13 ❧ Dianna Warner
La aguja comenzaba a perforarle la piel agudamente y el dolor le estremecía los músculos, sin embargo, su rostro estaba inmerso y parecía indescifrable. Las líneas comenzaban a dibujarse finas, gruesas, y la tinta recorría un camino largo y extenso.
Lo viste inclinar el otro brazo para tomar un cigarrillo hasta colocarlo entre sus labios. Lo encendió y se aprovechó de la primer calada. No tenía remera puesta, sólo aquellos jeans que le aparentaban aterrador y sensual. Los trazos comenzaban a clasificarse sobre su piel y el tatuaje tomaba su forma.
Despacio, abriste la puerta para no interrumpir al tatuador.
__ ¿Cómo harás para que sea... ella?__ preguntaste curiosa, irrumpiendo con su ocio.
Sus pectorales profunda y rígidamente pronunciados se acumularon en el objetivo de tus ojos.
__ ¿Se te perdió algo?__ sonrió jovialmente, lo que te produjo vértigo y hastío.
__ Te hice una pregunta__ afirmaste con recelo.
Él continuaba calando del cigarrillo, arrojando el resto en el suelo. El tatuador no perdía su concentración y su ilustración crecía acentuando el color negro. Las llamas crecían a lo largo de los brazos de JungKook.
__ Te dije que ya me encargué de eso__ dijo, con voz rígida y agria.__ Ahora deja de joderme la existencia y vete. La próxima ten la amabilidad de tocar la puerta así te mando a la mierda antes de soportar a verte.
Sus palabras convulsionaron en tu estómago y una repentina tristeza te abrazó el corazón. Porque te habías enamorado del hombre que te había ilusionado y engañado, porque simplemente le servías como peón en su tablero de ajedrez.
Sólo le interesaba el dinero, la riqueza, el poder.
¿Serías tú capaz de solucionar ello?
Saliste azotando la puerta detrás tuyo.
Pues, si ya tenía todo solucionado, ¿por qué no te dejaba ir? ¿Por qué no simplemente llevarte a la empresa del difunto Demetrius?
De todas formas, ya te habías metido en una hastiada mafia de la cual, una vez dentro, ya no salías jamás. A menos que lo enamoraras, ¿verdad? El impulso del ardor te estrujó el corazón. Odiabas tanto a ese hombre, pero lo deseabas tanto...
Él y su grupo, junto contigo, se encontraban en un lujoso y gran hogar, parecido a una de las tantas propiedades de JungKook.
Fuera de la habitación, pasó por tu lado (casi repentinamente) una joven mujer esbelta que vestía con únicamente una lencería fina de seda. Ni siquiera se inmutó ante tu presencia. Abrió la puerta, sonriente.
__ Hola, mi amor__ pronunció la mujer, causándote una fuerte punzada en el estómago. La ira se acumuló en tu pecho.
__ Ven aquí, nena__ respondió el muy bastardo.
Intentaste observar más, pálida y desgastada, pero la muy perra te había cerrado la puerta en el rostro.
Los celos te consumían y fluían como agua en un estanque. La angustia se apoderó de ti, en forma de choques en tu espalda y cien.
Deseaste mil veces caer de nuevo a la morfina que causó la jaqueca, antes que volver a presenciar esa situación de mierda.
Bajaste sensiblemente las escaleras y, un formidable hombre te detuvo al pie, frenando tu paso. Vestía de traje oscuro y un reloj de plata relucía en su muñeca. Su piel era tenue y lisa, sin ninguna imperfección. Su musculatura era parecida a la de JungKook, aunque por un par de milímetros más alto y formidable.
Su cabello platino revuelto descansaba sobre una oscuridad profunda pero amable en sus ojos.
__ Debe ser Dianna Warner__ salió su voz, tan tersa como él mismo representaba.
__ Tal vez__ respondiste precozmente, montada de inseguridad.__ Eso depende de quién sea usted.
__ Kim TaeHyung, socio de Jeon__ afirmó, sin detenimiento. Extendió el pliegue de su brazo levemente, invitándote hacia él.__ ¿Viene?
La curiosidad se amplificada en ti, y aún molesta con JungKook, supusiste una descarga y enredaste tu brazo con el suyo. Ambos, seguidos de un guardia a una considerable distancia, salieron a la belleza del jardín, iluminado por tenues luces amarillas sobre el suelo.
__ Sabe, necesitamos su completa predisposición para que fluya este negocio con éxito__ comenzó.__ Me han sorprendido sus habilidades para el manejo de empresas a tan temprana edad.
__ ¿Qué quiere decir, señor Kim?
__ Me gusta su formalidad__ sonrió, una característica que te llevó a pensar que era bastante bonito y algo tierno.
__ Pues, se lo ha ganado exitosamente__ sonreíste, con la misma tranquilidad con la que él te hablaba.
__ ¿Es hábito suyo sorprender a otros, como cuando lo hace conmigo?__ preguntó ávidamente.
__ No lo se, ¿es un hábito suyo influir en las personas, como cuando lo hace conmigo?
Ambos sonreían cálidamente. La presencia de TaeHyung te agradaba. Sin embargo, pensar sólidamente en su compromiso posible sobre varias muertes y situaciones ilícitas te calambraba el estómago. Y creer que tú participabas en ello, te hacía doler los ovarios.
__ No quiero formalidades contigo__ pronunció despacio.__ Temo por ti, ya sabes, en un futuro próximo, cuando absorvamos la empresa, JungKook querrá hacerse cargo de ti.
__ Lo se. Tal vez aparezca mi cadáver arrojado en el Mar Caribe.
__ Ven conmigo__ musitó sobre tu oído. Las vibraciones de su voz se oían excitantes a lo largo de tu cuerpo.__ Yo podría rescatarte, darte la vida que desees, liberarte de él.
__ TaeHyung...
__ Tal vez ahora no notes la gravedad de la situación, pero ya estás dentro, y ahora no tienes escape__ susurró, besando el lóbulo de tu oreja.
La excitación y el desamparo se acumulaban en tu interior. Probablemente tenga razón. Después de todo, a JungKook no le importabas.
Volteaste. Frente a su rostro, tan sólo unos milímetros los separaban las narices rozaban y la sensación vertiginosa de la adrenalina te invadió el rostro. Un impulso fortuito fue el que te obligó a besarlo.
Besabas con suavidad y lentitud los labios de Kim, abriendo sus bocas como tiburones y mezclándose. Sus brazos te atraían hacia él y le rodeaste el cuello. Se sentía increíble besarlo y ser parte de su cuerpo, maldita sea TaeHyung.
Sentiste una poderosa atracción que dispuso a tu cuerpo consumirse en el suyo. Necesitabas hacerlo tuyo ahora...
Ambos poseían una poderosa magia creciente que temiste, en pleno estado de vulnerabilidad, fallecer enamorada.
__ ¡¡Dianna!!__ irrumpió la estremecedora voz de JungKook, gritando dentro de la gran casa, como si estuviese buscándote.
El beso entre ambos cesó en tensión.
__ Piénsalo__ musitó sobre tus labios, y volviste a besarlo profundamente.
__ ¡Con que ahí estás, ángel!__ se oyó su voz, desde el otro extremo del jardín.
Su autoritaria voz inadecuada resonó en tus extremidades, pero no estabas dispuesta a responder por ese cretino.
__ Vete__ mencionó TaeHyung, casi inaudible.__ No tengo poder sobre él. No debe sospechar lo nuestro. Prometo ir por ti.
Te acercaste despacio a él.
Se encontraba echado sobre el marco del ventanal, ensayando su brazo derecho irritado y con una mejor definición de las llamas. Sus ojos no se quitaron de tu vista. Percibiste una ira creciente ante su forma de respirar y sus músculos en tensión.
Cuando llegaste, te tomó del brazo presionando demasiado fuerte, arrastrándote hacia el pasillo, echándote contra la pared.
__ ¡Suéltame, farsante!__ te resististe.
__ Escucha bien. No hay tiempo para te esfumes como adolescente en celo. Te necesito conciente, sobria y limpia__ azotó agravando su voz y señalándote, lo que te causó mayor furia.
__ Pues, tú tampoco pareces mantener una actitud profesional, maldito estúpido__ escupiste con violencia.
__ ¿A qué te refieres?
__ Deja de hacerte el ridículo, aunque te quede bien. ¡Sería mejor para todos que vuelvas con tu puta!__ lo empujaste. Él había acabado con tu completa paciencia.
Sus labios comenzaron a inclinarse, hasta sonreír. Sus manos se colocaron hacia ambos costados de tu cuerpo.
__ Estás celosa__ sonrió, invadiéndote su aliento de tabaco.
__ Vete a la mierda, JungKook. Te detesto con toda el alma, eres un farsante y mujeriego. Ahora deja de joderme la existencia y vete__ sonreíste de igual forma.
Estuviste por irte, cuando tomó de nuevo de tu brazo, atrayéndote.
__ No sabes quién soy__ susurró, sobre tus labios.__ Yo no tuve nada con esa puta, celosita. Sólo le ofrecí unos cuántos dólares para nuestro queridísimo plan, nena. Ya verás__ sonreía jocoso.
__ JungKook...
__ Si en verdad me odias, entonces golpéame y vete moviendo ese culo que tanto me hierve los testículos__ rió. Los nervios te invadieron y la furia también. Pero no fuiste capaz de tocarle ni un solo pelo.__ ¿Ves? Yo siempre gano, porque no lo harás y tú me amas, celosita.
Intentaste resistirte, hasta el momento en que él selló tus labios con un beso. Mezclaron saliva, mordidas y tabaco. No podías separarte de él, era tan sexy y estúpido... tanto que lo amabas.
El beso subió de nivel.
__ Besarte es como una droga para mí__ jadeó.
__ Relájate, Kookie__ sonreíste vengativa.__ Dijiste que seamos más profesionales, ¿no? Debo ir a prepararme, en tres semanas firmaré la herencia de la empresa__ dijiste, palmeando su mejilla.
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