9.La normalidad de la mosca
—Estoy en casa —dejé caer el bolso sobre el sofá y antes de hacer lo mismo conmigo misma, la voz del señor Lee me tomó por sorpresa.
—¿Ya está aquí, señorita? Llegó temprano hoy.
Fruncí el ceño.
—Esta mañana le dije que hoy acabaría temprano, así que no entiendo cuál es el problema —le recordé—. No obstante, ¿puede decirme por qué susurra?
—Yo... —continuó evadiéndome la mirada, fijando la suya en el suelo; dicho gesto atrajo aún más mi atención. Se comportaba de manera extraña—. Por favor, márchese —soltó de la nada con un tono firme pero a la vez tembloroso.
—¿Cómo ha dicho? —inquirí, arqueando una ceja, pero no obtuve respuesta alguna por su parte—. Señor Lee me parece que le hice una pregunta y espero una respuesta a cambio. A no ser que prefiera que le haga otra muy diferente, claro está.
Avancé hasta quedar justo en frente de él. Con el paso de los años se había vuelto más pequeño, o quizás era yo que me había hecho más grande. Prácticamente teníamos la misma estatura.
Él continuaba sin poder verme a los ojos, lo cual fue suficiente respuesta para mí.
—Señor Lee —le di una última oportunidad de explicarse—. Tenga el valor de mirarme al menos.
—Señorita... —intentó decir algo pero fue interrumpido por aquella voz desde lo alto de la escalera.
—Señor Lee, ¿no le dije que me avisara en cuanto Yoon Su regresara del colegio? Creí haber sido bastante claro al respecto.
Desvié la mirada en su dirección y le observé descender lentamente hasta acercarse a nosotros.
No sabía que había vuelto. Llevaba una semana fuera ocupado con su trabajo. Sin embargo, eso era lo de menos. Él también estaba extraño. Diferente. Especialmente feliz, me atrevería a decir y no creo querer saber la razón detrás de ello.
—Estoy esperando su respuesta, señor Lee —le presionó con una calma lo suficientemente peligrosa como para hacerle honor a la palabra misma.
—Mil disculpas, señor —hizo una ligera reverencia, manteniendo la mirada en el suelo—. Justo estaba por hacerlo.
—Descuide, de todas formas ya no será necesario —dio palmaditas en su espalda como para asegurarle de que no había problema y luego su mirada pasó a ser solo mía, de conjunto con toda su atención—. Te estaba esperando, cariño.
Una sensación bastante desagradable me recorrió el cuerpo cuando aquella blasfemia dejó sus labios.
—Tengo algo para mostrarte —continuó, en nada comparándose a su expresión anterior, la sonrisa que ahora adornaba su rostro. Una capaz de helar el alma.
Volteé a ver al señor Lee y la sangre en mi cuerpo comenzó a correr deprisa. Entonces regresé a verlo a él, devolviéndole su cordialidad y cariño, en una sonrisa de igual magnitud que la suya.
—Por favor, muéstreme —pedí con fingida amabilidad.
Su sonrisa se hizo aún más grande, pero daba igual. Yo no tenía alma después de todo...
🍂🍁🍂
—¿No te coge el teléfono a ti tampoco? —escuché la voz de Yuna detrás de mí, pero simplemente continué organizando las cosas en mi locker.
—No —le contestó la chica que iba con ella—. Ha sido igual toda la semana y me estoy hartando.
—Su humor ha sido un asco en estos días —bufó Yuna—, y todo gracias a cierta persona...
Sentí su mirada clavarse en mi espalda, la de ambas, pero simplemente siguieron de largo, omitiendo mi presencia.
—Solo espero que se calme un poco ahora que Jimin regresó —fue lo último que les escuché comentar.
Casi se me escapa un suspiro por su inocencia. Park jamás sería la correa perfecta para alguien como ella; al menos no cuando él mismo era quien necesitaba una.
—¡Tío, no sabes lo genial que es tenerte de vuelta! —la voz de Taeyong retumbó por todo el pasillo—. ¡Sin ti estábamos fritos!
—Eres un exagerado —rió el tan aclamado haciéndome maldecir en voz baja, ya que su pequeño grupo se había detenido unos casilleros más adelante, no tan cerca de mí, pero lo suficiente como para escucharlos.
Hablando del Rey de Roma...
—Esta vez no exagera —intervino Minhyun apoyando los cumplidos de Taeyong—. Los últimos partidos fueron un auténtico desastre. Nos masacraron como quisieron y todavía siento vergüenza —colocó una mano sobre su hombro—. Por lo que más quieras no vuelvas a hacer que te suspendan así. Entiende que eres vital para el equipo.
—En todo caso primero deberías entender eso tú —Yuta lo fulminó con la mirada—. ¿O acaso olvidaste de quién fue la idea de la "bromita" que hizo que lo suspendieran por una semana?
—Pero la gracia está en no dejar que te atrapen, yo no puedo controlarlo todo —se lavó las manos, metafóricamente hablando.
—En fin.... —Park dejó ir un suspiro sin poder evitar la sonrisa de suficiencia que bailaba en sus labios—. Lo importante es que su estrella ya está de vuelta, chicos. Así que no tienen de qué preocuparse.
Olvidé mencionar que la modestia era una de sus tantas virtudes. La modestia y su mirada penetrante y para nada disimulada, que en algunas ocasiones costaba pasar por alto.
—Entonces... ¿volverás al equipo? —preguntó emocionada la chica junto a él, que no tardó en sonrojarse apenas la tomó del mentón y acercó peligrosamente su rostro al de ella, ladeando ligeramente la cabeza para ver algo, o mejor dicho a alguien, detrás de ella.
—¿Te gustaría que así fuera? —susurró seductor, con sus ojos clavados en los míos, terminando con una sonrisa al ver que ni siquiera me inmuté.
—¡Cla-Claro! —asintió ella, algo tímida.
—En ese caso lo haré —contestó luego de unos segundos, apartándose para dedicarle una sonrisa dulce a la chica de conjunto con un guiño.
—Tampoco es para tanto —los celos de Ji Yung salieron a relucir—. Podríamos haber ganado sin ti. Solo tuvimos mala suerte, es todo.
—Mala suerte y a ti —le soltó Taeyong sin rodeos—. ¿O es que acaso olvidaste de quién fue la culpa de que perdiéramos en el último momento? Porque yo recuerdo perfectamente la falta que cometiste que le dio la ventaja al otro equipo y como si no fuera suficiente, también te torciste el tobillo.
—¿Insinúas que lo hice a propósito? —dio un paso hasta quedar frente a frente con Taeyong.
—De ti no lo dudaría —le contestó este último sin filtro alguno.
—¡Serás...
—Hey, ya basta. Paren de una vez —intervino Park, colocándose en medio de ambos.
—¡Tú no te metas, Jimin! —Ji Yung le empujó, apartando la mano que Park había usado para separarlo de Taeyong—. ¿Y no se supone que tienes novia? —le soltó de repente—. Porque estoy bastante seguro de que a Mi Soo no le gustaría verte coqueteando con otra.
La chica de antes bajó la mirada, avergonzada, mientras que Jimin sorprendió a todos al dejar escapar una sonora carcajada; por supuesto, a todos menos a mí y a cualquiera que le conciera lo suficientemente bien como para saber que el gran Park Jimin no es hombre de una sola mujer.
Estar con él, ya sea de manera formal o informal, como quisieras llamarlo tú porque para él daba lo mismo, significaba ir por ahí con el riesgo de que te terminara contigo en cualquier momento; por supuesto, al menos tenía la decencia de cortarte antes de involucrarse del todo con otra chica. Pero de todas formas Park era bastante claro desde el comienzo: nada serio, libertad para ambos con ciertos límites a los que él llamaba "conservar algo de respeto" y por supuesto, la más importante de todas, no pierdas tu tiempo en enamorarte. Si lo haces solo adelantarás la ruptura.
Vivir esa clase de dramas amorosos de doramas, donde la chica buena cambia al chico malo y hace que se enamore de ella, no iban con su estilo para nada. Así que le gustaba dejar claras las cosas desde el comienzo para evitar cualquier tipo de ilusión o malentendido y de haber alguno, cortaba por lo sano antes de enredarse en algo mayor o incluso llegar a hacer daño.
La conclusión es que ninguna hasta ahora ha podido con eso. Todas acababan a sus pies en menos de una semana. Mi Soo lidera actualmente la tabla con tres semanas por el momento.
—Ji Yung, amigo, te has vuelto algo gracioso en esta semana mientras no estaba —palmeó su espalda con una fingida sonrisa cargada de fingida comprensión—. No te preocupes, y aunque no sé lo que se siente, igual te perdono. Los amigos hacen eso.
—¿Qué? —no sólo Ji Yung, todos estaban igual de desconcertados—. ¿Me disculpas? ¿Por qué demonios me tendrías que disculpar?
—Ya te dije, porque eso hacen los amigos.
El sarcasmo era tan evidente en sus palabras que hacía del momento aún más exquisito, contrastando a la perfección con la expresión de fingida comprensión que aún mantenía.
—Amigo, debe ser horrible para ti, ya que ahora que regresé tendrás que volver a la banca. Imagino que debe estarte afectando desde ya, o quizás no sea eso y sea algo más arcaico, de allá del tiempo de los faraones, que no deja de molestarte y está hablando por ti en estos momentos. ¿Cierta ruptura que no puedes superar tal vez? —inquirió con malicia—. De todas formas, sea cual fuera la razón, te perdono igual —se encogió de hombros, sin poder evitar mostrar la satisfacción que sentía en ese momento—. Nos vemos en el entrenamiento de esta tarde.
—Pero... ¿adónde se supone que vas? El descanso largo apenas comienza, aprovechemos para ponernos al día —propuso Taeyong—. Hey, Jimin, ¿me estás escuchando?
—Lo siento, tengo algo importante que hacer —su atención regresó a Taeyong, regalándole una sonrisa para reforzar su disculpa.
—Vas a ver a la insoportable de tu novia ¿verdad? —Yuta rodó los ojos—. Aunque me extraña que no se haya aparecido todavía para acapararte.
Jimin rió, encogiéndose de hombros.
—Quizás se la esté pasando bien con otro. En ese caso prefiero no interrumpir —bromeó, mirando de reojo a Ji Yung. Este último apretó los puños, intentando controlarse, solo que su expresión era demasiado obvia. —Los dejo.
—Hasta más tarde —le despidieron Minhyun y Taeyong.
—Idiota... —masculló Ji Yung con la mirada clavada en el suelo. Fue entonces que dejé de prestarles atención del todo.
Supongo que Park continuaba siendo el mismo.
—¿Vienes, tío? —le llamó Yuta—. Iremos a la cafetería por...
—¡Váyanse a la mierda! ¡Son todos unos idiotas! —les rugió antes de marcharse.
—Pero.... —Minhyun volteó a ver al resto—. ¿Y a este que mosca le picó?
Los demás sólo se encogieron de hombros o simplemente dejaron ir un suspiro antes de marcharse.
Mi móvil vibró entonces con un mensaje y lo tomé, cerrando mi locker para luego recargar mi espalda en él y leerlo desde la notificación.
Sr. Lee: << La vida no me alcanzará para pedirle disculpas. Jamás fue mi intención causarle semejante daño. Todavía no sé cómo podré verla a la cara. Lo lamento profundamente, señorita >>
Desbloqueé la pantalla e ingresé a la app de mensajería pensando en algo para responderle, pero perdí la ganas apenas leer el mensaje en la chat de abajo.
#Desc: << Excelente trabajo. Aquí está la recompensa: Lee Yeom Bi >>
—Lee Yeom Bi —murmuré mientras observaba el texto. Era tan obvio que daba escalofríos, pero el mensaje anterior lo era incluso más.
"Lee Yeom Bi" era solo el segundo. Era la respuesta al anterior texto de este mismo número, que había recibido el mismo día del incidente en la cafetería, minutos antes de quedarme dormida y que luego sucediera todo.
Las palabras en él eran tan significativas y precisas, tentadoras en aquel entonces, pero reveladoras en estos momentos. A tal punto en el que las preguntas aumentaban cada vez más conforme las leía una y otra vez, empezando por la más obvia y aparentemente más tonta de todas: "¿Quién?"
—Ahg... —un leve quejido dejó mis labios por un momento, obligándome a encorvarme un poco hacia delante y a llevar una de mis manos al costado izquierdo de mi abdomen.
Esa zona me estaba estimulando de vez en cuando desde ayer y era algo insoportable a veces, pero pasaba luego de un rato.
—Esta vez se excedió... —murmuré, haciendo la cabeza para atrás hasta apoyarla en el casillero. Comencé a normalizar mi respiración con el fin de hacer ceder el malestar—. Mierda...
Cerré los ojos y apenas lo hice el calor y las llamas aparecieron delante de mí.
—¿Yoon Su?
Abrí los ojos abruptamente. Entonces la imagen se desvaneció, dejando solo el rostro inocente y preocupado de Eun Gi.
—¿Estás bien? —no tardó en preguntar, algo tímida.
Me incorporé, frunciendo el ceño. No habíamos cruzado palabra desde que la directora nos reunió en su oficina para aclarar el "malentendido" y pensé que se mantendría de esa forma; sobre todo porque ella se veía muy feliz en compañía de sus nuevas amigas.
No podía creer que no hubiera aprendido nada con todo lo que sucedió, porque estaba perfectamente segura sobre la razón por la cual estaba delante de mí en estos momentos.
—Está bien que no me contestes. Lo entiendo. Pero Yoon Su, yo... —habló nuevamente ante mi silencio.
Sus ojos permanecían en el suelo y sostenía la parte delantera de su falda.
—¡Por favor, hablemos! —soltó de repente, casi haciendo una reverencia—. Por favor... —apretó con más fuerza su falda—. Solo... dame una oportunidad para...
*Notificación de mensaje: Tienes 2 mensajes nuevos*
Desvié la atención a mi móvil y aunque reconocí ambos, solo podía determinar el remitente de uno de ellos.
No contestar: << Ven a la azotea >>
En cuanto al otro...
—¿Yoon Su?
Levanté la mirada y fijé mis ojos en ella. Entonces di mi respuesta, basada en la interpretación del mismo.
—No.
🍂🍁🍂
—Y fue así como la antigua Corea pasó a albergar una serie de ciudades-estado en constantes guerras, que aparecían y desaparecían de manera constante. No obstante, hubo tres reinos que se fortalecieron y entre los tres dominaron la escena histórica de nuestro país por más de doscientos años. ¿Alguien puede decirme cómo se llamaban?
—Baekje, Koguryŏ y Silla —contestó alguien.
—Efectivamente —asintió la profesora—. Baekje, Koguryŏ y Silla protagonizaron ese período que sería conocido como los Tres Reinos de Corea.
Sonó la campana e inmediatamente todos comenzaron a recoger sus cosas.
—Aguarden un segundo —la profesora intentó llamar su atención antes de que comenzaran a hablar entre todos en lo que llegaba el próximo profesor—. Recuerden que deben hacer un trabajo investigativo sobre alguno de estos tres grandes reinos y que deben entregarlo en la próxima clase.
—¿Debemos entregárselo a usted? —preguntó una chica.
—No. La profesora Lee estará de vuelta para el siguiente turno, así que deberán entregárselo a ella.
Enseguida todos se quejaron mientras que yo permanecí descansando tranquilamente con mi cabeza sobre la mesa.
—Bien, eso es todo. No se olviden del trabajo —dejó el salón.
—Supongo que no tienes tanta suerte, Yoon Su —Yuna no tardó en lanzar uno de sus dardos pobremente envenenados—. ¿Verdad que no, Mi Soo? —volteó a verla pero esta última parecía demasiado ocupada tecleando algo en su móvil—. Yah, Mi Soo, ¿me estás escuchando?
—Demonios... —maldijo por lo bajo sin apartar los ojos de su teléfono.
—Kim Mi Soo, ¿se puede saber qué sucede contigo?
—Vete a la mierda, Yuna. No tengo tiempo para tus estupideces —le soltó de la nada sin siquiera voltear a verla, para luego ponerse de pie y dejar el salón.
La pobre Yuna quedó en shock y en ridículo frente a los demás que al menos disimularon con una pequeña risita.
Una sonrisa un tanto desconcertante se dibujó en mis labios, pero no debería sorprenderme ya que las cosas habían cambiado un poco desde lo ocurrido la semana pasada y Mi Soo parecía cero interesada en mí desde entonces, sin contar con que reflejaba su mal humor con sus dos perras falderas y teniendo en cuenta la escena que presencié esta mañana con Park y su grupo, eso quería decir que el contador ya estaba activo.
Pero bueno, nada de eso representaba una verdadera preocupación para mí o merecía un poco de mi atención. No como lo hacía el enigma a mi lado.
—Taehyung-ah! ¿Por favor podrías ayudarme con este ejercicio?
—Por supuesto —sonrió este último, poniéndose de pie para acercarse a la chica.
Abrí mis ojos sin variar mi posición y los fijé en mi compañero de celda, siguiendo cada uno de sus movimientos hasta que llegó al puesto de la chica y se sentó junto a ella para explicarle algo.
Estaba claro que las intenciones de ella iban más allá de conseguir evacuar alguna duda, pero él parecía ajeno a ello; o fingía estarlo.
—¿Lo entiendes ahora? —volteó a verla de repente, tomándola por sorpresa ya que se había pasado toda la explicación mirándolo.
—N-No, ¿podrías volver a explicármelo, por favor?
—Claro —sonrió él y el rostro de ella se iluminó—, pero tendrá que ser en otra ocasión. Prometí ayudar a Yoon con su tarea.
La chica intentó disimular su molestia diciéndole que estaba bien, pero en cuanto él se puso de pie y le dio la espalda, ella clavó sus ojos en mí para darme una mirada mortal; o al menos eso fue lo que intentó hacer, porque cuando sus ojos dieron con los míos se acobardó y simplemente se unió a la conversación del grupo de chicas cercano.
—¿Cuándo dejarás de usarme como excusa? —me incorporé en el lugar, manteniendo el tono aburrido en mi voz.
—Lo recordaré la próxima vez—respondió él tranquilamente, tomando asiento.
—Eso dijiste la vez anterior.
Simplemente se encogió de hombros y no dijo nada más.
Le miré de reojo. Abrió su libro de historia en el capítulo de hoy sobre los tres grandes reinos y comenzó a leer mientras tomaba notas en su cuaderno.
En otra vida me habría molestado y hace una semana me hubiera sentido agradecida, pero justo ahora no tenía la menor idea de cómo sentirme exactamente.
En toda esta semana había permanecido en silencio y apenas me había dirigido la palabra. Nada de comentarios afilados o de indirectas demasiado directas. Simplemente parecía inmerso en su propia burbuja, pero sabía que no era así. Y quizás no tenía cómo probarlo, pero este chico me resultaba desconcertante en muchos aspectos. No había un patrón en él el cual pudiera servirme para leerlo y mientras me bastaban un par de días para analizar y saber cómo tratar a los demás, con él esta semana no había sido nada provechosa.
—Si tienes algo que preguntarme, solo hazlo —el movimiento de su lápiz se detuvo pero sus ojos continuaron fijos en su cuaderno.
Estaba claro que esperaba mi respuesta y también estaba claro que no se la daría. Después de todo, aún no sabía qué era peor, si no poder leerlo o poder hacerlo, a cambio de que él también pudiera.
Era una balanza que aún me costaba desequilibrar.
—Eso pensé —murmuró apenas aparté la mirada.
No sé qué odié más, si haberle dado la razón al permanecer en silencio o la sonrisa característica que se apoderó de sus labios, que no veía desde hace una semana.
—Todos a sus puestos —ordenó el profesor de literatura entrando al salón.
Inmediatamente todos comenzaron a acomodarse, yo también, pero para dormir, sin embargo, me detuve en el acto apenas Taehyung se acercó a mi oído.
—Quien no se arriesga no gana —susurró suavemente, sin rastro alguno de segundas intenciones y era justamente por eso que lo odiaba.
—Libros abiertos en la página 43. Tienen 15 minutos para leer el texto. Después evaluaremos su interpretación al respecto, de ahí tomaré el listado de los presentes. Pueden comenzar.
Taehyung se apartó, incorporándose en su lugar para abrir su libro y comenzar la lectura. Por otro lado, yo permanecí estática, mirando la madera frente a mí.
—Estudiante Min, ¿por qué no veo su libro afuera?
Salí del trance pero de todas formas no contesté. Simplemente me limité a abrir mi libro en la página requerida y terminé sonriendo por lo irónico de la situación.
El texto que debíamos leer traía por título "Arriesgarse". La pregunta era: ¿Debería?
Su voz apareció enseguida para guiarme.
Pero nada, peque. ¿Qué es lo que siempre te digo?
Pero mi cuerpo no lo asimiló de la misma manera y emitió su propia respuesta, que claramente iba en contra.
Llevé una de mis manos a mi abdomen, cerca del sitio en cuestión. Luego cerré mis ojos durante un par de segundos y tomé una respiración profunda. Afortunadamente esta vez no se sintió tan fuerte, pero sí lo suficiente como para que mi compañero notara el casi imperceptible gesto que hice en consecuencia; sin embargo no dijo nada al respecto.
—Para la próxima clase quiero un resumen de una cuartilla sobre la siguiente frase: "La normalidad de la araña es el caos para la mosca". Pueden irse a casa.
Automáticamente, todos comenzaron a recoger sus cosas para dejar el salón.
—La normalidad de la araña... —le escuché murmurar a Taehyung, quien no dejaba de mirar la frase escrita en el pizarrón—. Esa es la normalidad que todos conocen pero, ¿qué hay de la de la mosca?
Volteé a ver el pizarrón. ¿Por qué le interesaba algo tan absurdo como eso?
—No le des tantas vueltas —no alcancé a morderme la lengua a tiempo.
Joder, siempre conseguía hacerme hablar cuando sabía que no debía.
—No vale la pena. De todas formas, ¿qué clase de idiota se preocuparía por un ser que no representa más que un alimento en potencia?
—¿Otra mosca? —se encogió de hombros y luego sonrió, dedicándome esa sonrisa con una mirada que parecía querer decir tantas cosas pero que a la vez resultaba inaccesible—. ¿Por qué debe ser la mosca el alimento y no la araña?
—Si tienes algún problema con la madre naturaleza, ve y discútelo con ella.
Lancé el libro de literatura al interior del bolso y me puse de pie para marcharme de una vez, poniéndole así punto final a esta estúpida conversación antes de que tomara camino equivocado; aunque jamás debí responderle en primer lugar.
Su voz me detuvo antes de poder dar un paso siquiera.
—Es solo cuestión de perspectiva, Yoon, piénsalo. La mosca no tiene por qué pasar por ello solo porque la araña sea vista como normalidad, he ahí que la realidad es una ilusión que depende del punto de vista de cada cual.
—Ya supéralo, Taehyung —le miré de reojo—. La realidad es una sola y en esta, la araña devora a la mosca, porque la mosca es estúpida. La araña es lo suficientemente inteligente y paciente, mientras que la mosca actúa por instinto y cae directa en su trampa. ¿O acaso alguna vez has visto a una mosca que se detenga a mirar alrededor para ver si hay alguna telaraña cerca?
—¿Es así como lo ves?
Fruncí el ceño ante la pregunta repentina, que en un principio me pareció fuera de contexto pero rápidamente entendí su propósito.
Este chico me estaba analizando desde el minuto uno en el que abrí la boca; y quizás desde antes también...
—Las moscas heridas temen volar porque así evitan las telarañas —continuó, haciéndome hervir la sangre. Esta conversación comenzaba a salirse de control y no me gustaba para nada la comparación—. Pero son muy pocas las que deciden volar directamente hacia la telaraña, incluso luego de haberlo experimentado la primera vez.
—¿Por que volarían directo a una muerte segura, en lugar de aprovechar la oportunidad de haber sobrevivido? —rebatí, intentando conservar la calma.
—No lo sé, ¿tú qué crees? —me retó con una sonrisa suave—. Pero sin importar la respuesta seré el idiota que se preocupe por ese ser antes de que pueda convertirse en un alimento en potencia.
Apreté las manos a mis cotados, estrujando la tela de mi falda lo suficientemente fuerte como para darme cuenta y detenerme, regresando a mi estado basal.
Definitivamente arriesgarse no era una opción; al menos no por el momento.
—Algunas moscas muerden —contesté de la nada, con una peligrosa calma que lo hizo sonreír nuevamente y a mí también, pero estaba muy lejos de representar algún acuerdo—, y si se encuentran tan heridas y tan locas como dices, yo que tú reconsideraría sobre a quién temer.
—¿Eso es una amenaza?
—¿Es así como lo ves?
Devolverle sus palabras lo hizo sonreír aún más y ni siquiera en esta situación su sonrisa dejaba de ser dulce.
—Tómalo como gustes —continué—. Pero piénsalo bien, ya que después de todo, tú mismo dijiste que solo era cuestión de perspectiva y desde mi punto de vista, si la araña representa la normalidad, entonces el caos dibujará a la mosca y, quién sabe, puede que al final sea la araña quien termine atrapada en su propia tela.
La sonrisa que estuvo a punto de apresurarse a mis labios apenas terminé de hablar, fue interrumpida por su último comentario.
—Entonces me alegro de que tengamos diferentes puntos de vista. Así podrás ver que la mayoría no dicta la normalidad —se puso de pie—. Y no creo que sea a la normalidad de la araña a quién deberías temer, sino a la de la mosca misma. Así que deja de asumir el caos como tal.
Fue lo último que dijo antes de marcharse y dejarme completamente sola con aquellas palabras dándome vueltas en la cabeza.
Entonces mi móvil se iluminó sobre la mesa. Era una notificación random a la que ni siquiera le presté atención, porque lo único que hice fue tomarlo y entrar al buzón de mensajes, deteniéndome en ese chat en lo particular.
Seleccioné el mismo y volteé a ver a la pizarra. Leí la frase una y otra vez hasta que fui capaz de regresar a ver la pantalla.
*¿Desea eliminar esta conversación?*
Volteé a ver la respuesta, para luego tomar mi bolso e ir directo a casa.
*No*
🍂🍁🍂
—¡Señorita, por favor, abra la puerta! ¡¡Señorita!! —arremetía desesperadamente contra mi puerta—. ¡Señorita, por favor...! ¡Yoon Su!
Cubrí mis oídos con ambas manos y cerré los ojos, haciéndome pequeña en medio de la cama. Él dolor en mi abdomen no tardó en golpearme, de conjunto con su voz.
<<<~~~~ (una hora antes)
—¿Lista para la segunda parte? —sonrió, acariciando mi cabello hasta acomodarlo detrás de mi oreja—. Después de esto recordarás por qué no debes desobedecerme, cariño. Si dejé dicho que debías limpiar tu habitación, debías hacerlo tú, no el señor Lee.
No respondí. Ni siquiera me inmuté. Tampoco valdría la pena si lo hiciera.
—No sabes lo orgulloso que estoy de ti por ver cómo lo proteges de esta forma.
Se alejó un instante para preparar todo y luego regresó a donde estaba.
—Ten, la última vez me olvidé de dártelo —me tendió un paño y lo tomé—. Sabes perfectamente que hacer.
Lo llevé a mi boca, mordiéndolo y él sonrió satisfecho.
—Prometo que me tomaré mi tiempo ¿de acuerdo? —acarició nuevamente mi cabello para luego acercarse lo suficiente, de forma tal que sus labios rozaran una de mis orejas—. Déjame decirte algo, Yoon Su y asegúrate de grabártelo bien esta vez en esa cabecita tuya. Incluso con sentimientos, jamás dejarás de ser un monstruo.
Mis ojos se abrieron desmesuradamente, pero no precisamente por esas palabras, sino por el objeto que hizo ceder mi piel al otro costado de mi abdomen.
—¡Señorita, por favor, señorita! ¡Ábrame!
Abrí los ojos y miré al centro de mi cuerpo. Mi abdomen palpitaba y se sentía caliente.
—Mierda... —murmuré sin fuerzas—. Debo atenderlo antes de que se infecte...
Con mis reservas, logré levantarme y caminar arrastrando prácticamente los pies, pero solo logré llegar a mi escritorio y apoyarme en él antes de que fuera a parar al suelo.
—¡Señorita!
Levanté la mirada del suelo y observé mi teléfono. No tengo la menor idea de por qué, pero las palabras de Taehyung hicieron eco en mi cabeza apenas hacerlo.
—(...) no creo que sea a la normalidad de la araña a quién deberías temer, sino a la de la mosca misma. Así que deja de asumir el caos como tal.
—¿Qué puedes saber tú sobre mi normalidad? —mascullé.
—(...) seré el idiota que se preocupe por ese ser antes de que pueda convertirse en un alimento en potencia.
Su sonrisa no tardó en aparecer en mi cabeza, la imagen suya por completo acompañando esas palabras.
Rápidamente tomé mi teléfono y entré al buzón de mensajes.
*¿Desea eliminar esta conversación?*
Miré los textos antes de tomar una decisión.
#Desc: << Se abre el telón y hay cuatro personas en escena. Dos de ellas son títeres, dos de ellas titiriteros. "Más te vale cooperar, limosnera", dirá a la más obediente de todas y entonces comenzará el espectáculo. El final queda en tus manos. Dime qué escogerás >> (hace 9 días)
#Desc: << Excelente trabajo. Aquí está la recompensa: Lee Yeom Bi >> (hace una semana)
#Desc: << Es hora de comenzar el juego >> (esta mañana)
—Es hora de comenzarlo —murmuré con determinación, observando las opciones en la pantalla.
*¿Desea eliminar esta conversación?*
Ni siquiera lo dudé.
*Sí*
—Pero esta vez será según mis reglas.
No pienso ser tragada por esa normalidad...
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Yeoreobun Annyeong!
Solo diré algo y es que una misma pintura puede tener dos o más interpretaciones. Cada una de acuerdo a la o las personas que la estén apreciando. Así que no importa cuál te parezca más acertada, todas serán consideradas correctas, porque la perspectiva es única de cada cual y no porque yo lo vea de una forma, significa que tú también lo hagas.
Podemos vivir la misma experiencia, al mismo tiempo, incluso juntos, en el mismo lugar, pero la manera en la que tú la asimiles nunca será como la mía; y eso no significa que alguna de las dos esté mal.
Con esa reflexión en mente, los dejo deseándoles un buen finde e incio de semana.
Veamos el mundo con nuestros propios ojos ♡
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