12 ❧ Sexy y gángster
Sin respaldo y a tu propia conciencia dispusiste de un individual acompañamiento ya que la guerra sería entre tú y JungKook. El regocijo en el estómago te punzaba a nervios, porque así se sentía visitar al asesino. O al amor de tu vida. Te convenciste de no recaer en un agujero al cual no pertenecías. El asunto o el desvelo como tus premisas debían dejar de valerse. Y enfrentarlo.
Avenida Reagan al 900. Su silueta se formaba encima tuyo, sin camiseta, rodeada por aquellos musculosos y fuertes brazos.
Avenida Reagan al 800. Sus besos que descendían hasta alguna parte de ti, ofreciéndote un clímax sensato y feroz.
Avenida Reagan al 500. Recapitulaciones de te amo te cargaban un peso subyacente sobre tu cuerpo, el sudor incesante.
Avenida Reagan al 400.
La calle se asomaba oscura en medio de la penumbra, los focos no funcionaban y la visión resultaba dificultosa. Estacionaste hacia el oeste por la calle contigua y, estúpidamente, saliste del auto para esperar (personalmente) a quien fuera que llegase.
Los minutos corrían y, dado al lo imprevisto, nadie llegaba. Te estremecía oír hasta el menor sonido, y más aún, el haber venido sola. El reloj de tu celular gritaba las 11:58 y un atisbo de esperanza y remordimiento te consumió. Aún había tiempo para correr y desaparecer de la boca del lobo en la que te metiste.
Un golpe súbito te espantó cuando metiste un pie en la vereda. Una limusina blanca se acercaba con cautela hasta el borde y el estremecimiento se apoderó de tu piel. Tarde.
Abierta la puerta corrediza, un hombre formidable de traje oscuro se encargó de ofrecerte la mano para que entraras. De nuevo, como estúpida entraste allí, en donde sillones de cuerina claros decoraban el lugar, la tenue luz gualda reflejaba las pequeñas copas de champán sobre una pequeña mesa que los dividía a ambos; la evidente sonrisa de JungKook te alarmaba el pulso. A decir verdad, lucía sensual con su camisa cobalto remangada, desabrochada a la mitad, exhibiendo sus músculos por donde alguna vez estuviste besando y haciéndole el am...
__ ¿Se te perdió algo?__ interrumpió su sexy voz con tus pensamientos. No estarías dispuesta a que su autoridad y narcisismo superasen tu cordura, de ninguna manera.
__ De hecho, se me perdió una pequeña mascota hace unos meses...__ mencionaste sujetando uno de tus aretes, fingiendo rencor. Tu comentario había borrado su sonrisa.
__ ¿Mascota? Oh, vaya. Realmente me sorprende que pueda huir de tu personalidad tan... carismática...__ insultó, volviendo a su condescendiente mirada sensual.
__ ¿Huir? Oh, claro. Es que creía que los... perros siempre sabrían cómo volver a sus hogares, ¿verdad? Quizás esté buscándome ahora...
__ Quizás...__ reiteró, de una inusual forma que te estremecía.
Recordaste que debías reclamarle a Julia. A sus engaños y a él.
A todas aquellas historias que influyeron en tu mente como vuelo de avispa. A las dudas y confiesos, negocios y tratos que pronto sucederían. Lagunas, vidas sobre muerte.
__ Tienes preguntas por hacerme, ¿no noona?__ preguntó, virtiendo la bebida alcohólica en ambas copas.
__ Vaya, JungKook, ¡qué observador eres!__ sujetaste irónicamente. En cierta forma, aún te dolía que se fuera de tus brazos, que te ilusionara demasiado.__ ¿Por qué hiciste todo esto?
__ Verás__ dijo, bebiendo un pequeño sorbo de la bebida,__ hay muy pocas cosas que no sé responder. Por eso suelo ser suspicaz a la hora de elegir. Tu pregunta es incorrecta.
__ ¿Qué?__ preguntaste nerviosa.__ Déjame decirte algo, JungKook. Yo decidiré qué está bien y qué no. Considerando la perturbadora noticia con la que me topé en la televisión, mis llamadas comprometedoras y mi empresa, creo que no es prematuro notar que esto va en contra mío. Así que responde: ¿por qué hiciste todo esto?__ preguntaste encolerizada, tomando un sorbo del champán.
__ De hecho, no. No voy a responderte algo fuera de mi orden predeterminado de posibles preguntas__ dijo, encarcelado de paciencia, con una mirada embelesada que parecía gritar: "quítate la ropa".
__ ¿Tienes un orden de posibles preguntas? Esto no es un concurso de periodismo__ te quejaste, y su falta de movimientos presuponían una falta de colaboración.__ Amm... tú... ¿quién eres?
__ Muy bien. Soy Jeon JungKook, líder de empresas TyMe, presidente de Mullet, principal accionista de Livermore y CEO de Black&Roman.
__ ¿Todo eso y nunca me...? ¿Black&Roman? ¿La mafia? ¿Absorbiste la empresa de Julia y planeas hacer lo mismo con... la mía?
__ Respecto a Julia, le mentí hace varios años con respecto a ti. Sí es cierto que su padre le fue infiel a su mami... pero no contigo. Tú, en cambio, te follaste a mi padre; pero nunca supiste de eso, claro que no__ dijo, prendiendo un cigarrillo.__ Julia tenía dinero. Así que heredé su empresa al casarme con ella, pero el plan se vio arruinado cuando la llamaste. Íbamos a tener una gran celebración por iglesia, noona__ explicaba, pegando otra calada mientras reflexionaba mirando a través de la ventana. Y luego a tus ojos.__ Me quedé con su empresa, ahora es mía.
__ JungKook, estás metido en cosas oscuras__ mencionaste, comenzando a percibir escalofríos. Ya habías terminado la bebida.__ ¿Por qué me mentiste así? ¿Por qué infiltrarte?
__ Mi padre era el líder de todo esto. Yo era su peón principal, el arma sucia que te destruiría. Hasta que me liberaste y opté por un plan para asesinar a mi padre. Heredé toda su fortuna, y con él, su ambición. Increíble, ¿no?__ indujo con una sonrisa perversa.
Sentiste la mente arder, comenzando a incendiarse en pequeñas llamas.
Él te ocasionaba repugnancia y crueldad. Y mucho miedo... y deseo.
__ Además... eres mi segunda parte del plan, nena. Necesito que te conviertas en Dianna Warner. Y aquí viene el trato.
JungKook extendió una hoja de papel escrita. Su antebrazo derecho llevaba un enorme dibujo ondulado que se esparcía por su brazo; un gran tatuaje de fuego oscuro.
__ ¿De qué hablas?
__ Demetrius Warner ha fallecido y su hija, Dianna, fue asesinada esta misma noche. Quiero que seas la nueva Dianna y heredarás los frutos de Demetrius. Haremos millones esta vez. Y necesito que firmes esto.
__ Eres un maldito psicópata si piensas que firmaré eso__ azotaste.
Perdió la cabeza, y váyase a saber cuántos asesinatos ha cometido.
Pero...
Sus labios se inclinaron en una sensual sonrisa. Le subyacía un tenue lunar que le otorgaba un toque masculino y erótico. Su aura salvaje te volvía loca.
Un ligero dolor de cabeza comenzó a punzarte, pero no le prestaste demasiada atención.
__ Lo harás. Porque...__ dijo sonriente, inclinándose hacia ti__ alguien muy cerca mío parece ser la principal sospechosa de un posible crimen. A menos... que tuviera algunas pruebas... para que esa personita saliera inerte de la situación...__ susurraba, rozando ambas narices.
__ Eres un farsante muy, muy mentiroso y sucio, Jeon.
__ Miren quién habla... la ilusa enamorada que ni siquiera sabe cuidar su trasero de oro apropiadamente.
El temor te cubría; estabas en una limusina con el líder de una mafia preponderante, tenías pruebas en contra y al borde de perderlo todo. Además, una vez que fingieses ser Dianna y robasen los millones, ¿qué excusa darían? Iban a echarte la culpa y deshacerse de ti, indudablemente. ¿Y entonces qué?
__ Lo siento. No planeo meterme en un agujero del que no podré salir. No quiero ser parte de ningún crimen porque no soy una culpable ni partícipe. Y esto es por Julia y por Dianna.
El tumor punzante te golpeaba la sien más fuerte.
JungKook volvió a su asiento. Su expresión era seria y escalofriante. Aquellos ojos atravesaban tu mirada.
__ ¿Te gustó el champán?
__ ¿De qué hablas?__ preguntaste confundida. Te tocaste la cabeza, ya que un fuerte dolor martilleaba con fuerza.
__ Estuviste tan atrapada e ilusionada conmigo que... no preguntaste a dónde íbamos... ni siquiera lo que agregué en tu copa.
__ ¿Qué me pasa? Ahh__ lloriqueaste aturdida, sosteniéndote la cabeza.
__ Esa morfina fue elaborada en los laboratorios de Demetrius. Fantástico, ¿no? Tengo a mi propio equipo trabajando en ello, pero necesito más muestras, y por lo tanto, más millones. Por eso, necesito que seas Dianna. Suena razonable, ¿no?
__ ¡¡Estás maldito!! Eres un imbécil psicótico... Haz que se vaya... no lo soporto__ aullaste con histeria. Sentiste el dolor propagarse por toda la mente.
__ No, antes de que firmes esto. Aquí se hace lo que yo digo, noona__ explicó con una calma insoportable.
__ ¡¡Basta!!__ gritaste llorando. Los golpes en tu mente resonaban en los oídos. Sin soportarlo, tomaste la pluma para firmar. Y lo hiciste.
JungKook tomó el papel entre sus manos, como si tratase de oro.
__ Te odio__ te quejaste, dolorida.
__ Ambos sabemos que no es verdad__ dijo, restándole importancia.__ El dolor debería disiparse en unos minutos. El efecto es rápido__ advirtió, virtiendo más champán en sus labios.__ Y tú una imbécil.
El ardor intenso comenzaba a relajarse. Y tu enojo por él alzándose. Prometías tomar una venganza pequeña y dulce que lo condenaría.
Paulatinamente comenzaste a acercarte a sus sonrosados labios. Sus manos te tomaban de los brazos atrayéndote. Se fundieron en un suave beso caliente que encendió ambos cuerpos.
__ Voy a vengarme__ musitaste sobre el beso que comenzaba a punzarte el clítoris. Sus labios chocaban en éxtasis.__ Aunque no lo aceptes, estás enamorado de mí__ pronunciaste besándole más profundo.
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