
Capítulo 12
Deseo.
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El soldado se miraba en el espejo. Todo estaba en orden, su ropa estaba presentable, su peinado estaba pulcro, y ciertamente, se veía atractivo.
Steve salió con una gran sonrisa en su rostro.
Miró la hora en el celular que Tony le había dado (el cual aún no podía averiguar a ciencia cierta como servía). Estaba puntual.
🔹🔹🔹
Media hora despues, Steve daba vueltas por la cocina y la sala. Tony no bajaba. Quiso ser paciente, tal vez el Omega estaba tomándose su tiempo para arreglarse, pero una parte de si estaba preocupada.
¿Y si lo había dejado plantado?, ¿se habrá arrepentido?, o peor aún, ¿le habrá pasado algo?
Con esa idea en cabeza, subió hasta la habitación del castaño.
Tal vez algo le había pasado a su donita, a lo mejor se sintió mal y no puede bajar; cada escenario en su cabeza se volvió peor que el anterior.
—¿Tony? —Ya en su puerta, el soldado llamó a la puerta.
Tardaron en contestar. Steve se ponía cada vez más ansioso.
—¿Steve? —La voz del omega se escuchaba muy queda— ¿Paso algo?
—No, Tony, yo... —Steve miró a las paredes buscando como decir que lo estaba esperando—, bueno, nosotros...
—Ah, lo siento. —Tony se escuchaba agitado—, no podré salir.
Steve comenzó a preocuparse.
—Tony, dejame entrar. —El Alfa comenzó altararse. Su instinto le demandaba estar con el Omega.
—¿Qué?, estoy bien.
Ignorando las palabras del castaño, le pidió a Jarvis que lo dejara entrar. Este se negó por órdenes del millonario.
—Tony, dejame entrar o derribare la puerta.
Rogers espero una respuesta por parte del genio. Impaciente, comenzó a preparase para derribar la gran puerta de hierro.
—Dios, eres tan exagerado. —Tony abrió poco la puerta y se asomo apenas. Su rostro estaba rojo y sus ojos dilatados—. Estoy bien, ¿lo ves?
—¿Estás enfermo? —Rogers quiso acercarse, pero Tony se escondió más en la habitación—. Llamaré al doctor Banner.
—¡No! —Tony salió de la habitación y tomó de la muñeca al Alfa—. No es nada, es sólo que...
Steve aspiro el aroma del Omega. Era fuerte, adictivo, maravilloso.
—Tony, tú...
—No sé qué me pasa. —Tony parecía cohibido. Era una imagen tan bizarra—. No estoy en celo, pero mi cuerpo reacciona como si lo estuviera.
El soldado carraspeo. El aroma del Omega lo tentaba, todo en él lo hacía.
Aspiro con fuerza. Se sentía drogado y su Alfa le exigía tomar al castaño.
—... Según lo que leí es normal. —Tony trató de mantenerse firme—. Es sólo el embarazo.
—¿El embarazo?
—Si, los Omega embarazados son más... Sensibles. —Tony comenzó a verse irritado—. No voy a explicarlo ahora, idiota. Necesito estar solo.
El rubio sintió un tirón en su entrepierna. Así que era por eso.
—Soy el padre de Donita, de nuestra Donita, eso me hace el responsable. —Steve ahora tomo la muñeca del Omega—. Déjame ayudarte.
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