Capítulo 18
Capítulo 18
Aurora
Todo mi cuerpo estaba siendo invadido por miles de sensaciones que jamás había experimentado. Ni siquiera lo había sentido durante mi primer beso, los labios de Eric y los míos parecían encajar a la perfección. ¡Dios! Como estaba disfrutándolo. Coloqué mis manos en su cuello acariciando el tatuaje que había en esa parte de su piel, la intensidad del beso estaba creciendo demasiado rápido para mi gusto.
"No estás tan asustada ahora, ¿Cierto?"
Una pequeña sonrisa burlona apareció en mis labios, mi corazón se aceleró cuando las manos de Eric fueron más allá de mi cintura.
—Detente—hice una leve presión en su pecho retrocediendo. Aquellos ojos azules habían oscurecido un poco y sus labios tenían cierto tono rosa por el labial. Sonreí un poco sonrojada por eso—Debemos ir con calma—me tomé el atrevimiento de limpiarlo pasando mi pulgar por su labio inferior.
—No debí hacer...
— ¡No! No es eso—me apresuré a decir—Hiciste bien en besarme—ante su mirada repetí esas palabras que había escuchado muchas veces de él—No hagas que me arrepienta.
Una pequeña sonrisa apareció en sus labios pero luego fue desapareciendo. Detrás de Eric pude notar a Sheila con sus pulgares arriba. Una gran sonrisa invadía su rostro y tuve que contener las ganas de reírme. Algo me decía que había visto toda la escena a escondidas.
— ¿Dejarás que Darío se salga con la suya?—ahí estaba el Eric serio de hace minutos. Ese que estaba dispuesto a soltar a Miriam, si era su forma de asustarla tendría que controlarse—Casi mueres por su culpa, Aurora—susurró.
—Acabas de tomar la iniciativa en un gesto que me dejó sorprendida, ¿Debes decir su nombre ahora para romper la magia del momento?—acusé—Aprecio que te preocupes por mí pero esto no debe volver a pasar—me miró fijamente. Acomodé su chaqueta corrigiéndome—Me refiero a lo de Miriam.
"Creo que lo entendió a la perfección"
—Podría hacer que la echaran de Osadía...
—Eric—lo obligué a verme—Si algo así vuelve a pasar estarás en problemas.
— ¿Contigo?—enarcó una ceja.
— ¿Estás burlándote de mí?—me crucé de brazos borrando todo rastro de dulzura. Imitó mi posición acercándose más manteniendo una corta distancia entre nuestros labios.
—Sigo siendo superior a ti—como odiaba cuando era tan arrogante y hacía el papel de idiota pero ahora se veía realmente atractivo siendo así. Mordí mi labio conteniendo las ganas de sonreír. Tomé su rostro volviendo a besarlo con más seguridad, al instante me correspondió. A los segundos me separé dejándolo con ganas de más.
—Ya no lo eres, líder—le guiñé un ojo antes de irme.
—Estás mintiendo—acusó Sheila mientras me apuntaba con su tenedor— ¿Sólo bien? ¿Enserio?
— ¿Qué quieres que te diga?
—Acabas de besar al monstruo de Osadía—le reproché por eso—No me digas que sólo estuvo bien, ¿Por qué no lo intentaste con un poco más de...pasión, ya sabes?
—Oh, Dios—negué con la cabeza intentando desayunar.
—Tus mejillas están rojas.
—Tengo algo de calor, es todo—me encogí de hombros llevando un bocado a mi boca.
—Será más ardiente cuando des el siguiente paso—al escucharla comencé a toser ahogándome. Me ofreció algo de beber y lo acepté sin dudarlo—Mira cómo estás, ¡Son tan tiernos!
— ¿Podrías hablar más bajo, por favor?—aclaré mi garganta. No habían muchos osados en el comedor pero si los suficientes para escucharnos—Parece que hubieras sido tú y no yo a la que besó.
—Lo siento, es que estoy emocionada por ti—rodeé los ojos. Sheila era un caso perdido, quizás parte de Cordialidad seguía en ella aunque no lo aceptara— ¿Dijiste que dejó a Miriam colgada del puente?
—Sí. Dijo que la escuchó anoche—revolví la comida antes de llevarla a mi boca—Estaba con Darío.
— ¿Hablarás con él?—la emoción se había desvanecido por completo. Sus ojos café ahora reflejaban preocupación— ¿Y si intenta hacerte algo de nuevo?
—No lo hará.
—Eso decías cuando sospechabas de él por lo que pasó—señaló. Eso me dejó pensativa y ciertamente nerviosa. ¿Y si volvía a repetirse? ¿Y si los celos lo cegaban? ¿Y si llegaba a lastimar a Eric? No, claro que no, Eric es más fuerte que él. Es capaz de colocarlo en su sitio por sí solo—No deberías andar sola.
—No sigas metiéndome cosas en la cabeza—pedí cambiando el tema—Después de desayunar iré a la sala de tatuajes, le prometí a Tori que la ayudaría a organizar los nuevos diseños.
— ¿Cómo crees que reaccione tu padre cuando sepa que su tierna hija se dio un beso ardiente con el líder de la facción?—la miré con incredulidad. Esta vez la apunté con mi tenedor.
—Llegas a decir algo y me enojaré contigo.
—De acuerdo, tranquila—sonrió con sus ojos brillando. Algo se le había ocurrido— ¿Me besarás también por eso?
La golpeé bajo la mesa advirtiéndole nuevamente.
Tori y Nadia estaban ocupadas atendiendo a sus clientes. Fuera de la sala de tatuajes había una especie de mostrador donde estaban todos los diseños, a la hora de hacer una elección, la mayoría echaba un vistazo aquí antes de decidirse. Mientras organizaba los nuevos diseños encontré uno que a Nadia le había encantado, la había escuchado decir que se lo haría en el hombro.
Era una flor con muchos pétalos, tenía aspecto de ser una rosa, se encontraba totalmente abierta, los últimos pétalos se volvían más oscuros. No estaba tan mal, era el más sencillo de todos. Una idea loca pasó por mi mente, una que jamás creí tener.
—Quedaría bien para ti.
No me tomé la molestia en ver quién era. Respiré profundo manteniéndome firme.
Me quedé con el diseño de la flor regresando a la sala, recogí algunos mechones de mi cabello dejando el resto suelto. Sentía su mirada sobre mí, estaba de pie con los brazos cruzados. No sabía que esperaba escuchar pero la ira estaba regresando a mí, esta vez no me arrepentiría de lo que haría y esta vez tendría el total apoyo de Eric si decidía acabar con su deprimente vida.
"Estás pensando como él"
—Tori y mi hermana están ocupadas—organicé algunas cosas sobre la mesa.
—No vine a verlas a ella—se acercó. Alcé la mirada encontrándome con sus ojos grises, deseaba golpearlo hasta verlo sangrar, deseaba verlo de rodillas pidiéndome perdón pero sabía que eso no era suficiente. Lo que hizo no tenía perdón, tanto él como Miriam eran tal para cual. ¿Cómo no pude verlo antes? ¿Cómo pude confiar en él?—Vine a verte a ti.
— ¿Después de una semana sin dar señales de vida?—levanté una de mis cejas.
—Tienes razón, lo siento, yo...
—Voy a preguntarte algo y quiero que respondas al instante.
—Claro—se detuvo a pocos metros de la mesa.
— ¿Ibas a llorar mi muerte sabiendo que fuiste parte de ella?—sus ojos estuvieron a punto de salirse de sus órbitas. El silencio reinó en la sala, por unos minutos escuché a Tori y a Nadia. Se mantenían ajenas a lo que estaba pasando, quizás Tori no tanto, era la que más cerca se encontraba.
—No sé de qué estás hablando—su voz temblaba.
—Te hice una pregunta—rodeé la mesa avanzando hacia él. Me mantuve lo más seria posible— ¿Ibas a llorar mi muerte después de provocarla? ¿Ibas a darle el pésame a mi familia?
— ¿Cómo...?
—No tengo que decirte cómo demonios lo sé, respóndeme la maldita pregunta, Darío—por un momento apareció la idea de decirle sobre el beso con Eric. De contarle lo bien que se había sentido, de lo increíble que el hombre me hacía sentir. La parte racional de mí repetía una y otra vez que debía controlar la ira. Era esa parte que normalmente Eric Coulter nunca escuchaba y que por hoy lo había hecho. Y la razón era yo.
—No quería lastimarte—avanzó intentando tocarme. Ante la mirada asesina que le dirigí se contuvo—No quería participar en eso, perdí el control, Miriam estaba conversando con los demás para asustarte por haberla golpeado frente a Eric y yo...
—Y tú viste tu mejor oportunidad para vengarte por la escena de celos—lo interrumpí.
—Lo siento, sabes que te amo...
—Cuando amas a alguien no intentas asesinarlo.
— ¡Se salió de control!—alzó la voz para luego bajarla—Ellos iban con un pensamiento distinto, eran ellos los malos...
— ¿Quieres recordarme por qué decidimos tener una relación?—me crucé de brazos. Darío pareció pensarlo y no consiguió nada, eso me entristeció más—Eso creí—negué con la cabeza—Vete de aquí antes de que sea yo la que pierda el control—me giré para regresar a lo que estaba haciendo pero su mano tomó mi muñeca. Esa donde el brazalete que me había dado Eric se encontraba.
— ¿Qué es eso?—frunció el ceño.
—Un regalo.
Con sus dedos acarició el águila que se encontraba en el dorso de mi mano. Sentí escalofríos y leí sus intenciones. De inmediato aparté mi mano, las suyas que eran más grandes, además de fuertes se apoderaron de mis brazos apretándolos con fuerza. Jadeé de dolor sintiendo como se adormecían al instante.
— ¡No puedes hacerme esto!
— ¿Dejar en claro quién eres?—intenté soltarme.
—Aurora, te amo, y tú también me amas—me zarandeó algo fuerte dejándome mareada y aturdida.
—Si yo fuera tú alejaría mis manos de ella—la aparición de Tori hizo que Darío liberara un poco la presión. Logré empujarlo alejándolo de mí, el dolor en mis brazos comenzó a torturarme— ¿Estás bien?—se acercó preocupada.
—Sí, gracias—acaricié el lugar donde sus manos habían estado.
—Aurora, por favor...
—Escucha, muchacho—Tori se interpuso mirándolo amenazadoramente—Cuando una chica dice que no. Es no. Ella ya no te ama y si te vuelvo a ver aquí acosándola, estarás un buen tiempo en la enfermería. ¿Me estás entendiendo?
Darío tragó con dificultad respirando profundo. Me miró una vez más esperando a que lo defendiera.
—Sí, señora.
—Lárgate ahora—ordenó. Lo miré desaparecer echando un vistazo a mis brazos, las marcas de unos dedos se formaban en ellos—Que animal ese chico—Tori regresó su atención a mí. En cuanto intentó tocarme jadeé un poco—Lo siento, ¿Quieres que te acompañe a enfermería?
—No, estoy bien.
—Aurora.
—Estoy bien, enserio—asentí mirándola—Creo que el verdadero monstruo ha sido él todo este tiempo.
**********************************************
Siempre existe alguien que debe venir a reclamar lo que era suyo cuando es demasiado tarde -.- Nunca falta esa clase de persona. ¡Espero que les haya gustado!
PD: El que ame las historias de hombres lobos les recomiendo otra de mis historias "Boca de Lobo" Gracias al reparto de esa novela se me ocurrió juntar a Jai Courtney con Emeraude Toubia n.n
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro