BEAUTIFUL MONSTER.
MARZO 2016, MARTES 22.
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WADE WILSON:

—¿Quieres que venga por ti? ¿A qué hora? —Me pregunta Peter mientras salía del auto que ambos compartíamos.

Lo miré—. Sí, por favor. Ven en una media hora, mi hermana siempre va a trabajar temprano —pausé—. ¡No llames la atención mientras manejas! Conduces horrible y aún no tienes licencia de conducir. Qué vergüenza.

—¿De qué dijiste que trabaja? —Ignoró por completo mi comentario.

—Por día es enfermera, pero por las noches mata a las personas por en cargo —le agregué un tono de suspenso al hablar.

—¿Es mercenaria como tú?

—Sí, señor. No vivía con ella porque vive con alguien que conoció en la universidad. Los dos pagan la renta de la casa así que yo vivía con Al hasta que llegaste tú a mi vida —le lancé un beso para después cerrar la puerta y darme la vuelta. Subí los escalones que estaban para llegar a la puerta y suspiré.

Toqué el timbre y junté mis manos, escuchando como Peter alejaba el auto con lentitud.

No veía a mi hermana desde hace tiempo. Pues ella debió viajar con el doctor con quien trabaja para operar a un paciente de ellos que vive en San Francisco y tuvo una complicación.

Mi hermana tenía un poco más de fama que yo como mercenaria desde que yo me retiré. Yo me había retirado de eso hace dos meses desde que Peter y yo creamos el 'Equipo fucking Rojo'.

Comencé a desesperarme al no obtener respuesta, así que comencé a tocar el timbre frenéticamente.

Pasaron los minutos y aún seguía sin obtener respuesta, así que me estiré hasta el marco de la puerta y busqué la llave que Liliane y su compañero escondían allí.

—Las personas que hacen esto con muy idiotas. —Murmuro introduciendo la llave en la cerradura para después girarla y abrir la puerta—. ¡Todo el mundo sabe ese truco! Creí que Lily sería más inteligente.

Al entrar dejé la llave en la mesa que sostenía un florero a mi derecha. Me quité la capucha de mi chaqueta y examiné el lugar con atención.

Frente a la puerta principal estaban las escaleras, y desde aquí se podía ver el pasillo de la planta de arriba, junto a las puertas. Habían tres: una junto a las escaleras, otra en el centro del pasillo y la otra al final de este mismo. La pared de ahí era color crema, pero las paredes que sostenían la entrada, eran un azul oscuro.

A mis lados había dos entradas sin puerta, la de mi derecha era la cocina-comedor y la otra era la sala de estar. Ya había venido antes, sólo que el lugar estaba muy cambiado desde el último mes que vine.

—¡Lily, Lily, Lily, tú! —canté asomandome en las dos entradas para ver si allí estaba mi hermana, pero no la encontraba. Al no obtener respuesta, bufé—. ¡Lola!

De inmediato, un cuchillo se posó en mi garganta, siendo sostenido por alguien que tenía mi cuello rodeado con su brazo. Cosa que me esperaba conociendo a mi hermana y sabiendo cuanto odia que la llame así.

—Vuelves a llamarme Lola, y este precioso cuchillo entrará por tu puta garganta —arrugué la nariz al escuchar la grosería.

—Ya te he dicho que no me gusta que digas groserías, así que tendrás que lavarte la boca con jabón —la castaña sonrió guardando el cuchillo en el bolsillo de su bota y se estiró para abrazarme—. Somos una familia rara, ¿lo sabías? —le susurré mientras la apretaba, a lo que ella ríe.

—Desde hace mucho, Wadedo —responde Liliane sonriente, yendo hacia la sala de estar.

—Ay, extrañé escucharte llamarme así. Te extrañé, Luluan —digo mientras volvía a abrazarla mientras fingía llanto. Ella ríe nuevamente y golpea mi pecho.

—Sí, sí, yo igual. Ahora toma —la menor tomó el disco que vine a buscar y me lo entregó, para después tomar del sofá el jugo de moras en envase impermeable y beber de él—. ¡Cuídalo y no lo vuelvas a dejar en la casa de una estúpida cualquiera! —sonreí ante su advertencia.

A Lily nunca llegó a agradarle mi antigua novia Vanessa, dijo que tenía algo que no le cuadraba. Yo nunca la escuché y en parte me arrepiento de no haberlo hecho. Vanessa dijo que me querría en la salud y enfermedad pero no en la fealdad.

Pero sí, agradezco que si no me hubiera alejado de ella para librarme de the cáncer, no tendría los amigos que tengo ahora —sí, hablo en especial del putito de Parker, lo amo tanto que duele—.

—Lo cuidaré con mi vida, no te preocupes.

—Pero recuerda que no es inmortal como tú —se recostó en el sofá aún tomando de su jugo—. ¿Cómo está tu novio-araña? ¿Y Parker? Hace mucho no me hablas de ellos.

Sí, Liliane no sabía la identidad de Peter y así lo he querido mantener. Odia al Hombre Araña —por alguna razón que nadie entenderá— y no quiero que sea así con Peter también.

—Ellos están muy bien, gracias por mostrar interés aunque no tengas nada —río examinando el álbum. Estaba en mejor estado que el que yo tenía—. Creo que eres la única persona en la tierra que le cae mal el Hombre Araña. A puesto a que ni siquiera lo has visto.

—Sí lo he visto de lejos unas cuantas veces. Pero me parece muy ridículo el hecho de que en sí es una araña, cuando a puesto a que lo único arácnido que tiene son las máquinas de telarañas que de seguro Iron Man le diseñó.

Solté una carcajada—. Lo que digas.

—Cambiando de tema. ¿Cómo estás? ¿Quieres desayuna-

Un ruido proveniente de la planta de arriba la interrumpió. Yo me acerqué a la entrada para ver al pasillo y vi que una puerta ahora estaba abierta.

—Oh, ¿tu compañero está aquí? No lo conozco, creo que es hora de conocerlo. —Me acerqué con emoción a las escaleras para subirlas, pero mi hermana corrió a mi lado para detenerme.

Puse mala cara en reproche.

—Voy tarde al trabajo, W. Creo que debes irte.

—¡No es cierto! Entras a las diez y a penas son las nueve. Además estabas a punto de invitarme a desayunar contigo —digo. Pero al notar algo, entrecerré los ojos y la señalé—. Oh, no quieres que conozca a tu compañero.

—¿Qué? ¿Por qué dices eso? —comenzó a ponerse nerviosa.

—¡Ja! Te has puesto nerviosa. ¿Por qué no quieres que lo conozca? ¿Quieren esperar a tener su primera vez? ¿Él quiere que conozcas a sus padres primero que a mí, verda-? —chillé al momento en que esta pellizcó mi brazo con sus dedos.

—¿Lils? —La vista de ambos se dirigió a la puerta de donde había venido esa voz. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al escuchar una voz femenina.

La voz más hermosa que jamás haya escuchado, para ser más claro.

—¿Invitaste a alguien? —mi hermana puso mala cara.

—¡Sí! ¡Lils sí que invitó a alguien! —exclamé, intentando no reír—. No me dijiste que tu compañero era una chica.

—Porque no quería que lo supieras —me contesta entre dientes junto a una sonrisa fingida.

Cuando vi que alguien salió de la habitación, mi dulce hermana se abalanzó sobre mí para abrazar mi cabeza y evitar que viera a su compañera.

—¡Maldita... Mono-araña! ¡Bájate! —chillé al sentir un aruño en mi mejilla.

Liliane se bajó con mala cara de mí, y acomodó su cabello para después cruzarse de brazos. Yo acaricié mi mejilla en donde estaba el aruño, y luego me volteé a ver a la chica, no sin antes mirar mal a mi hermana.

Una morena de cabellos grises se encontraba frente a mí. Sus mejillas le daban un aspecto adorable a su rostro cuando sonreía, y sus ojos cafés tenían un brillo que te enganchaba y hacía que no quisieras dejar de verlos.

—Hola. —Me saludó con un tono alegre, que contagiaría a cualquiera—. Tú debes ser el hermano de Lily —estiró su mano—. Me llamo Emilia, pero todos me dicen Emma.

Y su voz, su hermosa voz la hacía más perfecta de lo que ya era.

Por primera vez en toda mi vida, una chica me había dejado sin palabras con tan sólo su belleza—. Eh, y-yo soy Wade, el hermano de... —extrañamente, el nombre de mi hermana se me olvidó por completo.

Las dos me miraron, esperando a que dijera el nombre de la castaña a mi lado.

—Lily —completó ella misma, con una mirada confundida—. ¿Qué te pasa, Wade?

¿Qué me pasa? ¡Tu compañera es el ser más hermoso que he visto en mi vida y tú nunca me la presentaste!

Sólo una pregunta me rondaba por la cabeza: ¿por qué ella no expresó miedo la primera vez que me vio al igual que todos los demás?

—Eh, yo, yo, nada.

—Es un placer conocerte al fin. Lily siempre decía que tú eras muy ocupado y por eso no podías venir seguido.

Miré a mi hermana, alzando las cejas.

—¿Yo? Yo vengo a visitarla mucho. No sé porqué te habrá dicho eso —simulé hacerme el sorprendido—. ¿Por qué le dijiste eso, Liliane?

Ella me miró mal—. Trabajas mucho y casi siempre vienes cuando Emma no está —la recién nombrada sonrió.

—Oh, está bien —yo no puedo evitar sonreír ante su dulce voz.

—¿Vas a ir a correr? —Le pregunta Lily, a lo que Emma asintió.

No me había dado cuenta de su vestimenta Ella traía una chaqueta sobre un top negro, junto con unos pantalones y zapatos deportivos. He aprendido de esas cosas por mi hermana, cállense todas.

—Sí —alzó la botella de agua que tenia en sus manos—. Éstas semanas que no has estado me han hecho mal ya que como mucho cuando estoy sola. Sabes que me gusta cocinar pero no para mí nada más —¿le gusta cocinar? Ay, quiero una—. Así que tengo que aprovechar éstos días libres que tengo para ponerme en forma.

Yo creo que te ves sorprendente así como estás.

—En fin —nos miró a ambos con media sonrisa—. Ustedes no se han visto en mucho tiempo así que es mejor que los deje solos para que se pongan al día —se acercó a mi hermana y se despidió con un abrazo y un beso en la mejilla. Cuando se volteó a verme, mi corazón se aceleró—. Adiós, Wade.

Verla ponerse de puntillas para darme un abrazo, me hizo el día.

—Espero verte de nuevo. —Dijo abriendo la puerta principal, con sus llaves en mano—. Deberías venir a cenar alguna vez. ¡Adiós!

Cuando la puerta cerró, le jalé un mechón de pelo a Liliane. Ella me miró con indignación.

—¡¿Qué te pasa?!

—¡¿Qué carajos pasa contigo?! —pataleé—. Acabo de conocer a la mujer más hermosa que he visto en mis 27 años de vida y tú nunca quisiste presentármela.

—Wade, entiende que no puedes enamorarte de ella.

Arrugué todo mi rostro.

—¿Qué? —mi voz salió aguda—. Yo no estoy enamorado de ella. Sólo digo que es linda —me excucé, a lo que Liliane puso los ojos en blanco—. ¿Por qué no me la querías presentar?

—Lo siento, pero es que Emma ha pasado por muchas cosas de las que aún no se ha podido recuperar y no quiero que vaya a arriesgarse a tener tristezas amorosas —habla con desánimo. Yo ladeé la cabeza—. Sí, yo he ahuyentado a muchos chicos a propósito.

—¡Pero no viste que ni se asustó cuando me vio! ¡Nadie jamás había hecho eso al verme desde que parezco un pito desintegrado! —exclamo, siguiéndola hasta la cocina—. Eso debe de ser una señal para acercarme. A puesto a que contigo sí se asustó porque eres bien fea.

—Emma es muy dulce. Ella no es como las demás personas —fue hasta el refrigerador y comenzó a sacar cosas para preparar sándwiches—. Por ejemplo: no se fija en la apariencia. Así que por favor prométeme que no vas a acercarte con intensiones amorosas, Winston —me llamó por mi segundo nombre, con un tono de advertencia.

Me crucé de brazos.

—Bien —no tuve más remedio que aceptar. No quería averiguar cómo Liliane ahuyentaba a los pretendientes de Emma.

[ Wadedo: se pronuncia uadeido e.e ]