Capítulo 29
Capítulo 29
— ¿Por qué tengo que salir?
—Porque no es bueno estar aquí encerrada, además...
—Me he quedado encerrada aquí, no es tan malo—me crucé de brazos recostándome de la pared. Eric recogió su chaqueta acercándose—No quiero salir.
—Aurora.
— ¿Y si Miriam está allí?—el decir su nombre causó un leve dolor en la cicatriz de la pierna—Ella me odia, me odiará el resto de su vida, todos creen que yo incité a Vivian...
—No quiero hablar de eso—me interrumpió. Tomó mi rostro entre sus manos depositando un corto beso a mis labios—Tú no hiciste nada, no fue tu culpa que el suero reaccionara diferente en ella, ya hablamos de esto. Nada de eso fue tu culpa.
Suspiré estando en desacuerdo aún. Por un momento pensé que quería deshacerse de mí o que estaba molestándole en su espacio pero la parte racional de mí no dejaba de indicar que Eric tenía razón. ¿Acaso pasaría el resto de mi vida entre cuatro paredes? Mis ganas de no ver a Miriam estarían allí por un tiempo pero aunque pareciera cruel y egoísta, la vida seguía, yo debía seguir, no podía encerrarme.
Al salir por la puerta pensé de inmediato en Sheila, podía ir a verla en la sala de entrenamiento, tal vez estuviera con Cuatro, sí, eso haría. Pasaría la mañana con mi amiga, luego de eso podía salir a correr un rato, respirar aire fresco no me haría mal. Podría aprovechar la oportunidad de buscar algo más de ropa en mi habitación...
Mis pensamientos se detuvieron al instante que intenté tomar la mano de Eric y éste no se percató de eso. Hacia nosotros venía Max, se veía tenso además de cansado.
—Estaba buscándote—tomó aire y posó sus ojos en mí—Aurora, ¿Cómo sigues con la pierna?
—Bien, mejor—contesté.
—Tu padre se alegrará al verte—sonrió de lado regresando su atención al chico junto a mí—Jeanine llegó temprano, te necesito ahora mismo en la sala de control—su voz se volvió dura. Noté algo de tensión en el ambiente.
— ¿Por qué nadie me dijo que vendría hoy?—ahí estaba el Eric que todos conocían.
—No te vi ayer, creí que estarías ocupado con la chica—se cruzó de brazos. Esta vez controlé el sonrojo de mis mejillas, sí, estuvimos muy ocupados.
"Aprecio mucho que no hayas interrumpido, Max"
—Pues no, Aurora mejoró rápido y pudiste avisarme.
Miré a Eric intentando no sentirme herida por eso. Me había emocionado tanto con nuestro momento juntos que ahora la realidad me golpeaba con fuerza, parecía ser más cruel que nadie.
—Te contaré en el camino—el rostro de Max ahora también era serio. Tuve un mal presentimiento, ¿Había sucedido algo? Quise preguntar pero sabía que Eric no me respondería a eso teniéndolo frente a nosotros y si decidía preguntarle directamente a Max, el hombre sólo diría que es información clasificada.
—Iré a ver a Sheila—susurré mirándolo. Éste asintió un poco siguiéndome con la mirada, podía sentir sus ojos en mi espalda incluso estando lejos.
Los brazos de mi amiga seguían sin soltarme, comenzaba a sofocarme con su preocupación. Rodeé los ojos intentando hacer que me soltara. Creí que todos tendrían su vista en mí por lo sucedido pero la mayoría parecía haber olvidado la muerte de Vivian, la mayoría más no su familia.
—Vamos, Sheila, no exageres.
—Lo siento, me emocioné—sonrió retrocediendo—Extrañé a mi amiga.
—Fueron días, no semanas.
—Eres mi mejor amiga, por más estúpido que parezca, me hiciste falta—sonreí un poco por eso— ¿Cómo sigue tu pierna?
—Mejor—eché un vistazo a la mesa llena de armas— ¿Ibas a practicar?
Sheila asintió volviendo su atención a ellas. Tomó una entre sus manos recargándola con manos ágiles, sonreí de lado al pensar en Eric. Las únicas veces que recordaba haberlo visto con un arma y disparar había sido en mi entrenamiento. Había quedado como tonta mirándolo con extrema atención.
—Veo que no te han contado—la voz de mi amiga me sacó de mis pensamientos. Jugué con el cartucho de balas en mis manos mirándola mientras tomaba asiento sobre la mesa—Erudición y Osadía han estado muy cercanas últimamente—noté una mueca de desagrado de su parte.
—Nos encontramos con Max cuando caminábamos por los pasillos y parecía muy...tenso—Sheila miró hacia los blancos para luego fijar su atención en el arma— ¿Crees que haya algo malo en eso?
— ¿Desde cuándo Jeanine aparece con frecuencia en este lugar, Aurora?—levantó una de sus cejas—Esa mujer no me da buena espina. Muchos aquí piensan lo mismo.
Eché un vistazo rápido a la sala de entrenamiento. Algunos conversaban, otros reían, bromeaban o practicaban. Todo estaba demasiado tranquilo, eso no era bueno, la tranquilidad jamás duraba mucho tiempo. Mordí mi labio sintiendo algo de curiosidad. Hablaría con Eric en cuanto volviera a verlo. Sheila tenía razón, no era común que Jeanine Matthews visitara con frecuencia Osadía.
— ¿Has escuchado algo más?
Conté mentalmente cuantas veces Max había solicitado la presencia de Eric en la sala de control. ¿Tendría alguna relación con la actitud del chico cuando le comenté sobre trabajar en esa área? También podía preguntarle a mi madre. Tenía dos opciones. Siempre era bueno tener un plan B.
—Sólo eso—se encogió de hombros— ¿Eric no te ha dicho nada?
—No hablamos de eso—dejé el cartucho en su sitio.
—Podías usar tus encantos con él para preguntarle—una sonrisa picarona apareció en su rostro. En ese momento me sonrojé recordando lo ocupada que había estado "recuperándome"
—Yo...yo...nosotros...—aclaré mi garganta recargando otra arma. Más bien una pistola pequeña a comparación con la de mi amiga—Lo hice—admití finalmente.
— ¿Qué cosa hiciste? ¿Sacarle información?—se alejó de la mesa colocándose en posición para disparar.
—No. Lo otro—de inmediato giró su rostro con los ojos abiertos como platos. Me apresuré a advertirle con la mirada, se acercó de nuevo dando saltitos, reí por su actitud—Por favor, contrólate.
— ¿Estás hablando enserio?—sonrió ampliamente— ¿Cómo fue? ¿Lo hiciste decir tu nombre? ¿Fue salvaje? ¿Fue apasionado? Oh, Dios, no me lo digas, tuviste que quedarte en cama de lo intenso que fue.
— ¿Qué?—lancé una carcajada al aire ganando la atención de algunos osados pero le resté importancia— ¿De dónde sacas esas cosas?
—Oh, vamos, ya no eres una niña—tomó uno de mis brazos zarandeándolo— ¡Ya eres una mujer! Dime, ¿Te gustó?—volví a sonrojarme. A pesar de su extrema felicidad, me era más sencillo contarle a ella que a mi hermana— ¿Cuántas veces lo hicieron en el día?
—Sheila, Shh—cubrí su boca en cuanto fue alzando la voz. Sus ojos café estaban más grandes de lo normal, más bien su pupila era lo que estaba dilatada—Los demás no deben enterarse, ¿Podrías controlar tu emoción?—asintió sin moverse pero dudé sobre quitar mi mano—Sí, lo hicimos y sólo eso.
Esta vez fue Sheila quien me miró con incredulidad.
—Estamos hablando del líder de la facción, ¿Esperas que me crea que fue dulce?—habló cuando se liberó de mi mano. Hubo un silencio entre nosotras que le hizo comprender que así había sido— ¿Estamos hablando del mismo hombre, cierto?
—Eric fue muy cuidadoso conmigo, fui yo quien le dijo que estaba segura—susurré sin poder verla—Sé que lo dulce no va con él pero así fue—sonreí de lado—Fue increíble esa noche.
—Todos adoran eso, te volverás adicta, créeme.
—No lo creo. Nadia está con los hombres sólo por placer pero lo mío es distinto—me levanté de la mesa teniendo el arma en mi mano—Eric y yo estamos juntos porque así lo queremos. Sí, claro, está el placer presente, ambos lo disfrutamos pero...
—Es algo más emocional que físico—finalizó. Asentí volviendo a sonreír— ¿Te diste cuenta de cómo hablaste sobre el sexo?—reí negando con la cabeza— ¿Qué le hiciste a mi amiga Aurora?
Jamás me cansaría de esas emociones intentas de ella. Charlar con Sheila era lo único que me hacía olvidar los problemas, era una buena forma de pasar un buen rato. En cuanto me situé en mi lugar disparando justo al blanco noté la presencia de alguien más. Acababa de entrar a la sala, por un momento no supe que hacer, respiré profundo manteniendo la compostura, en segundos gasté el cartucho de balas, al dirigirme a la mesa para recargar avisé a Sheila de la persona que se acercaba a nosotras.
La última vez que lo había visto fue en la sala de tatuajes. Nuestros encuentros estaban teniendo un pésimo final.
— ¿Qué estás haciendo aquí?
Alcé la mirada encontrando a Sheila con Darío frente a ella. Lo empujó suavemente advirtiéndole.
El chico tenía un tatuaje por el cuello que tomaba parte de su rostro. No se comparaba a los tatuajes de Eric. No, claro que no, el líder de la facción sabía llevarlos mejor.
—Sólo vine a hablar.
— ¿Cuántas veces he escuchado eso?
—Sheila, déjalo—mi voz fue más firme de lo normal—Sólo quiere hablar, ya lo escuchaste.
— ¿Estás loca?
—Si el muchacho pierde el control de nuevo, existe esto—mostré el arma en mi mano—No te preocupes, estaré bien.
La chica volvió a mirarlo con sus ojos entrecerrados. Dejó el arma que había usado sobre la mesa prometiendo estar cerca. Suspiré apoyando mi mano izquierda sobre el borde de la mesa, el rostro de Darío se iluminó, no sabía si era de alegría o de alivio, lo que si me tomó por sorpresa fue su abrazo inesperado. Mis brazos reconocieron que aquel cuerpo no era al que estaba acostumbrado, por esa misma razón se mantuvieron intactos y mi mano derecha se aferró al mango de la pistola.
Era la primera vez que Darío me abrazaba y todo en mi estaba en alerta.
—Me alegra tanto volverte a ver así—susurró cerca de mi oreja— ¿Estás mejor ahora?—se alejó observándome de pies a cabeza.
—Sí, gracias por tu preocupación—fui sarcástica. No podía evitarlo.
—Escucha, yo...—levanté mi mano interrumpiéndolo.
—No quiero escuchar disculpas, tengo cosas más importantes en mi cabeza—fingí tener más interés en las balas de mi pistola. El chico se quedó en silencio por unos minutos, por curiosidad y sorpresa lo miré encontrando sus ojos en mi tatuaje— ¿Necesitas algo más, Darío?
—Creí que no te gustaban los tatuajes—frunció el ceño—No lo había visto.
—Todos pueden cambiar de opinión.
— ¿Estarás molesta conmigo? No sabes lo preocupado que estaba por...
— ¿Acaso fuiste a verme en enfermería?—volví a callarlo dejando caer el arma sobre la mesa. Me molestaba su actitud de víctima y de ex novio bueno—No, claro que no, te apuesto a que supiste sobre el incidente por los chismes que rondan en la facción...
—Si fui a verte—la forma en que lo dijo me dejó callada esta vez. Sus ojos grises se mostraron algo tristes y confusos—Aurora, fui a visitarte, estabas inconsciente aún pero Eric...—pareció caer en cuenta de algo— ¿No te dijo sobre eso?
—Si intentas hacer que me enoje con él...
—No, no—se apresuró a decir—Estoy diciendo la verdad. Fui a verte, Eric dijo que no querías verme, que no te haría bien, me sacó del lugar después de dejarme contra la pared—sentí una punzada en el pecho. ¿Por qué no me había contado aquello? ¿Temía que le reprochara por ser duro con el chico? Respiré profundo sintiendo el dolor de cabeza crecer. Definitivamente la tranquilidad no era algo que durara más de dos segundos—Olvidémoslo. Lo importante es que estás bien ahora—sonrió.
—Sí—pasé mis manos por mi cabello.
Primero el tema de Jeanine, luego la extraña actitud suya con Max o quizás era cosa mía pero igual era sospechoso y ahora Darío. ¿Qué más me faltaba por descubrir? ¡Maldita sea!
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¡Gracias por los votos y los comentarios en el Booktrailer! n.n Me alegra mucho saber que les gustó. Otra cosa que debo agradecer son las 5.2k lecturas :D Jamás creí que la historia tuviera tantas visitas (Para mí es un montón) Creo que en los anteriores capítulos no he avisado que esta historia transcurre unos dos meses antes de la llegada de Tris, para tomar más ideas he estado leyendo Divergente y cómo es el único que tengo hasta ahora quisiera dejar una pregunta que espero que respondan y que es en parte algo importante para la trama más adelante:
¿Cuánto tiempo transcurre desde que Tris escapa de Osadía hasta que llega a Cordialidad? Es decir, ¿Cuánto tiempo pasa ella en esa facción? Para aquellos que han leído Insurgente, por favor, espero su respuesta.
¡Saludos!
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