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'Now, hold still. This might sting a little'

[Jiho]

Desde que Taehyung me contó acerca de ese mito sobre que si te levantas de madrugada es porque alguien te estaba observando, ya no pude ni ingerir ni expulsar líquidos con tranquilidad a media noche. Hubo una temporada en la cual hasta me planteé el uso de pañales.

Pero ahora todo era diferente y tenía que ver absolutamente con mi compañero de piso. Ahora cada vez que necesitaba cruzar el piso a oscuras despertaba a Suga. Me salía de la cama y él se apropiaba momentáneamente de ella, extendiendo sus alas. Cada rincón de la sala se iluminaba de una forma mágica. Mágico. Esa era la palabra.

- Suga...

- Mh.

- Te necesito de verdad me lo voy a hacer encima. De verdad. No te miento.

- ...

- ...

- Ffffffff.

Esa concreta conversación fue suficiente para que me empujara al suelo de una patada y se colocara en el centro de la cama, acomodándose más y agarrando toda mi almohada entre su cuerpo. Ignoré lo que me costaría recuperar mi sitio y pertenencias, pues estaba demasiado emocionado por verle brillar.

Y lo vi al instante.

Poco a poco dos pequeñas añas se fueron plegando hasta hacerse inmensas. Parecían frágiles. Excesivamente delicadas. Como si estuvieran hecho con el cristal más fino del mundo y llenas de luz. De verdad que eran lo más precioso que había visto en mi vida. Casi me tiré diez minutos allí observándolas en vez de ir al baño.

E hice mal. Actué sin pensar como la mayoría del tiempo, pero en esta ocasión no me esperaba tales consecuencias, o mejor dicho, tales reacciones. Cuando estiré mi mano para tocar una de ellas, jamás hubo un instante en el que sintiera miedo. Al contrario. Solo sentía emoción. Ansias. Me moría por rozarlas. Era una admiración tan grande que casi rozaba la locura.

- ¡NO! –la luz desapareció de inmediato, dejando el cuarto completamente a oscuras. Casi podía jurar que había incluso menos que en un principio. No veía nada, solo escuchaba el grito del peliverde en bucle en mi cabeza, hasta que en un momento perdí el equilibrio y caí en la cama.

- A-auch.

- ¡Te he dicho mil veces que no lo hagas pedazo de estúpido! ¡Te lo he repetido incontables veces! ¡HAZME CASO JODER! –no me orienté levemente hasta que una mano me agarró de los brazos. Alguien se colocó encima de mí, sujetándome con ambas piernas alrededor del cuerpo y sus manos en mis brazos. A los segundos pude atisbar a distinguir pequeños mechones verdes a la luz de la luna.

- Tienes más fuerza de la que imaginaba... –esta vez también actué sin pensar, pero utilizando mi voz.

- ¡ZICO HABLO EN SERIO! –me sorprendió de sobremanera que utilizara mi apodo. A penas lo usaba. – ¡SI QUIERES MORIR ADELANTE! ¡TÓCALAS! ¡PEDAZO DE IMBÉCIL! ¡VAMOS, TÓCALAS! –me quedé en shock. Era demasiado. Su reacción en general era demasiado. Ni siquiera mi subconsciente sabía que contestar. – ¡MALDITO IDIOTA!

- ...

- ... –ahora podía distinguir varios rasgos ligeramente además del cabello. La punta de su nariz, sus ojos o el labio inferior. Solo le miraba muerto de miedo. No tenía miedo de él, pero su reacción me había sorprendido demasiado. Realmente no podía reaccionar y solo me quedaba permanecer inmóvil y con los ojos abiertos de par en par. Aún estaba sujeto cuando volvió a extender sus alas. Parecían más brillantes que nunca.

- ¿Realmente no puedes contenerte?

- ... –me costó un par de segundos reaccionar. De hecho tan solo lo hice porque sus manos me apretaron con más fuerza y fui consciente de su temperatura corporal en ese momento. Yo estaba sin camiseta y sus dedos tocaban directamente mi piel, y no exageraba al decir que ardían. – Pu-puedo contenerme.

- No puedes.

- Puedo –insistí mientras intentaba soltarme con disimulo. Él no me dejó opción. No me soltaba de ninguna manera y comenzaba a quemarme. – D-de verdad. Puedo. Solo quería tocarlas.

- Pues no puedes. Métetelo en la cabeza.

- ¡Agh!

En el mismo momento en el que me soltó con mi aullido de dolor por lo mucho que me dolían sus dedos sobre mi piel, las alas desaparecieron de nuevo. La habitación volvió a quedar a oscuras y yo llevé mis propias manos a las marcas que habían quedado tras su agarre. Fue rozarlas y volver a emitir un quejido. Eran quemaduras. Me había quemado solo con tocarme.

- Estás ardiendo –murmuré. Inmediatamente añadí con agobio. – No va en doble sentido. Hablo en serio. Me has quemado.

- Déjame ver.

Encendió la pequeña lamparita de noche y se inclinó sobre mí, agarrándome de la muñeca. Esta vez lo hizo con menos brusquedad y su temperatura corporal, aunque seguía siendo alta, había descendido notablemente. Yo alcé la vista observándole mientras él miraba mi piel. Era muy extraño estar con él en la cama mientras conservaba el tamaño humano. Muy pocas veces había sucedido. La mayoría por error y estaba seguro de que ninguna había durado tanto.

Bajé la vista y efectivamente encontré las marcas de sus dedos grabadas en mi piel. Por un segundo pensé que las iba a curar con polvos mágicos o algo por el estilo, pero tras poner una mueca de molestia, bajó de la cama y se dirigió al baño. La luz de la lampara apenas llegaba a alumbrar la mitad de la cama de lo pequeña que era, pero a él no pareció importarle. Volvió a los dos segundos con uno de mis botes de crema y un paño mojado con agua fría. Lo del agua fría lo supe más adelante cuando lo vertió sin delicadeza alguna sobre mi hombro.

- ¡Joder! –me quejé sin poder controlarme. Él me ignoró y se levantó para mojarlo otra vez y repetir el proceso, mojando aún más la cama con la segunda tanda. Seguidamente, en completo silencio, agarró la crema y comenzó a extenderla. – ¿Eres consciente de que esa crema es para la cara?

- Tiene aloe vera y probablemente más cerebro que tú, así que cállate. –respondió inexpresivo. Bueno, yo aún podía notar que estaba enfadado, pero su cara era la misma de siempre y era muy difícil saber si realmente le molestaba algo o se sentía normal.

- Gracias –no pude callarme.

- De verdad que no puedes callarte –ese chico me leía la maldita mente. Sonreí y mi sonrisa se extendió al ver que su rostro se relajaba y una de sus comisuras se elevaba ligeramente.

- ¿Vamos a hablar de lo que acaba de suceder? –su rostro volvió a tensarse y los movimientos nuevamente se volvieron más bruscos. Mordí mi labio con frustración. Esa frase había sido un tremendo paso hacia atrás. – O puedes explicarme porqué te has convertido en la antorcha humana.

- Me temperatura corporal aumenta cuando me cabreo.

- Oh.

- Sí. Estaba muy enfadado. Lo sé. –en un segundo se apartó y me indicó con el dedo que me girase para mostrarle el otro brazo. Inflé las mejillas y me coloqué de lado con las piernas cruzadas, dejándome hacer. Sus gestos volvieron a relajarse. – De cualquier manera, no había fuego. No soy ninguna antorcha humana o lo que hayas dicho.

- Antorcha humana –le miré esperando ver alguna reacción pero ni levantó la vista. – ¿No sabes de lo que hablo? –negó sin mirarme, más concentrado en la crema de cara que extendía en mi brazo. – ¿Superhéroes? ¿Marvell? ¿Los cuatro fantásticos? ¡Por dios, no puedes no saber de que estoy hablando!

- No me gustan los cómics.

- Te pondré las películas entonces.

- Ya está –dio una última palmada que escoció muchísimo y la cual estaba segura que había hecho adrede y luego se limpió las manos en sus propios muslos que se exponían debido lo anchos y cortos que eran sus pantalones. – Ahora a dormir.

- No lo creo.

Bajé mi vista y la suya me siguió soltando una exclamación ahogada. Luego empezó una carcajada, seguida de otra y terminando en un concierto de risas. Yo sonreía al escucharle reír, pero en verdad también me impactó bastante verle de esa forma. Jamás le había visto reír tanto tiempo. No mentía cuando aseguraba que estuvo casi cinco minutos riéndose a carcajada limpia. Era un espectáculo.

- ¡Te has hecho pis encima! ¡No puedo creerlo! –exclamaba mientras me señalaba con el dedo. Suga habría sido un perfecto bully en primaria o infantil. De verdad que tenía madera para disfrutar de las desgracias ajenas y no empatizar en absoluto. – ¡Te has meado en los pantalones! ¡JAJAJAJAJAJAJAJA, realmente lo has hecho! ¡En los pantalones!

- Fue por tu culpa –intenté explicar, pero sus risas me opacaban tanto que tuve que esperar a que el concierto acabara para poder hablar. Cuando el hada se calló y comenzó a limpiarse las lágrimas y suspirar en un tono más bajo, vi mi oportunidad. – Decía que ha sido por tu culpa. Me asustaste cuando me estaba aguantando el pis.

- No busques excusas.

- Es la verdad –me encogí de hombros y puse en pie, comenzando a quitarme la ropa manchada hasta quedar desnudo. – Si quieres te hago una cama improvisada con papel higiénico mientras cambio las sábanas de esta.

- Lo haré yo mientras te duchas.

Asentí y me dirigí al baño. Aproveché para llevar el bote de la crema de cara y al parecer, quemaduras. Una vez allí con la ropa meada en el cubo de la ropa sucia, me metí en la ducha y empecé a limpiarme. Hacía años que no me duchaba de madrugada, siempre que las fiestas en la piscina no contaran, claro.

Mientras me enjabonaba intenté evitar la zona de las quemaduras, pero me fue imposible. Al final la crema cayó con el agua y jabón al igual que mis quejidos. Aproveché incluso para lavarme el pelo con champú con olor a menta. Cuando salí me sentía casi recién nacido. Y de hecho se lo iba a echar en cara a Suga pero no me dio tiempo, pues verle sujetando una almohada contra la pared y golpeándola me impactó de sobremanera por segunda vez en la noche.

- No te asustes –fue lo primero que dijo. Yo no me asustaba, pero cada vez dudaba más de que el raro de ambos fuera yo. – No quise interrumpirte en el baño para coger un secador. He limpiado el colchón y estaba mojado.

- ¿Estás caliente otra vez? –pregunté con curiosidad, colocándome los primeros calzoncillos que alcancé en mi armario y dejándome la toalla alrededor del suelo. Extendí una mano impulsivamente pero antes de tocarle me detuve. Alcé la vista y le miré ligeramente acongojado. No quería volver a enfadarle, o enfadarle más de lo que ya estaba. – ¿Puedo? –asintió y llevé las manos a su cuello. Estaba caliente. Me entró la duda de si todo su cuerpo estaría igualado, pero preferí con comprobarlo. La temperatura poco a poco fue descendiendo hasta que volvió a un estado normal.

- Iré a por el secador.

Y fue a por el secador.

Al final terminé secando yo el colchón y haciendo lo que quedaba de cama mientras él bebía una cerveza que no llegó a terminarse. Se acercó a darme los dos últimos tragos que le quedaban y la tiró a la basura. Cuando volvió yo ya estaba desenchufando el aparato y dirigiéndome al baño, y cuando yo volví él ya estaba metido en la cama.

Por tercera vez en la noche me sorprendí al meterme con él y que un minuto después mantuviera su tamaño normal. Fui a girarme para preguntarle que ocurría, pero entonces noté como se pegó a mi espalda y de nuevo me quedé inmóvil.

- Si las tocas mueres al instante –comenzó a hablar. La lamparita estaba apagada y no podía ver nada, por lo que mi sentido del oído se acrecentó. Escuchaba cada caída en su voz y cada suspiro. No sabía a que se refería, pero debía ser algo importante. – Mis alas digo. Si tan solo las hubieras rozado ahora estarías muerto.

- ...

- Por eso me asusté tanto.

- ... –no sabía que responder. Ni siquiera me movía. Aún estaba de espaldas sintiendo su contacto directo y queriendo hacer algo pero sin poder reaccionar. Era frustrante. – Eso no lo dicen en los cuentos.

Escuché una especie de risa y sonreí. Era apagada pero sincera. Igual que la mía.

- Las demás alas no matan. Solo las alas oscuras.

- Pero tus alas no son oscuras.

- Es como nos referimos a las hadas oscuras –aunque sonara falso, no me resultaba nada extraño hablar a la nada. Recibía respuesta y nos escuchábamos a la perfección. Era como mantener una conversación tan solo con una voz. Agradable incluso, sobre todo ahora que no me notaba menos tenso. – No soy como las hadas de los cuentos.

- No me digas.

- Hablo en serio –noté un ligero golpe a mi espalda y sonreí. Al mismo tiempo intentaba no moverme mucho porque las quemaduras sí que dolían con cada movimiento. – Piensa en todo lo contrario a pureza y buena voluntad y me tendrás a mí. Por eso nos destierran.

- ¿Eres peligroso?

- Sí. No te voy a mentir. Pero soy igual de peligroso que cualquier humano deplorable con el que te hayas encontrado. –esta vez me giré y me lo topé cara a cara. Estábamos más cerca de lo que habíamos estado nunca. Nuestras narices se rozaban y aún así seguimos hablando en susurros. – Una vez maté a un hombre.

Yo tragué saliva y él sonrió amargamente. No estaba seguro de que mi corazón soportara tantos acontecimientos en una sola noche.

- ¿M-mataste a un hombre?

- El conductor que atropelló a Zico –enarqué las cejas y tuvo que concretar su explicación. – Al otro Zico –entreabrí los labios comprendiendo. – Le busqué durante semanas hasta encontrarle. Fue el día en el que lo hice, que comprobé lo de mis alas. Fue un accidente, pero no me arrepentí ni una pizca. Y lo volvería a repetir una y otra vez.

- ¿Entonces yo podría haber muerto antes? –no respondió, pero tomé su silencio como un gran sí. – Gracias por salvarme la vida entonces.

- No me des las gracias y hazme caso cuando te ordeno algo.

- Lo haré a partir de ahora.

- No lo creo pero me vale con que no toques mis alas.

Sonreí y él rodó los ojos antes de volverse pequeño y arrastrarse por debajo de la manta hasta conseguir sacar parte de su cuerpo al exterior. Podía distinguirlo levemente por la luz de la luna y la imagen, al igual que todas las veces en las que lo había presenciado, me resultó adorable. Casi no podía creer que esa cosita hubiera estado a punto de matarme y al mismo tiempo me había salvado la vida.

Me coloqué boca arriba y cerré los ojos. No tardaría en dormirme, pues estaba cansado y mi cuerpo deseaba recuperar el sueño interrumpido. Más antes de hacerlo volví a hablar.

- Suga.

- ¿Mh?

- Antes me llamaste Zico. –no dijo nada, por lo que preferí seguir hablando. – Jamás te había visto tan asustado.

- ...

- Siento si te recordé lo del atropello.

- No me recordaste nada. Tan solo me asusté. Deja de compararte con un gato. –no supe que responder, y por suerte no hizo falta. – Aunque él fuera más listo que tú.

Nada podría haberme dado mejores sueños que esas palabras. No las que se burlaban de mi coeficiente intelectual, sino las que decían que se había asustado. Se había preocupado de mí, y por algún motivo eso me hacía sentir muy bien. 

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ANTES QUE NADA. SÍ. HE CAMBIADO LOS TÍTULOS. 

No me convencía eso de las horas y estoy poniendo frases de cuentos de disney o historias populares. Todas esas frases pertenecen a alguna película o libro. La primera persona que adivine a qué pertenece le dedicaré el capítulo. Obviamente para saber la persona y tal hay que dejarlo en los comentarios. Para participar hay que escribir la película o libro que creáis que pertenezca la frase del título en EL NOMBRE DEL QUE NARRA. Es para que me sea más fácil encontrarlo y esté más ordenado y eso weys. 

Todo esto es porque se me ha ocurrido y me molaba pero vamos que tampoco es obligatorio y na de na y por leerme os beso los pies maldita sea.

AH Y OTRA COSA. 

¿Recordáis el proyecto de Youtube? Pues voy a empezar con un instagram a ver como tira y el tiempo que le dedico y todo que en verdad soy mazo de abandonar proyectos. WENO. Que la cuenta se llama @_rainights_ y subiré un poco lo que vaya viendo que me entretenga además de hablar sobre fics.

También hay un thiscrush en el cual se pueden dejar comentarios o sugerencias tanto de forma anónima como con nombre y sin necesidad de registro. Os lo dejo por aquí abajo por si queréis dejar algo.

http://www.thiscrush.com/~rainights

Ah. Y la cuenta será privada para que no entre gente a molestar ni nada. Podemos hacer grupos por mensajes privados para fangirlear y esas cosas. En verdad me hace ilusión porque en mi cuenta personal no muestro casi nada mi lado fangirl y we pueh eso. 

La mayoría de cosas que publicaré será en las historias. Serán capturas de comentarios, encuestas, test, etc... No solo sobre Wattpad sino de cualquier cosa pero en plan fangirleo. Por ejemplo, Rupaul. O One Piece. Probablemente habrá muchísimo kpop pero no será solo eso. 

El caso es que me pareció una buena forma de estar en contacto e interactuar más seguido y conocernos o yo que sé.

Y BUENO ESO ES TODO. 

Como siempre, gracias por leerme. Que las hadas os bendigan. 

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