqueta de mezclilla de Freen .

Era bastante caliente y olía bien, por lo que Becky no le prestó mucha atención de quién era y ahora se sentía como una idiota.

Tuvo que doblarla cuando entró a la casa, en caso de que sus padres se dieran cuenta de que no era su chaqueta.

Becky llegó a su habitación sin ningún tipo de complicaciones y después de que se duchara se puso su pijama, colocando la chaqueta encima del escritorio. Se la daría a Babe al día siguiente para que se la diera a Billy, quién se la pasaría a Freen.

No pudo dejar de mirar la marca, y cuando vio que era Acne Studios, sabía que probablemente era otro objeto robado. Se metió en la cama después de verla, asegurándose de apagar la lámpara de noche y poner su reloj para la mañana siguiente.

Necesitaba exactamente ocho horas de sueño para que fuera capaz de funcionar a la mañana siguiente.

Sin embargo, todo se fue al infierno cuando su iPhone sonó, despertándola. Becky gruñó y se sentó en la cama, empujando su máscara para dormir a la frente para que pudiera comprobar quién llamaba y apagarlo.

Frunció el ceño cuando vio que era un número desconocido, por lo que respondió de todos modos.

—Uh... ¿hola?

—Hola, ¿Rebecca Wong es la que habla?— Dijo una voz arrastrada desde el otro extremo y Becky se dio cuenta de que era Freen.

—¿Freen? ¿Cómo conseguiste mi número? ¿Y por qué me llamas a las... miró la hora en el reloj, —¿... dos de la mañana?

—Te registraste con el guardia, idiota. —Freen dijo con sarcasmo y Becky palmeó su cara.

—¿Y?

—Estoy en la comisaría y me dieron una llamada, por lo que te he llamado ya que tu hoja estaba en la base de datos.

—Mierda.

—Oh, esta es la primera vez que te oigo decir algo feo.

Becky cerró los ojos y se pellizcó el puente de la nariz, suspirando.

—¿Qué quieres Freen?

—Que vengas a pagar mi libertad bajo fianza.

—¡No, no te voy a ir a rescatar en medio de la noche! Tengo escuela mañana y tal vez deberías aprender una lección.

—Becky, he estado aquí cinco veces, si hubiera sido una lección que aprender, a estas alturas ya lo hubiera hecho.

—Entonces estoy segura de que no te importará pasar otra noche allí. Le diré a Charlotte en la mañana y me ocuparé de ello. O tal vez llame a tu madre.

—Becky por favor. —Dijo Freen. —Me lo debes de todos modos.

—¿Y por qué habría de hacerlo? ¿Por despertarme?

—Por tomar mi chaqueta. Me estoy congelando en este momento.

Becky oía una advertencia de un oficial diciendo que el tiempo se había acabado, así que suspiró.

—Bien. ¿Cuánto cuesta?

—Dos mil.

Becky colgó, golpeando su cabeza contra la cabecera, antes de que se levantara de la cama. Sabía que sus padres no la escucharían porque su habitación estaba en el siguiente nivel, pero la alarma sonaría si no tenía cuidado.

Se puso una camisa de color negro, jeans negros y converse negras y también la chaqueta de Freen, antes de agarrar las llaves de la casa, su cartera y su teléfono.

Afortunadamente su perro samoyedo (Sammy, muy original) estaba durmiendo y al gato no le importaba lo suficiente como para empezar a hacer ruido.

Becky tecleó rápidamente el código junto a la puerta, lo que le dio diez segundos para salir. Se las arregló para hacer eso y su corazón estaba acelerado cuando abrió la puerta, corriendo por la calle para que nadie la viera. A pesar de que nadie en su sano juicio estaba despierto a esa hora, siempre le gustaba estar precavida.

Tomó un taxi desde la estación de taxis que había descubierto a una cuadra de su casa y llegó a la estación de policía a las dos y media.

—Soy Becky, quiero decir, Rebecca Wong, estoy aquí para sacar a Freen Chankimha.

—Una vez más. — Dijo el oficial y le entregó el expediente de Freen.

—Ha sido arrestada por orinar en propiedad privada y agredir a un oficial en estado de ebriedad.

—¿Esta sobria ahora?

—Sí.

Becky firmó el papel y se lo entregó al oficial junto con el dinero, pero no caminó a la celda esta vez. Freen sonrió cuando vio a Becky en la recepción, con impaciencia golpeando el pie contra el suelo.

—Hola Becky. —dijo, señalando su chaqueta de jeans. —bonita chaqueta.

—Cállate.

Freen miró al oficial de la recepción mientras salían.

—¡Vete a la mierda Park!

—Te veré pronto Sarocha y lo deseo— Gritó el oficial, pero ellas ya estaban fuera de la puerta, bajando los escalones.

—Un agradecimiento sería... ¿estás fumando?— Preguntó Becky, completamente atónita cuando Freen actuaba como si nada hubiera pasado. —Estuviste, literalmente, bajo custodia policial por mear en propiedad privada y agredir a un oficial, y tu respuesta a todo es ¿fumar?

—Relájate, Becky.

—¡No me digas que me relaje! Tengo frío— Becky escupió.

—No pareciera.

Becky estaba cerca de tener una crisis nerviosa.

—Así que ¿dónde hiciste pis? ¿Y por qué?

Becky sabía que debería irse ya que Freen estaba fuera, pero esto era demasiado interesante.

—En la cerca de mi maestro de economía. Como pago retroactivo por ponerme mala calificación.

—¡Oh, Dios mío! ¿¡Hablas en serio!? Eres tan...estúpida. — Becky dijo y Freen alzó las cejas por las palabra de Becky.

—Veo que has aprendido palabras nuevas.

—Eres muy molesta. No sé cómo tu madre te soporta.

—No lo hace.

—¿Qué?

—No lo hace; ella sólo mira hacia otro lado.

—Así que por eso eres así.

—¿Qué? ¿Estúpida?— Preguntó Freen, riendo. En realidad lo tomaba todo como una broma lo que hizo que Becky se pusiera furiosa.

—Para que quede claro, esta es la última vez que pago tu libertad bajo fianza.

—Claro. ¿No es eso lo que dijiste la última vez?

—¿No?

—Entonces será lo que dirás la próxima vez.

—¿Por qué habría una próxima vez? Sólo mantente fuera de problemas, no es tan difícil.

—No lo es, cuando tus padres ponen todo lo que necesitas bajo tu maldita nariz. Eres tan jodidamente rica Becky; no tienes idea de cómo es el mundo real. Pero lo harás, o tal vez no, porque tus padres todavía besan tu culo, incluso lo harán cuando tengas cuarenta años de edad, con dos hijos y un esposo que ni siquiera toque tu culo.

Becky estaba en shock. ¿Quién creía Freen que era? Esta, esta pobretona, una cabrona sin futuro ni con un centavo a su nombre. Así que Becky la empujó porque estaba enojada; y la parte más aterradora era que no estaba segura de sí estaba enojada porque Freen era irrespetuosa y no tenía idea de lo que estaba hablando, o porque tenía toda la razón.

Freen la miró sorprendida cuando su espalda chocó contra la pared de ladrillo; dejando caer su cigarro al suelo y Becky lo piso.

—¡No tienes ni idea de lo que estás hablando! ¡Tú no eres nadie! ¡Nadie comparado a mí! ¡Eres pobre y no tienes futuro! Tengo una familia y un novio y el dinero me encanta ¿Qué tienes? No...

Ella gritó cuando Freen agarró sus bíceps sobre la chaqueta, aplastándola contra la pared, su agarre era tan fuerte que hizo a Becky cuestionar sus acciones anteriores.

—¿Crees que eres mejor que yo sólo porque tus padres tienen dinero? Eres una estirada y realmente lo siento por ti, porque tienes diecisiete años y no tienes idea de cómo vivir la vida.

—Ah, ¿y ser arrestada es la forma correcta de vivir la vida?— Becky replicó, tratando de salirse del agarre de Freen, pero ella era dos veces más fuerte que Becky.

—Prefiero ser encarcelada en una celda que en mi propia casa!

—Eso no tiene sentido y es estúpido. Déjame ir o voy a gritar.

—¿Sabes por qué estás tan tensa Becky?— Preguntó Freen, moviendo su rostro más cerca y Becky podía oler el humo del cigarrillo. No podía moverse, ni respirar, porque Freen estaba tan cerca que sus narices casi se tocaban y Becky nunca había estado tan cerca de alguien (a excepción de Anurak y ese chico que había besado hace unas semanas). —Porque estás sexualmente frustrada, es por eso.

La respiración de Becky era irregular y lenta, como si acabara de correr una maratón.

—Y eres patética porque nunca has besado de verdad alguien... o has sido besada de forma pervertida. También es una vergüenza, eres tan recta, aunque no estoy tan segura de que lo seas.

—Qué, ¿qué estás hablando? No soy gay!

—¿Estás segura de eso? Sería una lástima, sin embargo, una pérdida de ese gran trasero que tienes.

Y ahora esto. Freen había cruzado la línea llamándola gorda, Becky no iba a soportar eso. Empujó a Freen, y la chica tropezó, pero luego se volvió a la cara de Becky.

—Nunca más me empujes. —Gruñó a Becky, antes de agarrar la parte posterior de su cuello, juntando sus labios.

Becky jadeó contra los labios de Freen, antes de sentir la lengua en su boca y las manos aferradas a sus caderas.

Todo su cuerpo se sentía como si estuviera en llamas; las yemas de los dedos de Freen quemaban, mientras su lengua exploraba la boca de Becky.

Becky no sabía qué hacer, su primer instinto fue apartarse, pero siguió el ejemplo de Freen, y pronto estaba haciendo lo mismo que ella. Becky podía sentir una sensación extraña, que también sentía en la boca del estómago y fue cuando sintió algo mojado abajo.

La mano izquierda de Freen salió de la cadera de Becky enredándola en su pelo, tirando de Becky para que pudieran respirar.

Becky estaba a punto de decirle que se alejara, para defenderse de alguna manera, pero todas sus palabras se quedaron atascadas en su garganta cuando Freen arrastró su mano derecha hasta su entrepierna y la tocó sin pudor. La acción envió una sacudida a través de todo el cuerpo de Becky, y no pudo evitar dejar escapar un gemido.

—Te gustó ¿no?— Freen respiró en su oído y Becky podía sentir literalmente cada pelo en su cuello. —Estás húmeda, lo puedo sentir.

Freen se alejó, sonriendo.

—Buena suerte para deshacerte de eso. Y dijiste que no eras gay.

Freen se pasó una mano por el pelo antes de darse la vuelta e irse, dejando a Becky de pie, respirando con dificultad.

—Ah, y puedes quedarte la chaqueta por esta noche, se ve bien en ti.

Luego se marchó, desapareciendo en la oscuridad de la noche. Becky no se movió por otros cinco minutos, tocando sus labios, sin poder creer lo que acababa de suceder.

Había besado a alguien.

Una chica.

Freen.

Y la cosa más espantosa era que realmente lo había disfrutado, pero el problema estaba en sus pantalones y no tenía idea de cómo deshacerse de eso.

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