Capítulo 49
Capítulo 49
Me había decidido a escribir una carta, no era bueno plasmando en un papel lo que sentía o pensaba pero en este momento era necesario. Hace una semana de lo de Aurora, hace una semana que la había visto y aunque prometí visitarla mentí. No quería tenerla cerca porque no quería lastimarla, no quería ilusionarme, no quería que mi corazón sintiera tal felicidad cuando la tenía cerca. Aurora no podía estar conmigo, quizás el destino lo dejaba más que claro con su decisión de escoger a Cordialidad como su nuevo hogar.
Suspiré mirando la carta en mi mano, todo debía seguir con normalidad. Estaba haciendo lo correcto, ella no estaría sola porque Iliza la ayudaría. Decidí leer lo que había escrito por quinta vez.
No acostumbro a escribir cartas a nadie, de hecho, creo que esta es mi primera vez. Espero estar haciéndolo bien.
Probablemente estés esperando mi visita estos días, podría mentirte diciendo que estoy ocupado con el trabajo pero no es justo para ti. Eres una de las pocas personas a las que odio mentir, hace poco soñé contigo, estábamos juntos en el tren dando un paseo por la ciudad, los edificios se movían pasando de uno en uno, a lo lejos distinguía algunas facciones, decías que te gustaría saber lo que se sentiría nacer en una facción y pertenecer a otra. No quería despertar, tenías tus ojos oscuros fijos en el cielo gris, el viento revolvía tu cabello y podría jurar que nuestras respiraciones eran lentas.
El segundo sueño era casi parecido, nos encontrábamos hablando pero esta vez estaba molesto por algo. El balcón de mi habitación parecía más real de lo que imaginaba, me dijiste que mirara las estrellas, que sólo ellas podrían ayudarme a alejarme de todo lo malo porque su luz daba un poco de esperanza entre la oscuridad. Te veías hermosamente en ese lugar, tus ojos brillaban como esas estrellas, admiré pequeños detalles que pocas veces notaba en alguien.
Pude haber ido a Cordialidad y contarte esto pero no puedo hacerlo. Me gustaría explicarte la razón pero no lo entenderías, quizás sí, eres más inteligente que cualquier erudito que pudiera conocer, eres más valiente que cualquier osado en este lugar, eres honesta contigo misma y con los demás, incluso más de lo que un miembro de Verdad puede ser. Quizás no deba escribirte esto pero sé que puedes guardar secretos, creo que algo de cada facción vive en ti.
No abandones lo que eres, incluso siendo de Cordialidad, no olvides de dónde vienes, no olvides quien eras, no importa si era bueno o malo porque eso es lo que nos hace lo que somos. Me encantaría estar allí en el Día de la Visita, tus padres están ansiosos de verte, sé que tu madre es una mujer que intenta ocultar sus sentimientos pero he aprendido un poco de ella, te ama tanto como tu padre y está orgullosa de ti. Me parece que siente algo de alivio saber que una de sus hijas decidió abandonar el nido para volar a otro lugar mejor.
Tu padre te extraña un montón, he hablado con él en ocasiones, dice que extraña tenerte por allí rondando o saltando, es un buen hombre, puedo entender de donde heredaste ese gran corazón. Hace poco me contó cuando te enseñó a subir al tren, cuando saltaste por primera vez a la red, cuando golpeaste a una chica porque había dicho ser mejor que tú, también me contó las muchas discusiones de ti con tu hermana pero me llamó la atención como señalaba lo importante del vínculo de hermanas. Decía que jamás las logró entender pero que sin una la otra no podía sobrevivir.
Nadia siempre está ocupada en su trabajo, realmente le encanta el área de tatuajes, me ha costado un poco escuchar su historia, no le gusta que otros metan las narices en sus asuntos. Cuando escucha tu nombre su rostro cambia, es más dulce, más tranquila y más confiada. Dijo que en su primer intento de tatuar quiso probarlo contigo pero te negaste de inmediato, a cada minuto decía que eras diferente, que eras una osada extraña pero valiosa y no dudo de eso.
He hecho mi mejor esfuerzo como puedes ver en mantenerlos cerca, intento escucharlos siempre que puedo, en cuanto el trabajo con los iniciados termine sé que tendré que regresar a la sala de control, Max no deja de comentarme sobre una mejoría al sistema de facciones de parte de Jeanine, no tengo una buena opinión sobre eso, no quiero que Erudición se haga tan amiga de Osadía. Todos buscan algo para su interés y luego tendremos que ofrecer algo a cambio. Siempre que mis nervios se alteran recuerdo que estás allá, estás lejos de este desastre, Cordialidad es mejor que esto y tú eres mejor que todo lo que puedas imaginar. Si en algún momento llegara a ocurrir algo sólo ve con Iliza, mi hermana te ayudará sin dudarlo, le hablé sobre ti, sabe que eres una buena chica. No te dejará sola.
Tal vez podamos vernos en un futuro, no puedo decirte cuánto tiempo tomará pero quizás sean años. No te desesperes y no insistas en venir, te conozco, eres testaruda, actúas impulsivamente cuando estás molesta o necesitas de algo. Cuando el momento llegue, yo iré por ti. Es mejor esperar con paciencia.
Además de esta carta, estoy enviándote un cofre muy valioso para mí. Era de mi madre, antes de morir le pedí que me lo dejara, no es lo que crees. Te recomiendo usarlos cuando sea necesario, es algo bueno, no te preocupes, si no quieres probarlo o tienes duda sólo espera por mí. Lo probaremos juntos. Guárdalo por mí, estaré más tranquilo sabiendo que está protegido. Iliza no sabe sobre esto, mantengámoslo en secreto.
Seguramente cuando leas esto será de noche y el Día de la Visita habrá pasado. Lamento no estar allí contigo, no olvides que si necesitas algo, lo que sea, siempre estaré para ti. Cuando todo esté mal y parezca que todo apesta, intenta escribirme, Iliza me hará llegar tu carta.
Ten mucho cuidado, Aurora.
E.C
Sí, estaba bien, volver a leerlo sólo me hacía sentir mejor. Me recosté en mi cama suspirando, miré el techo un largo rato hasta que el sueño vino a mí. A la mañana siguiente, tomé una ducha, me vestí y tomé el cofre que tenía debajo de la cama. Suspiré convenciéndome de que era mejor tenerlo lejos de aquí, Aurora lo necesitaría más que yo, doblé la carta volviéndola pequeña. La introduje en el cofre, lo tomé levantándome, antes de salir la guardé en el bolsillo de mi suéter.
Hoy era el Día de la Visita. Los iniciados recibirían a sus familiares o quizás no, algunos no estarían contentos con las elecciones de sus hijos. Mientras caminaba el comedor pensé en mi día, mi padre no vino y tampoco lo esperaba, la única que apareció fue Iliza, había hablado con Joanna para poder venir a verme, la mujer fue tan bondadosa que le permitió su salida por unos minutos. Ese día una iniciada vino a verme, mi propia hermana vino a visitarme. Ella lo había hecho menos sombrío.
Las voces eran intensas en el comedor, los nervios y la alegría se respiraba un poco, localicé a Nadia en compañía de Tori. Decidí acercarme manteniendo un semblante serio.
—Tengo que hablar contigo—toqué su hombro tatuado. Ambas se sorprendieron de verme.
—Estoy desayunando.
—Será rápido—insistí. Nadia rodeó los ojos levantándose. Salí del alboroto con ella, me detuve girándome— ¿Irás a verla hoy?
— ¿A quién?—se cruzó de brazos.
—Sabes a quien—mantuve la calma. Debía estar acostumbrado a su actitud pero sentía cierto nerviosismo de que Aurora leyera mi carta—Necesito que le des esto—saqué el pequeño cofre de mi bolsillo. Los ojos de Nadia brillaron curiosos—No lo abras, sólo ella puede verlo.
— ¿Desde cuándo le envías regalos a mi hermana?
—Pude conocerla cuando fui a visitar a la mía—su mirada se encontró con la mía— ¿Puedes entregárselo cuando vayas a su facción?
— ¿Por qué no se lo entregas tú mismo, líder?
—Max no me dejará salir, tengo otras cosas por hacer—mentí muy bien. Nadia dudó unos minutos aceptando el cofre—No lo abras, ¿Me entiendes?
—Si dudas de mí, ¿Por qué me lo das?
—Porque tu padre lo vería y tu madre preguntaría más de lo normal—enarqué una ceja. Había acertado, una pequeña sonrisa apareció en sus labios—Cuando regreses, hazme saber que lo recibió.
—De acuerdo—asintió— ¿Puedo regresar a mi desayuno o tienes más regalos?
—No, eso era todo—me limité a responder.
Nadia se giró regresando al comedor. Sólo debía esperar, una parte de mí sabía que hacía lo correcto manteniendo distancia, en algún momento la volvería a ver o eso esperaba pero la otra parte seguía extrañándola. Extrañaba a esa Aurora osada, la necesitaba conmigo, la necesitaba recordándome lo idiota que era pero lo mucho que podía mejorar.
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Este sería el capítulo final pero unos comentarios en el capítulo pasado me hicieron agregar uno más que será algo como "Capítulo Especial" donde será narrado por la nueva Aurora. Uno más para que todo termine n.n
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