Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 34

Capítulo 34

Aurora

— ¿Estás bien? Luces algo pálida, ¿No crees que está pálida, Nadia?

—Que no tenga maquillaje no significa que está enferma, Sheila—Tori que estaba junto a mí negó con la cabeza. Sonreí de lado sin siquiera tocar la comida de mi bandeja.

— ¿No tienes hambre?

—No me provoca—pasé mis manos por mi cabello.

— ¿Desayunaste bien esta mañana? No te vi en el comedor—mi hermana entrecerró sus ojos mirándome con atención. ¿Tan grave era que estuviera "natural"? Quizás debería pasar más tiempo sin maquillaje.

—Bueno, si no vino quiere decir que tuvo una mañana interesante con Eric—reproché a Sheila con la mirada.

—Creí que no sería serio pero veo que me equivoqué—opinó Tori llenando su boca de comida. Miré alrededor sin encontrarlo, tal vez siga en la sala de control, no había visto el computador donde lo dejó anoche. Seguramente lo escondió o se lo llevó— ¿Es más interesante que Darío, Aurora?

— ¿Por qué debemos hablar sobre mí?—me crucé de brazos mirando el puré de papas.

—Porque no es común en ti—apuntó Sheila con el tenedor. Nadia la apoyó.

—No lo sé, cuando desperté se había ido y no he desayunado tampoco.

— ¿Te sientes mal?

—Vuelven a preguntarme eso y juro que voy a golpearlas—advertí a las muchachas que tenía frente a mí. Tori rió por lo bajo con la boca llena. Negó con la cabeza disfrutándolo. El verlas comiendo allí me hizo perder con más rapidez el apetito. Las escuché conversar sobre lo cerca que estaba la Ceremonia de Elección, Tori se presentaría como voluntaria para atender a los chicos que debieran pasar por la Prueba de Aptitud. Cuando fue mi turno me había atendido una muchacha de Abnegación.

Jamás podía atenderte alguien de tu misma facción. Estaba prohibido.

Ese día por lo general muchos adolescentes están nerviosos, aquel no fue mi caso, estuve muy tranquila y segura. Recuerdo borrosamente la simulación, después de eso, mi resultado fue Osadía. Me detuve un minuto a pensar en la madre de Eric, para que ella resultara ser divergente debió de tener tres o más resultados. ¿Cómo pudieron ocultarle algo así?

Miré alrededor observando a los demás. ¿Habría algún divergente en Osadía que se pasara por alto? De ser así eso significaba que el viejo sistema estaba fallando, odié admitirlo pero Jeanine tenía razón para mejorar la seguridad de las facciones aunque dudaba mucho que los divergentes se dedicaran a sabotear su sistema. Era algo estúpido que sólo un ignorante creería.

Localicé a Miriam en una esquina algo alejada de los demás. Tampoco tocaba su bandeja, jugaba con la comida con su tenedor, tenía un mejor aspecto pero aún podía notarse lo triste que estaba. Cuando salimos del comedor decidí separarme de las chicas prometiendo reunirme con ellas luego. Respiré profundo arriesgándome.

— ¿Miriam?—la chica se giró en cuanto estuve cerca. Esperé el insulto y los gritos pero no llegaron.

— ¿Qué quieres?

—Saber cómo estás—escondí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta—No quiero discutir, no quiero enfadarme contigo, basta de eso, es agotador, ¿No crees?

Bufó apartando unos mechones de su rostro.

— ¿Sabes que sigo deseando que hubieras caído por el Abismo, cierto?—sus ojos contuvieron las lágrimas—Sigo deseando haber introducido ese cuchillo en tu corazón y no en tu pierna. Mientras siga deseando todo eso, no puedo ni quiero hablarte.

—Miriam...

—Estuviste todo un día con ella, Aurora—susurró—Yo era su hermana y sólo discutíamos. No la conocía como tú. Por favor, por tu bien, dame espacio—la miré girarse dejándome allí en medio de la Fosa.


La brisa revolviendo mi cabello mientras el tren estaba en movimiento era relajante. Me mantuve sujeta del borde de la puerta teniendo la mitad del cuerpo fuera. Abrí los ojos encontrando un paisaje natural con mucho verde, era la hora de saltar. Tomé impulso y caí al suelo sosteniendo mi peso pero en el último minuto me tambaleé cayendo. Todo me dio de vueltas de repente, respiré profundo teniendo un nudo en la garganta. Sin tener control de mi cuerpo vomité el solitario jugo de manzana que había bebido en el almuerzo.

Las arcadas provocadas por las náuseas duraron unos minutos. Al terminar me levanté lentamente temiendo caer de nuevo, me sentí un poco mejor, sequé las lágrimas del esfuerzo de mis mejillas. ¿Acaso estaba enfermando? No era común que ocurriera en la facción pero podía ser posible. Seguí con el camino a Cordialidad, como era de esperarse muchos se quedaron mirándome con algo de temor. Sólo era una osada. ¿Qué podía hacerles?

A los minutos me encontraba en los establos donde descansaban los caballos. Joanna, la líder de Cordialidad me había atendido con mucha gentileza y amabilidad. Típico en su facción. El animal de pelaje negro se relajó ante mi caricia en su hocico. Tenía unos grandes ojos oscuros. Sonreí de lado encontrándolo relajante. Cordialidad tenía la dicha de tener a los animales rodeándolos.

— ¿Son hermosos, cierto?—la voz de Iliza me tomó por sorpresa. Se acercó con un vestido rojo, tenía un suéter naranja y unas botas amarillas. En su cabello había un pañuelo rojo que combinaba con su tono rubio.

—Creo que es primera vez que estoy cerca de uno.

—Son animales muy intimidantes pero dulces al mismo tiempo—se acercó mostrando unos trozos de manzanas cortados perfectamente. Le extendió uno al caballo y éste lo aceptó masticándolo de inmediato— ¿Qué estás haciendo aquí? No suelo recibir visitas.

—Yo tampoco—me miró con incredulidad—Quizás es porque no tengo amigos en otras facciones, sólo tú.

—Vaya—levantó sus cejas sorprendiéndose—Gracias. También te considero una amiga. Diría que la más importante ya que fuiste la única en conseguir el corazón de mi hermano—sonreí de lado tomando otro trozo de manzana ofreciéndosela al caballo. Sentí un cosquilleo en la palma de mi mano por su lengua— ¿Todo bien con él?

Respiré profundo queriendo contarle. Debía saber.

— ¿Puedes guardar un secreto?—asintió escuchando—Eric está más tiempo de lo debido en la sala de control, Jeanine se mantiene cerca suyo y en parte me preocupa—acaricié al caballo—Conozco a tu hermano, sé que cumple las reglas por más cruel que sean...

— ¿Crees que está metido en algo malo?

—Erudición y Osadía crearon una especie de alianza—expliqué—Están cazando divergentes mientras mejoran el sistema—sus ojos azules se volvieron un poco más oscuros a pesar de la luz del sol. Podía imaginar lo que estaba pensando—Dice que es por un bien.

—Entonces...—bajó la cabeza—mi hermano está cazando las personas que son distintas. Las personas que son como nuestra madre—suspiró llevándose a la boca el último trozo de manzana. Se cruzó de brazos mirándome luego mientras masticaba—Aprecio que vengas a decírmelo, Eric jamás me contaría algo así.

—No quiero causar problemas entre ustedes—me apresuré a decir—Si vine aquí fue porque quería verte. Quería salir unos minutos del edificio y respirar aire fresco, tengo entendido que esta facción es el mejor lugar para hacerlo.

—Tiene lugares hermosos que no verás en las demás facciones, créeme—sonrió de lado— ¿Quieres que caminemos un rato?


El silencio era exquisito pero el sonido del agua mientras estaba sentada con Iliza junto a un río no tenía precio. Las risas de los niños era algo que se escuchaba a cada segundo, un perro de pelaje blanco jugaba con ellos ladrando y saltando mientras los seguía. Los árboles se mecían con suavidad dejando caer las hojas al agua. Miré mi reflejo en ella sintiéndome relajada de alguna forma.

Iliza guardó silencio en todo el rato. Se quitó el pañuelo de la cabeza, lo introdujo en el agua moviéndolo de un lado a otro creando ondas. Estuve mirando ese gesto un largo rato, cuando el sol comenzaba a esconderse supe que debía irme. Iliza comenzó a contarme un poco sobre lo que hacía en Cordialidad, normalmente enseñaba a los niños a cuidar las cosechas y a plantar. También estaba en la parte de la cocina donde se le servía con amabilidad a cada cordial de la facción y también me contó sobre su talento para el canto donde cada noche cuando había una fogata cantaba algunas melodías que conocía por su madre.

— ¿Tu madre cantaba?

—Sí. No creo que mi hermano lo recuerde—sonrió—Cuando mamá se enamoró de nuestro padre supo que no debía volver a cantar.

— ¿Odiaba la música?

—Sólo los cordiales cantan y adoran la música, Aurora—explicó como si fuera obvio—La mayoría de los artistas provienen de aquí. Si Eric supiera que canto se reiría, por favor, no le cuentes.

—Guardaré el secreto—prometí riendo.

—Antes de irte, otra cosa—se detuvo—Eric es un cabezota pero no creo que Jeanine lo manipule para que actúe a su antojo—sonrió dulcemente—Te tiene a ti y tú eres mucho más importante que su trabajo o ella.

—Gracias—asentí—Lo tendré en cuenta.

Iliza se giró siguiendo con el camino. Antes de avanzar volví a sentir que todo daba vueltas. Mis piernas perdieron fuerzas y las risas de los niños se escucharon más lejos de lo normal. Caí al suelo sintiendo la oscuridad caer sobre mí, Iliza dijo algo que no pude entender, en segundos quedé inconsciente.

***********************************************

Quiero comentarles que la historia pasó la primera etapa del concurso #FWAWARDS :D Quedó entre las diez de la categoría de Fanfic en el número cinco. Esperemos que siga teniendo buen resultado n.n ¡Gracias por el apoyo!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro