14 ❧ Espinas
JungKook empeoraba. JungKook era un abismo al frágil cristal que alguna vez conociste. JungKook era lo peor que pudo haberse entrometido en tu vida, un tedioso error. Uno hermoso también. JungKook no te amaba. JungKook era codicia y ambición. JungKook era mentiras y dolor. JungKook era mafioso, billonario y asesino. JungKook era de lo peor.
Y la peor parte... él te encantaba y enamoraba, y no lo podías evitar. Un amor tan fuerte y preponderante que te incitaba a morder la manzana oscura con tan sólo observar sus ojos, con divisar su presencia, con jactarte de su cuerpo.
Ay, JungKook era indescifrable. Pero querías conseguir su amor, querías formar parte de él. Y sin embargo, su corazón tenía una barrera olímpica que sellaba a cualquier ente que amenazara introducirse en él.
__ Dese la vuelta__ ordenó la mujer, y lo hiciste.
Te peinaba el cabello repleto de bucles oscuros. Tu cabello original era lacio, pero debías asemejarte a Dianna lo mayor posible. Dejaste crecer tus cejas y Valerie te las había perfeccionado exitosamente a las de Dianna. Su tez era un tono mayor bronceada; pese a esto, ambas tenían la contextura y estatura similares. La edad era la misma. Comenzaste a comprender por qué JungKook te había escogido a ti.
__ Mire hacia el espejo.
Notaste con sorpresa la enorme semejanza que Dianna y tú tenían. Las facciones eran sencillas y diferentes en ambas, pero aún así tenían una gran similitud natural.
Dianna no salía en público, por lo que JungKook aseguró que la noticia de la herencia no afectaría a nadie.
El soborno había llegado hasta las paredes de la casa de la joven mujer fallecida. Sus anteriores guardaespaldas se habían convertido en personal de Jeon y su círculo íntimo de amigos cumplirían pronto el mismo destino que ella.
Mientras tanto, Jeon JungKook crecía; su poder, su dinero y su ego crecían pavorosamente.
Valerie te condujo rápidamente al despacho de Jeon. Cuando abrió la puerta, se lo veía de espaldas observando a lo alto del edificio la lujosa ciudad oscura por la noche. Llevaba una camisa lisa arremangada hasta los codos y tatuajes que contrastaban su tez.
Desde atrás parecía un monstruo muy enorme y sexy.
__ Señor... ya está lista__ aseguró Valerie.
Él volteó con cautela. Llevaba un cigarrillo entre sus dedos. Su mirada era mortífera.
__ Perfecta__ susurró.
Valerie comprendió que debía salir del lugar y así fue.
Una vez solos, no comprendías cuándo se había vuelto tan intimidante y horroroso.
Sus brazos se cruzaron, dejando sobre el cenicero el cigarrillo. Su mirada te evaluaba parte por parte.
__ Alguien tan bella como tú...__ comenzó,__ merece a una pareja__ sonrió.
El vértigo creció en tu vientre y tragaste un sabor demasiado amargo que te derritió los dientes. Estabas confundida.
__ Creí que no me querías__ murmuraste.
Él comenzó a reír como si hubieras pronunciado un morboso chiste. Comenzaste a sentir cierto odio por él en aumento.
__ No... no...__ seguía riendo hasta calmarse de a poco.__ No hablaba de mí, linda. ¿En serio creíste que yo... yo podría estar contigo?__ te observó jovialmente.__ Ni en figurita.
El dolor y la desilusión se combinaron en tu cuerpo. Él te mentía, él te asesinaría, él te tomaba del pelo. Él era una desgracia.
__ ¿Quién será?__ preguntaste, procurando evadir tu quebrantada y triste voz.
__ Pues, TaeHyung, claro. Su imagen pública es...__ mencionaba,__ buena. Pero tú eres tan...
Sus ojos perseguían los tuyos y ahora mordía sus labios. Sus músculos se tensaron y, sin querer, suspiraste ante tanta contención de oxígeno.
__ No hagas eso__ señaló amenazante.__ No te atrevas a gemir, preciosa__ replicaba con mirada fulminante.
El corazón comenzó a martillearte contra el pecho. Su mera presencia te aceleraba, y sus palabras podrían causarte un infarto.
__ Kookie...__ gemiste a propósito, fingiendo desesperación por él.__ Kookie...
Sus músculos comenzaron a temblarle; notaste su cuerpo contraerse intentando resistir a ti.
__ ¿No vas a besarme, Kookie?
Su mirada te presionaba el cuerpo. Tu plan continuaba a la perfección.
Procuraste oírte más convincente rozando tus manos sobre los pechos.
Sus brazos empujaron violentamente el escritorio empleando una fuerza enorme. Éste cayó junto a la infinidad de papeles que habían y laptops se estallaron contra el suelo.
Su acto produjo que te sobresaltaras.
No te quitaba la mirada de encima y pronto sus manos atacaron tu cuerpo, y su boca mordía tus labios.
Ambos se besaban con el ímpetu de la pasión. Atrapaste su cuello y sus brazos tu cintura. Tanta fue su fuerza que te alzó; sus labios mezclaban saliva y una suavidad y satisfacción inmensa.
El deseo tomó lugar en ambos cuerpos. JungKook era muy sensual.
Pero alguien llamó a la puerta, interrumpiéndolos. No hicieron caso, pero la persona insistió.
JungKook te devolvió al suelo maldiciendo.
Abrió la puerta con violencia, encolerizado.
__ Kookie, ¿tanto te tardas?__ replicaba la voz femenina.
La confusión en el rostro de JungKook se fortalecía. Y la tuya peor.
__ Penny, vete.
__ Dijiste que me comerías hasta con tanga, bebé__ sonrió ella, atacando sus labios.
Ella literalmente se había lanzado encima de él y una ira sobrenatural te atacó el pecho estrujando tu páncreas. Un hastío que jamás olvidarías porque se clavaba como estaca en tu corazón.
La pésima cualidad de JungKook era mencionar "su peor parte". Esta vez, la peor parte fue cómo (en un principio) le correspondió. Pronto la separó para observarla a los ojos, y luego a ti.
Las palabras querían golpearlo muy fuerte pero te tragaste la angustia. Y huiste refunfuñando.
Tus ojos derramaban un río de lágrimas. Se te imposibilitaba ver nada. Ya era la quinta vez que cruzabas la habitación a apoyar la oreja sobre la puerta, y siempre oías la misma porquería: JungKook follando ferozmente a Penny y ella gimiendo como perra.
__ ¿Qué haces aquí?__ interrumpió una voz masculina.
TaeHyung te había pillado sobre la puerta soltando una inmensa cantidad de maldiciones en español.
__ Yo... am.. n..no hago nada__ titubeaste resentida.
Te separaste inmediatamente de la puerta y, a la distancia prudente en la que Kim ahora se posicionaba, se oían los claros gritos de Penny.
Además te evidenciaban las lágrimas impetuosas que descargabas inevitablemente, aún frente a TaeHyung. No pudiste sentir mayor vergüenza.
__ Es que...__ pronunciaste y quebraste en llanto, una vez más. El dolor que sentías de tu estrujado corazón te oprimía hasta respirar. Unos brazos enormes te rodearon el cuerpo atrayéndote hacia sí; TaeHyung te abrazaba y acariciaba el cabello procurando calmarte.__ Yo...
__ Vámonos de aquí.
Ambos se dirigieron a otro cuarto del hotel, en el que él se instalaba. Yacías dormida sobre su cama mientras las horas corrían veloces y no determinaste cuánto tiempo dormiste hasta despertar.
__ Noona...__ susurraba su voz, sobre tus labios.__ Te amo__ besaba los tuyos, tan suave y detenidamente que no serías capaz de olvidarlo.
__ Kookie__ lo llamabas,__ no me abandones jamás.
Tus piernas rodearon su cintura desnuda atrayéndolo. JungKook se mecía una y otra vez sobre ti, repartiendo sus besos a lo largo de tu cuello, entre tus pechos, sobre tu ombligo.
__ Me temo que... te has convertido en mi debilidad__ sonrió, con sus ojos oscuros emanando una felicidad irreducible que nadie nunca te había ofrecido.
Abriste los ojos con cautela, como si temieras observar una catástrofe visual que te cegaría por siempre. El fantasma de tus recuerdos te acosaba la memoria implacablemente y tuviste ganas de volver a llorar. La melancolía te invadía el pobre y derroído corazón.
Y recordaste.
Estabas en el cuarto de TaeHyung. ¿Y él? Oíste sonidos provenir del baño. La lluvia de agua caía. Él se bañaba.
No soportaste el dolor y tal vez TaeHyung sería una buena forma de expulsar tus males y sanar las heridas. ¿Verdad? Debías intentarlo.
Tus ropas cayeron al suelo y nada te cubría. Entraste al baño y divisaste la silueta desnuda de TaeHyung enjuagando su enorme arquitectura. Te oyó y no mencionó palabra alguna.
Deslizaste la mampara hasta encontrarte con su formidable y marcada espalda. Su cabello castaño caía en mechones sobre su cuello y el vapor contaminaba el ambiente.
Volteó para encontrarse con tus ojos.
__ Él te hace daño__ pronunciaron sus labios carmesí.
Sus ojos se perdían en el abismo que los tuyos le ofrecían. Asentiste temblorosa, pero muy segura de tus actos. O tal vez no.
__ ¿Vendrás conmigo cuando esto acabe?__ preguntó inquieto.
Tu corazón se partía. Y lo hacía porque JungKook te había quebrado y no soportabas el dolor ni supiste cómo ahuyentarlo.
Tal vez TaeHyung era la salida, pero tal vez no. No querías lastimarlo por amar tanto a JungKook.
__ Me enamoré de él__ comenzaste a llorar.__ ¿Debería aprender a amarte?
Su mirada parecía querer quebrarse en cualquier instante pero se contuvo.
__ No. Tú lo amas a él, lo comprendo__ musitó.__ Pero quizás quieras conocer el mundo que te habría ofrecido yo.
Asentiste muchas veces, muy feliz de que por fin comprendiera a tu corazón.
__ Sí, por favor__ llorabas.
Ambos se acercaron y rompieron en un beso intenso y tan atractivo como la luz de la luna. Ambos labios danzaban a destiempo y las manos se recorrían el cuerpo del otro.
Los roces de TaeHyung te estimulaban y el calor de los besos los agitaba demasiado. El verano que su pecho ofrecía era el mejor de los refugios y sus brazos se dedicaron a acariciarte y abrazarte.
Ambos iban en busca de algo más profundo que un sencillo encuentro sexual.
Y es que con TaeHyung no follarías.
Sino que ambos harían el amor.
Pero comprendiste que jamás olvidarías el sentimiento que JungKook te transmitía cuando ambos lo hacían. Y ningún hombre, por tanto que lo amaras, suprimiría aquella necesidad, amor, deseo y pasión que JungKook te daba.
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