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Nayeon estaba sentada como siempre, no sabía muy bien qué esperaba, solo sabía que no se podía mover o hablar.

Tenía ya mucho tiempo ahí.

Muchos animales aparecían a hacerle compañía, algunos le gustaban y otros le desagradan mucho. A veces balanceaba sus pies para hacer algo, o movía sus manos y brazos un poco para dejar de aburrirse tanto. No podía moverse, pero con esfuerzo lograba un poco.

No fue hasta que una tarde, escuchó, entre todo el silencio, la llegada de un sonido como de motor, desde hace años no escuchaba uno. Luego escuchó murmullos y pisadas hacia donde estaba ella.

Se quedó con su sonrisa y mirada puesta fijamente en la nada para luego ver por el rabillo de su ojo que la puerta es abierta.

Un hombre y una chica entran, hablando.

- En serio parece que no fue visitado por mucho - dijo la chica.

- Solo tú abuelo entró y dijo que limpió por encima, no movió mucho, sin embargo dijo que había cosas extrañas las cuales prefirió dejar así - oh, a ese tal abuelo cree que lo conoce, el entró y movió casi nada para luego irse.

- Pues extrañas sí las hay, pero nada fuera de lo normal... creo - la chica se quedó mirando el frasco de uñas. Le daban ganas de preguntar '¿Verdad que es raro?' Pero sabía que no podía hacerlo.

- Eso fue cortesía de alguno de mis tíos, cuando lo veía cortandoselas era perturbador, las cuidaba como lo más preciado... No las toques - la chica quería tocarlas. ¿No le daba asco? - Es muy raro - ese señor parece tener más sentido que la chica.

De repente la chica miró en su dirección, y pareció verla por unos segundos antes de decir:

- Mira, papá - la apuntó y el señor siguió la mirada hacia ella. Al parecer, es su padre. 

- Oh, la encontraste. Parece en buena condición, eh, tienes suerte - espera, ¿él sabe cómo era ella? ¿Sabe que se puede mover y hablar? El señor la vio un poco y tocó sus brazos junto a su ropa, viéndola.

Pasaron unos largos segundos del señor mirándola y pudo divisar a la hija acercándose a su padre.

- Parece incluso nueva - el señor volteó hacia atrás y dio un brinco haciendo que casi caiga ella también. ¡Cuide la mercancía, viejo! - Me asustaste hija, hahaha. No oí tus pasos - ¡cómprate nuevas orejas entonces porque no quiero que me dejes caer, anciano! 

-  Parecías perdido en la muñeca que vine hacia aquí para ver que pasaba. Estando a espaldas de ti pues no veía muy bien, creí que estaba rota - ¿rota ella? Jamás, está de maravilla.

- ... Bueno. Vamos por las cosas para limpiar esto, comenzaremos aquí para desechar las cosas irrelevantes y probablemente ya casi en su descomposición - si desechan ese bote de uñas, ella misma se encargaría de besarles los pies, ya esta cansada de verlo ahí.

La dejaron ahí y se fueron.

Eso pasó en la tarde, ella viendo a esa chica junto a su padre limpiando, a veces la seguía con la mirada. ¿Ella sería su nueva Dueña?

Ese mismo día también la llevaron en un auto, no pudo evitar admirar todo discretamente.

Otro día un señor le cambió los hilos y puso ropa nueva, se sentía muy bien para no sentir nada.

Ese día en el auto también iba una señora y pudo ver levemente por la ventana una chica peleando con la tal Mina, el padre también se metió en la pelea y recibió un trapo en la cara. Le dio gracia pero se la guardó para sí misma.

Vio como la dejaban en su estante y ahora podía ver como todo estaba limpio del todo, el aire se sentía fresco y bonito aunque no podía respirarlo, su estante también estaba limpio.

Hace mucho no recibía esta tipo de atención, sólo recibió una que otra mirada como de 4 personas que entraron hace tiempo pero nada más.

El tiempo también pasó.

A veces veía a las hermanas pelear. Se divertía verlas. La palabra 'Mañosa' era su favorita y al parecer la de la tal Mina también ya que se la repetía todo el tiempo a la tal Sana. 

Había otra de piel morena, al parecer era novia de Sana, Chuwi, no sabe cómo pronunciarlo y decidió dejarlo así.

En su tiempo recuerda que a ella le gustaban tanto los hombres como las mujeres, no tiene problema con eso, recuerda que era muy niña pero lo tenía en claro.

Aunque al parecer aquí es más normal, desde hace mucho no sale al exterior, solo salía cuando su Dueña Akiko la llevaba a pasear lejos de la cabaña.

En otro día, en una pelea vio como la Chuwi se tropezó justo con lo que esperaba que descubrieran hace mucho.

Las tres intentaron abrirlo y cuando pensó que podría moverse y hablar ya que lo sacaran, el anciano llamó y se olvidaron completamente de eso.

¿En serio?

¿Tan difícil es abrirlo y poder hacerla sentir útil en algo?

Al parecer, sí.

Pasó más tiempo, y solo podía esperar más a el día esperado que habrán la trampilla y puedan mandarla.

Cuando menos se dio cuenta, Mina ya estaba arrodillada sacando el libro y las muñequeras. ¡Era fantástico!

La vio hacer unas cositas más que no le interesaron y luego ir hacia ella dando la primera orden en años.

- Habla - Nayeon intentó, pero no le salió -  Habla - volvió a ordenar y no podía hacer que su voz saliera.

Cuando ésta se dio la vuelta, ella habló con su vocecita aguda que la caracteriza.

- Hola, Dueña.

Y ahí empezó todo.

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