'You should know that this is the strangest thing I've ever done!'
[Jiho]
Me recosté en el estómago de Namjoon y suspiré sonoramente. Quizás parecía que dramatizaba pero no me sentía exagerado en lo más mínimo. Mi amigo parecía pensar lo contrario porque pude hasta sentir como rodaba los ojos aunque no apartó la vista de la televisión ni un segundo.
Esta vez nos encontrábamos en su casa. Concretamente en el nuevo piso que había alquilado con Jin. Era enorme y repleto de cosas rosas. La única habitación más oscura era el estudio de Namjoon y ni esta conseguía salvarse de una alfombra y varios estantes del color favorito de su novio. A mí no me disgustaba en absoluto y parecía que a él tampoco.
- Eres un exagerado –murmuró el rubio.
- ¡Sabía que estabas pensando eso!
- No es muy difícil adivinarlo si es lo que eres.
- No lo soy –declaré molesto. Seguidamente, aunque yo estaba completamente seguro de mis palabras, me giré hacia la tercera persona que ocupaba la habitación. Era Jimin y estaba pegado a nosotros dos mientras se terminaba su segundo cuenco de palomitas. Estábamos viendo un simple documental de tiburones y él ya temblaba como si fuera la peor película de miedo jamás creada. – ¿Verdad que no soy un exagerado?
- ¡Ay! –agarró el mando y paró el documental. Seguidamente me miró molesto, apuntándome inconscientemente con el aparato. – ¡Te he dicho que no me hables tan de repente en las películas de miedo!
- Es un documental.
- ¡Te he dicho que no lo hagas y punto! –se limpió los restos de palomitas de su boca con la manga e intentó calmarse. Él sí que era un exagerado. – Sabes que me asusto.
- Está bien, como tú digas. Pero dile a Namjoon que no soy un exagerado.
- Eres un exagerado –intervino el rubio, probablemente solo para molestarme. Yo decidí ignorarle aunque realmente conseguía su cometido a la perfección.
- Eres un exagerado –repitió Jimin para mi sorpresa.
- ¡DIJO EL QUE SE ASUSTA CON LA REPRODUCCIÓN DE UN PEZ! –Exploté perdiendo los estribos. Inmediatamente bajé el tono y agaché la cabeza avergonzado. Se me estaba yendo la situación de las manos. – Perdón. Pero os prometo que no estoy exagerando. Podía haberle hecho mucho daño.
- Te perdono aunque seas idiota y aún no sepas que los tiburones son mamíferos –Namjoon negaba por el fondo. No podía creerme que la persona que más atención había prestado al documental no supiera lo básico del animal del que llevaba una hora escuchando hablar. Pasé del tema y seguí escuchándole. – Y además. Según lo que me habéis contado tan solo se cayó al suelo. No es tan grave.
- Es grave.
- No es grave –me refutó Jimin, apartando el cuenco de palomitas de mi alcance cuando fui a agarrar unas. – Grave es que a mi me drogaran en la discoteca.
- Supéralo tío –Namjoon estaba harto de oírle hablar del tema. Yo me reía siempre que lo escuchaba. El único que se tomaba el asunto con la seriedad que merecía era Hoseok. – La gente da asco. Ya encontramos al tío y le pegamos.
- No puedo imaginar si eso le hubiera pasado a Jungkook. Yo pude controlar la situación, pero él... a saber que le habr-
- Tú no controlaste una mierda –respondió de nuevo Namjoon. Yo reprimí unas risas y escondí mi cara para ocultar las que no pude tapar. – Parecías un niño de tres años. Te pasaste la noche entera jugando con Taehyung.
- Cállate.
- ¡CHICOS! –di un golpe en la cama haciendo que varias palomitas volaran por los aires. Namjoon intentó coger una al vuelo y Jimin me miró molesto segundos antes de ponerse a recogerlas y comérselas. – Centraros. Estábamos hablado de que casi mato a mi compañero de piso.
- Le tiraste al suelo porque te mordió el culo. Eso no es 'casi matar'. Acéptalo.
- Coincido con Namjoon.
- Aún le duele el culo y la pierna por el golpe. Si vierais el moratón que tiene, me daríais la razón. –yo no tenía ni idea de si tenía un moratón o no porque el peliverde no me había dejado ponerle la pomada o tan siquiera verle el culo, pero me hacía una idea. – Soy un monstruo.
- Yo un día casi le hago tortitas con insecticida a Jin para desayunar.
- Y Jungkook casi provoca que nos estrelláramos con el coche –si mal no recordaba, eso había sido culpa de Jimin por pedirle que hiciera ciertas cosas mientras conducía, pero de nuevo no dije nada. No quería desviarme otra vez del tema. – La cuestión es que caerse no es 'casi matar'.
- No lo entendéis.
- ¡Ash! –Namjoon se incorporó, mostrando la segunda reacción en todo lo que llevábamos de tarde. La primera había sido horas antes cuando nos invitó al piso y yo casi mancho la alfombra favorita de Jin con cerveza. – Si tan culpable te sientes ve y conviértete en su esclavo o algo.
- ¿Sabes qué? –Agarré un puñado de palomitas antes de que Jimin pudiera impedírmelo y me puse en pie. Luego volví a por mis zapatillas y con la boca llena empecé a abrochármelas. – Tienes razón. Eso es exactamente lo que voy a hacer.
Y eso fue exactamente lo que hice. Con total determinación eché a andar hasta casa. De camino compré varias bolsas de regalices y más zumo de manzana. Subí y dejé las cosas en la mesa y me quedé un rato esperando a que el peliverde, quien estaba completamente dormido sobre la cama, se despertara. No lo hizo, así que volví a bajar y compré una tarta de nata y almendras. Cuando subí lo encontré también tumbado, pero despierto y con varios regalices en la boca.
- ¿Los has comprado tú? –asentí orgulloso y fui a dejar la tarta en la nevera. Él me miró extrañado. – ¿Pero no ibas a pasar la tarde en casa de Namjoon?
- He decidido venir y ser tu esclavo.
- ¿Mi qué? –su cara cada vez se desfiguraba más con cada palabra que salía de mi boca. Se lo repetí y su expresión no cambió ni un mínimo. Me había entendido a la perfección la primera vez. – Yo no quiero nigún esclavo. –No sabía si reír o llorar. Cualquier otra persona habría adorado tenerme de esclavo. De hecho cualquiera habría adorado tener un esclavo a secas. El que fuera yo era un maravilloso plus.
- ¿Por qué no?
- Porque estoy bien así.
- Pero te he comprado regalices...
- ¿Quieres que te los devuelva?
- No. Son para ti.
- Muchas gracias entonces –siguió comiendo a lo suyo y yo me quedé mirándole esperando que dijera algo más, pero al parecer él no tenía esa intención. Al cabo de los segundos me miró molesto. – ¿Se puede saber que quieres? Te los puedo devolver.
- No quiero regalices. Quiero ser tu esclavo.
- Ya te he dicho que no necesito ningún esclavo. Y estás empezando a cabrearme.
- ¡Pero tengo que compensarte de alguna manera! – agarré el zumo de manzana y se lo llevé a la cama, dejándoselo en la mesilla. Yo me senté en el extremo del colchó y le miré suplicante. – Casi te mato.
- ¿Ah?
- La caída del otro día.
- Oh. Cierto. –agarró el bote de zumo y fue a darle un trago pero se detuvo en seco antes de rozar el plástico con los labios. – Espera espera espera...
- Cuando me mordiste y luego te caíste al suelo y yo te abandoné ahí a tu suerte –Intenté ayudarle a hacer memoria. – Si no llega a ser por Namjoon podrías haber muerto ahí mismo.
- Definitivamente eres idiota –fue su respuesta. Prosiguió bebiendo finalmente de la botella y luego clavó la vista al libro que tenía entre sus manos. – Y no quiero un esclavo idiota.
- ¿Ese es el motivo por el que no me quieres de esclavo?
- Ahá –estaba cien por cien seguro que respondió eso para zanjar el tema, no porque lo pensara de verdad. – Eres el humano más raro que he conocido nunca.
- ¿Es ese el motivo?
- Ahá.
- No te creo –él me ignoró y yo fui arrastrándome por la cama hasta colocarme a su lado. Eché un vistazo al libro que estaba leyendo y luego volví a apoyar la cabeza en la almohada, mirándole fijamente. Debió hacerle sentir incómodo, porque no tardó ni un minuto en cerrar el libro y ponerse de pie. – Hay tarta en la nevera –no me respondió, pero fue directamente a cogerla. Sonreí y me puse en pie para seguirle. – Puedo hacer cualquier cosa que me pidas.
- ... –sacó la tarta, la puso en la mesa y tras probarla con el dedo me miró alzando una ceja. – ¿Cualquier cosa? –asentí emocionado. – ¿Y si lo haces me dejarás en paz? –volví a asentir. Él sonrió y señaló el suelo. – Compórtate como si fueras un gato hasta que yo diga.
- ¿Ah?
- Lo has oído perfectamente.
- ¿Y en qué te ayuda a ti eso? –pregunté desconcertado. Cuando me percaté de sus intenciones el desconcierto pasó a molestia. – No te ayuda en absolutamente nada. Solo quieres reírte.
- O eres un gato o me dejas en paz – sonrió y tras agarrar la tarta y una cuchara, se dirigió de nuevo a la cama. Yo le seguía con la mirada sin poder creérmelo. Un gato. Quería que fuera un maldito gato.
- ¿Es algún fetiche que tienen las hadas o qué?
- Es tu castigo por no dejarme en paz cuando te lo pedí a la primera.
- ¡Solo quiero compensarte!
- Y yo solo quiero que te pongas a cuatro y maulles.
Hinché los mofletes con frustración. Di un golpe en la mesa y resignado terminé poniéndome de mala gana a cuatro patas en el suelo. Comencé a andar de esa forma y terminé recostado sobre una pequeña alfombra verde porque me dolían las rodillas más de lo esperado. Notaba como el peliverde me miraba cruelmente de reojo, disfrutando de la escena.
Intenté permanecer todo el tiempo posible sobre esa alfombra, al menos hasta que el hada perturbada que no paraba de reírse en voz baja cada dos minutos me permitiera volver a comportarme de acuerdo a mi especie. Pero no lo hizo. No parecía tener intención de dejarme vivir en paz, y cuando mi cuerpo comenzó a exigirme una visita al baño, no tuve más opción que abandonar mi hábitat seguro.
Eché un vistazo para ver si me vigilaba. Si no lo hubiera hecho, me habría puesto en pie y desaparecido con mis bellas dos piernas en cuestión de segundos, pero el muy desgraciado parecía que tenía un radar para mis movimientos, y cuando hice el mínimo amago de levantarme clavó su afilada mirada en mí. Sonreí inocentemente y con resignación fui gateando hasta el lavabo. Una vez allí, fuera de su vista, me puse en pie y comencé a desabrochar mis vaqueros.
- ¿Desde cuando los gatos mean de pie? –preguntó apareciendo de improviso, apoyado en el marco de la puerta. Le miré a través del espejo y tragué saliva.
- ¿Desde que yo soy uno? –él alzó una ceja y yo rodé los ojos al comprender ese gesto a la perfección. – Miau.
- Así mejor –añadió satisfecho. Volví a rodar los ojos, puesto que era una de las mínimas cosas que se me permitían hacer, y volví a sentarme en el suelo. Él me miró desde arriba sonriendo con superioridad. Definitivamente él no era el tipo de hada que nos vendían en los libros de cuentos infantiles. – No voy a marcharme si es a lo que estás esperando.
- ¿Cóm-
- Los gatos no hablan.
Apreté los puños con frustración y esperé un par de minutos más. El peliverde realmente estaba cumpliendo su palabra al no moverse de ahí, y mi vejiga también parecía estar a punto de cumplir aquello de lo que me llevaba advirtiendo hacía un buen rato. Miré el váter e intenté encontrar alguna manera de cumplir mis objetivos sin romper el desafío de ser un gato, pero nada parecía servirme.
Miré por última vez a mi compañero y él negó sin dejar de sonreír. Sabía que le estaba suplicando con la mirada y ni así cedió. Estaba siendo realmente cruel.
- Ya no puedo más –fue la frase que solté antes de ignorar las órdenes de Suga y ponerme en pie, terminando de desabrocharme los vaqueros. Cuando empecé a descargarme tan solo podía escuchar las risas de mi compañero de fondo y gemidos imaginarios en mi cabeza por estar tocando el paraíso.– Estoy sí que es paz.
- Paz es lo que me vas a dar ahora por haber roto el trato –respondió por el fondo. Yo me limpié indiferente y lavé mis manos únicamente porque él estaba delante. Seguidamente le salpiqué un par de veces y él se sacudió y apartó casi un metro al instante.– No hagas eso, idiota.
- Es irónico que tú me pidieras actuar como un gato –declaré sonriendo. Él me sacó el dedo anular y se fue de vuelta a la cama dándome la espalda.
Yo le seguí en silencio pero sonriendo, apreciando enormemente poder volver a usar mis útiles piernas que tanto había añorado la última hora. Él fingía ignorarme pero era más que obvio que era consciente de mí más que nunca. Se tumbó en la cama y yo me tumbé a su lado, colocándome el plato con lo que quedaba de tarta en el estómago. Él abrió de nuevo su libro y yo me incliné para leer a su par. Me miró de reojo pero no dijo nada hasta un buen rato después, cuando habíamos leído seis capítulos y yo ya comenzaba a comprender medianamente el contexto del libro.
- Gracias por la tarta y el zumo, por cierto.
- Y los regalices –respondí contento por el reconocimiento que me estaba dando.
- Y los regalices –añadió él también sonriendo, aunque mucho más ligeramente que yo. Sus sonrisas solían ser o muy pequeñas o enormemente grandes. Nunca había un término medio. – De veras que no hacía falta.
- Sí la hacía. Y de cualquier forma lo haría, aunque no la hiciera. –mojé mi dedo en la tarta y lo llevé a mi boca. Era como nos la estábamos comiendo ambos y a ninguno nos daba el más mínimo asco por muy poco higiénico que fuera y la mezcla de saliva que estuviéramos dejando en ella.– Me gusta verte contento.
- Verte mear como un gato me habría puesto más contento –respondió en broma. O al menos quise pensar que así era.
- ¡Era imposible!
- Oh, vamos. Ni siquiera lo intentaste. –aparté la vista indignado y volví a cubrir mi dedo con nata. Lo dirigí a mi boca pero para mi sorpresa otra se interpuso en mi camino, atrapando el índice y limpiándolo por completo. Miré al peliverde en silencio y volvió a posar la mirada en su libro como si nada hubiera pasado. – Gracias de todas formas. En serio.
Decidí no responder y guardar ese instante en mi mente con total claridad. Tanta que lo estuve rememorando a la perfección las siguientes cinco horas. Definitivamente comprar la tarta había valido la pena.
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¡Tengo ideitas para el canal de Youtube!
Creo que comenzaré el primer video con lo típico de 'diez cosas sobre mí' pero relacionado con Wattpad. En plan pues contar un poco como comencé y opiniones que tengo. YYYYYYYYYYYYYY ADEMÁS...
¡ME VOY A CHINA ESTE SUMMER!
A veh. Mi ex es de Shangai y este verano va tres mesecitos a ver a su family y pues aprovechando me ha dicho que si quiero acompañarle (no voy a ir los tres meses ni de coña que me muero. Real que me da mucho agobio no estar en mi casa con mi cama y mi gata) y bueno pues tras mucho pensarlo creo que me voy a animar.
Entooooonces, a todo esto, se me ha ocurrido que podría hacer videos o algo de mi viaje por allí. Como una especie de blog o yo que sé. NOC. El men es el que estaba en las histories de mi instagram el otro día. Es majete y seguro que me lo paso guay y sino me lo paso guay me la suda porque el viaje sale rentable de cualquier manera a nivel económico.
¿Qué opináis?
¡Ah! Y otro vídeo que he pensado también sería recopilación de preguntas que me dejarais sobre cualquier cosa. Tanto sobre mí y wattpad como sobre fics míos u opinión de otros. Yo que c. Me encanta planear cosas y luego no hago nada de lo que planeo pero dA IGUAL PORQUE SOY FELIZ PLANEANDO.
Y por cierto. ALMA NO RESPONDAS A TODOS LOS TÍTULOS Y VEN A BESARME A MADRID. Y a esto también digo que si la primera persona que ha respondido al título veo que tiene mazo de recomendaciones y no es la única pues le recomiendo el capítulo a la siguiente o por el estilo, beibis.
Os aprecio que os cagáis joe. Gracias. Mil. Por. Todo. 💜
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