Capítulo 17
Capítulo 17
Eric
Ojos oscuros, cabello negro, melena larga y salvaje. ¡Maldición! Gruñí entre dientes maldiciendo varias veces. ¿Por qué demonios volvía a pensar en ella? Quise golpearme a mí mismo de no ser porque estaba acompañado en la sala de control. Sentí el deseo y la ira de tomar el teclado del computador y hacerlo trizas. ¡Maldita sea! Estaba furioso con todo.
Pude sentir la mirada curiosa de Max sobre mí. El hombre ni se acercó lo cual agradecí para mis adentros, no quería tener a nadie cerca, quería estar solo y quería reprocharme por haber sido tan idiota. ¿Era enserio? Toda mi vida llevo mostrando algo que he construido con los años, ¿Cómo es posible que en cuestión de días Aurora haya derribado esas cuatro paredes que me tomó años en levantar?
¿Qué era lo que me molestaba más? ¿Que haya logrado conocer al verdadero yo? ¿Qué haya sido la única en llegar a conocerme realmente? Además de mi hermana, claro. ¿O quizás el enojo se debía a que Aurora no sentía lo mismo que yo? ¿Era eso? ¿No ser correspondido? Casi como si hubiera alcanzado el interruptor deteniendo la corriente, mi cuerpo se relajó en cuestión de segundos. Mi mente quedó en blanco y escuché la voz de mi conciencia.
"Te enamoraste de ella sin darte cuenta, cada gesto, cada detalle, cada mirada, cada sonrisa...todo era por ella y no lo sabías hasta ahora"
Tenía sentido. Intenté convencerme de ello. ¿Por qué la necesidad de llamar su atención cuando la vi por primera vez? No había sido por interrumpirme mientras hablaba a los iniciados, era por tomarse el atrevimiento de hacerlo. ¿Por qué la necesidad de separarla de Miriam cuando pelearon? No fue porque estaba aburriéndome de la escena, era porque me enfurecía que el idiota de Darío no fuera capaz de defender a su novia, Aurora era realmente maravillosa, ¿Cómo pudo tener la desdicha de estar con ese imbécil?
La primera vez que la vi llorar, la primera vez que la sentí entre mis brazos. Sonreí sin darme cuenta, había aparecido en sus recuerdos. Ella también había sentido lo mismo que yo, ella también había disfrutado esa cercanía. Pensé en el brazalete que le había dado para compensar el que perdió, ¿Realmente fue para compensarlo? No. Había sido para que tuviera algo mío, era ella como el águila del accesorio. Aurora había cazado a la serpiente en poco tiempo, había logrado atraparla sin necesidad de seducirla.
Cuando había oscurecido y la mayoría de los osados se encontraban durmiendo. Decidí caminar un rato por los pasillos, todo el que me veía pasar simplemente se quedaba callado o evitaba mirarme. Ahora no disfrutaba esa sensación de causar temor en los demás, de hecho, ya no me gustaba en lo absoluto.
"Ella ha sido la única en confiar en mí y en verme de forma diferente. Fue la única en no juzgarme"
Me detuve al escuchar unas voces, era una pareja y una de esas voces se me hacía conocida.
—No creí que fueras tan cobarde, ahora entiendo porque Aurora prefirió a Eric—me acerqué con cuidado manteniéndome oculto entre las paredes. Era Miriam.
—Aurora no sabe lo que hace, ni se te ocurra mencionarlo—advirtió siendo amenazante. No pude evitar sorprenderme, ese idiota era Darío. Por un instante deseé que Aurora estuviera conmigo.
— ¿Confías en ella, querido?
—Claro que sí.
— ¿Después de lo que hiciste?
Asomé mi cabeza sólo un poco encontrándolos juntos, Miriam estaba casi sobre el chico que se esforzaba por alejarla aunque también noté cierto terror en su rostro.
—Yo no hice nada.
— ¿Enserio? ¿No intentaste acabar con tu vida?
—Se suponía que debíamos darle un susto pero tus queridos amigos perdieron el control—señaló entre dientes. Recordé la escena en el Abismo. Eran tres los que intentaron arrojar a la chica del puente, uno de ellos salió corriendo cuando los otros dos se enfrentaron a mí. ¡Oh, Dios! Aurora necesitaba saber esto lo más pronto posible.
—No—Miriam levantó su dedo—Tú querías hacerle algo por haberte dejado en ridículo. Sabes que ella te está engañando con el líder de la facción—una sonrisa malvada apareció en sus labios— ¿Qué puede tener Eric que tú no tengas?
—Jamás quise hacerle daño.
—Pero estuviste cerca de hacerlo—no borró su sonrisa mientras acariciaba su labio inferior con su pulgar. Darío la tomó con fuerza de los brazos colocándola contra la pared—Admítelo, estás furioso porque sabes que tengo razón.
Miriam estampó sus labios contra los de Darío. Lentamente me alejé dejándolos solos en esa esquina.
A la mañana siguiente en cuanto entré al comedor me dispuse a encontrar una sola persona. Para mi mala suerte no la encontré allí pero si a su hermana acompañada de Tori. Fui hasta Nadia provocando el silencio entre ambas.
— ¿Dónde está Aurora?
—No lo sé—estaba mintiendo. Se le notaba.
—Debe estar con Sheila por allí, quizás en la sala de entrenamiento—miré a Tori deseando ser capaz de agradecerle pero aún necesitaba trabajar en eso—Debe venir en camino.
—Necesito hablar con ella.
Salí del comedor esperando encontrarla allí. Podía imaginar su reacción y la apoyaría si decidía golpear al imbécil de su ex. Mientras caminaba mi hombro chocó con el de alguien más. Sus ojos eran un poco más claros que los de Aurora.
—Lo siento, no lo había visto.
¿Dónde dejó el lado malvado y frío de anoche?
"Por su culpa Aurora estuvo cerca de morir"
—No importa—una nueva idea invadió mi mente— ¿Ibas al comedor, Miriam?
—Sí.
— ¿Te importaría acompañarme un segundo? Necesito mostrarte algo—supe lo que estaba pensando. Estaba muy confundida y sorprendida—No tardaremos mucho—coloqué mi mano en su espalda baja obligándola a caminar. Se podría decir que era de la misma estatura que su enemiga.
— ¿Pasó algo?—noté lo incómoda que estaba por mi "amabilidad"
—No puedo decírtelo aquí—susurré para ser más convincente. El agua que se escuchaba chocar con las rocas del Abismo parecía conocer mi plan, se veía ansiosa de recibir a la chica con los brazos abiertos. A mitad del puente empujé a Miriam sintiendo como una de sus manos se aferró a mí con fuerza para no caer.
— ¡Eric, no!—levanté la vista encontrando a Aurora horrorizada— ¡¿Qué estás haciendo?!
— ¡Estás loco!—chilló la chica que colgaba del puente. Sus ojos se habían oscurecido por la adrenalina mezclada con el terror, detuve a Aurora cuando quiso acercarse.
—No la ayudes—advertí— ¿Recuerdas que queríamos saber quien intentó acabar con tu vida? Aquí lo tienes.
— ¿Qué?—solté su muñeca.
— ¡Está mintiendo!—gruñí mirando a Miriam y luego a la persona que me importaba.
—La escuché con Darío anoche, quisieron darte un susto pero las cosas se salieron de control—expliqué resumiéndolo—Miriam planeó todo. Fue ella la que quería deshacerse de ti. ¿No crees que sea obvio? Después de tantas palizas que has ganado contra ella.
Las manos de Miriam estaban cerca de soltarse, sonreí de lado agachándome un poco sólo para tomar una de sus manos, la otra se había soltado.
— ¿Qué se siente estar al borde del abismo, Miriam?—susurré. Evidentemente estaba asustada, el lado perverso de mí me recorrió entero. Ellos intentaron lastimar a Aurora y ahora yo haría lo mismo con ellos.
—No, por favor, espera—suplicó causando más diversión en mí.
—Es muy tarde, querida—imité su tono— ¿Lista para nadar? Claro, si es que sobrevives a las rocas.
—Eric, no—la pequeña y frágil mano de Aurora se posó en mi brazo que podría destruirla en segundos. Miré sus ojos sin soltar a Miriam—Tienes razón, ella merece esto y estoy furiosa, créeme—se acercó más—No hagas esto.
—Ella no se detuvo contigo.
— ¿Y soltarla te hará sentir mejor?—su voz fue dulce, casi como una caricia—Sé que esto es lo que sueles hacer pero esto no eres tú, Eric—su mano fue a mi mejilla—No eres un monstruo, por favor, sólo...hazlo por mí, ¿Sí?
Permití que Miriam subiera jalándola del brazo. Envié una mirada asesina a sus ojos.
—Si llegas a contar algo de esto no habrá más oportunidades—advertí. Antes de que se fuera tomé su brazo—Mantente lejos de Aurora—la chica se fue sin mirar atrás. Al girarme, unos brazos me rodearon.
—Gracias—susurró cuando correspondí su abrazo. Esa sensación cálida me invadió el pecho—Sé que no es fácil para ti pero lo lograste—levantó su rostro sonriéndome. Sus ojos brillaron con una chispa diferente.
—Lo hice por ti—suspiré y ella se separó un poco—Si no hubieras llegado...
—Me salvaste una vez, quizás esta es mi forma de salvarte—volvió a acariciar mi mejilla. Antes de que fuera demasiado tarde o alguien interrumpiera, la acerqué a mi probando sus labios por primera vez.
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¡Por fin el primer beso! Llevaba pensando como podría ser esa escena y aquí está. Ya tengo el final en mente también y puedo decir que es algo distinto a lo normal. Espero que les haya gustado.
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