Capítulo 38
Capítulo 38
Las tiendas estaban más llenas de lo normal, los osados parecían estar inquietos y ansiosos por la Ceremonia de Elección, lo mismo pasaba cada año, mientras todos se encontraban así, yo no podía dejar de pensar en Vivian. La chica estuviera nerviosa y probablemente los problemas para ella hubieran crecido más, pensé en Miriam, no había querido o "aprovechado" lo suficiente a su hermana.
Nadia se encontraba desayunando en una de las mesas que tenía cerca, su cabello había dejado de ser totalmente oscuro, con las luces de la sala de tatuajes se podía notar algunos mechones rojizos y chocolates. Su rostro iba casi al natural, sus labios poseían un brillo que la hacía lucir dulce, sus ojos oscuros se veían más intensos con la sombra. Nadia pocas veces había usado mucho maquillaje, a mí a decir verdad me encantaba resaltar mis labios con un rojo sexy, oscuro y seductor. Mi hermana fue la culpable de eso aunque durante mi iniciación no llevé nada de maquillaje por el constante ejercicio y entrenamiento.
— ¿Qué?—Nadia notó que la miraba más de lo debido.
—Sólo recuerdo cuando me enseñaste a maquillarme.
Sonrió de lado negando con la cabeza.
—A papá no le agradó mucho—recordé aquello—Dijo que no necesitabas usar eso porque sea como sea eras hermosa.
—También te decía lo mismo pero no lo escuchabas.
—Está en nuestra sangre ser rebeldes—guiñó un ojo. Borré la sonrisa recordando su archivo en el computador—Papá siempre hizo lo que quería y mamá...
—Siempre fue ella pero nos quiere.
— ¿Olvidas que me dijo que fui un error?
—Suele decir cosas cuando está molesta—Nadia rodeó los ojos— ¿Por qué te quedaste? Pudiste irte.
— ¿A dónde? ¿Erudición? Odio los libros—arrugó la nariz—No soy cordial con mis enemigos, no ayudo ni me preocupo por los demás y siempre miento. Soy buena en eso.
— ¿No crees que todos somos en parte...divergentes?—Nadia se levantó, se acercó y susurró muy bajo.
—No digas esa palabra.
— ¿Por qué?
—No lo digas. El hermano de Tori falleció cuando lo descubrieron.
—Yo...no lo sabía.
—No le gusta hablar de eso.
Miré alrededor antes de preguntar.
— ¿Sabes que Erudición y Osadía están más unidas que nunca?—asintió. No parecía contenta con aquello.
— ¿Qué te dice Eric?
—Está trabajando más de lo normal—me encogí de hombros—Max está enfocándose también en una nueva forma de evaluar a los iniciados de este año y Eric forma parte de eso así que...
— ¿Todo bien por la noche? Ya sabes...
Sheila era la persona a quien le contaba todo la mayor parte del tiempo, éramos muy buenas amigas desde hace tres años y Nadia era mi hermana desde que tenía memoria. Siempre creí que ella sentaría cabeza en algún momento por ser la mayor pero me equivoqué.
— ¿Puedo contarte algo? Sólo entre nosotras.
— ¿Te hizo algo?
—No—mordí mi labio—Ambos lo hicimos realmente y te juro que jamás pasó por mi cabeza.
—No entiendo.
Volví a mirar alrededor, Tori estaba concentrada con una chica que quería otro tatuaje más en su espalda. Nadia esperaba mi explicación, sería una maravillosa tía, algo me lo decía.
—Hace dos días fui a enfermería. Estuve sintiéndome mal...
—Sabía que algo te pasaba—se cruzó de brazos—No era normal verte así.
—Y estoy bien, era normal todo el malestar, con cada mes que pase estaré cambiando—Nadia frunció el ceño. Lentamente su rostro cambió a uno de asombro y felicidad, sonrió a punto de gritar, tuve que indicarle que guardara silencio—Sí, es cierto y sí, estoy segura.
—Oh, Dios—me abrazó con fuerza quitándome el aliento. Reí por su actitud correspondiendo el gesto—Espera, espera—se alejó— ¿Le contaste a mamá y a papá?
—No. Creí que el rumor correría rápido por la facción...
—Estamos hablando de Eric, nadie quiere ser el primero en compartir el chisme—rodeé los ojos negando con la cabeza— ¡Seré tía, Aurora!—tomó mis manos— ¿Puedo contarle a Tori? Se alegrará con la noticia.
—Eres la primera en saberlo—señalé—Ni siquiera Sheila sabe sobre esto.
— ¿Enserio?
—Me pareció necesario que fuera así—me encogí de hombros y ella volvió a abrazarme.
— ¿Eric está bien con esa noticia?—noté algo de preocupación de su parte. Por la forma en que me miraba supe que intentaba ver si le mentía.
—Todo bien. No debes preocuparte, créeme.
Veía como un grupo de chicos intentaba seguir los consejos que mi padre les daba. Sólo con mirar podía decir quién permanecería en la facción y quien se iría. Nadia había tenido un terrible resultado durante el entrenamiento, había temido por unos días que terminara saliendo de Osadía, la imaginé con los Sin Facción, mi hermana era una osada algo diferente, jamás fue buena luchando o disparando pero cuando alguien la retaba a hacerlo tenía un excelente resultado.
Eso nunca me pasó. Cuando lo hacía intentaba hacerlo bien y listo.
—Entonces, ¿Recordaste a tu viejo padre y decidiste venir?—preguntó cuando el entrenamiento con los chicos había terminado.
— ¿Desde cuándo te consideras viejo?—sonreí con burla—Sigues siendo atractivo para mamá.
—Lo sé, soy irresistible, mis hijas heredaron ese talento—bromeó. Reí negando con la cabeza, tomó asiento junto a mí sobre la mesa— ¿Todo bien con Eric?
—Todos suelen preguntarme eso. ¿Qué quieren que diga? ¿Qué me va mal?
—Nos preocupamos por ti, es todo—se encogió de hombros, entre sus manos había un cuchillo. Le daba vueltas entre los dedos rápidamente.
Respiré profundo mirando ese gesto. ¿En el computador aparecerían los nombres de mis padres? No. No los vi allí, tal vez alguien más los tenga. No podía preguntarle con honestidad a Eric sobre aquello, no podía enterarse que revisé su trabajo y que Sheila es hábil con la tecnología. ¿Para qué la información de la Prueba de Aptitud? ¿Acaso esperaba encontrar algo fuera de lo normal?
—Estoy bien—me limité a decir—Estamos bien.
Levantó su mirada hacia mí. Lo mismo que Nadia hizo para asegurarse que no mentía.
—Has cambiado desde que estás con él.
Mi madre había dicho algo parecido. ¿Por qué él notaba el cambio y yo no lo hacía?
—Sigo siendo la misma.
—No. Mi Aurora no sabía lo que era enamorarse, mucho menos sabía que significaba estar con alguien—sonreí de lado inclinando mi cabeza sin apartar la vista—Era testaruda, era impulsiva y no le temía a nada.
—Sigo siendo testaruda, impulsiva y no le temo a nada.
—Estás mintiendo—antes de poder negarlo, se apresuró a decir—Cuando consigues a esa persona que significa mucho para ti temes que algo pueda pasarle o que alguien pueda lastimarlo—eso era cierto—Así como el chico se preocupó cuando Miriam te hirió.
Recordé el cosquilleo en la pierna mientras la sangre seguía saliendo, todo comenzó a darme vueltas y sus brazos fueron los primeros en atraparme, antes de quedar inconsciente sabía que estaba a salvo con él cerca. Llevé mi mano a donde permanecía la cicatriz, había curado más rápido de lo normal, los cuidados de Eric tuvieron fruto. No me costaba saber que el chico haría lo que fuera para mantenernos a ambos a salvo.
—Jamás esperé enamorarme de él—admití—Sólo quería ayudarlo y...no sabía que esa ayuda podía llevarme a conocerlo y el conocerlo podía implicar los sentimientos.
—Toda relación comienza así.
—Ahora entiendo como conquistaste a mamá.
—Mantengamos el secreto, ¿Sí?—guiñó un ojo. Detuvo el cuchillo antes de rodearme con su brazo. Me aferré a él como hacía desde niña.
No sabía en donde se había metido Sheila, era extraño no encontrarla por allí. Cuando comenzó a oscurecer informaron que todos debían presentarse en la Fosa, con mi padre cerca caminé entre los pasillos siguiendo a los demás. Escuchaba murmullos y conversaciones que dejaban ver lo extrañados que estaban todos. En la Fosa encontré a la mayoría reunidos, me detuve de inmediato al encontrar a Max con otros líderes, tres filas se formaron en minutos, entrecerré los ojos para ver cómo le inyectaban en el cuello un líquido extraño a cada uno. ¿Qué estaban haciendo? ¿Qué se suponía que hacían?
—Espera aquí—escuché decir a mi padre mientras desaparecía.
Miré alrededor buscando a esa persona. El negro resaltaba acompañado de algunas rayas rojas en suéteres, chaquetas, pantalones o camisas. No encontré a Sheila, tampoco veía a mi madre, cuando encontré a mi hermana estaban terminando de introducir aquel líquido en su cuello. Tori estaba en la fila incluida, me moví entre los cuerpos preocupándome al no encontrar lo que quería.
—Aurora—di un respingo girándome.
— ¿Dónde demonios estabas? He estado buscándote...—tomó mi brazo llevándome al pasillo más cercano. Echó un vistazo afuera antes de volverse a mí— ¿Qué están haciendo?
—Adelantaron el proceso de limpieza.
— ¿Limpieza?—sentí escalofríos teniendo una idea de lo que era.
—Jeanine terminó su trabajo aquí y Max no pudo esperar una semana antes de la Ceremonia de Elección—dijo entre dientes. Tomó mis brazos mirándome fijamente—Si no te ve allí dudará de mí. Después de lo sucedido entre ustedes, sabe que no soy capaz de lastimarte.
— ¿Te inyectaron? ¿Qué se supone que es eso?
—No me han colocado nada. Algunos no necesitan el suero por órdenes suyas—miró hacia afuera y luego a mí—Con más razón debes ir con los demás.
— ¿Qué me hará el suero?
—No te enojes—rodeé los ojos. Si lo decía terminaría enojándome—El suero deja de funcionar en los que son divergentes, sólo ellos se resisten. Max quiere eliminar a los rebeldes que se esconden en la facción y en estos momentos tiene el ojo puesto en ti.
— ¿Sólo porque fui honesta con él?—retrocedí soltándome de sus manos. Eric no respondió—Esto es estúpido.
—Sí, es estúpido decir que es un rastreador y mentirle con eso a los demás pero si decimos la verdad, muchos se opondrán—tomó mi brazo llevándome al final de una de las filas. Lo miré alejarse dejándome allí. Desde donde estaba encontré a Max con la mirada, estaba comenzando a odiarlo desde el corazón.
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¡Tengo algo que contarles! Los capítulos que tengo escrito hasta ahora van directo hacia el final que tenía en mente desde que comencé a escribir la historia pero, con los comentarios que últimamente he visto tengo otra idea en mente. ¿Les gustaría que dejara el final original que he tenido todo este tiempo o el nuevo final que se me ocurrió?
No me pidan que les de detalles porque no puedo y la idea es sorprenderlos.
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