Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

19 ❧ Oculto

Dedicated to KimJeonSuga

La noche pasada había sido gloriosa; durmieron uno al lado del otro, y en lugar de echarse al sexo, tú y JungKook se limitaron a desearse las buenas noches.
Recordabas permanecer despierta, sin conciliar el sueño. Los nervios invadiéndote el estómago y un Kookie soñando dulcemente, bajo el calor de las sábanas. Estar separada de su cuerpo te volvía histérica, entonces, habías decidido recostarte silenciosamente sobre su pecho. Respiraba paulatinamente.

Una de tus palmas encontró su pecho. Su corazón latía despacio a un ritmo mucho más lento que el tuyo.
Recordaste el dolor que sentiste cuando se fue. Y ahora dormía debajo tuyo, con una calma insoportable. ¿Y tú? ¿En qué parte de su historia estabas? ¿Acaso estabas? El hecho de no saberlo te asesinaba.

Su corazón latía en paz.
El tuyo desbordaba.
Era lo más injusto del universo.
La pregunta de TaeHyung te había interrumpido a esas horas de la madrugada. ¿Cómo sabes que no te ama?

El pulso de JungKook había comenzado a golpear contra tu palma, con una fuerza increíble. Lo sentías casi tuyo. Se aceleraba a tu compás, como si pudieran traspasar metas de carreras.
Una de sus manos se apoyó en tu espalda y comenzó a subir, repartiendo caricias por tu cabello. JungKook te creía dormida y preferiste fingir. Se había despertado intranquilo, muy diferente a la paz que prevalecía en su cuerpo instantes atrás.

Sus dedos se entrelazaban en tu cabello oscuro.
JungKook sacrificó su tranquilidad para salvar la tuya.

Al despertar, dos ojos oscuros y enormes te observaban con una intensidad poco común. JungKook estaba muy cerca tuyo, casi respirabas su aliento frutilla.

__ Despierta, noona__ musitó sobre tus labios, donde no dudó en besarte.__ Sé que detestas el chocolate y prefieres muchas veces el amargo, entonces no te molestará si...

__ Espera...__ interrumpiste somnolienta, intentando descifrar lo que acababa de decir.

Cuando te sentaste, él ya no estaba.
«Asombroso» pensaste. «Idiota»
No habían pasado ni diez segundos cuando una silueta cruzó el cuarto. Llevaba una enorme bandeja de acero inoxidable, donde notaste una taza azul de café, con medialunas, tostadas, salsa de chocolate sobre turrones y... frutillas.

__ Es tu desayuno__ animó JungKook, dejando la bandeja sobre tu regazo. Y antes de que pudieras recriminar, agregó:__ chocolate amargo.

Sonreíste agradecida y algo impactada por ese gesto de su parte.

__ JungKook, aprecio todo esto. Pero ni en un milenio lo terminaré todo__ dijiste, mordiendo la primer medialuna.

Sus ojos te observaban expectantes, como si memorizara cada uno de tus movimientos. Tomó asiento justo a tu lado, sin dejar de observarte.
Bebiste un trago del café que te endulzó la garganta.

La realidad es que no te sentías con falta de hambre. Comiste media tostada y casi terminabas el café cuando dejaste la bandeja en la mesilla de luz.

__ Gracias, Kookie, por traerme la...__ no pudiste finalizar, porque un golpe suave pero disconforme te azotó el rostro.

JungKook te aventó una almohada.
Lo observaste perpleja.

__ ¿Qué carajos...

__ ¿No comerás las frutillas?__ preguntó casi indignado.__ ¿Solo me dices gracias y sin saber por qué?

Seguías confundida.

__ Pues, gracias por traerme el desayuno, JungKook. Dios mío, ¿qué más esperas? ¿Una pancarta en medio de la aven...

No lograste finalizar porque el desgraciado de aventó otra almohada sobre el rostro. A esas alturas de la mañana, estabas enfurecida.
Tomaste una de las almohadas caídas y la arrojaste directo a su rostro, que se arrugó asombrado.

__ ¿¡Cómo te atreves a darme con la almohada por la mañana, inútil!? Ni que tuvieras una buena razón__ bufaste.

__ Pues, sí la tengo. ¡Yo hice tu desayuno y eres una muy buena desagradecida!__ manifestó, casi triste.

__ JungKook, ¿cómo iba a darme cuenta si ni siquiera me lo dices? No soy adivina, ¿lo sabes?

__ Ni siquiera tienes la amabilidad de agradecérmelo, ¿verdad?__ dijo, para luego levantarse.

Parecía un niño enojado.
Sus brazos se enrollaban en su pecho y los músculos perdían elegancia en aquél pequeño chico que se molestaba con su madre... o su hermana mayor. Aquello alivió tu pecho y sentías enormes ganas de estrecharlo en tus brazos.

__ Está bien, Kookie, lo siento, ¿sí? Juro que no me había dado cuenta__ te disculpaste, abrazando su morbosa espalda. Seguía contraído y, tal vez, moralmente ofendido.__ No me digas que realmente te has enojado... oh, vamos, Kookie.

Comenzaste a masajearle la espalda.
No cedía ante tus tactos, ni tus palabras, ni tus disculpas. Realmente se había molestado. Vaya, debía ser muy significativo para él, ¿verdad?

__ Okay, mira. Me comeré las frutillas, ¿sí?

Por primera vez, captaste su atención.
Te dirigiste a el pequeño copón de frutillas, donde comenzaste a comer con mucho gusto. Tenían un sabor dulce encima, y notaste que llevaba una capa de salsa de fresa. Tu favorito.

__ Ey... esto es sensacional__ admitiste, tragando otra frutilla.

JungKook te observaba de reojo. Mierda, parecía un niño de seis. El recelo se asomaba detrás de sus mechones. Cuando tragaste la quinta frutilla, se volteó sonriente. Se llevó una mano a la nuca, se veía muy feliz.

__ ¿Te gustó?

__ Lo amo, JungKook__ reíste, ante su carácter tan dócil.

__ Pero me amas más a mi, ¿no?

JungKook y dócil no podían ir en la misma oración. Ni gentil, ni amabilidad. Pero así se comportaba. Te había hecho el desayuno, había demostrado molestia ante el hecho de no haber notado su muestra.
Sonreía tan meloso que no evitaste sonrojarte.

Acabaste rápidamente las frutillas.

__ Bueno, cámbiate Kook. Hay un lugar donde quiero llevarte...__ dijiste, pensando en Warner Corporation.__ Y necesito de tu... sabiduría.

__ Ey, espera... Todavía no desayuné, ¿y mi beso?__ se quejó.

Te acercaste a su rontro y le plantaste un exquisito beso de buenos días, entrelazando el sabor dulce de la salsa de fresas. Ibas a irte, pero su mano te detuvo. Su mirada se clavó en tus labios al instante.
Sonreía ladinoso.

__ ¿Y mi sexo?__ agregó.

La noche había caído. No recordabas cómo habían llegado JungKook y tú a una disco peculiar.

El día había sido asombroso, y el edificio principal de Warner Corporation lo había sido más. Conocer a los departamentos, a la gente administrativa, los laboratorios y los científicos e investigadores... era sensacional.
Por otro lado, la reputación de JungKook también era conocida, por lo que falsificó un documento para permitirse un ingreso sin problemas.

Habías conocido a tu futura asesora, Betsy Garner.
La mejor parte era JungKook. Su habilidad y destreza para desenvolverse en los procesos y proyectos administrativos.

Pero ahora, en aquella disco de época, solo música lenta se dejaba oír. Vestías informal para tal gala y JungKook también, pero él poseía un don natural y genuino del encanto, que lo aparentaba siempre elegante. Subyacente a los demás.

__ Quiero hablar__pronunciaste, casi descansando sobre una sinfonía.__ Quiero hablar en serio.

JungKook te observó inquieto a los ojos. Se detuvo en frente tuyo, extendió una mano que significaba una invitación a la danza. La tomaste, sintiendo esa calidez propia de él.

Ambos, en medio de la pista de baile, la oscuridad y la suavidad (y lentitud) de la música, los transportaba a un ambiente íntimamente feroz. Las luces eran tenues y el rostro de JungKook se veía casi por la mitad. Te perforaba en un abismo que ni tú conocías.

__ ¿Te gusta la música clásica?__ preguntaste, tan atraída a él.

JungKook era la noche en persona.

Sus manos se entrelazaron en tu cintura, te atrajo a sí mismo. Justo en ese instante, creíste que nada podría separarlos jamás.

__ Chopin y Schubert.

Algo intrigante en su mirada te enloquecía. Una ambición y una crueldad. La barbarie sepultada en el brillo de sus ojos nocturnos.

__ ¿Por qué?

Tus manos se detuvieron en su pecho. Ambos apenas se movían en la pista, pero él se lo tomaba muy serio cada uno de los movimientos. Le daba significado, uno que te costaba comprender.

__ Mi tutor dejaba oír sinfonías...__ decía casi en un susurro,__ cuando se encargaba de apilar cadáveres.

El estremecimiento te sucumbió en las rodillas. Estabas por preguntar, cuando en un ágil movimiento, JungKook te obligó a girar, quedando de espaldas a él. Su rostro se asomaba en el hueco de tu cuello ahora.

__ ¿Tu familia?__ musitaste.

__ No sé.

__ Creí que tu tutor era tu padre.

__ De él conozco lo peor, noona. Mis verdaderos padres están muy lejos.

Comprendiste a lo que se refería. Una experiencia compartida, quizás muy dolorosa y penosa, pero que había calmado con el correr del tiempo.

__ Huiste__ adivinaste.

__ Y tú también__ dijo, pegando sus labios al oído.

Con la misma habilidad de antes, te volteó hasta que ambos crisparon más que miradas. Sus labios rozaban tu nariz, y su mirada te rasguñaba el estómago de los nervios.
Sus músculos parecían contraerse involuntariamente cuando te acercabas.

__ ¿Quién es el responsable de la muerte de Julia Méndez?__ te atreviste.

__ ¿Crees en monstruos, noona?__ sonrió divertido.

__ Solo los metafóricos.

__ Deberías creer en ellos. Me visitan todas las noches y me susurran solo una pregunta. Y siempre acabo igual, sin respuesta para ello.

No comprendías en absoluto.
¿A qué se refería? O quizás, simplemente era un modo de distracción para evadir el tema de Julia.

__ No quisiera volver a preguntar.

__ Yo no asesiné a Julia, noona. Ella era demasiado para mí.

__ Es lo mismo si enviaste a que lo hicieran.

__ Sí. Es verdad. Pero resulta que no lo hice. Ella se lo hizo.

¿Eso qué significaba?
Darías con el vacío si intentabas buscar a fondo. Y ahora que lo pensabas, el monstruo era él.

__ ¿Por qué la mafia, JungKook?

__ Solo si me dices por qué TaeHyung.

No ibas a responderle en absoluto.
Sus ojos te observaban. Parecía embelesado contigo de un modo extrañamente inquietante, pero se lo hallaba profundamente tranquilo.

__ ¿Te pesa la conciencia?__ inquiriste.

__ ¿Le pesa al oponente un peón menos?

Una de sus manos te invitó a dar una vuelta. Podías asegurar que JungKook jugaba contigo de nuevo.

__ ¿Por qué a mí, JungKook?__ preguntaste. Sus ojos negros te observaban fijamente y expectantes.__ ¿Me amas?

Una sonrisa se pronunció en la amplitud de los labios. Ya no había distancia en sus cuerpos. Ni latitud en sus almas.
Sus dedos presionaron con mayor fuerza tu cintura.

__ Cierra los ojos, noona__ pidió, casi suplicando. Obedeciste.__ La música es tan suave cual péndola y escurridiza al igual que el valor de la ceguez para determinar y percibir aquello de lo que no es capaz de interpretar con la sensibilidad de su visión__ explicaba, acercando sus labios a los tuyos de un modo intensamente atrevido. Rozaba tus comisuras y en tu cuerpo creció la insolencia y la tentación de besarlo muy fuerte.__ Así eres tú.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro