______ Ropa combinada.
Frotando sus ojos al despertar, el Santo de Pegaso no tardó en caer en cuenta donde estaba. En templo de Leo dónde como ya era costumbre dormía junto a Aioria.
Percatándose que Aioria no estaba, que a su vez el estaba desnudo, usando solo una camisa que Aioria tenía guardada, pero de la cuál Seiya no sabía de su existencia. Pues lo normal solía ser ver al Santo de Leo con un traje de entrenamiento que dejaba sus brazos y buena parte de su abdomen a la vista. Ropa civil rara vez le notaba puesta, pero asumía que debía tener todo un guarda ropa.
Luego le preguntaría sobre eso. Tal vez podrían empezar a Salir del santuario más seguido. Notada cómo la tela de la camisa cubría hasta cerca de sus muslos, haciendo que de un salto se para de la cama, buscando un espejo mientras se aseada.
Efectivamente, cubría a la perfección todo lo necesario en el debido a lo holgado de ésta, solo mostrando sus piernas y parte de su cuello, hombros y pecho, donde ahora que detallada se podían ver marcas que seguramente Aioria le dejo sobre su piel solo con sus labios. (Ese hombre podía ser el equivalente a un león cuando lo deseaba) torciendo el seño entre más mirada.
En momentos específicos Seiya odiaba su baja estatura. Por mas que sea un adulto su tamaño lo hacía seguir viéndose como adolescentes, cosa que le incomodaba cuando se había percatado que solo a él le había pasado, o mejor dicho, fue a quien más le afecto.
Eso hacia 2 variantes entre varios de los soldados y nuevos Santos en el santuario, unos que no lo tomaban enserio por ser "muy niño" o solo "el amante del Santo de Leo" o les que le tenían algo de respeto porque fuera de ser un pigmeo era capaz de derrotarlos en 4 minutos si no es que menos.
¡Pues disculpen que no era tan grande e intimidante como Aldebarán! ¡Ya quisiera eso!
Aunque cabía destacar que aunque el era su amigo, a su vez un hombre de confianza y amigable, vaya que se podía sentirse horriblemente enano junto a el.
Dejando eso enteramente de lado regreso al cuarto para buscar la ropa que le pertenecía y cubrirse mejor. Cuando apretó los puños en la camisa buscando quitársela de repente dio un paso el seco.
Fuera del complejo que le dejada su tamaño, la camisa era cómoda. Acercándola notaba que desprendía el mismo calor y aroma que el santo de Leo cuando estaban juntos, haciéndolo reconfortante.
Seguramente se arrepentiría después, no obstante decidió dejarse la camisa de su novio. Buscando solos sus pantalones, ropa interior y los zapatos para salir del cuarto a la cocina por algo para empezar en día, como nada se le había informado sobre alguna misión o un entrenamiento se permitió quedarse en el templo de Leo tranquilamente por un rato más.
Para su agrado la presencia del Santo de Leo no tardó en hacerse notar. Regresando a su templo, encontrándose con su novio rápidamente, cuyo panorama que le dejada ver le paro más que el corazón.
- Seiya... Te ves tierno con eso puesto. - Termino por admitir luego unos minutos de un ligero Shock admirando la imagen frente de el, totalmente hipnotizado.
- Gracias. Me la iba a quitar pero la encontré cómoda. - A pesar de que Seiya no podía negar que tenía cierta vergüenza de la situación, reflejándose en su rostro, este termino por pararse, acercándose a paso firme a su novio buscando quedar frente a frente. La mano del Santo de Leo termino acariciando su rostro lentamente, haciendo que lo mire. - No sabía que las tenías.
- Puedes quedártela. No la uso hace mucho, te queda muy bien.
- Me queda grande, y los 2 lo sabemos. Pero como veo que te gusta, puedo aceptar. - Pasando su mano por el pecho de la armadura de Leo, los ojos de Seiya y los de Aioria no sé despegaban del otro. - Veo que por esto me dejaste solo.
- Lo siento, pero DeathMask irrumpió en el cuarto cuando aún estaba dormido, ya que me necesitaban para una misión rápida. Aunque fue más un capricho de el, como no quería que te viera desnudo solo agarre una vieja camisa y te la puse. - Soltando su rostro sus manos fueron a pagar tras su cintura, apegándolo contra el.
- ¿Celos? Si eso paso, tu también deberías haber estado desnudo. - Se podría decir que la vida sexual que mantenían era bastante activa, sin perder lo sano.
- Ya sabes cómo es el, no pierde la oportunidad para hacer sus comentarios obscenos. Y ya debes saber que me molesta que hablen mal de mi pareja. - Terminando la conversación, lo sujetó del mentón para besarlo por unos ligeros minutos, sin alguna prisa. - Si quieres puedo arreglarla un poco para que te quede mejor, aunque, tal vez perdería el encanto de verte usando algo mío.
- No hay problemas, déjala así. Puedo ponérmela solo cuando quieras.
Los próximos días lo dicho se cumplió.
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