Capítulo 4
Este capítulo será narrado desde el punto de vista de Eric
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Eric
El desastre y el ruido en el comedor era lo típico de siempre. Era gracioso como las demás facciones tomaban a Osadía por ser una facción firme y segura para defender a la ciudad pero si miraran un poco más de cerca se darían cuenta de que la mayoría son unos niños ilusos que olvidan lo que están haciendo y porque razón lo están haciendo.
Yo era el principal en colocar orden donde lo requería y me encantaba cuando entraba a un espacio lleno de gente con todos haciendo silencio ante mi presencia. ¡Eso era realmente encantador para mí! Podía ser tan idiota como algunos miembros, podía unirme a las bromas y risas, claro que sí, a fin de cuentas era uno de los líderes. Podía hacer todo lo que me plazca pero jamás me ha gustado la confianza que se toman los demás.
Esa confianza que todos toman con mucha prisa. Aquello no iba conmigo.
Mientras masticaba el pedazo de hamburguesa que había mordido, eché un vistazo al lugar, todos vestían de negro, todos tenían algo llamativo que los diferenciaba, piercing, tatuajes, cabellos de colores extraños, diferentes tamaños pero muchos manteniéndose en forma con el movimiento constante que tenían los osados. Todos eran jóvenes, ancianos no había en este lugar, era más que obvio el porqué.
Detuve mis ojos en una pareja, Darío tomaba asiento junto a Aurora. Al parecer no estaba contento, la chica rodó los ojos con una pequeña sonrisa, ninguno de los dos se percataba de que los estaba viendo. Era extraño que su hermana no estuviera con ella aunque también podía imaginar lo que estaba haciendo. Una parte de mí admitía lo hermosa que podía ser la chica, comparándola con las demás mujeres de la facción, Aurora era...natural.
Pero también muy curiosa, muy obstinante, muy social, muy...ella.
Era como si en su vida jamás existieran las reglas, como si durante toda su vida hizo lo que se le antojara.
Su cabello negro siempre iba suelto la mayor parte del tiempo, aquella melena caía por su espalda como una cascada, sus labios carnosos poseían todo el tiempo un rojo poco común en las demás y sus ojos oscuros aunque no lo pareciera tenían un brillo de inocencia que jamás pude entender. No podía comparar a la Aurora de dieciséis con la de ahora de diecinueve. Para su padre, era la niña de sus ojos, al igual que Nadia pero todos sabían que Nadia era un caso diferente.
En ocasiones había visto a su madre, era una mujer fría que odiaba a todo el mundo, cualquiera diría que podríamos llevarnos bien pero había algo en ella que no me gustaba. Aurora tenía más parecido a ella, si tomara las cosas enserio probablemente fuera el mismo reflejo de su madre.
Parpadeé varias veces intentando encontrar a la pareja que había perdido de vista en un instante, Darío seguía sentado y más furioso de lo normal pero Aurora no estaba. Giré mi cabeza hacia las puertas del comedor, una cabellera castaña hasta los hombros iba saliendo del lugar acompañada de un cuerpo delgado y no muy alto. Pude imaginar quien era, a los minutos después de que el novio de ella saliera, me levanté sin terminar el almuerzo.
Los pasillos oscuros se iluminaban de vez en cuando por los faros de luz, no supe exactamente a donde debía ir pero cuando pretendía detenerme escuché su voz. Lentamente di algunos pasos más encontrándolos en el puente del Abismo. Miriam y Aurora se veían una a la otra teniendo una corta distancia, Darío estaba más cerca de la castaña que de su novia.
—Creo que deberíamos calmarnos, no es necesario esto, Auro—intentó calmar el chico. ¿Enserio eso era ser un buen novio? ¿Qué tipo de idiota era? Me crucé de brazos observando. La voz racional de mi mente se hacía una pregunta constante: ¿Qué demonios hacia yo aquí?
—Sí, escucha a tu novio, querida, ¿Dónde dejas tus modales?—la voz de Miriam era una burlona. Ambas compartían la misma estatura, durante la iniciación Aurora le había ganado en las dos luchas, tanto Cuatro como yo sabíamos el odio mutuo que había allí— ¿Sabes? Creo que eres una de esas zorras sumisas que cumplen con su deber, ya sabes lo que dicen, callada te ves mejor. Déjale el trabajo pesado a tu hermana.
Aurora avanzó hacia ella con sus manos convertidas en puños. Darío intentó tocarla pero esta le lanzó una mirada fulminante para girarse hacia Miriam hablando en voz baja y amenazante.
—Dilo de nuevo y te sacaré la lengua yo misma.
—Aurora.
—No te metas en esto—gruñó.
—Eres una...—Miriam no terminó de hablar. Aurora la golpeó justo en la nariz tumbándola directo al puente, había olvidado lo peligroso de la pelea en ese lugar, sonreí de lado sin evitarlo, esto estaba resultando interesante. Darío volvió a intentar separarlas pero tenía más cuidado en no caerse que en ayudarlas realmente. Mientras Miriam intentaba tomar su cabello, Aurora arrojaba puñetazos sin pensarlo dos veces.
Probablemente su padre estaría orgulloso. ¿De qué estoy hablando? ¡Claro que estaría orgulloso!
Darío al percatarse de mí se mantuvo más quieto que una estatua. Rodé los ojos señalándole con la cabeza que las separara, el chico tardó en responder.
—Aurora, basta—tomó sus brazos alejándola de Miriam que tomó su tiempo en levantarse para recuperarse. Sus ojos oscuros notaron mi presencia, sólo Aurora estaba completamente cegada por la ira. El rostro de la chica estaba sangrando y sus brazos tenían moretones—Tenemos que irnos.
—Me iré cuando le demuestre que tan zorra puedo ser.
Cansado del tema fui hasta la pareja que me daba la espalda, antes de que Aurora se soltara de nuevo logré tomarla del brazo pero el impacto en mi nariz me dejó atontado por unos segundos. Fue entonces que se giró dándose cuenta de lo que había hecho. Por primera vez pude ver el temor reflejarse en sus ojos.
—Lo siento, lo siento—se apresuró a decir—No pensé que serías tú, creí que era Darío, no quise golpearte...
No había sido la gran cosa tampoco pero era gracioso verla así.
— ¿Se puede saber porque demonios hacen una escena de celos en medio de este puente?—ignoré la sangre que seguía saliendo de mi nariz.
—Aurora siempre busca problemas—Miriam se encogió de hombros.
— ¿Quieres que los busque con más profundidad?
—Nadie buscará nada—la fulminé con la mirada. Sus ojos brillaban, quizás por la adrenalina que tenía en su cuerpo—Eres un pésimo novio, enserio—miré a Darío quien bajó la mirada—Lleva a Miriam a enfermería.
—Ella conoce el camino...
—Si yo fuera tú Aurora, mantendría mi boca cerrada teniendo en cuenta que acabas de golpearme—señalé.
—Pero no quise hacerlo...
—No quiero escucharte—señalé a los otros dos—Ustedes váyanse ahora.
Noté la pequeña sonrisa triunfadora de Miriam mientras Darío iba junto a ella. Caminé hacia el pasillo y en minutos una pequeña mano tocó mi brazo aferrándose a él.
— ¿A dónde vas?—ahora parecía preocupada por mí. Esta chica estaba teniendo mucho interés en mí últimamente.
—Tengo otras cosas por hacer.
—Pero estás sangrando...
—He recibido cosas peores—retrocedí soltándome de ella.
—Eric, lo lamen...
—Deja de disculparte, ¿Quieres?—pedí cortante—Todos en este lugar tienen enemigos y nadie en este lugar sabe controlarse. Para la próxima será mejor que la empujes al vacío—aconsejé antes de girarme y dejarla allí en medio de la oscuridad.
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Quería colocar un punto de vista de Eric por primera vez en mi vida n.n Creo que no quedó tan mal, el vídeo lo encontré hace poco en Youtube y quise compartirlo con ustedes ya que de inmediato pensé en Aurora y en su lado "osado"
PD: También pienso compartir mis vídeos favoritos de Eric :)
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