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𝚃𝚛𝚎𝚒𝚗𝚝𝚊 𝚢 𝚜𝚒𝚎𝚝𝚎 ☺︎︎

ꨄ︎ ت︎ ꨄ︎

Suspiró.

En la noche, cuando se aseguró que todos dormían, había caminado silenciosamente hacia el sotano en un intento de recordar. Estando en el, se paró firme y se decidió; hoy recordaba porque recordaba.

No quería confusión.

No quería curiosidad.

No quería mentiras.

Quería recuperar todo lo que perdió, a sus recuerdos, a sus amigas... a Nayeon.

Suspiró y caminó a la silla que ahí estaba, aseguraba haberla puesto ella porque eso sí lo recordaba, el día exacto que había mudado su ropa había mudado esa silla acogedora para ella.

Cuando se obsesionó por alguna razón en el sotano y no sabía por qué.

¡Eso! Quería saber eso, no supo por qué se obsesionó por el sótano y quería recordarlo.

Se recostó en la silla girando en esta para ver toda la habitación con detalle; la paredes, los estantes con algunas cosas, algunos libros, unos artículos más, incluso un anillo que no se animó a tomar ya que no lo recordaba muy bien, tenía una leve idea pero lo dejaba así.

Se levantó y fue a verlos, el dolor de cabeza la hizo sentir mareada pero no le impidió ir por ellos y verlos de cerca.

Miró inconscientemente a una esquina del suelo, donde claramente había otra puerta para abajo, donde no recordaba tampoco haberla abierto.

Tomó rápidamente los anillos y su celular para ir con velocidad hacia abajo para ver que había allí.

¿Tenía miedo? Claro que sí. Era una habitación abajo del sótano, una más pequeña, pero era una al fin y al cabo. Tomó respiraciones y ni siquiera supo si fue para calmar el miedo o el dolor de cabeza.

Las escaleras tenían unas pocas rotas así que bajo con cuidado de pisar bien. Cuando pisó el suelo de esa pequeña habitación, se tambaleó y cayó al suelo golpeando su espalda con la pared pero no fue muy fuerte.

Alumbró hacia la habitación, casi vacía. Había dos sillas, dos blanquitos delante, y casi nada, unos hilos casi desechos en la sillas los cuales no prestó mucha atención.

Y es que su dolor de cabeza la hizo incluso cerrar sus ojos un segundo y casi se quedaba dormida, solo fue que su celular cayó de su mano causando un ruido sordo que la levantó exaltandola.

Se levantó suspirando y jadeando, el dolor. No podía con el maldito dolor, le ardía la cabeza y pensaba que iba desmayarse mucho más cuando vinieron varios recuerdos.

Se quedó tensa, en el suelo, arrodillada con la manos en el suelo para estabilizarse, todos eso mientras su cabeza procesaba muchos momentos.

Todo, las emociones a esos momentos.

Era lo más abrumador.

La sorpresa cuando recordó lo de los títeres, el nerviosismo que la causaba Nayeon, la felicidad de verla con una sonrisa, la alegría de encontrar a Momo y Dahyun, el enojo cuando estabas haciendo un desastre, el cansancio cuando no la dejaban dormir, la comodidad al dormir las cuatro juntas, el miedo cuando iba a liberar a las tres, y al último, el terror de sentirse morir y no estar para Nayeon.

Todo eso en un segundo.

Tantas emociones y sentimientos juntos momentos que había perdido de su memoria.

Gritó, no pudo soportar mucho y gritó. Era un grito desgarrador como si la estuvieran torturando.

Y es que forzar a su mente a recordar todo no fue muy buena idea. Su cabeza estaba demasiado caliente casi como una máquina lo haría al sobrecalentarse. No encontró otra forma de sacar eso más que gritar y hacerse un ovillo en el sucio suelo.

Sana, quien había estado abrazada a su novia, se había levantado por escuchar un ruido, un ruido amortiguado por varias paredes. De repente se le vino a la mente su hermana y corrió sin pensar mucho.

Esto también había levantado a las demás pero apenas reaccionaban cuando Sana ya había bajado las sótano viendo la trampilla abierta que estaba debajo. Con su propio celular, alumbró para ver a Mina tirada en el suelo todavía llorando y gritando, intentando procesar todo en segundos.

- ¡Mina! - calló cuando al parecer el grito hizo que la joven se sobresaltada. Estaba demasiado sensible a todo.

Lo único más lógico que se le ocurrió para apoyarla fue abrazarla contra sí misma aún cuando Mina seguía tensa y una que otra vez retorciéndose.

No sabía mucho qué pensar, su mente seguía medio dormida y luego se le vino a la mente que Mina estaba recordando. Así su preocupación también se compartió con felicidad.

Mina había ido allí. Había ido alli para recuperar recuerdos. Recuperar recuerdos que no le importaban antes. Y ahora sí.

- Está bien - le susurró lo más suave posible siendo conciente de que podía pasar por mucho - Todo está bien - volvió a decir pareciendo que Mina se relajaba y solo respiraba muy acelerado y jadeante.

Todo quedó en silencio un momento hasta que Mina exhaló y abrió su boca para hablar.

- ¿Cómo... ? - susurró tomando un momento para tomar aire - ¿Cómo mierda le hicieron los que tuvieron amnesia alguna vez? - preguntó enojada, su nariz arrugada, su ceño fruncido y sus labios apretados - Casi me les fui - exageró.

Sana la miraba entre sorprendida y confundida, no sabía qué pasaba por la mente de la menor.

- Y creo que me voy a desmayar - al parecer solo pudo avisar para luego cerrar los ojos y dejarse caer en los brazos de su hermana.

Dejándola con la duda de sí o no recuperó los tan preciados recuerdos que perdió. Dejándola con la duda y con preguntas que no pudo responderse ni tampoco responder a las demás que habían decidido dejarlas solas.

Ya que no pudieron subir a Mina dormida por las escaleras verticales, sería peligroso o imposible sin lastimarla.

Sana solo se quedó allí, en la pequeña habitación con el celular alumbrando, su hermana en brazos, con sueño, hambre, y preguntas.

Aunque no era la única que no pudo dormir.

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